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JÓVENES, ANTIFASCISMOS Y PACIFISMOS EN TORNO A LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

Sandra Souto Kustrín *

Instituto de Historia.

Consejo Superior de Investigaciones Científicas

La movilización antifascista y pacifista, al igual que la solidaridad internacional, adquirieron en el periodo de entreguerras, como se reflejó especialmente en torno a la guerra civil española, un carácter de masas, abarcando a amplios sectores de población de diferentes países, más allá de la militancia política. Tuvo entre sus principales protagonistas a actores sociales que habían comenzado a organizarse de forma independiente principalmente en el siglo XX, como las mujeres y los jóvenes. Estos últimos fueron fundamentales en todas las movilizaciones sociales y políticas en el periodo de entreguerras, especialmente en Europa, pero también en otros lugares, como Estados Unidos, China o Japón.1

El conflicto bélico español galvanizó y generalizó la solidaridad internacional con manifestaciones de protesta por la intervención de las potencias fascistas, recogida de fondos y materiales (medicinas, alimentos,...), y de firmas de apoyo a la República Española, en lo que se planteó como una lucha antifascista, por la democracia y por la paz de carácter internacional: «Nuestra causa es la causa de toda la juventud, (...) la victoria de la República es condición primera para toda posibilidad de paz, de democracia y de libertad en el resto del mundo» y «la libertad y la democracia de Europa son también defendidas en los frentes de España».2

Produjo también debates y cambios en los movimientos pacifistas, que habían adquirido una gran fuerza desde el final de la Primera Guerra Mundial y que, durante toda la década de los años treinta, mantuvieron una compleja interrelación con los antifascismos –quizá un término más adecuado dado que la historiografía de las últimas décadas ha roto con la idea de un antifascismo estático y monolítico, partidista, para plantear la existencia de una cultura de masas antifascista, con gran variedad de representaciones y posiciones, solo unidas por el rechazo común a lo que los fascismos representaban.3

Este papel de la guerra civil española se reflejó claramente en los dos congresos mundiales de la juventud que se celebraron en Ginebra, en agosto-septiembre de 1936, y en Nueva York, en agosto de 1938, que son el centro de este trabajo. Dada la necesaria brevedad del texto, se realizará, en primer lugar, una muy breve síntesis de la evolución del pacifismo en el periodo de entreguerras, con unas notas sobre los canales y formas en que se produjo la solidaridad juvenil con la República en guerra,4 para, finalmente, analizar los dos congresos antes citados, la influencia de la guerra civil española en ellos y los cambios que provocaron en los movimientos pacifistas.

LOS PACIFISMOS DE ENTREGUERRAS

Las ideas antimilitaristas y pacifistas tienen una larga historia y había habido movimientos pacifistas antes de la Primera Guerra Mundial, al igual que campañas de solidaridad internacional. Por ejemplo, gran parte de las actividades de las juventudes socialistas europeas antes de la Gran Guerra se centró en lo que se llamaba «propaganda antimilitarista», influida por el rechazo tradicional del mundo obrero al servicio militar obligatorio, que se empezó a establecer en Europa tras la guerra franco-prusiana de 1870. También la guerra franco-prusiana vio la acción humanitaria de la Sociedad de los Amigos, más conocida como los cuáqueros, probablemente la más antigua de las asociaciones que desarrollan acciones humanitarias, que había jugado un importante papel en la gran hambruna irlandesa entre 1846 y 1849 y que actuaría también antes de la Gran Guerra en las guerras balcánicas y en la guerra de los Boers en Sudáfrica.5

Sin embargo, las consecuencias del conflicto bélico, que se había vendido casi como una cruzada por Dios y por la Patria en todos los países europeos y que se convirtió en una masacre sin precedentes, dieron un gran impulso a las ideas pacifistas: el never again! británico fue replicado por el plus jamais ça! francés. Se puede decir que el apogeo de las ideas pacifistas «puras», de rechazo a toda guerra, se produjo en los años veinte y a principios de los años treinta, cuando los jóvenes rechazaron el militarismo y se opusieron al rearme. Estos planteamientos tuvieron su colofón en el llamado Juramento de Oxford, la resolución aprobada por la Oxford Union el 9 de febrero de 1933, declarando que «no luchará por su rey y por su país en ninguna circunstancia», que fue seguido por mociones similares en otras universidades británicas y que tuvo su propia versión en los Estados Unidos, donde una encuesta realizada en el otoño de 1933 mostró que un 39% de los universitarios norteamericanos la apoyaba y que otro 33% decía que solo tomaría las armas si el país era invadido. Prácticamente cada 11 de noviembre, los estudiantes organizaban manifestaciones y/o actos públicos por el aniversario del fin de la Primera Guerra Mundial que, por ejemplo, en el Reino Unido se convirtieron en los años treinta en centro de protesta contra la guerra. En Estados Unidos, a partir de 1934, se celebraron «huelgas por la paz» el 13 de abril, coincidiendo con el aniversario de su entrada en la Gran Guerra: en la tercera huelga, en 1936, participaron más de 350.000 estudiantes.6

Resultado también de la Gran Guerra y de la posterior creación de la Sociedad de Naciones (SdeN) fue el surgimiento, en 1921, de una organización civil internacional, la Federación Internacional de Asociaciones pro Sociedad de Naciones (IFLNS por sus siglas en inglés). Su objetivo era movilizar a la opinión pública en favor de la Sociedad de Naciones y presionar para que sus gobiernos asumieran los compromisos que se desprendían de ella. En general, y como ejemplifica el caso británico, los miembros de la IFLNS coincidían con la tendencia más liberal y progresista de la SdeN; exigían que sus organismos desplegaran más decisión e iniciativa; y eran apoyadas por partidos de centro y centro-izquierda (liberales y laboristas en Gran Bretaña, dado que los conservadores británicos nunca fueron muy partidarios de la existencia de la Sociedad de Naciones). En muchos países, como en el mismo Reino Unido, estas organizaciones tuvieron secciones juveniles y/o universitarias y jugaron un importante papel en la defensa de la paz.7

En los movimientos pacifistas participaron jóvenes de muy variadas tendencias políticas. Por ejemplo, en Francia se creó el Groupement Universitaire pour la Société des Nations (GUSDN), ligado a grupos católicos, que difundió en cánticos y periódicos las ideas de paz y reconciliación. Casi cada año se organizaban semanas por la paz, tanto por esta organización como por la Liga de Derechos del Hombre, los jóvenes del Partido Radical o los socialistas. Estos últimos se apoyaban en la «Fiesta de la Paz» (31 de julio), día de propaganda antibélica y antimilitarista fijado por la Internacional Juvenil Socialista (IJS) en recuerdo del asesinato, en 1914, del dirigente socialista y pacifista francés Jean Jaurès.8

Las organizaciones juveniles comunistas mantuvieron esta política antimilitarista, pero se oponían a lo que llamaban «pacifismo burgués». Para la Internacional Juvenil Comunista (IJC), mientras existiera el capitalismo no se podía estar contra toda guerra y distinguía tres tipos de conflictos bélicos: las guerras entre estados imperialistas; las de liberación nacional, sobre todo en las colonias; y las que los países y la «contrarrevolución» capitalistas hacían contra el desarrollo de la «revolución proletaria» y donde ésta había triunfado.9

Las consecuencias de la Primera Guerra Mundial también dieron lugar al desarrollo de ideas pacifistas en unas organizaciones surgidas con un claro signo «militarista», como los Boy Scouts. Desde 1920, celebraron en diferentes estados europeos unos encuentros internacionales de unos 10 días de duración –llamados jamborees–, en los que participaban adolescentes de entre 14 y 17 años. Como se dijo en 1929, se buscaba con ello «fortalecer el espíritu de fraternidad y de amistad entre los jóvenes del mundo».10

Ya en 1928 se celebró en Holanda lo que se llamó «Primer Congreso Mundial de la Juventud por la Paz», que tuvo como anfitriona a la Federación Holandesa de Jóvenes por la Paz. Había sido precedido, entre otros, por un Congreso por la Paz celebrado en Bierville (Francia) en 1926, donde se formó un secretariado internacional para preparar el congreso juvenil. Sin embargo, no tuvo una amplia repercusión dado el contexto internacional: era todavía el periodo del «espíritu de Locarno» y los «felices años 20».11 La crisis de 1929 y la política agresiva de los movimientos fascistas en el poder aceleraron las movilizaciones pacifistas. La ocupación de Manchuria por Japón entre 1931-1933 no había producido una preocupación generalizada, pero a esta le siguió la de Etiopía por la Italia fascista en 1935, la crisis por la remilitarización de Renania realizadad por la Alemania nazi en marzo de 1936, el comienzo del conflicto bélico español en julio, el inicio de la guerra chino-japonesa en 1937, y el Anchsluss austríaco –la anexión por la fuerza de Austria a Alemania–, en marzo de 1938, que llevarían a ampliar las dimensiones y las relaciones de y entre los movimientos pacifistas.

En esta posibilidad de establecimiento de nuevas relaciones influyeron también los cambios en las organizaciones comunistas, que pasaron de la crítica a los socialistas como «socialfascistas» y de la política de clase contra clase a la política frentepopulista, establecida en los congresos que celebraron la Internacional Comunista y su equivalente juvenil, la IJC, en agosto-septiembre de 1935: una amplia alianza contra el fascismo que implicaba también tener en cuenta a amplios sectores liberales de clase media en la lucha por la paz, abandonando las críticas al «pacifismo burgués».12

El origen de lo que se llamó «Movimiento del Congreso Mundial de la Juventud» fue una resolución adoptada por la Federación Internacional de Asociaciones pro Sociedad de Naciones en junio de 1933, que mostraba la consciencia existente del fracaso del «espíritu de paz» que se había intentado introducir tras la Gran Guerra: había llegado el momento de que la generación que no había participado en aquella «actuara para reformar las políticas sociales e internacionales que sus mayores habían seguido con tan malos resultados».13 En el Primer Congreso Mundial de la Juventud, René Cassin planteó que las lecciones de la guerra mundial se habían olvidado y que los jóvenes estaban recibiendo –encubiertas bajo las «ideas nobles del patriotismo, el coraje y el heroísmo»– las viejas ideas que «ya han demostrado ser muy desastrosas».14 La importancia de la movilización juvenil del periodo de entreguerras hizo destacar el papel que los jóvenes podían jugar en la defensa de la paz. Ya en 1935 desde las organizaciones religiosas del Reino Unido se defendía que «la juventud puede parar la guerra. Si la juventud rechazara luchar, la guerra pronto quedaría relegada al limbo de las cosas fuera de moda». En el congreso mundial de 1938, el subsecretario de Estado de Estados Unidos dijo que «el mundo se ha dado cuenta con razón de que la voz más fuerte que se puede levantar contra la agonía de la indecisión que prevalece hoy en día es la de la juventud».15

Se planteaban como objetivos del primer congreso proporcionar a los jóvenes de todos los países una oportunidad para intercambiar ideas sobre los sucesos internacionales, discutir las posibilidades de elaborar un plan común para «prevenir la guerra y organizar la paz», y estrechar los lazos entre las organizaciones juveniles y entre éstas y las asociaciones pro Sociedad de Naciones. Su convocatoria coincidió con la celebración, en París, de un congreso mundial contra la guerra y el fascismo, promovido por Henri Barbusse con el apoyo del escritor pacifista francés Romain Rolland y organizado por los comunistas, en el que participaron intelectuales de izquierdas no militantes. Este congreso situó al fascismo como enemigo principal, vinculándolo con la posibilidad de una nueva guerra, y fue seguido por otro de jóvenes que se celebró también en París en septiembre de 1933.16

Este congreso y el llamado «Primer Congreso Mundial de la Juventud» parecen no solo iniciativas independientes, sino hasta en competencia, si tenemos en cuenta la política comunista en ese momento, que la URSS no entró en la SdeN hasta septiembre de 1934, y que en lo que se llamó «Presidium» del Congreso Mundial de Jóvenes contra la Guerra y el Fascismo no figuraba ninguno de los intelectuales que apadrinarían el otro. Sin embargo, el fracaso del comunismo alemán ante el ascenso de Hitler al poder ya había generado dudas sobre la eficacia de la política comunista, y es significativo que fuera tras los dos congresos contra la guerra y el fascismo comunistas cuando se constituyeron en Francia diversos comités que significaron la primera movilización específicamente antifascista impulsada por el Partido Comunista Francés, uno de los primeros defensores de la política frentepopulista.17

Y si bien es bastante conocido el acercamiento de la Juventud Comunista Francesa a otras organizaciones juveniles anterior a los congresos internacionales comunistas de 1935, entre los ejemplos juveniles destacados en ellos, aparte del francés, estuvo el más desconocido de Estados Unidos. Se explicó que la organización juvenil comunista de ese país había sido invitada a participar en el American Youth Congress, que celebró su primer congreso en 1934. Se reconoció que, anteriormente, se hubiera rechazado participar, pero se valoró muy positivamente haberlo hecho. Habían aprendido un nuevo lenguaje y nuevas tácticas más elásticas y reconocieron que el dinero que el gobierno destinaba a los jóvenes no era simple demagogia, sino que era muy útil para la juventud, que lo había logrado con sus protestas.18

En este contexto, se celebró en febrero de 1936, en Bruselas, una conferencia preparatoria del Primer Congreso Mundial de la Juventud a la que llamaron a participar catedráticos e intelectuales europeos destacados del momento, como Theodore Ruyssen (1868-1967), filósofo e historiador, secretario de la IFLNS, destacado pacifista francés y presidente de la Asociation de la Paix par le Droit (Asociación de la Paz por el Derecho).19

Y el Movimiento del Congreso Mundial de la Juventud fue mucho más allá en su capacidad unitaria que la política comunista y fue propuesto y apadrinado por sectores liberales y socialistas que apoyaban a la Sociedad de Naciones, como se refleja claramente en los ponentes que intervinieron en el primer congreso, de tendencias liberales o socialdemócratas y personalidades importantes de la Europa del momento y que continuaron siéndolo, en algunos casos, hasta bien entrada la segunda posguerra. Un ejemplo es Henri Rolin, que había participado en los trabajos preparatorios del Tratado de Versalles, en la creación de la SdeN y en el gobierno belga presidido por Émile Vandervelde en 1925. Había entrado en el Partido Obrero Belga (socialista) en 1931 y fue senador desde 1932 a 1965. Exiliado en Londres desde 1941, Rolin participó en la Conferencia de San Francisco en la que se creó la ONU, fue ministro de Justicia de Bélgica en 1946 y presidente del Senado entre 1947 y 1949.20

Desde el ámbito religioso, intervinieron el filósofo católico francés Emmanuel Mounier (1905-1950), que había fundado en 1932 el movimiento y la revista Esprit, uno de los que mejor refleja lo que Jean Touchard llamó «el espíritu de los años treinta»; y Emil Brunner (1889-1966), destacado teólogo protestante y catedrático de teología en la Universidad de Zurich desde 1924.21

Entre los 39 patrocinadores del segundo congreso estuvieron nuevamente Henri Rolin y Theodore Ruyssen, pero también los ministros de Asuntos Exteriores de Finlandia, México, Noruega, Checoslovaquia, Dinamarca y Suecia; el belga Louis de Brouckère, presidente de la Internacional Obrera Socialista; Diego Martínez Barrio, de Unión Republicana y presidente de las Cortes Españolas durante la guerra civil; Edouard Herriot, del Partido Radical Francés y presidente de la Cámara de Diputados francesa; el arzobispo de York (Gran Bretaña); Lord Robert Cecil, presidente de la LNU británica; o Pandit Jahawarlal Nehru (presidente del Congreso Nacional Indio, que sería primer ministro de la India independiente entre 1947 y 1964).22

La excepción a esta caracterización fue el secretario general de la Unión de Jóvenes Comunistas de la Unión Soviética, Aleksandr Kosarev, que intervino en el primer congreso en la que fue, probablemente, «la primera vez que los jóvenes soviéticos se reúnen con jóvenes de otros países y diferentes puntos de vista». Al segundo congreso la organización juvenil soviética ya no asistiría, quizá por las purgas que ella misma estaba sufriendo.23

Para organizar la participación española en este congreso, y no como «fórmula del acercamiento entre jóvenes políticos y universitarios», fue para lo que se creó en España el Frente de la Juventud,24 al igual que se había creado el American Youth Congress. En 1935, se reunió por primera vez el Congreso de la Juventud Canadiense y a partir de ese momento se reunió anualmente hasta 1940. Incluyó organizaciones juveniles de diferentes clases sociales, religiones y etnias, y, en su punto álgido, reunió a más de 400.000 jóvenes. Con el mismo objetivo y tras varias reuniones auspiciadas por la League of Nation Unions británica, se conformó, en marzo de 1936, la British Youth Peace Assembly. Desde la oposición a ella, la Economic League –un grupo de presión conservador– informó de que en su asamblea de constitución habían participado 39 organizaciones juveniles «de las más importantes de Gran Bretaña».25

En el Frente de la Juventud español se integraron las juventudes socialistas y comunistas (unificadas posteriormente en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU); las organizaciones juveniles de los diferentes partidos republicanos (Juventud de Izquierda República (JIR), de Unión Republicana (JUR), y de Izquierda Federal (JIF); y la Federación Universitaria Escolar (Unión Federal de Estudiantes Hispanos (UFEH).26

En la Conferencia de Bruselas participaron delegados de organizaciones de 23 países, la mayoría europeos, con la excepción de China, Indonesia y Estados Unidos, y 29 organizaciones internacionales de diferentes tendencias ideológicas y religiosas –entre ellas, la Young Men’s Christian Asociation (YMCA), la Young Women’s Christian Asociation (YWCA), el Buró Internacional de la Juventud Revolucionaria (BIJR),27 la Internacional Juvenil Comunista, la Confederación Internacional de Estudiantes (CIE),28 la Federación Internacional de Estudiantes Socialistas, la Federación Universal de Asociaciones Cristianas de Estudiantes, y las secciones juveniles de la Internacional Sindical Roja y el Comité Mundial de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo (comunistas).29

Los dos congresos destacaron por reunir a una gran cantidad de organizaciones juveniles de numerosos países y de ideologías, filosofías y religiones muy variadas: como se dijo sobre el de 1938, «jóvenes de prácticamente todo país importante, de casi toda Iglesia clave, de toda la gama de opiniones políticas». Hubo una mayor participación que en congresos anteriores: entre delegados y observadores en cada uno de ellos participaron unos 700 jóvenes, en su mayoría hombres.30 En el primer congreso hubo representantes de diferentes organizaciones juveniles de 33 estados, predominantemente europeos, y de dos territorios coloniales. A propuesta de la delegación norteamericana se aceptó realizar el siguiente congreso en Estados Unidos para que pudiera haber una mayor representación de Australia, América y el Lejano Oriente. Así, en el congreso de 1938 participaron 43 estados y 11 territorios coloniales, y la representación latinoamericana fue mucho más importante.31 Las organizaciones procedentes de países nuevos fueron principalmente estudiantiles (por ejemplo, las de Panamá, Perú, Nicaragua o China), lo que puede relacionarse con el hecho de que, entre los jóvenes, suelen ser los estudiantes quienes primero se organizan.

