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DE ALVAR NUÑEZ CABEZA DE VACA; Y RELACION DE LA JORNADA, QUE HIZO A LA FLORIDA CON EL ADELANTADO, PANFILO DE NARVAEZ.

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CAPITULO I. En que cuenta quando partiò el Armada, i los Oficiales, i Gente, que iba en ella.

A diez i fiete dias del Mes de Junio de mil quinientos i veinte i fiete, partiò del Puerto de Sant Lucar de Barrameda, el Governador Panfilo de Narvaez, con Poder, i mandado de V. Mag. para conquiftar, i governar las Provincias, que eftan defde el Rio de las Palmas, hafta el Cabo de la Florida, las quales fon en Tierra-firme; i la Armada, que llevaba eran cinco Navios, en los quales, poco mas, ò menos, irian feifcientos Hombres. Los Oficiales que llevaba (porque de ellos fe ha de hacer mencion) eran eftos, que aqui fe nombran: Cabeça de Vaca, por Teforero, i por Alguacil Maior; Alonfo Enríquez, Contador; Alonfo de Solis, por Factor de V. Mag. i por Veedor; iba vn Fraile de la Orden de Sant Francifco por Comifario, que fe llamaba Fr. Juan Suarez, con otros quatro Frailes de la mifma Orden: llegamos à la Isla de Santo Domingo, donde eftuvimos cafi quarenta i cinco dias, proveiendonos de algunas cofas necefarias, feñaladamente de Caballos. Aqui nos faltaron de nueftra Armada mas de ciento i quarenta Hombres, que fe quifieron quedar alli, por los partidos, i promefas, que los de la Tierra les hicieron. De alli, partimos, i llegamos à Santiago (que es Puerto en la Isla de Cuba) donde en algunos dias, que eftuvimos, el Governador fe rehiço de Gente, de Armas, i de Caballos. Sufcediò alli, que vn Gentil-hombre, que fe llamaba Vafco Porcalle, Vecino de la Trinidad (que es en la mifma Isla) ofrefciò de dàr al Governador ciertos Baftimentos, que tenia en la Trinidad, que es cien Leguas del dicho Puerto de Santiago. El Governador, con toda la Armada, partiò para allá: mas llegados à vn Puerto, que fe dice Cabo de Santa Cruz, que es mitad del camino: parefciòle, que era bien efperar alli, i embiar vn Navio, que truxefe aquellos Baftimentos, i para efto mandò à vn Capitan Pantoja, que fuefe allá con fu Navio, i que Yo, para mas feguridad, fuefe con èl, i èl quedò con quatro Navios, porque en la Isla de Santo Domingo havia comprado vn otro Navio. Llegados con eftos dos Navios al Puerto de la Trinidad, el Capitan Pantoja fue con Vafco Porcalle à la Villa, que es vna Legua de alli, para refcebir los Baftimentos: Yo quedè en la Mar con los Pilotos, los quales nos dixeron, que con la maior prefteçfa, que pudiefemos, nos defpachafemos de alli, porque aquel era un mui mal Puerto, i fe folian perder muchos Navios en èl; i porque lo que alli nos fucediò, fue cofa mui feñalada, me parefciò, que no feria fuera de propofito, i fin, con que Yo quife efcrevir efte Camino, contarla aqui. Otro dia de mañana començò el tiempo à dàr no buena feñal, porque començò à llover, i el Mar iba arreciando tanto, que aunque Yo dì licencia à la Gente, que faliefe à Tierra, como ellos vieron el tiempo que hacia, i que la Villa eftaba de alli vna Legua, por no eftàr al Agua, i frio, que hacia, muchos fe bolvieron al Navio. En efto vino vna Canoa de la Villa, en que me traìan vna Carta de vn Vecino de la Villa, rogandome, que me fuefe allà, i que me darian los Baftimentos, que hoviefe, i necefarios fuefen; de lo qual Yo me efcusè, diciendo, que no podia dexar los Navios. A medio dia bolviò la Canoa con otra Carta, en que con mucha importunidad pedian lo mifmo: i traìan vn Caballo en que fuefe. Yo dì la mifma refpuefta que primero havia dado, diciendo, que no dexaria los Navios; mas los Pilotos, i la Gente me rogaron mucho, que fuefe, porque diefe priefa que los Baftimentos fe truxefen lo mas prefto que pudiefe fer, porque nos partiefemos luego de alli, donde ellos eftaban, con gran temor, que los Navios fe havian de perder, fi alli eftuviefen mucho. Por efta raçon Yo determinè de ir à la Villa, aunque primero que fuefe, dexè proveìdo, i mandado à los Pilotos, que fi el Sur, con que alli fuelen perderfe muchas veces los Navios, ventafe, i fe viefen en mucho peligro, diefen con los Navios al travès, i en parte que fe falvafe la Gente, i los Caballos; i con efto Yo fali, aunque quife facar algunos conmigo, por ir en compañia, los quales no quifieron falir, diciendo, que hacia mucha Agua, i frio, i la Villa eftaba mui lexos, que otro dia, que era Domingo, faldrian, con el aiuda de Dios, à oìr Mifa. A vna hora, defpues de Yo falido, la Mar començò à venir mui brava, i el Norte fue tan recio, que ni los Bateles ofaron falir à Tierra, ni pudieron dàr en ninguna manera con los Navios al travès, por fer el viento por la Proa; de fuerte, que con mui gran trabajo, con dos tiempos contrarios, i mucha Agua que hacia, eftuvieron aquel dia, i el Domingo, hafta la noche. A efta hora, el Agua, i la Tempeftad, començò à crefcer tanto, que no menos Tormenta havia en el Pueblo, que en la Mar, porque todas las Cafas, i Iglefias fe caieron, i era necefario que anduviefemos fiete, ò ocho Hombres abraçados vnos con otros, para podernos amparar, que el viento no nos llevafe; i andando entre los Arboles, no menos temor teniamos de ellos, que de las Cafas, porque como ellos tambien caìan, no nos matafen debaxo. En efta tempeftad, i peligro, anduvimos toda la noche, fin hallar parte, ni lugar, donde media hora pudiefemos eftàr feguros.

