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Contextualización

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En los niveles noveno y décimo, los estudiantes inician el proceso final de formación, donde aparte de desarrollar sus prácticas profesionales deben poner en marcha su trabajo de grado. De acuerdo con la definición de las prácticas, estos procesos son paralelos y requieren de las habilidades y competencias desarrolladas a lo largo de la carrera por el estudiante tomasino.

Según el Proyecto Educativo del Programa de Psicología de la Universidad Santo Tomás (2011), el campo de las prácticas profesionales e investigativas:

[…] debe favorecer la articulación sistemática del corpus teórico de la psicología con escenarios particulares de acción que permitan la descripción, el análisis y la intervención propia del psicólogo profesional. Asimismo, debe posibilitar la mirada de la acción profesional como el espacio desde el cual se pueden construir mecanismos de interpretación psicológica y de desarrollo de proyectos de investigación; debe, de igual manera, llevar al psicólogo en formación a asumir crítica y propositivamente su entorno a través de dinamismos metodológicos peculiares que lo invitan a incentivar una actitud de permanente reflexión. (p. 24)

Con base en lo anterior, paradójicamente, este momento académico podría ser significado como una experiencia de crisis o situación crítica en el estudiante, ya que son varios los cambios por los cuales debe cruzar y pensar, tales como: conformar un nuevo equipo de trabajo (para el trabajo de grado y en los contextos de práctica), cambiar sus dinámicas de desplazamiento, reorganizar horarios familiares, sociales y académicos, asumir nuevas formas de vestir y expresarse, pensar en conseguir trabajo o construir proyectos en el orden del emprendimiento, entre otros. Aunque algunos de estos cambios pueden calificarse como triviales, hay que recordar que no todas las personas los asumen de la misma manera.

El espacio académico de prácticas profesionales cuenta con un escenario de supervisión, donde una vez a la semana se desarrolla un encuentro para conversar, evaluar y construir posibilidades sobre lo que ha surgido en los contextos de práctica, así como en el proceso del estudiante. Hernández (2007) plantea la supervisión como un “escenario de formación, un proceso generativo y transformador en un contexto de aprendizaje y cambio en una construcción individual y una co-construcción colectiva” (p. 229). Con base en lo anterior, la supervisión implica la exploración de las distintas formas de abordar las necesidades del contexto y posibilita el fortalecimiento de los recursos interaccionales del practicante, para movilizar los procesos de cambio (Niño, 2011).

Aunque el término supervisión delega un nivel de poder en el rol del docente a cargo del equipo, el espacio de supervisión se flexibiliza y posibilita un acercamiento a las necesidades de los estudiantes, sin que por ello se pierdan de foco las competencias que desde los syllabus de los espacios académicos de Prácticas Profesionales I y II se establecen para el cumplimento de objetivos con respecto a la formación.

El rol que desempeña un docente supervisor de prácticas profesionales posibilita la construcción de un vínculo académico con el estudiante, de tal forma que cada supervisión se convierte en un lugar de reconocimiento del equipo y de cada uno de sus integrantes. Este proceso de chequeo constante permite identificar cuándo algunos factores están dando cuenta de un posible agotamiento que va más allá del esperado; generalmente estos factores suelen no desaparecer con el descanso o con la disminución de responsabilidades en el contexto y, en ese orden, el agotamiento tiende a incrementarse con el tiempo. Lo anterior invita a desarrollar un acompañamiento donde no solamente se aborden las competencias académicas, sino que también se supervisen los procesos que implican la movilización, redefinición, reconstrucción y/o confrontación de los marcos de referencia del psicólogo en formación en relación con su vida, su formación académica y su contexto de práctica.

No se pretende aquí construir un manual que especifique las características a tener en cuenta cuando una persona está pasando por un nivel complejo de agotamiento; sin embargo, dentro de la práctica se han observado algunas características que deben ser evaluadas en contexto, ya que dependen de múltiples factores que cada quien, en su quehacer, debe revisar juiciosamente, desde la comprensión de que cada sujeto, a pesar del agotamiento, es responsable y co-responsable de su proceso.

Uno de los factores importantes para tener en cuenta es el incumplimiento de acuerdos por parte de los psicólogos en formación, los cuales se definen al inicio del semestre a través de la construcción de un acta que garantiza el adecuado desarrollo de los encuentros. Algunos de estos acuerdos hacen referencia a elementos similares a los de cualquier otro espacio académico, como horas de llegada, fechas de entrega de documentos, características de las evaluaciones, etc. Además, en las prácticas profesionales también existe el acta de acuerdos construida en los contextos específicos de trabajo, los cuales implican asumir todo un manual de convivencia, horarios y características de los documentos a entregar, como por ejemplo, informes psicológicos.

Con base en lo anterior, el docente supervisor debe continuar actualizando lo que conoce sobre los practicantes, ya que una cosa es el incumplimiento por posible agotamiento y otro por irresponsabilidad. Del mismo modo, aunque esto es un factor que posibilita comprender lo que sucede, no implica justificar al practicante; por lo tanto, el acompañamiento debe ser paralelo a la toma de medidas pertinentes para garantizar los estándares de formación, ya que cualquiera de estas faltas puede afectar a la población del contexto de práctica y en esta medida su bienestar prima. Una de las herramientas con las que puede contar el docente supervisor y el psicólogo en formación es la figura del docente de acompañamiento, quien tiene la opción de actuar como mediador frente a situaciones donde el desarrollo de las medidas mencionadas conflictúe la relación entre los implicados. En este orden, el docente de acompañamiento tiene como objetivo garantizar la formación integral que promueve la Universidad y velar, tanto como el supervisor, por el cumplimiento de los debidos procesos.

Dilemas y confrontaciones del estudiante de último año frente a los contextos de práctica

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