Salvos por gracia
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Silvia Noemí Aguer. Salvos por gracia
Silvia Noemí Aguer. Salvos por gracia ¿Qué lugar ocupa la obediencia?
INTRODUCCIÓN
NOTA
Capítulo 1. LA LEY Y LA GRACIA
Buenas obras
El apóstol no estaba sujeto a la ley
Conclusión
Capítulo 2 ¿UNA LEY O DOS LEYES?
1. ¿Quién la escribió, dónde la escribió y quién la proclamó?
2. ¿Dónde se guardó?
3. ¿Cuál era su propósito?
4. ¿Cuál era su carácter?
5. ¿Cuál es su duración?
Conclusión
Capítulo 3. EL PROBLEMA DE LOS GALATAS
Conclusión
Capítulo 4. LA LEY DE CRISTO
Conclusión
Capítulo 5. LA PALABRA “MANDAMIENTOS” EN EL NUEVO TESTAMENTO
Grandes y pequeños… ¿Categorías?
Conclusión
Capítulo 6. EL SÁBADO
Conclusión
Capítulo 7. EL DOMINGO
Los mentirosos no entrarán al Reino de los Cielos
Decreto dominical de Constantino
Domingo: ¿Día del Señor o día del Sol?
Opinión de autoridades católicas y protestantes sobre el día de reposo
Otras citas
PALABRAS FINALES
Notas
Sinopsis
Отрывок из книги
Índice de contenido
PORTADA
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Ante un mundo que rechaza a Dios como Creador, y encuentra en la teoría de la evolución la mejor explicación para comprender el origen de lo existente, respondemos al divino mandato del Señor, de observar su santo día de reposo, porque ese día es el que recuerda a Dios como creador “del cielo, de la tierra, del mar y de todas las cosas que en ellos hay” (Éxodo 20: 11–17), y en Apocalipsis 14:7 el mensaje del primer ángel ordena: “Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado, y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” ¿Y de qué forma adoramos a Dios como CREADOR? Observando el único mandamiento que lo proclama como tal. El sábado como día de reposo fue establecido por Dios como un recordatorio de su obra creadora, que es justamente lo que proclama el primer ángel de Apocalipsis, y pocos versículos después concluye: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”, (Apocalipsis 14:12).
Hace algunos años, en un programa televisivo, un pastor evangélico muy conocido hablaba de la ley de Dios. Yo no tenía más de diez años y recuerdo claramente aún la imagen, en un momento, encorvó su espalda simulando llevar sobre ella un gran peso que lo hacía tambalear, mientras decía que muchos cristianos caminan así por la vida, tratando de cumplir con la ley, y llevando sobre sí, un pesado yugo, haciendo referencia a los diez mandamientos. Pero si este pastor hubiese entendido que la ley de Dios es un espejo que nos muestra el pecado y nos lleva a Cristo, habría tenido el poder del Espíritu Santo, para vencer cuando llegó la tentación. Pero como él consideraba que la ley ya no existía para el cristiano, poco tiempo después, fue sorprendido en adulterio, pecado que con vergüenza debió reconocer públicamente, abandonando su tarea pastoral.
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