La isla del tesoro
Реклама. ООО «ЛитРес», ИНН: 7719571260.
Оглавление
Robert Louis Stevenson. La isla del tesoro
PRIMERA PARTE / EL VIEJO PIRATA. CAPÍTULO 1. UN VIEJO MARINO
CAPÍTULO 2. LA APARICIÓN DE PERRO NEGRO
CAPÍTULO 3. LA MARCA NEGRA
CAPÍTULO 4. EL BAÚL
CAPÍTULO 5. EL ATAQUE A LA POSADA
CAPÍTULO 6. LOS PAPELES DEL CAPITÁN BONES
SEGUNDA PARTE / EL COCINERO DE A BORDO. CAPÍTULO 7. ALGUIEN HABLA DE MÁS
CAPÍTULO 8. EN LA TABERNA EL CATALEJO
CAPÍTULO 9. LAS ARMAS Y LAS MUNICIONES
CAPÍTULO 10. EL VIAJE
CAPÍTULO 11. LO QUE OÍ EN EL BARRIL DE MANZANAS
CAPÍTULO 12. CONSEJO DE GUERRA
TERCERA PARTE / MI AVENTURA EN LA ISLA. CAPÍTULO 13. UNA IDEA DESCABELLADA
CAPÍTULO 14. EL PRIMER REVÉS
CAPÍTULO 15. UN HOMBRE EN LA ISLA
CUARTA PARTE / LA EMPALIZADA. CAPÍTULO 16. CÓMO ABANDONAMOS EL BARCO
CAPÍTULO 17. EL ÚLTIMO VIAJE DEL CHINCHORRO
CAPÍTULO 18. EL PRIMER ENFRENTAMIENTO
CAPÍTULO 19. ATRINCHERADOS EN LA EMPALIZADA
CAPÍTULO 20. LA PROPUESTA DE SILVER
CAPÍTULO 21. EL ATAQUE
QUINTA PARTE / MI AVENTURA EN EL MAR. CAPÍTULO 22. ASÍ EMPEZÓ MI AVENTURA EN EL MAR
CAPÍTULO 23. A LA DERIVA
CAPÍTULO 24. EL VIAJE EN EL BOTE
CAPÍTULO 25. ABAJO LA JOLLY ROGER
CAPÍTULO 26. LAS ARTIMAÑAS DE ISRAEL HANDS
CAPÍTULO 27 ¡DOBLONES!
SEXTA PARTE / EL CAPITÁN SILVER. CAPÍTULO 28. EN EL CAMPAMENTO ENEMIGO
CAPÍTULO 29. LA MARCA NEGRA, NUEVAMENTE
CAPÍTULO 30. PALABRA DE HONOR
CAPÍTULO 31. LA SEÑAL DE FLINT
CAPÍTULO 32. LA VOZ ENTRE LOS ÁRBOLES
CAPÍTULO 33. EL TESORO
CAPÍTULO 34. EL FIN
Отрывок из книги
El señor Trelawney y el doctor Livesey me han pedido que escriba la historia de nuestra aventura en la isla del tesoro, sin omitir detalles, pero sin precisar la posición de la isla, ya que allí todavía quedan lingotes de plata enterrados. Por eso, tomo mi pluma en este año de 17… y vuelvo al tiempo en que mi padre era el dueño de la posada Almirante Benbow.
Un día llegó un viejo marino, meciéndose como un navío y arrastrando su baúl. Lo recuerdo como si fuera ayer: alto, macizo, con la piel bronceada. Su pelo grasoso atado en una cola caía sobre el cuello de una casaca que había sido azul. Tenía las manos agrietadas y llenas de cicatrices, con uñas negras y rotas, y un sablazo cruzaba su mejilla como un costurón de siniestra blancura. Lo veo otra vez, mirando la bahía frente a la posada y cantando esa antigua canción que tantas veces le oiría repetir: «Quince hombres en el cofre del muerto… ¡Ja, ja, ja! ¡Y una botella de ron!».
.....
Un rato después trajeron su caballo y el doctor Livesey partió. El capitán permaneció tranquilo esa noche y muchas otras más.
–Y no se te ocurra espiar, hijo.
.....