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En este acercamiento a la segunda edición de Conciencia histórica y tiempo histórico, llega el pasado con fuerza. Las clases de Agoglia, repleta de ávidos estudiantes, estaban impregnadas de la exigencia de acción. La filosofía era, toda ella, filosofía de la historia, pues no había forma de evadirla. La historicidad nos había envuelto y tornaba nuestros cuerpos y nuestras mentes hacia el futuro. Con la filosofía comprendimos, que siempre estaríamos en la tensión que resume el presente, impedidos –por su fuerza propia originaria- a pensar, y en esa medida, a existir en el tiempo, el que trajo al maestro y nos lo dejó para siempre.