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PREFACIO

Es probable que el cerebro sea el objeto más complejo del universo. Quizá porque en un espacio que a duras penas tiene el tamaño de un puño y el peso de poco más de un kilogramo, el cerebro es capaz de comprimir todo el conocimiento del universo, incluyéndose a sí mismo.

El ser humano siempre se ha sentido fascinado por este extraño órgano que le permite percibir cosas con los cinco sentidos, recordar sus experiencias pasadas, imaginar el futuro, resolver problemas, crear una obra de arte, experimentar emociones y soñar. Desde que el ser humano ha tenido tiempo de sentarse y pensar, ha intentado entender qué quiere decir conocer, experimentar, razonar y qué es lo que le permite llevar a término estas actividades.

El objetivo de la ciencia cognitiva es explicar y reproducir estas actividades. La ciencia cognitiva es un campo interdisciplinario que ha surgido en las últimas décadas en la intersección de un número de disciplinas ya existentes, entre las cuales están la neurociencia, la biología evolutiva, la psicología, la lingüística, la ciencia computacional, la antropología y la filosofía, y representa una de las disciplinas científicas más innovadoras, creativas y en ebullición en este comienzo de siglo.

La ciencia cognitiva actual utiliza dos estrategias para enfrentarse a una función o capacidad cognitiva que debe reproducir o explicar. Una de las maneras consiste en analizar la función que queremos reproducir o explicar y probar a construir un sistema que aplique nuestro análisis. Supongamos que quisiéramos explicar la capacidad de un reloj para marcar las horas. Lo que haríamos sería un análisis de la función marcar las horas, que podríamos dividir en una función de contar unidades de tiempo y un mecanismo para mostrar el paso de estas unidades, y, después, comprobar si los relojes tienen efectivamente estos mecanismos. Esta estrategia es la que hemos utilizado habitualmente para diseñar casi todos los artefactos humanos: desde la rueda hasta los ordenadores, pasando por los coches.

La segunda manera es intentar explicar la función cognitiva como una función adaptativa, es decir, entendiéndola como parte de un sistema biológico que ha evolucionado y que se ha adaptado a un entorno determinado. Los científicos partidarios de esta opción crean modelos, o sistemas reales, con unos mecanismos de base que permiten a los sistemas buscar por sí mismos las soluciones a sus problemas.

¿Cuál es la mejor estrategia? ¿Cuál ha dado mejores resultados? La primera opción ha sido adoptada en las primeras décadas de la ciencia cognitiva. Lamentablemente, ha aportado resultados desiguales en la comprensión profunda de las capacidades cognitivas humanas. Debido a estos resultados, una comunidad cada vez más numerosa de científicos cognitivos ha preferido la segunda opción. El campo en el que esta línea se ha desarrollado más es la robótica y la inteligencia artificial, donde se han empezado a llevar a término investigaciones muy interesantes. En la actualidad es posible probar modelos de capacidades cognitivas y lingüísticas en sistemas artificiales. En muchos laboratorios ya es posible construir robots que reciben inputs sensoriales a través de sensores visuales y auditivos,

o se les puede dar poder computacional, memoria suficiente y los mecanismos necesarios para desenvolverse en el mundo. Eso brinda a la ciencia cognitiva un poder enorme para probar cómo surgen y se desarrollan las capacidades cognitivas.

En esta línea hay un investigador a quien encuentro situado en la vanguardia de la comprensión, completamente nueva, de las capacidades cognitivas en general y de las capacidades lingüísticas en particular. Me refiero a Luc Steels, un investigador en robótica y lingüística belga que trabaja entre París y Bruselas. El objetivo del grupo de Steels es entender los primeros estadios de la manera en la que los humanos conceptualizan el mundo y cómo se integra el lenguaje en este proceso. Concretamente, sus experimentos pretenden responder a una cuestión fundamental sobre el origen y el funcionamiento del lenguaje: ¿cómo adquieren las palabras su sentido? La hipótesis de Steels es que los cerebros llegan a ser lingüísticamente competentes sin ninguna conceptualización o léxico previo. En otras palabras, Steels cree que la competencia lingüística no necesita un conocimiento preestablecido sobre el mundo o sobre las propiedades lingüísticas. Este es un punto esencial de los experimentos de Steels, ya que lo que quiere demostrar es que no resulta necesario tener sistemas innatos dedicados especialmente a la adquisición del lenguaje. La conceptualización del mundo y del léxico ha de emerger de ciertas capacidades cognitivas básicas, que son las que quiere descubrir.

Este libro pretende ser un breve viaje hacia esta nueva manera de entender las funciones cognitivas. Sin embargo, no será un viaje lineal, sino que trazará una línea elíptica que supone toda investigación científica. Será un viaje que seguirá el itinerario que recorre el científico cuando encuentra un problema e intenta dar con una hipótesis plausible que resuelva el interrogante. Conviene comenzar describiendo el problema, buscar los fundamentos, las posibles soluciones y concluir con una hipótesis razonable. Y como trataremos un problema relacionado con la ciencia cognitiva, el itinerario tendrá que entrecruzar territorios disciplinarios diferentes, a la búsqueda de ideas que permitan llegar a buen puerto. Espero lograrlo.

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