Andando en efto, oìmos toda la noche, efpecialmente defde el medio de ella, mucho eftruendo, i grande ruido de voces, i gran fonido de Cafcaveles, i de Flautas, i Tamborinos, i otros Inftrumentos, que duraron hafta la mañana, que la Tormenta cesò. En eftas Partes nunca otra cofa tan medrofa fe viò: Yo hice vna probança de ello, cuio Teftimonio embiè à V. Mag. El Lunes por la mañana baxamos al Puerto, i no hallamos los Navios: vimos las Boias de ellos en el Agua, adonde conofcimos fer perdidos, i anduvimos por la Cofta, por vèr fi hallariamos alguna cofa de ellos; i como ninguno hallafemos, metimonos por los Montes, i andando por ellos vn quarto de Legua de Agua, hallamos la Barquilla de vn Navio puefta fobre vnos Arboles: i diez Leguas de alli, por la Cofta, fe hallaron dos Perfonas de mi Navio, i ciertas tapas de Caxas, i las Perfonas tan desfiguradas de los golpes de las peñas, que no fe podian conofcer: hallaronfe tambien vna Capa, i vna Colcha hecha pedaços, i ninguna otra cofa parefciò. Perdieronfe en los Navios fesenta Perfonas, i veinte Caballos. Los que havian falido à Tierra, el dia que los Navios alli llegaron, que ferian hafta treinta, quedaron de los que en ambos Navios havia. Afi eftuvimos algunos dias, con mucho trabajo, i necefidad, porque la provifion, i mantenimientos, que el Pueblo tenia, fe perdieron, i algunos Ganados: la Tierra quedò tal, que era gran laftima verla: caìdos los Arboles, quemados los Montes, todos fin hojas, ni ierva. Afi pafamos, hafta cinco dias del Mes de Noviembre, que llegò el Governador con fus quatro Navios, que tambien havian pafado gran Tormenta, i tambien havian efcapado, por haverfe metido con tiempo en parte fegura. La Gente, que en ellos traìa, i la que alli hallò, eftaban tan atemoriçados de lo pafado, que temian mucho tornarfe à embarcar en Invierno; i rogaron al Governador, que lo pafafe alli; i èl, vifta fu voluntad, i la de los Vecinos, invernò alli. Diome à mi cargo de los Navios, i de la Gente, para que me fuefe con ellos à invernar al Puerto de Xagua, que es doce Leguas de alli, donde eftuve hafta veinte dias del Mes de Hebrero.

CAP. II. Como el Governador veno al Puerto de Xagua, i truxo configo à vn Piloto.

