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Prefacio

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En los textos bíblicos, la primera noticia que tenemos de Enoc nos la da el Génesis (5, 18-24) pero deja más preguntas que respuestas. La Epístola a los Hebreos (11, 5) nos da la respuesta y el Evangelio de Judas nada menos que cita a Enoc. ¿Cómo pudo conocer Judas las palabras de Enoc, si éstas no figuran en la Biblia? La respuesta, por supuesto, es El libro de Enoc. Pero ¿qué es El libro de Enoc? ¿De dónde procede?

Se trata de un texto apocalíptico, cosmogónico y, sin duda, uno de los apócrifos más apasionantes que nos ha legado la antigüedad. El misterio del Seol, morada de las almas de los muertos, la caída de los ángeles y su relación con las hijas de los hombres, los gigantes, así como numerosos temas que los textos bíblicos sólo tocan de pasada aparecen tratados en El libro de Enoc con una gran precisión y claridad. Pero más que una sola obra, se trata de una recopilación de siete libros distintos, cuyo contenido es principalmente simbólico, con insinuaciones de misterios astronómicos y cósmicos, referentes a la historia de las especies humanas y de sus primitivos conceptos teogónicos. Se halla poblado de personajes enigmáticos como Uriel y otros «ángeles», a los que hoy llamaríamos «extraterrestres». Parece ser que en los albores de la historia humana —e incluso antes— nuestra especie fue influenciada por seres venidos del cosmos. El rastro de estas in­fluencias es evidente en muchas cosmogonías y mitologías antiguas. Su autor vaticinó con admirable exactitud las en­señanzas de Jesús Nazareno, y la leyenda semítica de la triunfal vuelta del Hijo del hombre. También aborda el sobrenatural dominio de los elementos, mediante la acción de ángeles que presiden sobre los vientos, el mar, el granizo, la escarcha, el rocío, el relámpago y el trueno.

Escrito varios siglos antes de nuestra era, El libro de Enoc fue considerado por los cristianos de los primeros tiempos como parte de las Sagradas Escrituras. Los escritos de los llamados «Padres de la Iglesia» se encuentran repletos de referencias a este misterioso libro. La Epístola de Bernabé lo cita varias veces. Justino mártir, Ireneo, Orígenes y Clemente de Alejandría lo mencionan igualmente. Tertuliano (160-230) incluso lo llama «Sagrada Escritura» y la Iglesia etíope lo incluyó en su canon oficial. Fue un texto muy conocido y leído durante los tres primeros siglos de nuestra era, aunque posteriormente fue desacreditado en el Concilio de Laodicea (364). A partir de ese momento, prohibida ya su lectura por las autoridades eclesiásticas, dejó gradualmente de circular.

Después de haber permanecido olvidado durante mu­chos siglos, la época de la reforma protestante vivió un gran interés por El libro de Enoc. A finales del siglo XIII abundaron los rumores acerca de algún ejemplar descubierto, e incluso aparecieron varios libros que pretendían ser El ibro de Enoc, pero en todos los casos se trató de falsificaciones.

La recuperación moderna de El libro de Enoc se debe al explorador James Bruce, quien en 1773, tras permanecer seis años en Abisinia, volvió a Inglaterra con tres ejemplares etíopes del libro tantos siglos perdido. La primera traducción inglesa se publicó en 1821. Más tarde, a principios del siglo XX, se descubrieron algunos fragmentos del texto en griego y, finalmente, en los Rollos del Mar Muerto aparecieron siete ejemplares en lengua aramea, aunque todos ellos incompletos.

Se cree que El libro de Enoc fue escrito unos trescientos años antes de la era cristiana por algún erudito de raza semítica, quien, creyéndose inspirado por Dios, tomó el nombre del patriarca antediluviano para difundir, entre otras interesantes informaciones y predicciones, sus entusiastas vaticinios acerca del futuro Mesías. El libro de Enoc está dividido en cinco partes principales; de ellas, la llamada «Libro de las Parábolas» es la que más ha inquietado a los estudiosos, pues menciona la figura del «Mesías», «el Justo» y «el hijo del hombre». En los evangelios canónicos aparecen más de noventa expresiones y frases diversas que, en opinión de los eruditos, están basadas en El libro de Enoc.

El libro de Enoc

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