A través de veinte textos, Valentín Roma nos descubre algunos episodios en que sus protagonistas viven momentos inesperados de cambio, de vacío, de aislamiento, de locura, de interrupción brusca o disrupción en el tiempo. Son situaciones de «apagón» que provocan un giro en el proceso de la historia.Estos episodios hilvanados constituyen un cierto manifiesto sobre la interpretación, sobre como percibimos y comprendemos lo que nos es expuesto, ya sea un cuadro, una obra literaria, un espectáculo teatral, un discurso… Para Valentín Roma, el arte es conversación: «Mirar es la antesala del decir, porque en el decir habita el deseo por ser oído y, finalmente, porque esa búsqueda de algún oyente nos obliga a escuchar otras palabras, a entablar conversaciones».
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Valentín Roma. Diecinueve apagones y un destello
DIECINUEVE APAGONES Y UN DESTELLO
BLACKOUT
LOS CANTOS DE LAS SIRENAS (DE GUERRA)
MIS PRIVILEGIOS SON TUS EMOCIONES
LA ESCORIA DE LA OBSERVACIÓN
FLORENCE DELAY
CUATROCIENTOS VEINTIDÓS DÍAS SIN TRABAJAR
UNAS VACACIONES BARATAS EN LA MISERIA DE LOS DEMÁS
AMERICAN BEAUTY
LA CORTE DE LOS MILAGROS
EL DISCURSO FALLIDO
FESTEJAR ES DE SABIOS
LA LEICA DE PROMETEO
UNA EPIFANÍA TRANSFORMISTA
¡VIVA EL MAL, VIVA EL CAPITAL!
BREVÍSIMA HISTORIA DE UNA MANO
EL PELÍCANO Y LA GARRAPATA
PROMESAS EN SIENA (PARA PASCAL QUIGNARD)
LEYENDO CIFRAS
¿QUIÉN CANTA, HOY, «LA INTERNACIONAL»?
CUANDO EL SARCASMO SE RETIRA
MISS VOLARE. Homenaje a C. K. Williams
Отрывок из книги
«La oscuridad cancela pero también puede preceder un instante de fertilidad creativa. Sobre la creación en la pintura, el teatro, la literatura, la música y otras disciplinas, investiga el filósofo y profesor Valentín Roma en su último ensayo que parte, precisamente, de la noción de ‘blackout’, de apagón, para iluminar rincones poco transitados de la historia del arte.» DAVID GUZMÁN, Ciutat Maragda, junio de 2020
«Roma explora las virtudes del ‘blackout’, es decir del apagón, ya sea físico, intelectual o abstracto. Es ese momento en que a alguien se le cruzan los cables (pero bien), se le hace oscuro, y de ese instante surge una luz nueva, inesperada, a veces extraordinaria. La chispa de lucidez puede ir en direcciones muy diversas, y Roma nos da múltiples ejemplos –de artistas, músicos, escritores, militares– para cuestionarnos lo que entendemos y cómo lo interpretamos. Como Freud cuando observa la barba del Moisés de Miguel Ángel; o como los cuadros de Jan Steen, que era contemporáneo de Vermeer, casi vecinos, y pintaba tabernas llenas de músicos y borrachos. O como Francis Bacon pasando la noche a solas en el museo del Prado y saliendo de allí enloquecido.» JORDI PUNTÍ, El Periódico, julio de 2020