En ambos congresos fue en las delegaciones más amplias y/o de países con más larga tradición de organización juvenil en los que la variedad política y religiosa era mayor. Por poner algunos ejemplos, la delegación británica al primer congreso estuvo formada por once organizaciones políticas que incluían representantes de las organizaciones juveniles de los partidos más importantes (Conservador, Liberal, Laborista, Comunista, Partido Socialista Escocés y, en algunos casos, también de sus organizaciones estudiantiles, como la del Partido Liberal o el Laborista); 10 organizaciones religiosas –entre las que estaba el Consejo de la Juventud de la Iglesia de Inglaterra y el de la Iglesia de Escocia, la YWCA, la Federación Universitaria Judía, la Juventud Metodista o la Federación de Jóvenes Cristianos de Irlanda del Norte. Participaron también 11 organizaciones pacifistas -entre ellas los grupos juveniles de la LNU y las asociaciones pro Sociedad de Naciones de las principales universidades británicas– y representantes de ocho organizaciones definidas como «sociales», entre ellas la Unión Nacional de Estudiantes. En el congreso de 1938, la delegación argentina la conformaban, entre otras organizaciones, la Federación Universitaria Argentina, delegados juveniles de la Unión Cívica Radical y del Partido Socialista, la Federación Juvenil Comunista y la Federación Argentina de Asociaciones de Jóvenes Evangélicos. De Chile llegaron representantes de la YMCA, la Asociación de Jóvenes Judíos, las juventudes socialista, radical, liberal y comunista, o la Federación Estudiantil Chilena.32

En el primer congreso estuvieron presentes delegaciones de 10 organizaciones internacionales, entre ellas la YMCA, la YWCA, la IJC, la Federación Mundial de Estudiantes Cristianos, la Comisión de Jóvenes de los Movimientos Ecuménicos, o la Federación Internacional Universitaria de Mujeres. En el congreso de 1938 participaron 14: volvieron a estar presentes las citadas anteriormente, excepto la Comisión de Jóvenes de los Movimientos Ecuménicos y, entre las que participaron por primera vez, destacan la Internacional Juvenil Socialista (IJS), la Unión Mundial de la Juventud Judía, la Federación Internacional de Sociedades Universitarias pro Sociedad de Naciones o la Alianza Internacional de Estudiantes por el Socialismo, resultado de la unificación de la Federación Internacional de Estudiantes Socialistas y el Secretariado Internacional de Estudiantes Comunistas en 1937.33

MÁS ALLÁ DE LA SOLIDARIDAD: GUERRA CIVIL, GUERRAS JUSTAS Y GUERRAS INJUSTAS

Desde el comienzo de la guerra civil, las organizaciones juveniles españolas canalizaron la solidaridad juvenil a través de órganos internacionales afines, como la IJS y la IJC en el caso de la JSU, resultado de la unificación de la Federación de Juventudes Socialistas (FJS) y la Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE), o el BIJR, en el de la JCI. Ya en agosto de 1936, la UFEH realizó un llamamiento a los estudiantes de todo el mundo para que apoyaran a la España republicana, que se extendió a través del Rassemblement mondial des étudiants pour la paix, la liberté et la culture (RME)34 y de la Federación Internacional de Estudiantes Socialistas. Las organizaciones republicanas y las anarquistas no contaban con organismos internacionales y, en el segundo caso, las organizaciones homologables eran escasas. Aunque la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL), afecta a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), intentó crear una Internacional Juvenil Anarquista nunca lo logró.

Celebrado a partir del 31 de agosto, a poco más de un mes del comienzo de la guerra civil española, el Primer Congreso Mundial de la Juventud sirvió a las organizaciones juveniles que luchaban junto al gobierno republicano para presentar su primera «defensa» de la República. La delegación española, con más de 20 miembros, incluyó 8 militantes de la FIJL y 1 de la Juventud Nacionalista Vasca, aunque estas organizaciones no eran miembros del Frente de la Juventud, además de 3 miembros de la Comisión de Unificación entre la FJS y la UJCE, dos de la JUR, uno de la FCDO y otro de la UFEH, entre otros.35 La British Youth Peace Assembly informó de que «se produjo una gran conmoción por la entrada de 13 delegados más de España, que habían llegado recién del frente de Cataluña y venían uniformados». Manuel Vidal, presidente de la delegación, subrayó la «acogida entusiasta, fervorosa» que el congreso les dio, mientras que otro de los miembros de la delegación, Eugenio Imaz, escribió que los delegados al congreso «no tuvieron reparo en acercarse, en intimar con esos terribles incendiarios de iglesias que éramos nosotros, según la insinuación perseverante de los filofascistas [...]. Y nos escribieron cartas fervorosas de adhesión y hasta hicieron colectas».36

La delegación española destacó el apoyo de jóvenes españoles de diferentes tendencias políticas al gobierno republicano. Consciente de la información que llegaba al extranjero, planteó que la República luchaba «por el orden», la libertad y la cultura, y destacó su respeto por todas las religiones, a la vez que lamentó que hubiera gobiernos europeos que estuvieran permitiendo que sus ciudadanos ayudasen a los rebeldes. Henri Rolin, que actuaba como presidente del congreso, intervino diciendo que había realizado un discurso que se salía de los objetivos de aquel pero que era explicable por la situación que vivían. Y tanto en esta intervención como en la clausura del congreso expresó su deseo de que acabase la guerra en España y de que se «reconciliasen» todas las tendencias existentes.37

A partir del Congreso de Ginebra la solidaridad juvenil con la República se acrecentó: el 6 de septiembre, en la misma Ginebra y tras oír el informe presentado por los delegados españoles, se reunieron un centenar de congresistas de «juventudes socialistas, comunistas, anarquistas y otras» que representaban a 13 países y 33 organizaciones. Decidieron crear comités de ayuda locales y nacionales que agrupasen a todas las organizaciones juveniles que quisieran participar, dando así origen a comités juveniles de ayuda a la República en diferentes lugares; pedir a la Internacional Juvenil Socialista y a la Comunista que organizaran conjuntamente la solidaridad; y, cuando hacía pocos días que se había establecido la política de no intervención, presionar a los gobiernos de sus respectivos países para que cesase el bloqueo a la República y el envío de material a los sublevados. Procedente de Ginebra, una comisión juvenil formada por delegados de organizaciones juveniles americanas –un cubano, tres canadienses y seis estadounidenses– visitó Barcelona y Madrid y llevó al surgimiento de comités juveniles de ayuda en países como Estados Unidos, Canadá, Cuba y México.38

Las organizaciones juveniles españolas convocaron una «Conferencia Europea de la Juventud sobre los sucesos de España»,39 que se celebró en París el 19 de diciembre de 1936. En ella participaron representantes de más de 100 organizaciones juveniles, tanto internacionales como representantes de 23 países, incluyendo algunos extraeuropeos como Cuba o Estados Unidos. Representaban un amplio espectro ideológico y religioso, aunque predominaban las organizaciones socialistas y comunistas y, entre las organizaciones religiosas, las protestantes. Jóvenes españoles de diferentes organizaciones presentaron seis informes que trataban los temas más controvertidos a los que hacía frente el gobierno republicano: su posición internacional y la postura de los demás países hacia él, la cuestión nacional, el problema agrario, la educación, la formación del ejército republicano, y la cuestión religiosa. Los informes y la resolución aprobada hicieron hincapié en el carácter democrático del gobierno republicano y de los objetivos de su lucha. Mientras que las Juventudes Libertarias consideraron que la conferencia representó las posiciones de republicanos y socialistas, la JSU planteó que «los jóvenes del mundo, sin distinción de ideologías», querían ayudar a la República y que la «unidad de la juventud española» en el Frente de la Juventud se había considerado «el camino a seguir».40

En una segunda reunión, celebrada al día siguiente, se decidió formar la Comisión Internacional de la Juventud por la España Republicana, conocida como Comité de París, con el objetivo de «coordinar el trabajo de ayuda directa y de información». La importancia que le daban los políticos republicanos a esta acción internacional de los jóvenes se reflejó en que el gobierno subvencionó al representante del Frente de la Juventud estatal en esta comisión, mientras que la Generalitat hizo lo mismo con el Frente de la Juventud de Cataluña y, aunque no sabemos el resultado, se intentó gestionar que el gobierno vasco subvencionara al representante del Frente de la Juventud Vasca.41

Así, se sucedieron también viajes de miembros de organizaciones juveniles a España y de delegaciones juveniles españolas al extranjero, dando mítines y recogiendo fondos. Ya en marzo de 1937 se había anunciado que viajaba hacia París el profesor Gregorio Bergman, presidente de honor del RME y representante en éste de la Federación Universitaria Argentina. Una delegación juvenil española viajó a Estados Unidos, donde recolectó 18.000 dólares en mítines organizados por la American Student Union (Unión de Estudiantes Estadounidenses (ASU). El movimiento de solidaridad con la República se había extendido hacia América y Asia-Oceanía, especialmente a través de las Uniones Nacionales de Estudiantes, como en Costa Rica, Indonesia, India, Puerto Rico o China.42

En 1937, la ASU pidió al gobierno norteamericano que aplicara sanciones a los países agresores. En 1938, renunció al desarme y planteó que había que favorecer el rearme de su gobierno para defender la democracia, tras un debate entre aislamiento y seguridad colectiva que se había iniciado con la invasión italiana de Etiopía. La decisión de la ASU hizo que se formaron dos bloques en el movimiento pacifista estadounidense: los liberales y comunistas la apoyaron, mientras que aislacionistas, trotskistas, socialistas y pacifistas «puros» se opusieron y formaron el Comité Juvenil contra la Guerra. También en 1938, la Oxford Student Union anuló su «Juramento», adoptando una resolución que decía que «esta asociación defiende la alianza de las naciones pacifistas y está dispuesta a hacer la guerra contra la invasión fascista». Se abría paso la idea de que, en ciertas circunstancias, había que recurrir a la guerra para defender la paz.43