En efte tiempo llegò alli el Governador con vn Vergantin, que en la Trinidad comprò, i traìa configo vn Piloto, que fe llamaba Miruelo: havialo tomado, porque decia, que fabia, i havia eftado en el Rio de las Palmas, i era mui buen Piloto de toda la Cofta del Norte. Dexaba tambien comprado otro Navio en la Cofta de la Habana, en el qual quedaba por Capitan Alvaro de la Cerda, con quarenta Hombres, i doce de Caballo; i dos dias defpues que llegò el Governador, fe embarcò, i la Gente que llevaba eran quatrocientos Hombres, i ochenta Caballos, en quatro Navios; i vn Vergantin. El Piloto, que de nuevo haviamos tomado, metiò los Navios por los Baxìos, que dicen de Carnarreo, de manera, que otro dia dimos en feco, i afi eftuvimos quince dias, tocando muchas veces las Quillas de los Navios en feco: al cabo de los quales, vna Tormenta del Sur metiò tanta Agua en los Baxìos, que podimos falir, aunque no fin mucho peligro: Partidos de aqui, i llegados à Guaniguanico, nos tomò otra Tormenta, que eftuvimos à tiempo de perdernos. A Cabo de Corrientes tuvimos otra, donde eftuvimos tres dias. Pafados eftos, doblamos el Cabo de Sant Anton, i anduvimos con tiempo contrario, hafta llegar à doce Leguas de la Habana; i eftando otro dia para entrar en ella, nos tomò vn tiempo de Sur, que nos apartò de la Tierra, i atravefamos por la Cofta de la Florida, i llegamos à la Tierra, Martes, doce dias del Mes de Abril, i fuimos cofteando la via de la Florida: i Jueves Santo furgimos en la mifma Cofta, en la boca de vna Baìa, al cabo de la qual vimos ciertas Cafas, i Habitaciones de Indios.

CAP. III. Como llegamos à la Florida.

En efte mifmo dia faliò el Contador Alonfo Enriquez, i fe pufo en vna Isla, que eftà en la mifma Baìa, i llamò à los Indios, los quales vinieron, i eftuvieron con èl buen pedaço de tiempo, i por via de refcate le dieron Pefcado, i algunos pedaços de carne de Venado. Otro dia figuiente, que era Viernes Santo, el Governador fe defembarcò con la mas Gente, que en los Bateles que traìa, pudo facar; i como llegamos à los Buhìos, ò Cafas, que haviamos vifto de los Indios, hallamòslas defamparadas, i folas, porque la Gente fe havia ido aquella noche en fus Canoas. El vno de aquellos Buhìos era mui grande, que cabrian en èl mas de trecientas Perfonas: los otros eran mas pequeños, i hallamos alli vna Sonaja de Oro, entre las Redes. Otro dia el Governador levantò Pendones por V. Mag. i tomò la pofefion de la Tierra en fu Real Nombre, prefentò fus Provifiones, i fue obedefcido por Governador, còmo V. Mag. lo mandaba. Afimifmo prefentamos nofotros las nueftras ante èl, i èl las obedefciò, como en ellas fe contenia. Luego mandò, que toda la otra Gente defembarcafe, i los Caballos que havian quedado, que no eran mas de quarenta i dos, porque los demàs, con las grandes Tormentas, i mucho tiempo que havian andado por la Mar, eran muertos: i eftos pocos que quedaron eftaban tan flacos, i fatigados, que por el prefente poco provecho podiamos tener de ellos. Otro dia los Indios de aquel Pueblo vinieron à nofotros, i aunque nos hablaron, como nofotros no teniamos Lengua, no los entendiamos: mas hacian nos muchas feñas, i amenaças, i nos parefciò, que nos decian, que nos fuefemos de la Tierra; i con efto nos dexaron, fin que nos hiciefen ningun impedimento, i ellos fe fueron.

CAP. IV. Como entramos Por la Tierra.

