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Virginia Anderson. ¿Qué querés ser cuando seas grande?
Índice general
Prólogo
Pequeña historia del trabajo. La prehistoria y los agricultores
Las primeras civilizaciones y los esclavos
La Edad Media y los artesanos
El Renacimiento y los comerciantes
La época moderna y los operarios
La época contemporánea y los programadores
Lo que vendrá
Un juego llamado trabajo
El universo del trabajo
Oficios relacionados y género
Riesgos
Riesgos mecánicos
Riesgos físicos
Riesgos químicos
Riesgos biológicos
Riesgos ergonómicos y sociales
Agricultor
Vitivinicultor
La nariz del vino
Apicultora
Peón ganadero
Lechero
Pescador
Carnicero
Nieve, hielo, amoníaco y rayos gamma
Quesera
Cocinera
Panadera
Hombres de pan de maíz y un dios hormiga
Molinero
Buzo
Minero
Fundidor de metales
Herrero
Los oficios con nombre y apellido
Soldador
Vidriero
Cosechador forestal
El árbol de agua grande
Carpintero
Tornero
Papelero
Perfumista
Ladrillero
Tejedora
Talabartero
Una marca para toda la vida
Modista
Zapatero
Albañil
La poesía de las matemáticas
Pintor
Jardinero
Arquitecto
La música de palacio
Marinero
Estibador
Piloto
Chofer
Guía turístico
La guía turística de Troya
Gasolinero
Cartógrafa
Científico
Matemático
Inventor
Filósofo
La esencia dobleque explica el mundo
Astronauta
Los hombres que soñaban con la Luna
Socióloga
Historiadora
Meteorólogo
La travesía del viajero continental
Médico
Panspermia
Enfermera
Dentista
Laboratorista
Farmacéutico
Veterinario
Habitantes de los Andes, la Patagonia y el cielo mapuche
Psicólogo
Peluquera
Nutricionista
Alimentos, dioses y héroes
Deportista
Los hombres que vivían corriendo
Escritor
Artista
Músico
Payaso
Cineasta
Artesana
Luthier
Taxidermista
Restauradora
Ingeniero
Artistas, muñecas sorprendentes y luchadores de sumo con microchips
Electricista
Mecánico
Cerrajero
Fontanero
Relojero
Informático
Técnico en electrónica
Matricero
Impresor
Periodista
El oficio del siglo XX
Fotógrafo
Dibujante
Diseñadora
Traductor
Conductora de TV
Publicista
Cajera
Vendedora
Maestra
Funakoshi, Kasparov, Deep Blue y una pila de ladrillos
Abogada
Detective
Policía
Salvavidas
Bombero
Recolector de residuos
Limpiadora
Bibliotecóloga
El bibliotecario ciego
Secretaria
Telefonista
Repartidor
Mozo
Fumigador
Funebrero
Soñador
Índice alfabético
Отрывок из книги
En el antiguo Egipto, los escribas eran hombres que dedicaban su vida a escribir jeroglíficos con la paciencia de un pintor. Actualmente hay egiptólogos que se dedican a descifrar esos mismos jeroglíficos con la paciencia de los antiguos escribas. Acaso el futuro vea nacer oficios que la ciencia ficción se ha encargado de inventar, tal vez haya un día en que podamos asistir a una universidad de superhéroes y obtener el título de Superman. ¿Quién sabe qué tareas tendremos que afrontar en el futuro y qué oficios seremos capaces de imaginar para llevarlas a cabo? ¿Quién sabe qué será del hombre cuando finalmente sea grande?
Pequeña historia del trabajo
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En conclusión, en el Renacimiento está el germen de la explosión comercial que encontraría su clímax en la Edad Contemporánea. Durante la mayor parte de la historia, los distintos pueblos habían vivido ignorando la existencia unos de los otros. En el Renacimiento el mundo conocido se amplió, el intercambio de mercaderías y la difusión de las ideas se volvieron algo deseable. El mundo comenzaba a ser uno solo, al menos en el plano de las ideas, y caminaba lento pero seguro hacia la que sería la segunda revolución del trabajo, luego de la creación de la agricultura: la Revolución Industrial.
Sin energía no hay trabajo alguno. Los músculos fueron los primeros motores de las herramientas. La pala y el arado nacieron como prolongaciones de los brazos y lograron multiplicar su habilidad. Un arco dispara sus flechas con mayor fuerza y velocidad que la mano solitaria.
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