La Alianza Juvenil Antifascista fue la que representó a la «juventud española» en el Segundo Congreso Mundial, que se celebró en Nueva York entre el 16 y el 23 de agosto de 1938. Alianza lo definió como «congreso de unidad de todos los jóvenes para la defensa de la paz mundial», identificada con la «lucha contra los agresores, contra los fascistas que quieren destruir nuestra patria», por lo que la juventud española debía apoyar el congreso y defender su unidad, mientras que los adultos pidieron a los jóvenes que explicaran en Nueva York que en España se estaba defendiendo la paz con las armas porque no se podía hacer otra cosa, idea en la que coincidieron Ramón Lamoneda (PSOE), y Mariano Vázquez y Segundo Blanco (CNT), en entrevistas realizadas por el mismo periódico. La delegación de la AJA, presidida por el libertario Serafín Aliaga, estuvo formada solo por 13 miembros e incluyó, además de a las organizaciones que habían participado en el primer congreso, a una representante de la Unión de Muchachas –la organización juvenil femenina vinculada a la JSU–, y un miembro de la JEREC. Tuvieron representación independiente las Juventuts Socialistes Unificades de Catalunya y las Juventudes Libertarias catalanas.44

En ambos congresos internacionales se planteó la necesidad de la unidad de ésta para construir un mundo en paz, lo que se consideraba que sólo podía conseguirse con el fortalecimiento del sistema democrático y, en el segundo, se rechazó –en una referencia implícita a las organizaciones juveniles de los países totalitarios– que la juventud debiera expresar obediencia incuestionable hacia el Estado y/o sus dirigentes. Las organizaciones juveniles de Alemania, Italia y Japón habían intervenido en la preparación del primer congreso hasta el 10 de julio de 1936, pero finalmente decidieron no asistir, aunque los delegados italianos del exilio habían estado dispuestos a no participar si eso ayudaba a que lo hicieran representantes de las organizaciones juveniles fascistas. La ausencia de las organizaciones juveniles nazis llevó a la delegación francesa a presentar un «llamamiento a la juventud alemana», que fue aprobado por unanimidad, en el que se le pedía participar y desarrollar las labores aprobadas en el congreso, «convencidos» de que compartían sus objetivos de luchar por la paz porque «en una guerra todos acabarían perdiendo». En el segundo congreso se insistió en la necesidad de colaborar con los jóvenes de las potencias fascistas: «La juventud democrática no está enemistada con la juventud de los estados totalitarios y hará todo lo que esté en su mano para establecer un contacto amistoso con ellos».45

Sin embargo, la evolución de la situación internacional no permitió que los delegados del segundo congreso no pusieran nombres y apellidos a los problemas. Así, el mismo informe del segundo congreso destacó «la gran ovación dada a los delegados de China, España, Checoslovaquia, Austria y Etiopía» en el acto de inauguración del congreso en el que, según la revista Time, la delegación española fue la más aclamada.46

Se trataron uno a uno los principales conflictos existentes, destacando el español. La mayoría de los delegados afirmaron que España estaba «siendo víctima de un ataque alemán e italiano y que el éxito de este ataque sería una amenaza para la seguridad y la democracia del resto de países europeos». Se propuso que se restableciera el derecho que tenía el gobierno republicano, como gobierno legítimo, a comprar armas, acabando con la política de no intervención, aunque hubo dos delegados que defendieron mantenerla, pero haciéndola verdaderamente efectiva y logrando la retirada de las tropas y la ayuda extranjera, que era también la postura de la Internacional Juvenil Socialista.47

Se expresó la oposición al reconocimiento de la soberanía italiana sobre Etiopía; se pidió que las garantías de la independencia de Checoslovaquia, expresadas en el pacto franco-soviético-checo, fueran firmadas por otros países; se condenó la anexión de Austria por Alemania y la persecución racial, especialmente la de los judíos; se defendieron la integridad territorial y la soberanía de China; y se felicitó la política de buena vecindad iniciada por el gobierno estadounidense presidido por Franklin Delano Roosevelt. Se planteó específicamente que una tarea de la juventud era ayudar a las víctimas de la guerra, especialmente a los civiles de España y China; fomentar el boicot a los productos de los países agresores y promover la venta de los de los amenazados; enviar alimentos y medicinas a las víctimas; organizar mítines para promover la solidaridad con ellas; y defender que se extendiesen los derechos de asilo y que se hiciera cumplir la ley que prohibía bombardear objetivos civiles.48

Se consideraba que la paz no era solo la ausencia de guerra, sino también la inexistencia de injusticias sociales y de opresión política que, a la vez, eran las condiciones necesarias para una ausencia total de conflictos bélicos. De ahí que en ambos congresos se trataran numerosos temas relacionados con el bienestar de la juventud, como la educación, las condiciones laborales y el desempleo, la salud, el ocio o la delincuencia juvenil. En el segundo congreso se analizaron también las problemáticas particulares de los jóvenes del mundo rural y de las colonias, y de las mujeres jóvenes. Se desarrolló un programa muy elaborado sobre estos temas que conformaba un proyecto de estado del bienestar para todos los jóvenes, ya que se defendía explícitamente la igualdad de derechos sin distinción de sexo, raza o religión, y que las medidas propuestas se aplicaran también en las colonias, tras plantear que «las aspiraciones de los jóvenes son idénticas en todos sitios. Queremos disfrutar de seguridad, del ocio, de salud (...)» para lo que se necesitaba «mejorar la situación material de la juventud».49 La idea era elaborar una «carta internacional de derechos de los jóvenes», de forma similar a como lo estaban haciendo, desde perspectivas nacionales, los organismos unitarios juveniles de algunos países, como el American Youth Congress o la British Youth Peace Assembly. Y quizá las 10 reivindicaciones de la juventud aprobadas por la JSU, y que fueron, en gran parte, asumidas por la AJA, se puedan considerar también una «carta de derechos», en las particulares condiciones del conflicto bélico.50

Había, además, un convencimiento expreso de que la educación colaboraba al mantenimiento de la paz. Por esto, entre otras medidas, se defendió la «internacionalización de la educación» a través del Instituto para la Cooperación Intelectual de la SdeN, que debía colaborar con las autoridades educativas de los distintos países en la revisión de los «viejos libros de texto» y en la elaboración de nuevos en temas como geografía, historia y economía, para eliminar el «chovinismo».51

Se propuso que la SdeN estableciera un sistema de becas que favoreciera la movilidad de los estudiantes de diferentes países, al igual que campos de vacaciones y escuelas de verano internacionales, crease una agencia de noticias y un periódico propio, realizase emisiones radiofónicas en diferentes lenguas para «difundir noticias imparciales», y estableciese un estudio de cine para producir y difundir películas educativas y pacifistas.52

En el aspecto más estrictamente político,53 se defendieron medidas que ya se estaban planteando en la SdeN, como la separación del pacto de su creación de los tratados de paz, la eliminación de la necesidad de unanimidad a la hora de tomar decisiones o el establecimiento, a través de la Sociedad, de pactos regionales de asistencia mutua. Se pidió respetar las obligaciones internacionales y los tratados de las minorías, hacer obligatorio el arbitraje de una tercera parte en los enfrentamientos internacionales, y crear mecanismos para solucionar los conflictos internacionales. Se apoyó la nacionalización de la fabricación de armas y el control internacional de su tráfico, lo que ya había intentado la SdeN.54 Y, sobre todo, se defendió la política de seguridad colectiva: todas las naciones debían someterse al arbitraje de una tercera parte imparcial y quien fuera a la guerra por no aceptarlo se convertiría en enemigo de la comunidad internacional, que debía usar sus poderes para impedir la agresión, como defendió en el primer congreso el británico Norman Angell.55

Nunca se había negado que la SdeN pudiera ejercer presión moral y política, pero en ambos congresos se defendió reforzar el organismo internacional y que tuviera también poder para hacer cumplir las sanciones (diplomáticas y económicas), y se reconoció que «la fuerza militar puede tener que ser usada como último recurso para la supresión de la guerra». En ambos congresos hubo pequeños grupos de delegados que se opusieron a estas posiciones, especialmente a la última. Sin embargo, como planteaban los partidarios del rearme en la LNU británica, «el arbitraje seguía siendo un objetivo, pero había que distinguir entre la voluntad de solucionar los conflictos pacíficamente y rendirse ante la agresión».56

El primer congreso aprobó un llamamiento a la juventud del mundo en que se destacaba la variedad de tendencias presentes, unidas por el deseo común de vivir en paz y «evitar la guerra a nuestra generación», y se pedía la unidad internacional de la juventud para defender la paz.57 Frente al carácter general de este llamamiento, en el segundo congreso se aprobó el llamado «Pacto por la Paz de Vassar College», por el lugar en que se reunía el congreso, que fue firmado por los representantes de 48 de los estados y territorios coloniales presentes. Condenaba toda guerra de agresión dirigida contra la independencia o la integridad de un Estado y los bombardeos de ciudades y poblaciones civiles. Los firmantes se comprometían a presionar para que sus respectivos gobiernos colaboraran para prevenir y/o detener las agresiones, ayudaran de forma efectiva a las víctimas y no suministraran ni material bélico ni ayuda financiera al agresor, y a «hacer todo lo que esté en nuestro poder para garantizar que la juventud de nuestros países nunca participará en ninguna guerra de agresión contra otros estados», en lo que parece una reelaboración del Juramento de Oxford adaptado a las nuevas circunstancias.58

En la delegación norteamericana se formó un bloque minoritario contrario a las sanciones gubernamentales, considerando que «llevaban a guerras para preservar el statu quo», y el pacto fue firmado por el presidente de la delegación en nombre de la mayoría, pero lo rechazaron nueve organizaciones, entre ellas, el Consejo Nacional de la Juventud Metodista, el Comité Juvenil contra la Guerra y la Liga de Jóvenes Socialistas. Así, se dijo que los «socialistas europeos se separaron de sus jóvenes camaradas de Estados Unidos para apoyar la seguridad colectiva».59

