Mujeres con poder en la historia de España es un ensayo que visibiliza la gran labor de las mujeres en el mundo. A pesar de no permitírseles ocupar ciertos cargos, ellas demostraron ser las adecuadas, las más preparadas, y por ende, las merecedoras de desempeñarlos en sus momentos históricos. En estas páginas encontramos mujeres lugartenientes, gobernadoras y validas, pero también reinas que fueron reinas de verdad, no esposas de reyes. A lo largo del libro acudiremos a momentos en los que normalmente no nos dicen que la balanza fue inclinada por una gran mujer que no estaba a la sombra, con el tiempo se las ocultó, y eliminaron sus hazañas de los libros de historia, pero aquí van a encontrar restituido el honor que merecen.
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Vicenta Marquez de la Plata. Mujeres con poder en la historia de España
Capítulo I. Doña Leonor López de Córdoba. La primera favorita de la historia
Capítulo 2. La monja de Ágreda, una valida en la sombra
Capítulo 3. Doña Anne Marie de la Trémouille. Princesa de los Ursinos. La mujer más inteligente de Europa
Capítulo 4. Doña Toda Aznárez. Una reina fascinante y la más casamentera de la historia
Capítulo 5. Doña Urraca. Reina propietaria de Castilla
Capítulo 6. Doña Berenguela la Grande. La reina más generosa de la historia de España
Capítulo 7. Doña María de Molina. Una gran mujer que reinó tres veces
Capítulo 8. Doña Margarita de Parma. Gobernadora excepcional de los Países Bajos. Hermana bastarda de Felipe II
Capítulo 9. Doña Isabel Clara Eugenia. Hija de Felipe II y de Isabel de Valois. Reina y gobernadora de Flandes
Capítulo 10. Doña María de Castilla. Lugarteniente y virreina en la corona de Aragón. Esposa de Alfonso V el Magnánimo. Reina abandonada
Bibliografía
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Mujeres con poder
en la historia de España
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Al final de una larga disertación en que describe cómo tuvo múltiples visiones del príncipe y de su ángel de la guarda, llega al día en que se le manifestó el alma de Baltasar Carlos en la beatitud de la gloria, el cual le habló largo y tendido sobre muchos asuntos y sobre todo sobre la conveniencia de que el rey gobernase por sí mismo. En esto coincidía el alma del difunto con el parecer de la monja de Ágreda, parecer que ella ya había manifestado al rey desde luengo tiempo ha.
En todo momento, sor María de Jesús vio con malos ojos el valimiento de Haro. Incluso en los primeros tiempos, cuando el conde-duque aún vivía, aunque retirado en Loeches y ajeno a las responsabilidades que antes tuvo, supo la monja que la esposa de don Gaspar, doña Inés de Zúñiga, aún continuaba siendo dama de la reina y por ello escribió al soberano: