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Capítulo 2

Buscando al Jesús histórico

Jesús histórico y Jesús bíblico

Cuando uno escucha una historia, cualquiera que sea, siempre se pregunta: ¿sería así como sucedió? ¿Hay otras versiones de los hechos? ¿Cómo se puede saber si es verdad lo que se dice? En el caso de Jesús y las historias que se hablan de él, eruditos bíblicos se han hecho estas preguntas y muchos de ellos han diferenciado que sí existe una discrepancia entre lo que es el Jesús bíblico y el Jesús histórico.

¿Qué significa el Jesús histórico? ¿Hay alguna diferencia con el Jesús bíblico? La respuesta es afirmativa. El Jesús bíblico sabemos que nació en Belén, vivió en Nazaret, predicó en Galilea, sanó enfermos, sacó demonios, criticó a los religiosos, predicó el reino de Dios, fue muerto bajo Poncio Pilato, resucitó al tercer día y ascendió al cielo. Con el Jesús histórico no es la misma historia, no todo lo que está escrito en la Biblia tiene un soporte histórico. El Jesús histórico es el personaje que vivió, existió y caminó en la Tierra, quitando todos los elementos místicos y religiosos que pueden desviar al lector a conocer la verdad histórica de ese personaje. Veamos, por ejemplo: los estudiosos críticos de la Biblia coinciden en que el Jesús histórico no nació en Belén, que sí vivió en Nazaret, que predicó un mensaje apocalíptico diciendo que el reino de Dios se había acercado, que se arrepintieran porque el reino de los cielos estaba por llegar en forma inminente, y que fue muerto bajo Poncio Pilato. Éste es el resumen de lo que sí se sabe con más seguridad acerca de quién era el Jesús histórico. La desmitologización del Jesús bíblico es una importante tarea para saber y encontrar al Jesús histórico.

¿Cómo se puede saber quién era el Jesús histórico? La historia del cristianismo se vuelve muy interesante al entender el Sits und Leben, para descifrar o encontrar lo más cercano posible a la verdad histórica. Esta frase, Sits und Leben, contiene palabras alemanas que usan los teólogos para estudiar el contexto de algún versículo o historia de la Biblia. Quiere decir sitio y vida, significando que es necesario entender el pasaje en su contexto histórico, su cultura y su lugar. Ésta y muchas herramientas teológicas tenemos hoy en día. Todas ellas se usan para escudriñar las escrituras de la Biblia y poder encontrar escondida mucha información que nos ayuda para aclarar la historia. Esto lo veremos a partir del capítulo quinto.

Poniéndolo en palabras fáciles, Jesús histórico es diferente al Jesús bíblico. El Jesús bíblico establece la historia de un culto que se desarrolló después de que Jesús murió. La gente comenzó a decir muchas historias de Jesús resucitado y que se le había aparecido a mucha gente más. Parte de esas historias las encontramos, principalmente, en los cuatro escritores de la Biblia que son los autores de lo que se conoce como evangelios.

Las historias de los evangelios se escribieron al menos 35 años después de que Jesús murió, siendo el Evangelio de Marcos el primero en escribirse de entre los cuatro originales.

La mayoría de los críticos teólogos coinciden que la predicación del Jesús histórico fue cuando hablaba sobre los últimos tiempos y que el fin del mundo estaba cerca, diciendo que se arrepintieran de sus malos caminos y que buscaran a Dios. Éste es el Jesús histórico rescatado.

El filósofo Francis Bacon (1561-1626) dijo: “La verdad es la hija del tiempo, no de la autoridad”. Se abre el telón a la fascinante tarea de encontrar qué fue lo que realmente pasó y quién es, si se puede saber, este personaje revolucionario que vino a cambiar, al menos, a una tercera parte de los habitantes de la Tierra, quienes hoy en día confiesan que son cristianos sin importar a cuál de tantas denominaciones cristianas pertenecen, es decir, si son católicos, ortodoxos, anglicanos, anabaptistas, evangélicos, masones, testigos de Jehová, Luz del Mundo y muchas más. Al tener tantas denominaciones y estudiar cada una, se afirma que el interpretar los textos bíblicos no es tarea fácil.

¿Por qué hay tantas divisiones cristianas? Ésta es una pregunta importante, y la respuesta sencilla es que no hay textos fáciles de interpretar y no hay una unidad de pensamiento en la Biblia. Algunos libros dicen una cosa y otros dicen algo diferente. Dependiendo qué autor o libro del Nuevo Testamento esté leyendo el lector, se puede interpretar de una manera distinta a lo que otro autor diga.

Sin embargo, no se puede pasar por alto la gran penetración del cristianismo en el mundo. Como he dicho, una tercera parte de los habitantes confiesan seguir el cristianismo. Pero no todo es color de rosa, solo póngase a considerar el lector cómo es que hay tantas denominaciones cristianas y con interpretaciones tan diferentes y opuestas sobre un mismo tema.

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