Читать книгу El círculo de los blasfemos - Alberto Prunetti - Страница 13
LA HISTORIA DEL ELECTRODO
ОглавлениеLa historia de tu apellido vino determinada por un error ortográfico, la de tu nombre fue por un accidente doméstico. Tu madre estaba embarazada. En casa tocó con las manos húmedas un cable cubierto con cinta aislante que le soltó una pequeña descarga eléctrica. En un primer momento nos generó preocupación, después decidimos que tu nombre sería Elettra.
A tu madre le gustaba. Y a mí me gustaba aún más, porque me recordaba los electrodos de los soldadores, que estaban por todas partes en el hogar de mi infancia. Piensa en las bengalas de los cumpleaños. Los electrodos de la máquina de soldar tienen casi el mismo aspecto, pero en una mano experta sirven para unir el acero. En cambio, quienes no saben usarlos acaban perforando el hierro. Les queman los ojos a todos. El gas que liberan no es bueno para los pulmones y la escoria ardiente puede agujerear los guantes. Pero esa luz azul me recuerda a tu abuelo Renato. Lo observaba con mis ojos de niño mientras él preparaba la máquina de soldar, después de cortar a medida el metal en su taller, debajo de casa. Me decía que no mirara. Así que giraba la cabeza y fijaba la vista en la pared. Y cuando él encendía el electrodo, la luz proyectaba su sombra, inclinada sobre las herramientas, sobre los ladrillos sin enyesar de la pared. Era una linterna mágica working class, el milagro de un juego de sombras que iluminaba ante mis ojos, sin dañarlos, las obras de tu abuelo. Ese cine en el garaje me fascinaba por su encanto. Había visto el milagro de la luz y del hierro, aquellos reflejos luminosos contrastaban con las sombras de nuestra existencia y hablaban de una historia viva, de manos mágicas que luchan contra la fatiga. Una historia que proyectaba siluetas en las paredes y estampaba llamas incandescentes en las pupilas de Renato.