Y, efectivamente, en la mayoría de las organizaciones, del pacifismo y el antimilitarismo se pasó al antifascismo, al rechazo a la política de apaciguamiento de los dictadores y a la defensa del rearme de las potencias democráticas, y de la oposición a toda guerra a la distinción entre guerras justas y guerras injustas. Se mantendría un «pacifismo puro» residual, que se extendió, por ejemplo, en Estados Unidos o los países neutrales europeos, por lo menos hasta 1941. Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial los socialistas de la Universidad de Berkeley defendieron que lo más importante era mantener a EEUU fuera de la guerra; el American Youth Congress giró también hacia posiciones aislacionistas; y la ASU definió el conflicto recién iniciado como imperialista, como hicieron todas las organizaciones comunistas, pero también algunas organizaciones socialistas europeas de los países neutrales hasta la generalización de la guerra.60

EL FRACASO DE LOS PACIFISMOS

Y DE LA «UNIDAD DE LA JUVENTUD»

Algunos obispos suizos acusaron al Primer Congreso Mundial de la Juventud de ser una «empresa comunista subrepticia». Estos ataques se intensificaron con la extensión de las tensiones internacionales y, de cara al segundo congreso, insistieron en ello Alemania e Italia, la Iglesia Católica y los Boy Scouts de Estados Unidos, aunque eso no impidió que participaran organizaciones católicas y scouts. Probablemente esta acusación estaba relacionada con la campaña en contra de la Sociedad de Naciones, definida como «agente del comunismo internacional», realizada por los países autoritarios y fascistas y que se vinculaba al uso del organismo internacional como «caja de resonancia» por parte de los países atacados, su negativa a reconocer al Estado títere japonés de Manchukuo en China y la ocupación italiana de Etiopía, y sus críticas a la política expansionista de la Alemania nazi.61

También el American Youth Congress fue acusado de comunista, especialmente por algunos sectores del Partido Republicano, aunque sus propuestas y reivindicaciones no eran para nada comunistas, aunque sí radicalmente democráticas,62 y suponían un claro apoyo a las políticas hacia la juventud del New Deal de Franklin D. Roosevelt, representadas por la Administración Nacional de la Juventud, que se puso como modelo para otros países en el segundo congreso.63 En los países en que los organismos unitarios formados al calor del Movimiento del Congreso Mundial de la juventud tuvieron más importancia, como Canadá, Estados Unidos o Gran Bretaña, la influencia comunista parece que ni siquiera fue importante.64

Como escribió Eleanor Roosevelt, las propuestas del Movimiento del Congreso Mundial de la Juventud eran «bastante sensatas y serenas, quizá algo idealistas y verdaderamente muy optimistas».65 Defendieron, entre otras cosas, unas políticas del bienestar y un proceso de descolonización que se desarrollarían después de la Segunda Guerra Mundial, y un aumento del papel de los organismos internacionales, que sigue desarrollándose, y generando tensiones, desde entonces.

Especialmente idealista y optimista era su objetivo de mantener la paz: probablemente ni todo el esfuerzo posible de las organizaciones juveniles participantes hubiera impedido la nueva conflagración mundial, en la que influían muchos otros intereses y actores más poderosos. En el último semestre de 1938 –cuando el movimiento logró su mayor expansión y organización– era probablemente demasiado tarde para lograr su principal objetivo. Menos de un mes después del segundo congreso, Gran Bretaña y Francia entregaron a Hitler Checoslovaquia con el Pacto de Múnich. Al año siguiente, la República Española fue finalmente derrotada y la URSS realizó su segundo «gran viraje» de la década con la firma del pacto germano-soviético. Así, si la Guerra de España consumió a las organizaciones juveniles españolas, que llegaron al final del conflicto completamente divididas, tampoco el movimiento juvenil internacional unitario, solidario, antifascista y pacifista que se había desarrollado junto con ellas sobrevivió.

En último término, el Movimiento del Congreso Mundial de la Juventud representó a lo que fue posteriormente la gran coalición vencedora de la Segunda Guerra Mundial y se desintegraría igual de rápidamente que ésta. Cuando se recuperó la idea de coordinar internacionalmente a la juventud tras la nueva conflagración mundial se hizo bajo el influjo de la guerra fría y el movimiento juvenil reflejó esta división: en 1949 se creó en Londres la Federación Mundial de la Juventud Democrática, de la que se separaron la mayoría de las organizaciones juveniles de los países occidentales que formaron ese mismo año la Asamblea Mundial de la Juventud, a la que se sumaron, por ejemplo, muchas organizaciones británicas que habían participado en la British Youth Peace Assembly y en los dos congresos mundiales de la juventud de los años treinta.66

Y en el año en que se conmemora el 50 aniversario de los diferentes mayos del 68 no se puede concluir sin destacar que, históricamente, la movilización juvenil en general, y estudiantil en concreto, y los movimientos pacifistas ya habían adquirido un carácter internacional y de masas en los años treinta del siglo XX.

* Este trabajo ha sido posible gracias al proyecto CSIC 201510I026, Hacia una historia comparada de la juventud en la Edad Contemporánea y al proyecto HAR2015-65115-P, La violencia política de 1936 y el 18 de julio como punto de ruptura. Un análisis micro.

1. L. Branciforte: El Socorro Rojo Internacional en España (1923-1939). Relatos de la solidaridad antifascista, Madrid, Biblioteca Nueva, 2011; G. Pretus: La ayuda humanitaria en la Guerra Civil Española (1936-1939), Granada, Comares, 2015; K. Braskén, The International Workers’ Relief, Communism, and Transnational Solidarity. Willi Münzenberg in Weimar Germany, Basingstoke, Palgrave MacMillan, 2015; J.V. Gottlieb: «Guilty Women», Foreign Policy, and Appeasement in Inter-War Britain, Basingstoke, Palgrave-MacMillan, 2015; S. Souto Kustrín: «El mundo ha llegado a ser consciente de su juventud como nunca antes»: Juventud y movilización política en la Europa de entreguerras», Mélanges de la Casa de Velázquez, 34-1, 2004, pp. 179-215; íd.:«Jóvenes, marxistas y revolucionarios» en M. Álvarez Tardío y F. del Rey Reguillo (dirs.): Políticas del odio. Violencia y crisis de las democracias en el mundo de entreguerras, Madrid, Tecnos, 2017, pp. 115-165.

2. Alianza, órgano de la Alianza Juvenil Antifascista (AJA), 28/7/1938, s.p., «A los dos años de lucha. Posición de la juventud del mundo»; L’Internationale de la Jeunesse Socialiste. Son développement et son activité pendant les années de 1935 à 1938, París, Secrétariat de l’Internationale de la Jeunesse Socialiste, 1939, p. 5.

3. E. Collotti (coord.): Fascismo e antifascismo, Roma-Bari, Laterza, 2000; N. Copsey y A. Olechnowiez: Varieties of Anti-fascism: Britain in the Inter-War Period, Palgrave, 2010.

4. He analizado la solidaridad juvenil con la República en S. Souto Kustrín: Paso a la juventud. Movilización democrática, estalinismo y revolución en la República Española, Valencia, PUV, 2013, pp. 376-412.

5. Y. Cohen: Les jeunes, le socialisme et la guerre. Histoire des mouvements de jeunesse en France. París, L’Harmattan, 1989, pp. 167-216. A. González Quintana: «La primera organización de jóvenes proletarios españoles: las Juventudes Socialistas de España o el fracaso de una alternativa juvenil de clase (1903-1921)», Studia Historica. Historia Contemporánea, 5-4, 1987, pp. 21-46. G. Pretus: La ayuda..., cit., pp. 7-12.

6. J. Colton: «Définition de la Jeunesse et des Mouvements de Jeunesse. La Jeunesse et la paix», en J. Colton et alii : La jeunesse et ses mouvements. Influence sur l’évolution des sociétés aux XIXe et XXe siècles, París, Éditions du Centre National de la Recherche Scientifique, 1992, pp. 3-14, esp. pp. 8 y 10; G. Brewis: A Social History of Student Volunteering. Britain and Beyond, 1880-1980, Basingstoke, Palgrave MacMillan, 2014, pp. 112-113; A. Esler: Bombs, Beards and Barricades. 150 Years of Youth in Revolt, Nueva York, Stein and Day Publishers, 1971, p. 200. Courrier Universel de la Jeunesse, Bulletin d’information du Bureau d’Organisation d’une Reencontré Mondiale de la Jeunesse, diciembre de 1935 p. 10, «Les manifestations Estudiantines le 11 Novembre», recoge manifestaciones y actos en diferentes universidades en Estados Unidos, Canadá, Checoslovaquia, Holanda, Yugoslavia y Reino Unido. Frente estudiantil, órgano de la UFEH (Unión Federal de Estudiantes Hispanos) en el Frente (Zona catalana), 1 de noviembre de1938, s. p., recuerda los actos realizados en el Reino Unido en 1937.

7. La IFLNS tenía su sede, como la misma SdeN, en Ginebra. En el momento de su creación la formaban sociedades de 20 países y, en 1926, tenía ya organizaciones en 35, entre otros, casi todos los países de Europa Occidental, Argentina, Canadá, Haití y Estados Unidos y en todos los territorios de la Commonwealth británica. Thomas N. Davies: «Internationalism in a Divided World: The Experience of the International Federation of League of Nations Societies, 1919-1939», Peace and Change, vol. 37, nº. 2 (abril 2012), pp. 227-252; Time, 22/10/1923, “Exambassadorial Comment”; The International Federation of League of Nations Societies, Londres, League of Nations Union (LNU), [1926]. La LNU, la Unión de Sociedades pro Sociedad de Naciones británica, es considerada la asociación más importante de la IFLNS y, a pesar de que la creciente tensión internacional la hizo perder afiliados, nunca tuvo menos de un cuarto de millón en los años treinta. D. S. Birn: «The League of Nations Union and Collective Security», Journal of Contemporary History, 9-3, 1974, pp. 131-159.