Otro dia adelante, el Governador acordò de entrar por la Tierra, por defcubrirla, i vèr lo que en ella havia. Fuimonos con èl, el Comifario, i el Veedor, i Yo, con quarenta Hombres, i entre ellos feis de Caballo, de los quales poco nos podiamos aprovechar. Llevamos la via del Norte; hafta que à hora de Vifperas llegamos à vna Baìa mui grande, que nos parefciò que entraba mucho por la Tierra, quedamos alli aquella noche, i otro dia nos bolvimos donde los Navios, i Gente eftaban. El Governador mandò, que el Vergantin fuefe cofteando la via de la Florida, i bufcafe el Puerto, que Miruelo el Piloto havia dicho que fabia: mas ià èl lo havia errado, i no fabia en què parte eftabamos, ni adonde era el Puerto; i fuele mandado al Vergantin, que fi no lo hallafe, travefafe à la Habana, i bufcafe el Navio, que Alvaro de la Cerda tenia, i tomados algunos Baftimentos, nos viniefen à bufcar. Partido el Vergantin, tornamos à entrar en la Tierra los mifmos que primero, con alguna Gente mas, i cofteamos la Baìa, que haviamos hallado: i andadas quatro Leguas, tomamos quatro Indios, i moftramosles Maìz, para vèr fi lo conofcian, porque hafta entonces no haviamos vifto feñal de èl. Ellos nos dixeron, que nos llevarian donde lo havia, i afi nos llevaron à fu Pueblo, que es al Cabo de la Baìa, cerca de alli, i en èl nos moftraron vn poco de Maìz, que aun no eftaba para cogerfe. Alli hallamos muchas Caxas de Mercaderes de Caftilla, i en cada vna de ellas eftaba vn cuerpo de Hombre muerto, i los cuerpos cubiertos con vnos Cueros de Venados, pintados. Al Comifario le parefciò, que efto era efpecie de idolatrìa, i quemò las Caxas con los cuerpos. Hallamos tambien pedaços de Lienço, i de Paño, i Penachos, que parefcian de la Nueva Efpaña: hallamos tambien mueftras de Oro. Por feñas preguntamos à los Indios, de adonde havian havido aquellas cofas? Señalaron nos, que mui lexos de alli havia vna Provincia, que fe decia Apalache, en la qual havia mucho Oro, i hacian feña de haver mui gran cantidad de todo lo que nofotros eftimamos en algo. Decian, que en Apalache havia mucho, i tomando aquellos Indios por Guia, partimos de alli: i andadas diez, ò doce Leguas, hallamos otro Pueblo de quince Cafas, donde havia buen pedaço de Maìz fembrado, que ià eftaba para cogerfe, i tambien hallamos alguno, que eftaba ià feco; i defpues de dos dias, que alli eftuvimos, nos bolvimos donde el Contador, i la Gente, i Navios eftaban, i contamos al Contador, i Pilotos lo que haviamos vifto, i las nuevas, que los Indios nos havian dado. Y otro dia, que fue primero de Maio, el Governador llamò à parte al Comifario, i al Contador, i al Veedor, i à mi, i à vn Marinero, que fe llamaba Bartolomè Fernandez, i à vn Efcrivano, que fe decia Geronimo de Alaniz, i afi juntos, nos dixo, que tenia en voluntad de entrar por la Tierra adentro, i los Navios fe fuefen cofteando, hafta que llegafen al Puerto, i que los Pilotos decian, i creìan, que iendo la via de las Palmas, eftaban mui cerca de alli, i fobre efto nos rogo, le diefemos nueftro parefcer. Yo refpondia, que me parefcia, que por ninguna manera debia dexar los Navios, fin que primero quedafen en Puerto feguro, i poblado, i que mirafe, que los Pilotos no andaban ciertos, ni fe afirmaban en vna mifma cofa, ni fabian à què parte eftaban: i que allende de efto, los Caballos no eftaban para que en ninguna necefidad que fe ofreciefe, nos pudiefemos aprovechar de ellos: i que fobre todo efto, ibamos mudos, i fin Lengua, por donde mal nos podiamos entender con los Indios, ni faber lo que de la Tierra queriamos, i que entrabamos por Tierra, de que ninguna relacion teniamos, ni fabiamos de què fuerte era, ni lo que en ella havia, ni de què Gente eftaba poblada, ni à què parte de ella eftabamos: i que fobre todo