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El encuentro fallido

Me interesa un encuentro que nunca se produjo, una gestión que falló, un deseo frustrado de Walter Benjamin por integrarse al círculo de pensadores en torno a la biblioteca de Aby Warburg en Hamburgo. Sostengo que este encuentro, entonces fallido, está “teniendo lugar” hoy, en un tiempo presente; no ya entre quienes han muerto, sino entre las ideas que los sobreviven1. Propongo pensar que sólo ahora se dan las condiciones de este encuentro; que sólo ahora, en este presente, que entonces era futuro, tenemos cómo “revelar” (la metáfora fotográfica es de Benjamin) lo que entonces se quedó en un negativo2.

Hay quienes dan a este encuentro fallido una dimensión trágica. George Steiner, al escribir la introducción a la edición en inglés de El origen del drama barroco alemán, sostiene que el grupo en torno a Aby Warburg hubiera sido para Benjamin un verdadero alero intelectual y psicológico, que no logró encontrar en el Instituto de Horkheimer y Adorno, con quienes sostuvo “relaciones ambivalentes” y “estériles” durante su vida. “Panofsky”, dice Steiner, “podría haber rescatado a Benjamin de la soledad en que encontraba; una invitación a Londres hubiera evitado su temprana muerte”3.

Benjamin conocía bien los trabajos de Warburg y su círculo. En El origen del drama barroco alemán, cita varias veces el estudio sobre Lutero de Warburg. El ensayo de Erwin Panofsky y Fritz Saxl acerca de la obra Melencolia I, de Albrecht Dürer, publicado en 1923, había tenido una importancia decisiva en la obra que preparaba Benjamin4, y también está citado en ella. Una de las grandes decepciones que tuvo al aparecer El origen... fue la falta de respuesta del Instituto Warburg, pues contaba con despertar su interés5. En opinión de Steiner, Benjamin estuvo entre los primeros en apreciar el valor de los estudios realizados en ese círculo.

En el año 1927, su deseo de integrarse al círculo de Warburg persistía; pero la gestión no prosperó. Se enfrentó al desinterés de Erwin Panofsky. Era una de las pocas opciones que entonces barajaba Benjamin para salir de una situación personal exasperante6. Según Steiner, fue el momento más ominoso de la vida de Benjamin. Qué hubiera sucedido si Benjamin se hubiera integrado al círculo Warburg, es materia de pura ficción. Alguien debería escribir esa novela. ¿Tendría un tono de idilio? ¿O de película de terror? El idilio iría por un encuentro en el coleccionismo, en la bibliofilia, en la capacidad de asociaciones sorprendentes, en el trato con la cultura como con un “gabinete de curiosidades”, en el interés por lo esotérico; todo ello apoyado en una base entonces firme, la de la fortuna bancaria de los Warburg, a la que Aby renunció a cambio del financiamiento de sus tareas, y fundamentalmente del Instituto. La película de terror viene por el lado de las contradicciones; el posible idilio involucraba a sólo una de las múltiples almas de Benjamin; las otras —las que lo llevaron a su identificación con un “materialismo histórico” sui generis— hubieran tal vez entrado rápidamente en conflicto con ella.

Sólo pueden conjeturarse los motivos por los cuales falló un encuentro que, desde la perspectiva actual, debería haber sido inevitable. Tal vez se debe al carácter “horripilante” de las ideas benjaminianas para la historia del arte; “horripilante” es una palabra que usa Didi-Huberman cuando habla de este tema, tomando su sentido etimológico: lo horripilante es algo que nos para los pelos7 (como “espeluznante”). Y eso nos saca de este encuentro histórico fallido para entrar en una zona en que el pensamiento de Warburg y el de Benjamin comienzan a tocarse. Intempestivamente: este adverbio nietszcheano les conviene a los dos. Como también la palabra “horripilante”, en relación con el tiempo y con las disciplinas históricas.

1 No es sólo una ocurrencia personal. En los últimos diez años se ha ido creando un sólido apoyo bibliográfico, tal vez insuficientemente conocido en nuestro país. Una mínima parte de este se encuentra citado en este texto. Con posterioridad a la primera redacción de este, en 2010, han aparecido nuevos estudios y al menos un número monográfico de una revista sobre el tema: Aisthesis –Rivista di Estetica Online, dedicada al tema Costellazioni tempestive. Warburg–Benjamin–Adorno, No. 2, 2010. Cabe agregar también libros que no he podido consultar: Barale, A., 2009: La malinconia dell’immagine: rappresentazione e significato in Walter Benjamin e Aby Warburg, Firenze University Press, Firenze; Pisani, D., 2004: Mnemosyne, tappa Parigi. Aby Warburg e Walter Benjamin: problematiche affinità, “Engramma”, 35; Rampley, M., 2000: The Remembrance of Things Past: on Aby M. Warburg and Walter Benjamin, Harrassowitz, Wiesbaden.

2 Benjamin, W., “Paralipomena to ‘On the Concept of History’, Selected Writings, vol. 4, translated by Edmund Jephcott and others, edited by Howard Eiland and Michael W. Jennings, Cambridge, Mass. and London, England, The Belknap Press of Harvard University Press, 2003, p. 405 (Citando a Monglond).

3 “This marks, I think, the most ominous moment in Walter Benjamin’s career. It is the Aby Warburg group, first in Germany and later at the Warburg Institute in London, which would have afforded Benjamin a genuine intellectual, psychological home, not the Horkheimer–Adorno Institute for Research in the Social Sciences with which his relations were to prove so ambivalent and, during his lifetime, sterile. Panofsky could have rescued Benjamin from isolation; an invitation to London might have averted his early death”. Steiner, George, “Introduction”, en Walter Benjamin, The Origin of German Tragic Drama, Verso, London, 1998, p. 19.

4 En un pasaje muy significativo de su correspondencia con Benjamin, Adorno lo destaca en 1934. Le dice que el libro de Breton Les vases communicants tiene tanta relación con el proyecto de los Pasajes: “That it [the Arcades project] will probably necessitate a fairly radical revision precisely with regard to the most central issue (...) comparable perhaps —what a parallel— to the significance of Saxl and Panofsky for your book on the Baroque!” Theodor Adorno and Walter Benjamin, The Complete Correspondence, 1928-1940, edited by Henri Lonitz, Translated by Nicholas Walker, Cambridge, Mass., Harvard University Press 1999, p. 54 (“Que esto [el proyecto acerca de los pasajes] probablemente exigirá una revisión radical precisamente en el tema más central (...) comparable tal vez —qué paralelo— a lo que significaron Saxl y Panofsky para tu libro sobre el barroco!”).

5 Momme Brodersen, Walter Benjamin –A Biography, translated by Malcolm L. Green and Ingrida Ligers, edited by Martina Dervis, London and New York, Verso, 1997, p. 156. Hofmannsthal pidió a Panofsky que reseñara el libro en una carta fechada el 12 de diciembre de 1927, sin lograr su objetivo. Aby Warburg envió a Saxl el libro, pero tampoco éste escribió nada. El rechazo está documentado en un libro reciente: Sigrid Weigel, Walter Benjamin. Die Kreatur, das Heilige, die Bilder. Francfort-sur-le Main, Fischer Taschenbuch Verlag, 2008, p. 228-264.

6 Otra era irse a Jerusalén como profesor (pero, pese a los buenos oficios de su amigo Gershom Scholem, nunca aprendió hebreo ni se decidió).

7 Didi-Huberman, G. “Introduction”, en A.A. V.V. Images Re-vues, Hors-série no. 2, 2010.

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