El secreto del anillo mágico
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Alfredo Gaete Briseño. El secreto del anillo mágico
EL SECRETO DEL ANILLO MÁGICO
Alfredo Gaete Briseño
Dedico esta historia a mis nietas. Sara, Delia, Camila, Alicia y Sofía, quienes una vez más me han inspirado. para recorrer caminos que pertenecen al mundo de los más pequeños
AGRADECIMIENTOS
Agradezco a quienes leyeron el último borrador y me dieron sus valiosas opiniones, en especial a Alicia Medina Flores, que además cooperó con enriquecedoras ideas para el desarrollo de la reseña que aparece en la tapa del libro. Vayan también mis agradecimientos para la agencia Aguja Literaria, en particular a Josefina Gaete Silva por el diseño de la portada
ÍNDICE
Capítulo 1. El circo. El verano siguiente, el circo no regresó al pueblo. Tampoco lo hizo durante los siguientes once años; sin embargo, aquellas dos temporadas estivales vividas con las gemelas quedaron marcadas en la memoria de Miguel
Capítulo 2. Sara. Sara daba saltitos, de vez en cuando, que demostraban lo contenta que se ponía cada vez que salía a pasear con su papá. Lo que, dicho sea de paso, hacían muy seguido
Capítulo 3. Sofía. El golpe nunca llegó; sin embargo, percibió extraño su cuerpo, aunque no supo evaluar aquella sensación pues nunca la había tenido. Lo sentía flotando, como si descansara sobre una enorme nube. No sabía qué creer. Abrió los ojos con lentitud y vio que se encontraba rodeada de una espesa neblina
Capítulo 4. Delia. El sol estaba en su punto más alto. La variedad y nitidez de verdes que pintaban las plantas y el profundo colorido de las flores eran asombrosos. También el tamaño de Sara, quien sentía haber vuelto a su estado normal. Apenas pestañeaba. De pronto, percibió su cuerpo muy liviano y los pies como si hubieran desaparecido. Los miró y, aunque ahí estaban, se habían despegado unos centímetros del suelo, igual que los de su nueva amiga. Recordó que hacía poco, cuando tenía apariencia de muchacha, habían pasado por lo mismo. Acudió a su mente la idea de poder volar en posición casi vertical e imaginó a Mary Poppins colgada de su paraguas descendiendo frente a la casa de los niños Banks; de inmediato evocó el árbol de Sofía viniéndosele encima, el pequeño hoyo redondeado casi a la perfección por el que entraron… Sonrió. Deslumbrada, al mismo tiempo se sentía cómoda, y durante algunos momentos todas aquellas escenas le parecieron tan naturales como caminar por una calle empedrada y entrar por una puerta de roble
Capítulo 5. Camila. Sara cruzó la puerta y se encontró en el interior del local de frutas y verduras. Sonrió nerviosa, debía apurarse para llegar a casa antes de levantar sospechas de su desaparición. Antes de abandonar el recinto, a punto de poner los pies en la calle, se giró para llevar la mirada hacia el portal; sorprendida vio que no estaba y el interior se había encogido. La curiosidad la tentó para volver sobre sus pasos e investigar, pero recordó que el tiempo había comenzado a transcurrir, de modo que, muy a su pesar, debía llegar cuanto antes a su casa. Se asomó con precaución para no levantar sospechas por salir de ahí, o que pudiera haber alguien conocido en las cercanías, pero el puesto estaba vacío, circulaba muy poca gente y en su totalidad eran desconocidos. Observó que todo estaba como cuando se había encontrado con la anciana, y la hora parecía ser la misma. Caminó a paso rápido con sus ojos bien abiertos, aún temerosa ante la posibilidad de encontrarse con alguien que le preguntara qué hacía sola en esa calle. Se incrustó en su mente la idea de que no sería conveniente que su mamá la echara de menos y echó a correr. No demoró en llegar. Apenas entró se encontró con ella, no dudó de que salía de la cocina pues llevaba puesto un delantal y secaba en él sus manos
Capítulo 6. Sara y Camila. La semana transcurrió con lentitud para Sara y Camila, pero como se veían todos los días, tanto en el colegio como al regresar de clases, el mismo lunes habían comenzado a planear una estrategia para el sábado