efto, no teniamos Baftimentos para entrar adonde no fabiamos; porque vifto lo que en los Navios havia, no fe podia dàr à cada Hombre de racion, para entrar por la Tierra, mas de vna libra de Vizcocho, i otra de Tocino; i que mi parefcer era, que fe debia embarcar, i ir à bufcar Puerto, i Tierra; que fuefe mejor para poblar, pues lo que haviamos vifto, en sì era tan defpoblada, i tan pobre, quanto nunca en aquellas Partes fe havia hallado. Al Comifario lo parefciò todo lo contrario; diciendo, que no fe havia de embarcar, fino que iendo fiempre àcia la Cofta, fuefen en bufca del Puerto, pues los Pilotos decian, que no eftaria fino diez, ò quince Leguas de alli, la via de Panuco; i que no era pofible, iendo fiempre à la Cofta, que no topafemos con èl, porque decian, que entraba doce Leguas adentro por la Tierra, i que los primeros que lo hallafen, efperafen alli à los otros, i que embarcarfe era tentar à Dios, pues defque partimos de Caftilla tantos trabajos haviamos pafado, tantas Tormentas, tantas pèrdidas de Navios, i de Gente haviamos tenido, hafta llegar alli: i que por eftas raçones èl fe debia de ir por luengo de Cofta, hafta llegar al Puerto: i que los otros Navios, con la otra Gente, fe irian la mifma via, hafta llegar al mifmo Puerto. A todos los que alli eftaban, parefciò bien que efto fe hiciefe afi, falvo al Efcrivano, que dixo, que primero que defamparafe los Navios, los debia de dexar en Puerto conofcido, i feguro, i en parte que fuefe poblada: que efto hecho, podria entrar por la Tierra adentro, i hacer lo que le pareciefe. El Governador figuiò fu parefcer, i lo que los otros le aconfejaban. Yo, vifta fu determinacion, requerile de parte de V. Mag. que no dexafe los Navios, fin que quedafen en Puerto, i feguros, i afi lo pedì por Teftimonio al Efcrivano, que alli teniamos. El refpondiò, que pues èl fe conformaba con el parefcer de los mas de los otros Oficiales, i Comifario, que Yo no era parte para hacerle eftos requerimientos; i pidiò al Efcrivano le diefe por Teftimonio, como por no haver en aquella Tierra Mantenimientos para poder poblar, ni Puerto para los Navios, levantaba el Pueblo que alli havia afentado, i iba con èl en bufca del Puerto, i de Tierra, que fuefe mejor; i luego mandò apercibir la Gente, que havia de ir con èl, que fe proveiefen de lo que era menefter para la jornada; i defpues de efto proveìdo, en prefencia de los que alli eftaban, me dixo: Que pues Yo tanto eftorvaba, i temia la entrada por la Tierra; que me quedafe, i tomafe cargo de los Navios, i la Gente, que en ellos quedaba, i poblafe, fi Yo llegafe primero que èl: Yo me efcusè de efto; i defpues de falidos de alli aquella mifma tarde, diciendo, que no le parefcia, que de nadie fe podia fiar aquello, me embiò à decir, que me rogaba, que tomafe cargo de ello; i viendo que importunandome tanto, Yo todavia me efcufaba, me preguntò, què era la caufa porque huìa de aceptallo? A lo qual refpondí, que Yo huìa de encargarme de aquello, porque tenia por cierto, i fabia; que èl no havia de vèr mas los Navios, ni los Navios à èl; i que efto entendia, viendo que tan fin aparejo fe entraban por la Tierra adentro, i que Yo queria mas aventurarme al peligro, que èl; i los otros fe aventuraban, i pafar por lo que èl, i ellos pafafen, que no encargarme de los Navios, i dàr ocafion que fe dixefe, que como havia contradicho la entrada, me quedaba por temor, i mi honra anduviefe en difputa, i que Yo queria mas aventurar la vida, que poner mi honra en efta condicion. El, viendo que conmigo no aprovechaba, rogò à otros muchos, que me hablafen en ello, i me lo rogafen: à los quales refpondì lo mifmo que à èl; i afi proveiò por fu Teniente, para que quedafe en los Navios, à vn Alcalde, que traìa, que fe llamaba Caravallo.

