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Introducción Trump o la desaparición de lo político

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¿Cómo es posible que un hombre como Donald Trump –imprevisible, misógino, xenófobo– se haya transformado en el presidente de la primera potencia mundial? En el siguiente extracto de la entrevista que mantuvo con Olivia Gesbert, el 20 de enero de 2020 en su programa de radio La Grande Table, Alain Badiou presenta las grandes líneas de su lectura de este fenómeno y el contexto en el que fueron pronunciadas las conferencias y el escrito final que dieron origen al libro.

En el Foro de Davos de 2020 hablarán el mismo día Greta Thunberg y Donald Trump. El monstruo capitalista que usted describe en este corto ensayo titulado Trump ¿ya se devoró y digirió los problemas medioambientales?

—Donald Trump es un personaje que puede presentarse en cualquier lado. Es una de sus cualidades, se trata de esa especie de personajes teatrales que pueden actuar de maneras muy distintas. Incluso con una misma persona puede tener relaciones muy diferentes, basta con observar esa suerte de ballet que baila con el dirigente coreano. Hay un nudo de hostilidad constituido en Trump y también hay otras cosas que son caprichosas, flotantes, de las que habla temprano por las mañanas en sus muy diversos tweets. Trump es esencialmente escéptico sobre los problemas vinculados al clima, pero también puede hablar en cualquier tipo de contexto. En la jerga psicoanalítica podría decirse que es una persona que no tiene superyó, alguien que no se controla a sí mismo.

—¿Puede acaso la ecología formar parte de la contradicción a la que usted aspira? ¿Es una idea capaz proponer otra visión del mundo, alternativa a la mirada capitalista dominante?

—Algo que sabemos desde los tiempos de Marx es que el núcleo del capitalismo, aquello que nos permite hablar de capitalismo en coyunturas muy diferentes, es evidentemente que los grandes medios de producción, de intercambio y de distribución son apropiados en un registro privado. Ahora bien, que sean apropiados en un registro privado significa que en realidad la regla general que los contiene es la regla de la ganancia, una ganancia abstracta que finalmente hace un giro de autonomía financiera, eso es el capitalismo. Hasta tanto no se extirpe ese carácter normativo de la búsqueda de ganancia estaremos en la situación que conocemos desde el siglo XIX. Por ejemplo, ¿por qué aparecen tantos obstáculos para solucionar los problemas ligados al cambio climático? Porque solucionarlos impactaría en el estado actual de la producción, de su posesión, de la distribución de riquezas, y desequilibraría seriamente el nucleo del capitalismo.

—¿Por qué optó por este título tan simple, tan sobrio: Trump(1)? ¿Acaso hoy en día ese nombre resuena tan fuerte que no hace falta agregar nada más?

—Trato a Trump más bien como un síntoma. Es decir, este ensayo no es una descripción de las actividades de Trump que todo el mundo conoce, es en realidad el nombre de un síntoma. Y, en el fondo, me pregunto de qué será el síntoma este nombre. Es decir, cuál es el universo que hizo posible que Trump esté aquí como uno de los síntomas del mundo contemporáneo. Es por esa simple razón que no necesité decir otra cosa más que “Trump”. Pero también debo decir que el libro está totalmente marcado por su coyuntura original, que es una conferencia que dicté en inglés en Los Ángeles en el marco de la elección de Trump. Una conferencia que pronuncié delante de un público literalmente aterrorizado, porque durante buena parte de la noche se pensaba, y ellos desde luego lo pensaban, que Hillary Clinton ganaría esa elección. La elección de Trump se fue consolidando a lo largo de la noche y por lo tanto tenía ante mí aquel día a una masa de estudiantes y de profesores que aún estaban impactados. En ese contexto me interesaba el golpe que significaba esa palabra: “Trump”. Sentí que debía explicar el síntoma, ¿cómo era posible que esa cosa imprevisible, y para ellos terrible, hubiera podido suceder?

En el libro describe a esa elección como un desastre, un horror. “Fue durante el horror de una profunda noche”, dice usted citando a Racine. Lo señala como un hecho negativo, pero no como un acontecimiento. ¿Cree que había indicios previos para sospechar que esa elección podía producirse?

—Ese tal vez sea el problema central que trata este libro. Lo que justamente intento decir es que sin que hubiera exactamente una premisa de Trump en tanto que Trump, que porta en sí una singular extravagancia, había algo que exhibía ya un mal funcionamiento de la democracia parlamentaria. Y no sólo en Estados Unidos sino en todo el mundo. Trump surgió como una anomalía en comparación con lo que lo había precedido. Y especialmente en Estados Unidos, porque venía después de otra anomalía que, a pesar de todo, era una anomalía de signo contrario. Me refiero a la elección de un presidente negro, a la investidura de Barack Obama. Esa elección fue presentada como una suerte de liberación de la cuestión negra en Estados Unidos, fue una especie de contraejemplo, pero, al mismo tiempo, era parte de una situación que podía ser analizada como un disfuncionamiento del sistema de partidos en el dispositivo parlamentario a escala mundial. Tal como sucede en Francia hoy en día, donde vemos que la derecha está dispersa, la izquierda está enferma, la extrema derecha sigue su curso y finalmente ha surgido un personaje “diagonal” encarnado en la figura del presidente Macron, en el caso de Estados Unidos la elección de Trump también es el signo de un desarreglo profundo de las relaciones “normales” entre Republicanos y Demócratas, es decir entre derecha e izquierda. Trump es excesivo incluso para la propia derecha, tanto como Hillary Clinton era “deficitaria” para la izquierda, en ese contraste se basó el éxito de Trump.

—¿Para usted Bernie Sanders habría sido el verdadero adversario de Trump?

—Sí, creo de todas formas que Sanders no hubiera sido electo. Pero creo que esa habría sido una verdadera simetría, habría reemplazado la simetría izquierda-derecha por una simetría anexa: extrema izquierda-extrema derecha. Porque creo que hoy el juego entre dos está siendo progresivamente reemplazado por un juego entre cuatro. Es decir, allí donde antes teníamos a la izquierda y a la derecha, sus combinaciones, sus alianzas y también, hay que decirlo, sus parecidos en cuestiones de fondo, ahora tenemos desbordes por derecha e intentos de desborde por izquierda que crean una nueva situación. En muchos países los desbordes por izquierda no asumen un formato parlamentario, sino que toman la forma de movimientos. Es decir que hoy tenemos movimientos en lugar de extremas izquierdas, una izquierda en descomposición, tenemos derechas debilitadas y extremas derechas muy constituidas y muy bien organizadas. Ese pasaje del juego de a dos a de a cuatro creo es el contexto de fondo de la elección de Trump y un fenómeno casi mundial. En algunos aspectos, y por supuesto no comparo a los dos personajes, en Francia también fue ese el contexto de la elección de Macron, que fue electo en un momento de debacle de la izquierda para frenar a la extrema derecha. Ese tipo de configuraciones puede en efecto permitir el surgimiento de personajes imprevisibles.

1- El título original del libro en su edición francesa es Trump.

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