8. N-J. Chaline: «Addendum. La jeunesse et le pacifisme en France», en J. Colton et alii: La jeunesse, cit., pp. 117-119. C. Bouneau: Socialisme et jeunesse en France, 1879-1969. Acteurs-Discours-Moments et lieux, Pessac, Maison des Sciences de l’Homme d’Aquitaine, 2009, pp. 359-367.

9. Programme of the Young Communist International, Londres, The Young Communist League of Great Britain, 1929, pp. 43-44.

10. J. Springhall: «Baden-Powell and the Scout Movement before 1920: Citizen Training or Soldiers of the Future?», The English Historical Review, 102-405, 1987, pp. 934-942; C.E. Harang: «Les Jamborees en Europe, 1920-1945», en G. Cholvy (ed.): Le Scoutisme. Un mouvement d’Éducation au XXe siècle. Dimensions internationales, Montpellier, Publications Montpellier 3-Université Paul Valery, 2002, pp. 43-55, la cita en p. 48. El creador de los scouts, Robert Baden Powell, apoyó a la SdeN en los años veinte, pero desde enero de 1933 la consideró fracasada, ver M. Sica: «Le rendez-vous manqué de Baden-Powell avec la Société des nations», en A. Bauberot y N. Duval (dirs.): Le scoutisme entre guerre et paix au XXe siècle, París, L’Harmattan, 2006, pp. 53-65.

11. Report of the World Youth Peace Congress, Bilthoven, Holland Continuation Secretariat of the World Youth Peace Congress, 1929. Se dice que participaron unas 450 personas entre las que incluye no solo jóvenes, sino también periodistas o traductores, y que asistieron jóvenes de 32 países (p. 3). J. Matthews: Youth Looks at World Peace: a Story of the First World Youth Peace Congress (Holland, 1928), Nueva York, American Committee World Youth Peace Congress, 1929.

12. The Young Communist International between the Fourth and the Fifth Congresses, 1924-1928, Londres, Communist Party of Great Britain, 1928, pp. 24-32. En el congreso por la paz de 1928, los delegados comunistas, en minoría, rechazaron que las diferentes iglesias pudieran trabajar por la paz y consideraron a la SdeN inútil como medio de evitar la guerra y una institución para la preservación del imperialismo (Report, cit., pp. 30 y 18).

13. J. Dupuy: «Vers le Grand Rassemblement de Genève», en Bulletin du Comité Français de Préparation.Congrès Mondial de la Jeunesse, nº. 1 (s.f.), pp. 1-2, Bibliothèque de Documentation Internationale Contemporaine (BDIC, acaba de cambiar su nombre por La Contemporaine), Documents de la Foundation S. Prudhonneux, La jeunesse et la paix entre les deux guerres mundiales, 1920-1938, Z 21. D, Congres mondial de la jeunesse. Youth Plans a New World. Being the Official Record of the First World Youth Congress, Geneva 31.viii-6.ix 1936, Organised by the International Federation of League of Nations Societies, Ginebra, International Federation of League of Nations Societies, 1937 (2ª. ed.), p. 5. B. Shields-Collins: «La jeunesse veut la paix», Les Cahiers de la Jeunesse, 1, 15 de julio de 1937, pp. 14-15, esp. p. 14, dice que la idea del congreso partió de un grupo de estudiantes de una escuela de verano de la SdeN. El segundo congreso fue organizado por una comisión de jóvenes elegida en el primero, dirigido por la misma Elizabeth (Betty) Shields-Collins, británica de sólo 23 años.

14. «The world we mean to make»: a report of the World Youth Congress held at Geneva, August 31st-september 6th 1936, Londres, British Youth Peace Assembly, 1936, p. 7. Cassin, (1887-1976), catedrático de Derecho, miembro de la Liga de Derechos del Hombre y del Partido Radical francés, era delegado de Francia en la Sociedad de Naciones, cargo que ocupó entre 1924 y 1938, cuando dimitió por su oposición al Pacto de Munich. A partir de 1940 fue uno de los portavoces del gobierno del general De Gaulle en Londres. Uno de los principales inspiradores de la Declaración Universal de Derechos Humanos aprobada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1948, fue miembro del Tribunal Europeo de Derechos Humanos desde 1959 y su presidente entre 1965 y 1968. Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1968. M. Long y F. Monnier (eds.): René Cassin (1887-1976), une pensée ouverte sur le monde moderne: hommage au Prix Nobel de la Paix 1968, París, H. Champion, 2001.

15. A.H. Bird: Youth can stop war, Londres, Arthur H. Stockwell, Ltd., [1935]. Youth Demands a Peaceful World, Report of the 2nd World Youth Congress. Vassar College, Poughkeepsie, New York, August 16-23, 1938, Nueva York-Ginebra, World Youth Congress, [1938], p. 53. Una copia de la edición en castellano (II Congreso Mundial de la Juventud. Vassar College, Poughkeepsie, N.Y., E.U.A., 18 al 31 de agosto [sic], 1938, s.l., s.e., [1938]), se conserva en la biblioteca de la Universidad de Stanford (California).

16. The world, cit.; pp. 3-4; Youth Plans, cit., p. 5. J.L. Martín Ramos: El Frente Popular. Victoria y derrota de la democracia en España, Barcelona, Pasado y Presente, 2016, p. 32.

17. Congreso Mundial de jóvenes contra la guerra y el fascismo. Manifiesto, juramento y crónica de un delegado, Madrid, s.l., Ediciones del Comité Nacional de Jóvenes contra la guerra y el fascismo, [1934], pp. 5-6. En esta última página se reconocía que había muy pocos delegados de «las grandes organizaciones de jóvenes». El juramento del congreso decía que los jóvenes declaraban su voluntad de «luchar contra la guerra, abatir el fascismo (y) combatir bajo la bandera del socialismo», «contra la preparación de la guerra imperialista en todas sus formas y por la defensa de la Unión Soviética» (p. 4). J.L. Martín Ramos: El Frente Popular, cit., p. 32.

18. El 14 de julio de 1935 se había creado el Rassemblement Populaire de la Jeunesse que reunía a una decena de organizaciones, entre ellas la juventud comunista, la socialista, las Juventudes Laicas y Republicanas y las Juventudes Radical Socialistas. C. Delporte: «Les jeunesses socialistes dans l’entre-deux-guerres», Le Mouvement Social, 157, 1991, pp. 33-66, pp. 50-54. O.V. Kuusinen: The Youth Movement and the Fight Against Fascism and the War Danger: Speech Delivered at the Seventh World Congress of the Communist International, 22nd Day, 41st Session, August 17, Moscú-Leningrado, Co-Operative Publishing Society of Foreign Workers in the U.S.S.R, 1935, pp. 15-20; M. Wolff: «Unamos las fuerzas de la nueva generación», Informe presentado al VI Congreso de la Internacional Juvenil Comunista, Bilbao, Editorial Joven Guardia, s.f., p. 33.

19. R. Fabre, «Un exemple de pacifisme juridique. Théodore Ruyssen et le mouvement <<La Paix par le Droit>> (1884-1950)», Vingtième Siècle. Revue d’histoire, 39, 1993, pp. 38-54. A la convocatoria de la conferencia, además de la IFLNS, se habían unido otros organismos internacionales, como la Comisión Internacional de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones. BDIC, Q PIÉCE 2971, Conférence Internationale de la Jeunese Pour la Paix, Brussels, 29 fevrier-1er mars 1936. Documentation nº. 1, s.l., Bureau d’organisation de la Communauté Universelle de la Jeunesse pour la Paix, la Liberté et le Progrès-Centre de liaison mandaté par la Conférence de Bruxelles, s.f.

20. R. Devleeshouwer: Henri Rolin (1891-1973). Une voie singulière, une voix solitaire, Bruselas, Editions de l’Université de Bruxelles, 1994.

21. The world, cit., pp. 12-16; J. Touchard: «L’esprit des années 1930: Une tentative de renouvellement de la pensee politique française» (or. 1960), en P. Andreu: Révoltes de l’Esprit. Les revues des années trente, s.l., Kimé, 1991, pp. 195-232; J.A. Humphrey: Emil Brunner, Nashville (Tennesseee), World Books, 1976. Probablemente con las corrientes religiosas que representaban se relaciona Alfredo Mendizábal quien puede definirse como un personaje sui generis en la Iglesia española de los años treinta: X. Iturralde: «Alfredo Mendizábal Villalba. Un pacifista en la guerra», en P. Folguera et alii. (eds.): Pensar con la historia desde el siglo XX. XII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea, Madrid, UAM, 2015, pp. 2751-2770.

22. Youth Demands, cit., p. 2.

23. Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH), Político Social (PS) Barcelona 813, expte. 9, comunicado de prensa nº. 6. La intervención de Kosarev se publicó en España bajo el título La juventud soviética, vanguardia de la paz: bases morales, religiosas y filosóficas de la paz, Madrid, Ediciones Europa-América, s.f.

24. E. González Calleja: Rebelión en las aulas. Movilización y protesta estudiantil en la España Contemporánea (1865-2008), Madrid, Alianza, 2009, p. 203. La Asociación pro Sociedad de Naciones de cada país –y cuando no la había, un comité o delegado elegido por el secretariado de la IFLNS y el comité organizador del congreso formado por ella– debía crear órganos de coordinación nacionales que tenían que intentar incluir a todas las organizaciones juveniles y/o que trabajaran con los jóvenes.

25. R. Latta: They Tried. The Story of the Canadian Youth Congress, Ottawa, edición de la autora, 2006. The world, cit., p. 36. Communism and British youth: an analysis of the plans of the Communist Party for the penetration and capture of certain British youth organisations, Londres, Consejo Central de la Economic League, 1936, pp. 2-3.