CAP. V. Como dexò los Navios el Governador.

Sabado, primero de Maio, el mifmo dia que efto havia pafado, mandò dàr à cada vno de los que havian de ir con él, dos libras de Vizcocho, i media libra de Tocino; i anfi nos partimos para entrar en la Tierra. La fuma de toda la Gente que llevabamos, era trecientos Hombres, en ellos iba el Comifario Frai Juan Suarez, i otro Fraile, que fe decia Frai Juan de Palos, i tres Clerigos, i los Oficiales. La Gente de Caballo, que con eftos ibamos, eramos quarenta de Caballo; i anfi anduvimos con aquel Baftimento que llevabamos, quince dias; fin hallar otra cofa que comer, falvo Palmitos, de la manera de los de Andalucia. En todo efte tiempo no hallamos Indio ninguno, ni vimos Cafa, ni Poblado, i al cabo llegamos à vn Rio, que lo pafamos con mui gran trabajo à nado, i en Balfaft detuvimonos vn dia en pafarlo, que traìa mui gran corriente. Pafados à la otra parte, falieron à nofotros hafta docientos Indios, poco mas, ò menos: el Governador faliò à ellos, i defpues de haverlos hablado por feñas, ellos nos feñalaron de fuerte, que nos ovimos de rebolver con ellos, i prendimos cinco, ò feis, i eftos nos llevaron à fus Cafas, que eftaban hafta media legua de alli, en las quales hallamos gran cantidad de Maìz, que eftaba ià para cogerfe, i dimos infinitas gracias à Nueftro Señor, por havernos focorrido en tan gran necefidad; porque ciertamente, romo eramos nuevos en los trabajos, allende del canfancio que traìamos, veniamos mui fatigados de hambre, i à tercero dia, que alli llegamos, nos juntamos el Contador, i Veedor, i Comifario, i Yo, i rogamos al Governador, que embiafe à bufcar la Mar, por vèr fi hallariamos Puerto, porque los Indios decian, que la Mar no eftaba mui lexos de alli. El nos refpondiò, que no curafemos de hablar en aquello, porque eftaba mui lexos de allí, i como Yo era el que mas le importunaba, dixome, que me fuefe Yo à defcubrirla, i que bufcafe Puerto, i que havia de ir à pie con quarenta Hombres, i anfi otro dia Yo me partì con el Capitan Alonfo del Caftillo, i con quarenta Hombres de fu Compañia, i afi anduvimos hafta hora de medio dia, que llegamos à vnos Placeles de la Mar, que parefcia que entraban mucho por la Tierra: anduvimos por ellos hafta legua i media, con el agua hafta la mitad de la pierna, pifando por encima de Hoftiones, de los quales refcibimos muchas cuchilladas en los pies, y nos fueron caufa de mucho trabajo; hafta que llegamos en el Rio, que primero haviamos atravefado, que entraba por aquel mifmo Ancon; i como no lo podimos pafar, por el mal aparejo, que para ello teniamos, bolvimos al Real, i contamos al Governador lo que haviamos hallado; i como era menefter otra vez pafar por el Rio, por el mifmo lugar, que primero lo haviamos pafado, para que aquel Ancon fe defcubriefe bien, i viefemos fi por alli havia Puerto: i otro dia mandò à vn Capitan, que fe llamaba Valençuela, que con fesenta Hombres, i feis de Caballo, pafafe el Rio, i fuefe por èl abaxo hafta llegar à la Mar, i bufcar fi havia Puerto; el qual, defpues de dos dias, que allà eftuvo, bolviò, y dixo, que èl havia defcubierto el Ancon, i que todo era Baìa baxa hafta la rodilla, i que no fe hallaba Puerto; i que havia vifto cinco, ò feis Canoas de Indios, que pafaban de vna parte à otra, i que llevaban pueftos muchos Penachos. Sabido efto, otro dia partimos de alli, iendo fiempre en demanda de aquella Provincia, que los Indios nos havian dicho Apalache, llevando por Guia los que de ellos haviamos tomado, i afi anduvimos hafta diez i fiete de Junio, que no hallamos Indios, que nos ofafen efperar; i alli faliò à nofotros vn Señor, que le traìa vn Indio acueftas, cubierto de vn cuero de Venado pintado: traìa configo mucha Gente, i delante de èl venian tañendo vnas Flautas de Caña, i afi llegò do eftaba el Governador, i eftuvo vna hora con èl, i por feñas le dimos à entender, que ibamos à Apalache, i por las que èl hiço nos parefciò que era enemigo de los de Apalache; i que nos iria à aiudar contra èl. Nofotros le dimos Cuentas, i Cafcaveles, i otros refcates, i èl diò al Governador el Cuero que traìa cubierto, i afi fe bolviò, i nofotros le fuimos figuiendo por la via que èl iba. Aquella noche llegamos à vn Rio, el qual era mui hondo, i mui ancho, i la corriente mui recia, i por no atrevernos à pafar, con Balfas hecimos vna Canoa para ello, i eftuvimos en pafarlo vn dia: i fi los Indios nos quifieran ofender, bien nos pudieran eftorvar el pafo, i aun con aiudarnos ellos, tuvimos mucho trabajo: Uno de Caballo, que fe decia Juan Velazquez, natural de Cuellar, por no efperar entrò en el Rio, i la corriente, como era recia, lo derribò del Caballo, i fe afiò à las riendas, i ahogò à sì, i al Caballo; i aquellos Indios de aquel Señor, que fe llamaba Dulchanchellin, hallaron el Caballo, i nos dixeron donde hallariamos à èl por el Rio abaxo; i afi fueron por èl, i fu muerte nos diò mucha pena, porque hafta entonces ninguno nos havia faltado. El Caballo diò de cenar à muchos aquella noche. Pafados de alli, otro dia llegamos al Pueblo de aquel Señor, i alli nos embiò Maìz. Aquella noche, donde iban à tomar Agua, nos flecharon vn Chriftiano, i quifo Dios que no lo hirieron: Otro dia nos partimos de alli, fin que Indio ninguno de los Naturales parefciefe, porque todos havian huìdo; mas iendo nueftro camino, parefcieron Indios, los quales venian de Guerra, i aunque nofotros los llamamos, no quifieron bolver, ni efperar, mas antes fe retiraron, figuiendonos por el mifmo camino que llevabamos. El Governador dexò vna Celada de algunos de Caballo en el camino, que como pafaron falieron à ellos, i tomaron tres, ò quatro Indios, i eftos llevamos por Guias de alli adelante, los quales nos llevaron por Tierra mui trabajofa de andar, i maravillofa de vèr, porque en ella ai mui grandes Montes, i los Arboles à maravilla altos, i fon tantos los que eftàn caìdos en el fuelo, que nos embaraçaban el camino, de fuerte, que no podiamos pafar fin rodear mucho, i con mui gran trabajo: de los que no eftaban caìdos, muchos eftaban hendidos defde arriba hafta abaxo de raios, que en aquella Tierra caen, donde fiempre ai mui grandes tormentas, i tempeftades. Con efte trabajo caminamos hafta vn dia defpues de San Juan, que llegamos à vifta de Apalache, fin que los Indios de la Tierra nos fintiefen: Dimos muchas gracias à Dios por vernos tan cerca de èl, creiendo que era verdad lo que de aquella Tierra nos havian dicho, que alli fe acabarian los grandes trabajos que haviamos pafado, afi por el malo, i largo camino para andar, como por la mucha hambre que haviamos padefcido; porque aunque algunas veces hallabamos Maìz, las mas andabamos fiete, i ocho leguas fin toparlo; i muchos havia entre nofotros, que allende del mucho canfancio, i hambre, llevaban hechas llagas en las efpaldas de llevar las Armas acueftas, fin otras cofas que fe ofrefcian. Mas con vernos llegados donde defeabamos, i donde tanto mantenimiento, i Oro nos havian dicho que havia, parefciònos, que fe nos havia quitado gran parte del trabajo, i canfancio.

