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¡Nos presentamos!

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Gabriela Ruth Brizuela de Graf

¡Hola, amiguito! ¡Hola, amiguita! Quiero contarte algo de mi vida. Vivo en Argentina, un país precioso, donde Dios me ha dado la oportunidad de conocer varias de sus provincias y paisajes, ya que mi esposo trabaja para la iglesia y vamos donde se nos necesite sirviendo a Dios.

Pero ¿sabes cuál es mi mayor delicia? ¡Ser mamá! Disfruto mucho de mis dos hijas, estar con ellas, reír y jugar juntas, aprender versículos de memoria, y tener largas charlas sobre muchos temas. Entre ellos, nuestro preferido es hablar sobre el cielo y lo que haremos cuando estemos allá. Eso renueva nuestras fuerzas para prepararnos cada día para ese momento. Mi anhelo es que a través de estas meditaciones participes con nosotras en este proceso de preparación, y juntos podamos ser “un rayito de luz” para quienes nos rodean hasta que lleguemos a la Patria celestial. ¿Te unes a nosotras?

Ninayette Galleguillos Triviño

¡Hola! Soy Nina, chilena, profesora en la Universidad Adventista de Chile. Dios me ha bendecido con una hermosa familia. Mi esposo es el pastor Sergio Celis, y tengo dos hijos a los que amo muchísimo: Joyce y Jahzeel. Los dos están estudiando Teología y preparándose para servir a Jesús. Amo a los niños de todas las edades, disfruto estar con ellos, compartiendo y riendo de sus aventuras. Amo la música, tocar piano, nadar, estar en la playa y leer muchos libros.

También soy escritora, y este ha sido un don que Dios ha puesto en mi camino sin haberlo imaginado. Sabiendo que un don es un regalo del Cielo, antes de escribir pido a Dios que me inspire para transmitir lo que sea de ayuda y bendición para los lectores. Espero que disfrutes de leer estos devocionales escritos con tanta dedicación y cariño para niños y niñas como tú, ¡que aman a Jesús!

Magaly Tuesta Viveros de Alaña

Yo también tuve tu edad. Crecí en el Perú y en Bolivia, en un hogar donde aprendí a conocer y amar a Jesús. Mis papis me guiaron, junto a mis hermanas, por el camino que conduce al Cielo. Los cultos familiares fueron su mejor inversión. No soy más una niña, pero disfruto mucho compartir del amor de Jesús con niños y niñas como tú.

Me casé con Walter, un hombre maravilloso del que vivo enamorada. Mi tesoro más valioso es mi hija, Nicole, que aunque ya va dejando de ser niña, conserva su tierno corazón. Juntos vivimos extraordinarias aventuras misioneras en Ecuador, Chile y el Perú. Aunque siempre me gustó escribir, fue Dios quien me dio la oportunidad de hacerlo, a través de una amiga especial. Él tiene un plan maravilloso para tu vida, como lo tiene para la mía. Deseo de todo corazón que estas lecturas puedan aportar “un rayito de luz para cada día” en tu vida, y que al practicar estas virtudes, nunca dejes de brillar hasta llegar al Hogar celestial. ¡Maranata!

Mirta de Samojluk

¿Cómo están, chicos? Toda mi vida trabajé con niños, así que puedo decir que un “poquito” los conozco. Pero lo mejor es que fui niña. Amaba cuando con mi mamá compartíamos momentos de lecturas en esas noches frías de invierno, bien calentitas en la cama. O en el patio en esas mañanas veraniegas, dialogábamos de las lecturas compartidas. Hoy, puedo ser parte de escribir este bello libro, Un rayito de luz para cada día, que espero disfruten.

Les dije que trabajé con niños, y sí, aún soy docente y también soy bibliotecaria en una escuela. Los niños me preguntan sobre qué leer y les sugiero aquella literatura que enriqueció mi infancia. También estuve rodeada de tres niñas hermosas, que hoy tienen sus propios hijitos. A ellos, mis cuatro nietos, Emily (13), Sebastián (12), Melissa (10) y Valeria (8) les dedico estas historias para que puedan enriquecer su vida con los valores que buscan transmitir.

Cinthya Samojluk de Graf

¡Qué lindo saludarte! Aunque no nos conocemos, estoy feliz de poder comunicarme contigo a través de estas palabras. Te escribo desde el Perú, donde vivo en la Universidad Peruana Unión junto a mi esposo, Roy, y a mis hijitas, Emily y Melissa. En nuestra familia nos encanta cantar, leer y acampar. Amamos los animales y viajar. Nos gusta andar a caballo y jugar juntos. Además, tenemos el privilegio de hacer homeschooling, la escuela en casa, así que nos divertimos aprendiendo y creciendo cada día.

En medio de las muchas cosas lindas que nos gusta hacer, disfrutamos el culto en familia, ¡especialmente cuando hay relatos! A mis hijas les encantaron las historias de este devocional, así que estoy segura de que también serán de bendición para ti. Anhelo que llegue el día en que nos conozcamos cara a cara en el cielo, y me cuentes cómo lo que leíste en este libro te ayudó a crecer como Jesús. ¡Nos vemos allá!

Un rayito de luz para cada día

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