Capítulo 7. Un mundo encantado. Llevaban navegando un buen rato en silencio. Sara estaba inquieta pues se decía que la embarcación demoraba mucho más que la vez anterior con Sofía y Delia; sin embargo, hacía un gran esfuerzo para no demostrarlo. Camila, ajena a esos pensamientos, se había tranquilizado y ponía sus maravillados ojos en diferentes lugares. Alrededor del bote se podía ver con claridad el paso de cardúmenes de una diversidad enorme de tamaños, formas y colores. La vegetación en ambas orillas, sin importar si en un plano o murallones, era de una magnífica combinación de verdes, sobre los cuales hermosas flores se dejaban acariciar por la suave brisa
Capítulo 8. Alicia. En la puerta apareció una niña tan parecida a Sofía que las impactó, aparentaban la misma edad y solo las diferenciaba el corte de pelo
Capítulo 9. El anillo mágico. Sara abrió los ojos y sorprendida notó que no estaba en su cuarto. Cerca de su cama vio a Camila. Muchas veces había soñado con que más que amigas fuesen hermanas y compartieran una habitación. Más allá divisó a Sofía. Ambas, aún dormían. Pasó revista a lo que habían vivido luego de salir de la casa de Camila. Sabía que no estaba soñando, pues sus sueños eran incoherentes, en cambio lo ocurrido en aquel mundo, aunque extraño y fantástico, le parecía del todo congruente. Por mucho que por momentos tuviera un profundo matiz de pesadilla, por otra parte, estaban en medio de una aventura magnífica. Pensó también en lo imposible que se le hacía comprender que en este mundo el tiempo no existiera y en el suyo no transcurriera, como si se congelara. Era demasiado complicado, apenas digerible. Se preguntó si debían esperar a que el mago regresara o actuar ellas por su cuenta. Lo conversaría con Sofía y Camila, también con las otras niñas. Cerró los ojos, pero diferentes pensamientos continuaban invadiéndola y le fue imposible conciliar el sueño
Capítulo 10. Rosalinda. Rosalinda regresó a la habitación donde la esperaban Sara y Camila. Llevaba una pequeña bandeja con dos vasos y un plato de coloridos mazapanes que parecían frutas en miniatura
Capítulo 11. El mago. Mientras Rosalinda regresaba malhumorada al jardín, sin ganas de seguir siendo regañada, Sara y Camila se internaron en el bosque en busca del camino a la casa de Alicia. Esperaban que sus amigas se acercaran a auxiliarlas, porque les era imposible determinar la dirección correcta en que debían ir. De pronto, escucharon un ruido de ramas y las vieron. Junto a ellas estaba el mago
Capítulo 12. La casa en el bosque. Cuando tuvieron ante ellas la casa, notaron que en el jardín no se veía gente
Capítulo 13. Las ranas. Mientras las observaba alejarse hacia la casa, el mago puso los ojos en Sofía. La expresión de su cara con el ceño fruncido acusaba su insatisfacción ante la idea de que más adelante decidiera ir al mundo de Sara y Camila. Le había insistido en lo arriesgado que era, pero porfiaba con hacerlo, incluso había llegado a decir que lo echaba de menos
Capítulo 14. El nuevo portal. En casa de Alicia, Sofía informó al mago acerca de lo sucedido. Emocionada, puso la mirada sobre Sara y Camila, quienes permanecían sentadas, una junto a la otra
Capítulo 15. En casa de Camila. Sara y Camila llegaron al jardín de la casa en el bosque, mientras sus tres amigas las miraban tras los árboles. Sara repitió el truco de la vez anterior y entraron sin dificultad. En pocos segundos ingresaron a la habitación del portal y lo cruzaron
Capítulo 16. Primer sueño. Sara abrió los ojos y vio que el mago había aparecido de la nada. De pie junto a la cama, la observaba paciente. Se sentó con rapidez y lo quedó mirando con extrema curiosidad
Capítulo 17. Segundo sueño. En la tarde, Camila y Sara regresaron juntas a sus casas. El día les había parecido muy largo, ansiosas por continuar con su conversación de la mañana
Capítulo 18. El secreto del anillo. Apenas salieron de la última clase, corrieron a sus casas. Habían acordado reunirse una hora más tarde en la de Sara para planear sus siguientes pasos
Отрывок из книги
Al recordar, no dejaba de golpear su mente la idea de que, junto a sus amigos, jamás habían logrado resolver el secreto del anillo mágico.
Nunca hubiera imaginado que aquella incógnita se develaría a través de su pequeña hermana. Tampoco, que las aventuras experimentadas por ella superarían con creces las propias.
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―Entonces, cuando veníamos, ¿las reverencias de la gente estaban dedicadas a ti?
―Y a ti, mi querida niña; como puedes ver, tenían un hermoso doble motivo.
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