CAP. VI. Como llegamos à Apalache.

Llegados que fuimos à vifta de Apalache, el Governador mandò, que Yo tomafe nueve de Caballo, i cinquenta Peones, i entrafe en el Pueblo, i anfi lo acometimos el Veedor, i Yo; i entrados no hallamos fino Mugeres, i Muchachos, que los Hombres, à la façon, no eftaban en el Pueblo, mas de ai à poco, andando nofotros por èl, acudieron, i començaron à pelear, flechandonos, i mataron el Caballo del Veedor, mas al fin huieron, i nos dexaron. Alli hallamos mucha cantidad de Maìz, que eftaba ià para cogerfe, i mucho feco que tenian encerrado. Hallamosles muchos Cueros de Venados, i entre ellos algunas Mantas de Hilo pequeñas, i no buenas, con que las Mugeres cubren algo de fus perfonas. Tenian muchos Vafos para moler Maìz. En el Pueblo havia quarenta Cafas pequeñas, i edificadas, baxas, i en lugares abrigados, por temor de las grandes tempeftades, que continuamente en aquella Tierra fuele haver. El Edificio es de Paja, i eftàn cercados de mui efpefo Monte, i grandes Arboledas, i muchos Pielagos de Agua, donde ai tantos, i tan grandes Arboles caìdos, que embaraçan, i fon caufa, que no fe puede por alli andar, fin mucho trabajo, i peligro.

