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DEDICATORIA DE ZADIG

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A LA SULTANA CHERAAH, POR SADI

A 18 del mes de Cheval, año 837 de la hegira.

Embeleso de las niñas de los ojos, tormento del corazon, luz del ánimo, no beso yo el polvo de tus piés, porque ó no andas á pié, ó si andas, pisas ó rosas ó tapetes de Iran. Ofrézcote la version de un libro de un sabio de la antigüedad, que siendo tan feliz que nada tenia que hacer, gozó la dicha mayor de divertirse con escribir la historia de Zadig, libro que dice mas de lo que parece. Ruégote que le leas y le aprecies en lo que valiere; pues aunque todavía está tu vida en su primavera, aunque te embisten de rondon los pasatiempos todos, aunque eres hermosa, y tu talento da á tu hermosura mayor realce, aunque te elogian de dia y de noche, motivos concomitantes que son mas que suficientes para que no tengas pizca de sentido comun, con todo eso tienes agudeza, discrecion, y finísimo gusto, y te he oido discurrir con mas tino que ciertos derviches viejos de luenga barba, y gorra piramidal. Eres prudente sin ser desconfiada, piadosa sin flaqueza, benéfica con acierto, amiga de tus amigos, sin colrar enemigos. Nunca cifras en decir pullas el chiste de tus agudezas, ni dices mal de nadie, ni á nadie se le haces, puesto que tan fácil cosa te seria lo uno y lo otro. Tu alma siempre me ha parecido tan perfecta como tu hermosura. Ni te falta cierto caudalejo de filosofía, que me ha persuadido á que te agradaria mas que á otra este escrito de un sabio.

Escribióse primero en el antiguo caldeo, que ni tú ni yo sabemos, y fué traducido en árabe para recreacion del nombrado sultan Ulug-beg, en los tiempos que Arabes y Persianos se daban á escribir las Mil y una Noches, los Mil y un Dias, etc. Ulug mas gustaba de leer á Zadig, pero las sultanas se divertian mas con los Mil y uno. Deciales el sabio Ulug, que como podian llevar en paciencia unos cuentos sin piés ni cabeza, que nada querian decir. Pues por eso mismo son de nuestro gusto, respondiéron las sultanas.

Espero que tú no te parezcas á ellas, y que seas un verdadero Ulug; y no desconfío de que quando te halles fatigada de conversaciones tan instructivas como los Mil y uno, aunque mucho ménos recreativas, podré yo tener la honra de que te ocupes algunos minutos de vagar en oirme cosas dichas en razon.

Si en tiempo de Scander, hijo de Filipo, hubieras sido Talestris, ó la reyna de Sabea en tiempo de Soleyman, estos reyes hubieran sido los que hubieran peregrinado por verte.

Ruego á las virtudes celestiales que tus deleytes no lleven acibar, que sea duradera tu hermosura, y tu ventura perpetua.

SADI.

Zadig, ó El Destino, Historia Oriental

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