26. Antes de la guerra civil también participaron la Federación Cultural Deportiva Obrera (FCDO), la Federación de Trabajadores de la Enseñanza de la Unión General de Trabajadores, las Universidades Populares y varias asociaciones de mujeres, entre otras organizaciones, pero el Frente de la Juventud se redujo a las organizaciones estrictamente juveniles con el inicio del conflicto bélico. A finales de agosto de 1937, a partir de él se creó la Alianza Juvenil Antifascista (AJA), que incluyó a los jóvenes libertarios. Courrier universelle de la jeunesse, junio de 1936, “Informations de Divers Pays. Genève – Un congres de la jeunesse mondiale», pp. 2-4, p. 4, «Espagne». Juventud. Diario de la Juventud en Armas (Juventud Socialista Unificada (JSU), 28/10/1936, p. 4. S. Souto Kustrín, Paso a la juventud..., cit., pp. 273-318.

27. El BIJR, fundado en 1934, era cercano a las posiciones trotskistas e incluía organizaciones escindidas del socialismo o del comunismo «oficiales», la mayoría con escasa fuerza, excepto la Guild of Youth del Independent Labour Party británico y la Juventud Socialista Revolucionaria de Alemania, aunque ésta última lo abandonaría al decidir apoyar la política de Frente Popular. De él formaba parte la Juventud Comunista Ibérica (JCI) española, del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Juventud Obrera (JCI), 11 de noviembre de 1937, 30 de noviembre de 1937 y 7 de diciembre de 1937 (s.p.).

28. La organización internacional de los estudiantes reconocida por la SdeN. Agrupaba a asociaciones estudiantiles de muy diversas tendencias políticas, incluidas las organizaciones estudiantiles de la Italia fascista y la Alemania nazi. R. Muñoz Suay (Comisario General de la UFEH): Los estudiantes en la guerra y en la vida social. Informe general sobre el primer punto del orden del día de la Conferencia Nacional de Estudiantes (U.F.E.H.). Valencia, 2, 3, y 4 de julio de 1937, Valencia, Editorial Frente Universitario, s.f. (1937), p. 17.

29. Entre las organizaciones nacionales había también una gran diversidad: por ejemplo, participaron 22 organizaciones socialistas, 33 cristianas (católicas y protestantes) y 16 comunistas. BDIC, Q PIÉCE 2971, Conférence Internationale, cit.

30. La cita en Time, 29 de agosto de 1938, «Youth Congress». En el congreso de 1936, 402 delegados eran hombres y 89 mujeres; y 100 observadores eran hombres y 72 mujeres. Las delegaciones en que eran más abundantes las mujeres eran Estados Unidos, Polonia y Gran Bretaña. Los datos de 1938 son incompletos, pero indican que había 315 delegados y 94 delegadas y 103 observadores y 69 observadoras. Los representantes de las organizaciones internacionales eran mayoritariamente hombres excepto en las organizaciones exclusivamente de mujeres y en las estudiantiles. Todos los datos de participantes en ambos congresos son una elaboración propia a partir de los datos de delegados por países y/u organizaciones recogidos en Youth Plans, cit., y Youth Demands, cit. Cuadro de delegados y observadores por territorios en ambos congresos en S. Souto Kustrín: «<<El mundo que queremos crear>>: los congresos mundiales de la juventud y la crisis de entreguerras», Actas de las XI Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia, Tucumán, Universidad Nacional de Tucumán, 2007, pp. 24-25.

31. En 1937 los estados miembros de la SdeN eran 45 y, a finales de 1938, 54. D. P. Myers: «The League of Nations Covenant-1939 Model», The American Political Science Review, 33-2, 1939, pp. 193-218, p. 203.

32. «The world», cit., pp. 34-35. Youth Demands, cit., p. 52.

33. «The world», cit., p. 34; Youth Plans, cit., p. 196; y Youth Demands, cit., pp. 50-52. La IJS decidió no participar en el congreso de Ginebra y recomendar a sus federaciones que hicieran lo mismo, aunque algunas no le hicieron caso, como las organizaciones socialdemócratas del exilio alemán o la Liga de la Juventud Laborista británica. En 1937 decidieron enviar un observador al comité del congreso siguiente y dejar a las organizaciones libertad para participar en los comités nacionales. L’Internationale, cit., p. 50. Muchas de estas organizaciones internacionales ya habían participado en el congreso de 1928, al que la IJS también asistió solo como observador (Report, cit., p. 67).

34. El RME tenía su origen en el Comité Mundial de Estudiantes contra la Guerra y el Fascismo, creado en 1934 dentro de la política de frente único antifascista comunista, y había adoptado este nuevo nombre en 1936. Rassemblement Mondial des Étudiants Collection, International Institute of Social History (IISG), https://search.socialhistory.org/Record/ARCH01164 (última consulta: 12/5/2018). La CIE, por su parte, reaccionó con «tibieza» ante los llamamientos de la UFEH. R. Muñoz Suay: Los estudiantes, cit., p. 17.

35. Juventud, órgano de la Comisión Nacional de Unificación FJS-UJCE (JSU), 23 de septiembre de 1936, p. 6. Juventud Libre, órgano de la FIJL, 19 de septiembre de 1936, p. 6. En el congreso estuvieron también Antonio Muñoz –miembro del Comité Nacional de la JIR y responsable del Frente de la Juventud– como delegado de la Communauté Universelle de la Jeunesse pour la Paix, Carlos Robles en representación del Rassemblement Mondial de la Jeunesse y Trifón Medrano, secretario general de la UJCE, por la IJC. Youth Plans, cit., Lista de delegados, pp. 194-206. La JCI, que ya había rechazado participar en la Conferencia de Bruselas, definida como «inaceptable y utópica» y «concesión a la democracia burguesa», tampoco participó en el congreso de Ginebra: «El pacifismo pequeñoburgués y reformista nada tenía que ver con el comunismo». R. Casterás Archidona: La Juventud del POUM: Una juventud de la guerra civil española, Barcelona, edición del autor, 1983, pp. 80 y 83.

36. «The world», cit., p. 19; Juventud, 23 de septiembre de 1936, p. 4; y s.f., pp. 5-6, E. Imaz: «La Unión de los jóvenes», p. 5. El recibimiento lo recordaba un año después una participante en Ahora. Diario de la Juventud, Madrid, JSU, 5 de septiembre de 1937, p. 1.

37. Youth Plans, cit., pp. 40-41; CDMH, PS Barcelona 813, expte. 9, comunicado de prensa de 1 de septiembre (sin nº.), y comunicado de prensa nº. 8, p. 3; y Premier Congrès Mondial de la Jeunesse.Genève, 31 septembre 1936. Organisé sous les auspices et par les soins de l’Union Internationale des Associations pour la Societé des Nations. Geneve-Secretariat de l’Union Internationale des Associations pour la S. d. N., s.l., s.e. [Bruselas, Imp. & Heyvaert]), 1936, pp. 165-166. Las autoridades suizas habían permitido el congreso a condición de que los delegados se abstuviesen de criticar a países o gobiernos. Carta del Procurador General de la Confederación Helvética reproducida en hoja informativa del congreso, CDMH, PS Barcelona 813, expte. 9.

38. BDIC, F Piéce 4799, Aperçu de l’activité de la jeunesse de divers pays en favour de la jeunesse d’Espagne, établi par la Communauté Universelle de la Jeunesse pour la Paix, la Liberté et le Progrès, París, 15/12/1936, p. 6. E. Imaz: «La unión...», cit., p. 5, y J. Cadden: Spain 1936. Findings of an International Youth Commisssion, Nueva York, International Youth Commission, s.f., p. 2.

39. BDIC, Q Piéce 9.906, «Frente de la Juventud», carta de invitación a la conferencia. Además de las organizaciones juveniles del Frente de la Juventud, colaboraron las Juventudes Libertarias, las Juventudes Nacionalistas Vascas, las Juventudes Católicas Vascas y la JEREC (Joventut d’Esquerre Republicana-Estat Català). Véase también Juventud. Diario de la juventud en armas, 22 de diciembre de 1936, p. 1; y Nueva República (JIR), 4 de diciembre de 1936, s.p.

40. BDIC, F Delta 364 (1-5). Conférence Européene de la Jeunesse sur les Événements d’Espagne, París, Frente de la Juventud, 19 de diciembre de 1936; A declaration by the Basque Nationalist Catholic Youth on the Spanish War, Londres, The Press Department of the Spanish Embassy in London, s.f. (1937), Archives of the London School of Economics (LSE), COLL MISC 0091/14 Micro (Pamphlets), nº. 3. Un análisis de esta conferencia en S. Souto Kustrín, Paso a la juventud, cit., pp. 391-394. Las citas en Juventud. Diario de la juventud en armas, 26 de diciembre de 1936, p. 4.

41. Además de los delegados españoles, el comité quedó formado por representantes de Bélgica, Francia, Inglaterra y la Communauté Universelle de la Jeunesse pour la Paix. Era en estos tres países europeos donde se estaban de desarrollando más acciones de solidaridad juvenil con la República, como muestra BDIC, F Piéce 4799, Aperçu, cit. Joven Guardia (JSU de Euskadi), 26 de diciembre de 1936, contraportada; Pleno Nacional de Regionales de la FIJL de 1 de enero de 1937 (CDMH, PS Barcelona 1348); Nueva República, 1 de enero de 1937, s.p.; CDMH, PS Bilbao 200, expte. 10, f. 2, carta del 18 de enero de 1937 del Comité Ejecutivo del Frente de la Juventud de España al Frente de la Juventud Vasca. En abril de 1937 se incorporó al comité la IJS. L’Internationale, cit., p. 13.

42. BDIC, F Piéce 4799, Aperçu, cit.; Nueva República, 18 de diciembre de 1936, s.p.; Frente Universitario, órgano de la F.U.E. en retaguardia, 15 de marzo de 1937, 1 de mayo de 1937 y 1 de junio de 1937, s.p.; FUE (Murcia), 12 de abril de 1937, p. 2; 4 de mayo de 1937, p. 2; Avance (Caspe, JSU), 1 de mayo de 1937, p. 5.

