La biografía del gran campeón bretón Bernard Hinault, escrita por el escritor William Fotheringham, autor, entre otros, de los libros Merckx. Mitad hombre, mitad máquina y La pasión de Fausto Coppi. El ciclista francés es, probablemente, el último gran campeón de la vieja escuela. Su palmarés luce cinco Tours de Francia y un hito único: fue el primer ciclista que con dos victorias en la Vuelta y otras tres en el Giro venció en más de una ocasión en las tres grandes, igualado recientemente por Contador. Su efectividad a la hora de conseguir los objetivos que se marcaba era apabullante: 12 podios en 13 participaciones en grandes vueltas. Consiguió tres victorias en tres participaciones en el Giro, por dos de dos en la Vuelta. En el Tour, consiguió cinco amarillos y dos segundos puestos, no pudiendo terminar por lesión en una ocasión. Fue además un campeón todoterreno, que dio paso a otro tipo de estrellas más especializadas en pruebas o disciplinas concretas del ciclismo. Hinault dominaba en todos los terrenos, desde la montaña a los esprints, pasando por las cronos; desde grandes vueltas a clásicas tan diferentes como la Lieja-Bastoña-Lieja o la París-Roubaix. Apodado el Tejón por su espíritu combativo, se convirtió en patrón no oficial del pelotón, tanto en las clasificaciones como a la hora de liderar protestas del colectivo ciclista o hacer frente a manifestantes obstaculizando el paso del pelotón. Sus batallas contra Laurent Fignon, primero, y Greg LeMond después son ya historia, especialmente aquel magnífico Tour de 1986 en el que lucharon hasta la extenuación a pesar de formar parte del mismo equipo La Vie Claire. Tras su retirada, siguió muchos años vinculado al Tour en su organización y veía como Francia busca desde su retirada un sucesor, un ciclista que pueda llevarse la general del Tour de Francia, algo que no ha sucedido desde su última victoria en París.
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William Fotheringham. Hinault
HINAULT
ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS
EL TEJÓN ATRAPADO
EN EL FILO
EL CHICO BRETÓN
ROMPIENDO EL GUION: ASCENSO Y CAÍDA
EL LENTO ASCENSO HASTA LA CIMA
EL SISTEMA GUIMARD
CHEFS D’OEUVRE
TEJÓN
RUPTURA
SIN CLEMENCIA
UN BERNARD PEUT EN CACHER UN AUTRE DETRÁS DE UN BERNARD PUEDE HABER OTRO
UN ASESINO Y UN CHICO ENCANTADOR
CARA, YO GANO; CRUZ, TU PIERDES
NO ES UN HASTA LUEGO, ES UN ADIÓS
RENACIMIENTO
EPÍLOGO
APÉNDICE I. PRINCIPALES VICTORIAS DE BERNARD HINAULT
HINAULT Y LAS GRANDES VUELTAS. TOUR DE FRANCIA
GIRO DE ITALIA
VUELTA A ESPAÑA
APÉNDICE II
APÉNDICE III
APÉNDICE IV. GRANDES DEL CICLISMO BRETÓN
BIBLIOGRAFÍA. LIBROS
REVISTAS, PERIÓDICOS Y ARTÍCULOS DE INTERNET
ÍNDICE ONOMÁSTICO
Отрывок из книги
EL TEJÓN
William Fotheringham
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Como tanto le encanta decir a los deportistas franceses, lo que hoy es cierto no tiene por qué serlo mañana. Las cosas cambian con gran rapidez. En 1990, cuando cubrí el Tour como periodista por primera vez, el dominio local comenzaba a tambalearse: las lesiones habían perseguido a Fignon, pero su casi victoria de 1989 hacía que todavía hubiera que contar con él como aspirante a lograr el Tour; y en Francia no había quien se acercara a su talla. Desde aquel momento, el declive fue tan pronunciado que cuando llegaron los 2000 incluso el mero hecho de que un francés ganara una etapa se convirtió en algo excepcional.
El escándalo de dopaje del Festina en 1998 fue un torpedo directo a la línea de flotación del ciclismo en Francia; se demostró, de manera humillante, que el mejor equipo del país, liderado por el favorito de la afición, Richard Virenque, se cimentaba sobre un dopaje institucionalizado, en el que toda una hilera de equipos y ciclistas estaban también implicados. Bajo aquella incertidumbre se multiplicaron las pruebas que demostraban el declive del ciclismo de base en Francia, desde propietarios de tiendas de bicicletas que se quejaban de que los jóvenes ya no querían competir en bicicleta hasta organizadores de carreras —en la misma zona de Normandía en la que el calendario había sido tan prolífico cuando yo corría allí apenas veinte años atrás—, que al paso del trazado del Tour blandían letreros en los que denunciaban que la federación nacional no mostraba interés alguno en las carreras locales. No es de extrañar que el ciclismo francés se llenara de pesimistas que consideraban que el deporte en Francia estaba en un declive permanente sin visos de recuperación. Philippe Brunel, redactor principal de L’Équipe, y el periodista Jacques Marchand se encontraban entre los que afirmaban que el público francés acabaría por darle la espalda al ciclismo de la misma manera en la que, terminados los días de Marcel Cerdan y Jean-Claude Bouttier, le dio la espalda al boxeo.