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Se comprende a través de la práctica

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Cuando todos nuestros médicos misioneros vivan la vida renovada en Cristo Jesús, y tomen sus palabras con el significado de todo lo que Cristo quiso que significaran, habrá una comprensión mucho más clara y abarcadora de lo que constituye la obra médico misionera genuina. Y no obstante, esta línea de trabajo puede entenderse mejor cuando se la practica con sencillez. El desempeño de esta obra tendrá un significado más profundo para los que la llevan a cabo cuando obedezcan la santa ley grabada en las tablas de piedra por el dedo de Dios, incluyendo el mandamiento del sábado, en relación al cual Cristo mismo habló por medio de Moisés a los hijos de Israel... [Éxo. 32:15, 16; 20:8-11; 31:18].

Sigan al Maestro

Los siervos de Dios que están haciendo la genuina obra médico misionera tienen sobre ellos la responsabilidad de lo más solemne y sagrada de reflejar la vida de Cristo al realizar un servicio desinteresado. Deben apartar los ojos de todo lo demás y mirar sólo a Jesús, el autor y consumador de su fe [Heb. 12:2]. Él es el origen de toda luz, la fuente de toda bendición celestial. A todo obrero médico misionero se me ha instruido a decir: Sigan a vuestro Líder. Él es el camino, la verdad, la luz y la vida; su ejemplo es el que debemos seguir como verdaderos médicos misioneros.

En esta época de piedad enfermiza y de principios pervertidos, los que están convertidos en vida y práctica revelarán una espiritualidad saludable e influyente. Los que tengan un conocimiento de la verdad como está revelada en la Palabra de Dios deben pasar al frente. Mis hermanos, Dios requiere esto de ustedes. Toda pizca de vuestra influencia deben usar ahora en la causa correcta. Todos debemos aprender ahora cómo permanecer en defensa de la verdad que es digna de aceptación. Los que se esfuerzan por vivir la vida de Cristo deben llamar las cosas por su verdadero nombre y levantarse en defensa de la verdad como es en Jesús.

Tiempo para avanzar

A toda alma cuya vida esté escondida con Cristo en Dios le corresponde pasar al frente ahora. Algo debe hacerse. Necesitamos contender más ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos [Jud. 3]. El espíritu con el cual se defiende la verdad para que el reino de Dios avance debe ser como sería si Cristo estuviera personalmente en esta tierra. Si él estuviera aquí, hablaría para dar una solemne reprensión a muchos que dicen ser médicos misioneros, pero que han escogido no seguir el mandato que él les ha dado: que aprendan de él su humildad y mansedumbre de corazón. Se ha exaltado el yo en la vida de algunos de los que ocupan las posiciones más altas. Hasta que los tales desechen todo deseo de exaltarse, no pueden discernir claramente el carácter y la gloria del gran Médico misionero...

Debemos unirnos ahora, y por medio de la verdadera obra médico misionera preparar el camino para la venida de nuestro Rey. Incrementemos el conocimiento de la verdad y rindamos toda excelencia y gloria debida a aquel que es uno con el Padre. Busquemos más fervientemente la unción celestial, el Espíritu Santo.–Manuscrito 83, 1903.

El ministerio médico

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