43. R. Cohen: “Student Movements, 1930s”, en M.J. Buhle, P. Buhle y D. Georgakas (eds.): Encyclopedia of the American Left, Nueva York, Oxford University Press, 1998, pp. 799-802; F. Bennet: «Youth and Peace», Journal of Educational Sociology, 12-7, 1939, pp. 399-409, p. 404; «Positivo», Alianza, 9 de junio de 1938, s.p.

44. Alianza, 9 de junio de 1938, s.p., «La juventud del mundo por la paz», 10 de julio de 1938, s.p., «Opiniones sobre el congreso de Nueva York» y «La delegación española al congreso de Nueva York»; Youth Demands cit., p. 52.

45. Youth Plans, cit., pp. 6, 172, 196 y 206-207; «The world», cit., pp. 19 y 33-34; y CDMH, PS Barcelona, 813, expte. 9, comunicado de prensa nº. 8, p. 2, y reproducción del llamamiento. Youth Demands, cit., p. 23. La misma idea se repetía en p. 31, donde se hablaba de la «juventud de los países agresores».

46. Youth Demands, cit., p. 7. «Youth Congress», cit. El recibimiento y el trato dado a la delegación española los destacó Carlos Álvarez, dirigente de la JUR y miembro de la delegación, en Ahora, 13 de septiembre de 1938, p. 1.

47. Youth Demands, cit., pp. 7-8, la cita en p. 7; L’Internationale, cit., pp. 7-8.

48. Informe de la comisión sobre «la obligación internacional de la juventud», Youth Demands, cit., pp. 5-11.

49. La cita, en Youth Demands, cit., p. 11. He analizado todas estas medidas y su relación con las políticas y los cambios sociales y culturales producidos en el periodo de entreguerras en S. Souto Kustrín: «El mundo», cit. En ambos congresos se rechazó una afirmación que era común en esos momentos: que las «virtudes viriles» se satisfacían a través de la guerra y el uso de la fuerza. En el segundo congreso se defendió desarrollar un nuevo «heroísmo» en los jóvenes que tomara como ejemplo a misioneros, doctores o reformadores sociales (Youth Demands, cit., p. 22). G.L. Mosse: The image of Man. The Creation of Modern Masculinity, Londres, Oxford University Press, 1996, pp. 107 y ss.

50. Youth in Britain today: a survey in six parts: a programme for advance - «for peace and social justice», Londres, British Youth Peace Assembly, 1937, pp. 5-7; Why do we need a charter?, Londres, British Youth Peace Assembly, 1938, p. 8; «Declaración de derechos de la juventud estadounidense», American Youth Congress, 4/7/1936 (colección personal de Robert Cohen, New Deal Network, Columbia University (<www.newdeal.feri.org>, consultado en 2007). Las diez reivindicaciones de la juventud, Valencia, Editorial Guerri colectivizada, s.f. [1937], Boletín de la Federación Nacional de las J. S. U., febrero de 1938, pp. 3 y 6-7.

51. The world, cit., p. 28. No eran planteamientos nuevos: el mismo año de su creación (1924), el Instituto –dependiente del Comité de Cooperación Intelectual de la SdeN– había formado un grupo de «expertos» que intentó reformar los libros de texto de historia. F. P. Walters: Historia de la Sociedad de Naciones, Madrid, Tecnos, 1971, pp. 196-198.

52. «The world, cit., p. 27, de donde es la cita, y p. 28. También defendía esta política educativa el Comité de Cooperación Intelectual de la SdeN: «El acuerdo entre los pueblos por medio de la juventud», Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, LVIII (1934), pp. 75-79, 104-109; 128-132 y 153-158. En septiembre de 1936, la SdeN aprobó un convenio sobre «radiodifusión a favor de la paz» («The Progressive Development of International Law by the League of Nations», The American Journal of International Law, 41-4, Supplement: Official Documents, octubre 1947, pp. 49-65, p. 57.

53. Estos temas fueron tratados en ambos congresos en comisiones con el nombre de «Juventud y orden político internacional», cuyos informes se pueden ver en «The world, cit., pp. 21-22; y Youth Demands, cit., pp. 5-11.

54. D.R. Stone: «Imperialism and Sovereignty: The League of Nations’ Drive to Control the Global Arms Trade», Journal of Contemporary History, 35-2, 2000, pp. 213-230.

55. La intervención de Angell en The world cit., pp. 5-7. Angell (1872-1967) había sido diputado por el Partido Laborista entre 1929 y 1931. En este último año fue nombrado Caballero del Imperio Británico y en 1933 recibió el Premio Nobel de la Paz. En el periodo de entreguerras buscó promover la política de seguridad colectiva contra los dictadores. Después de la Segunda Guerra Mundial apoyó la política de defensa de las potencias occidentales frente al bloque del este. J.D.B. Miller: Norman Angell and the Futility of War: Peace and the Public Mind, Londres, MacMillan, 1986.

56. «The world, cit., p. 22; comunicado de prensa nº. 6 (CDMH, PS Barcelona, 813, expte. 9). D.S. Birn: «The League», cit., pp. 138-139.

57. «The world, cit., p. 32.

58. Youth Demands, cit., pp. 32-33. No lo firmaron Bulgaria, Hawai, Hungría, Filipinas y Turquía. Este pacto se reprodujo, por ejemplo, en Les Cahiers de la Jeunesse, 13-14, 15 de agosto-15 de septiembre de 1938, p. 7; y, de forma resumida, en Ahora, 31 de agosto de 1938, p. 2 o Mundo Obrero, 31 de agosto de 1938, p. 1. En el segundo congreso se dio más importancia al papel internacional de los jóvenes, como muestra la mayor amplitud del informe y de las propuestas planteadas para continuar las labores del congreso por parte de la comisión «El papel internacional de la juventud» (Youth Demands, pp. 23-24 y 29-31).

59. Youth Demands, pp. 32-33; F. Bennett: «Youth and Peace», cit., pp. 404 y 406. La cita en «Youth Congress», cit., idea que también se recogió en J. Starobin: «Voici le Congrès», Les Cahiers de la Jeunesse, 13-14, 15 de agosto-15 de septiembre de 1938, pp. 9-10.

60. A. Hartman: «Youth Finds Its Own Answers. The American Youth Congress of 1939», Survey Graphic, 28-8, 1939, pp. 492 y ss. S. Souto Kustrín: «Democracia, antifascismo y revolución. Las juventudes obreras en la Europa de entreguerras», en A. Bosch, T. Carnero y S. Valero (eds.): Entre la reforma y la revolución. La construcción de la democracia desde la izquierda, Granada, Comares, 2013, pp. 69-87, pp. 83-85.

61. Documentos de la sesión del Comité de Preparación del Primer Congreso Mundial de la Juventud, 10 y 11 de julio de 1936. BDIC, Z 21. D, cit. Por el Frente de la Juventud de España participaban Manuel Azcárate y Manuel Tuñón de Lara. Entre los organismos internacionales que formaban parte del comité estaban la Federación Internacional Cristiana de Estudiantes, el YWCA internacional, la Federación Universitaria Internacional pro Sociedad de Naciones, el RME y la IJC. F. P. Walters: Historia de, cit., p. 680.

62. Youth Plans, cit., pp. 6-7, Les Cahiers de la Jeunesse, 13-14, 15 de agosto-15 de septiembre de 1938, pp. 3-4, «Nuremberg-New York», Time, 29 de agosto de 1938, «Youth Congress». Acusaciones de comunismo a británicos y estadounidenses en Communism and British, p. 3. En su última asamblea, celebrada el 4 de julio de 1939, el American Youth Congress expresó su defensa de los principios democráticos y las libertades constitucionales norteamericanas y «su oposición a toda forma de dictadura, independientemente de que sea comunista, fascista, nazi o de otro tipo, o tenga cualquier otro nombre» en una resolución aprobada con una sola abstención. El congreso decía representar a más de cuatro millones y medio de jóvenes. A. Hartman: «Youth Finds», cit.

63. Creada en 1935, la Administración Nacional de la Juventud tenía como objetivo proporcionar cursos, empleos, ofertas recreativas y asesoramiento a los jóvenes de entre 16 y 24 años. Sus programas más importantes eran los que concedían ayuda financiera a los estudiantes desde la educación secundaria, a cambio de trabajos para la comunidad, y los que proporcionaban trabajo a tiempo parcial a los jóvenes licenciados que no conseguían empleo, y cuyos presupuestos el Partido Republicano defendía recortar. P. Dogliani: «Cuestión juvenil y crisis económica en los Estados Unidos en los años del New Deal», en M. Bartolucci y B. Favero (coords.): «Historia de la juventud en el siglo XX: aportes metodológicos e historiográficos para su estudio», Pasado Abierto. Revista del CEHIS, 7 (enero-junio 2018), pp. 34-53. R.A. Reiman: Planning the National Youth Administration, Athens, University of Georgia Press, 1992. Youth Demands, cit., p. 14.

64. No se puede negar que muchos movimientos pacifistas del periodo de entreguerras recibieron apoyo y/o inspiración desde la Internacional Comunista, cuyos objetivos estaban en primer lugar determinados por las necesidades de la política exterior soviética. Pero la gran amplitud social, política e ideológica que alcanzaron venía determinada por los verdaderos deseos de paz de una proporción importante de la población. J. Colton: «Définition», cit., p. 11. G. Brewis: A Social History, cit., p. 114.

65. Eleanor Roosevelt: «Keepers of Democracy», Virginia Quarterly Review, 15, enero de 1939.

66. D. Cooke: Youth Organizations of Great Britain, Londres, Jordan & Sons Ltd., 1962, pp. 63-64. Entre las organizaciones miembros de la British Youth Peace Assembly que participaron en la constitución de la Asamblea Mundial de la Juventud estaban la Juventud Metodista, la YWCA, la Unión de Estudiantes Liberales, la reorganizada juventud laborista (Jóvenes Socialistas), la juventud del Partido Liberal o la Unión Nacional de Estudiantes.

Desde la capital de la República

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