Читать книгу La Señora de todos los Pueblos - Irene Laura di Palma - Страница 6

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Relato de la

primera aparición

Así cuenta Ida lo sucedido: “Era el 25 de marzo de 1945, fiesta de la Anunciación. Mis hermanas y yo estábamos sentadas alrededor de la calefacción conversando. Era tiempo de guerra, pasábamos un invierno de hambre. El Padre Frehe se encontraba ese día en la ciudad y vino a visitarnos.

”Hablábamos de la guerra y de lo que habíamos pasado. Durante la semana habían ocurrido nuevas redadas y cosas parecidas. Teníamos mucho que contar. Estábamos discutiendo animadamente cuando, de pronto, todavía no sé cómo, fui atraída a otro cuarto de la casa. Miré y vi llegar una luz. Pensé: ¿de dónde viene, y qué luz tan extraña es esta? Me levanté y tuve que dirigirme hacia ella. La luz, que resplandecía en un rincón del cuarto, se acercó. La pared desapareció de mi vista junto con todo lo que había en la habitación. Era un mar de luz y un vacío profundo. No era luz del sol, ni tampoco eléctrica. No podía darme cuenta de qué clase de luz se trataba. Era sin embargo un vacío profundo. De ese vacío, de pronto, vi brotar una figura femenina. No sé explicarlo de otra forma. Vestía un hábito blanco, largo, con un cinturón. Estaba de pie con los brazos y las palmas de las manos abiertas hacia mí. Mientras la observaba tuve un extraño sentimiento. Me dije: ‘¿Quién será?’. Y hasta ahora no entiendo cómo me atreví a pensar: ‘Tiene que ser la Virgen, no puede ser otra’. Mientras tanto oí decir a mis hermanas y al Padre Frehe: ‘¿Pero qué te pasa?, ¿qué haces?’, sin embargo no podía contestar porque estaba demasiado cautivada por la figura.

De pronto, ella empezó a hablarme. Dijo: ‘¡Repite lo que te digo!’. Empecé a repetir cada una de sus palabras. Hablaba muy lentamente.

”Mis hermanas y el Padre Frehe se agruparon a mi alrededor. Oí que el Padre decía: ‘¿Pero qué hace?’. Cuando empecé a hablar, dijo a mi hermana Truus (Gertrudis): ‘¡Enseguida, escribe lo que está diciendo!’. Mi hermana no tenía ganas, le parecía una tontería. Pero el Padre Frehe repitió: ‘¡Escribe!’. Después que había repetido algunas frases, le oí decir al Padre: ‘Pregúntale quién es’. Entonces le pregunté: ‘¿Es usted María?’. La figura contestó sonriendo: ‘Me llamarán la Señora, la Madre’. Al decir ‘la Señora’ inclinó un poco la cabeza hacia mí, y repitió: ‘Me llamarán la Señora, la Madre’. Oí que el P. Frehe decía: ‘¿La Señora? Nunca he oído decir la Señora’. Tanto él como mi hermana, que estaba escribiendo todo, se rieron. Me molestó y pensé que si pudieran ver lo que yo estaba viendo, no se reirían tanto. El caso es que no podía enojarme con ellos, ya que no veían aquello que yo sí veía en ese momento. Después de haberme hablado, la figura se fue alejando muy despacio. Solo luego desapareció también la luz y volví a ver todo lo que estaba en la habitación, como siempre había estado. Naturalmente, el P. Frehe empezó a preguntar: ‘¿Pero qué era realmente?’. Le contesté: ‘Yo tampoco lo sé, pienso que era María’. ‘¡Ah!’, dijo, pero no añadió ningún comentario”.

Durante esa primera aparición Ida sintió que era colocada una cruz muy pesada sobre sus manos. De ese modo, tiempo más adelante, ella interpretó que se le proponía aceptar una gran carga: ser la portadora de los mensajes de Ámsterdam.

La Señora de todos los Pueblos

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