Читать книгу Los días de calor - Alejandro Ramirez - Страница 5
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Hoy hace unas horas
Tina se aferró a mi cintura al sentir que Juan la invadía, dejó de succionar mi verga y apretó los labios antes de quejarse, mezcla de dolor y deleite, pero pronto su rostro sólo reflejaba gozo. Yo veía cómo disfrutaba los embates de Juan, el placer de ella me hacía feliz.
Me agaché hasta besar su cabello, y hablándole al oído le susurré que la amaba y le pregunté si quería casarse conmigo.
Nunca pensé que llegaría ese día, pero allí estaba, pidiéndole a la única mujer que me había inspirado amor que fuera mi esposa, justo mientras cogía con otro hombre.
Aunque Tina y yo nos tratábamos desde hacía tiempo, apenas me di cuenta de lo que sentía por ella —o, más bien, lo acepté— en mis recientes vacaciones de verano; en esos días de calor, de mucho calor.