CAP. VII. De la manera que es la Tierra.

La Tierra, por la maior parte, defde donde defembarcamos, hafta efte Pueblo, i Tierra de Apalache, es llana; el fuelo de arena, i tierra firme; por toda ella ai mui grandes Arboles, i Montes claros, donde ai Nogales, i Laureles, i otros, que fe llaman Liquidambares, Cedros, Savinas, i Encinas, i Pinos, i Robles, Palmitos baxos, de la manera de los de Caftilla. Por toda ella ai muchas Lagunas grandes, i pequeñas, algunas mui trabajofas de pafar, parte por la mucha hondura, parte por tantos Arboles como por ellas eftàn caìdos. El fuelo de ellas es arena, i las que en la Comarca de Apalache hallamos, fon mui maiores que las de hafta alli. Ai en efta Provincia muchos Maìçales, i las Cafas eftàn tan efparcidas por el campo, de la manera que eftàn las de los Gelves. Los Animales que en ellas vimos fon Venados de tres maneras, Conejos, i Liebres, Ofos, i Leones, i otras Salvaginas; entre los quales vimos vn animal que trae los hijos en vna bolfa, que en la barriga tiene; i todo el tiempo que fon pequeños, los trae alli, hafta que faben bufcar de comer; i fi acafo eftàn fuera bufcando de comer, i acude Gente, la madre no huie hafta que los ha recogido en fu bolfa. Por alli la Tierra es mui fria; tiene mui buenos paftos para ganados: ai Aves de muchas maneras: Anfares en gran cantidad; Patos, Anades, Patos Reales, Dorales, i Garçotas, i Garças, Perdices: vimos muchos Halcones, Neblìs, Gavilanes, Efmerejones, i otras muchas Aves. Dos horas defpues que llegamos à Apalache, los Indios, que de alli havian huìdo, vinieron à nofotros de Paz, pidiendonos à fus Mugeres, i Hijos, i nofotros fe los dimos; falvo, que el Governador detuvo vn Cacique de ellos configo, que fue caufa por donde ellos fueron efcandaliçados; i luego otro dia bolvieron de Guerra: i con tanto denuedo, i prefieça nos acometieron, que llegaron à nos poner fuego à las Cafas en que eftabamos; mas como falimos, huieron, i acogieronfe à las Lagunas, que tenian mui cerca; i por efto, i por los grandes Maìçales, que havia, no les podimos hacer daño, falvo à vno que matamos. Otro dia figuiente, otros Indios de otro Pueblo, que eftaba de la otra parte, vinieron à nofotros, i acometieronnos de la mifma arte que los primeros: i de la mifma manera fe efcaparon, i tambien murió vno de ellos. Eftuvimos en efte Pueblo veinte i cinco dias, en que hecimos tres entradas por la Tierra, i hallárnosla mui pobre de Gente, i mui mala de andar, por los malos pafos, i Montes, i Lagunas, que tenia. Preguntamos al Cacique, que les haviamos detenido, i à los otros Indios, que traìamos con nofotros, que eran Vecinos, i Enemigos de ellos, por la manera, i poblacion de la Tierra, i la calidad de la Gente, i por los Baftimentos, i todas las otras cofas de ella? Refpondieron nos cada vno por sì, que el maior Pueblo de toda aquella Tierra era aquel Apalache, i que adelante havia menos Gente, i mui mas pobre que ellos, i que la Tierra era mal poblada, i los Moradores de ella mui repartidos; i que iendo adelante, havia grandes Lagunas, i efpefura de Montes, i grandes Defiertos, i Defpoblados. Preguntamosles luego por la Tierra, que eftaba àcia el Sur, què Pueblos, i Mantenimientos, tenia? Dixeron, que por aquella via, iendo à la Mar nueve jornadas, havia vn Pueblo, que llamaban Aute, i los Indios de èl tenian mucho Maìz, i que tenian Frifoles, i Calabaças, i que por eftàr tan cerca de la Mar, alcançaban Pefcados, i que eftos eran Amigos fuios. Nofotros, vifta la pobreça dé la Tierra, i las malas nuevas, que de la Poblacion, i de todo lo detrás nos daban, i como los Indios nos hacian continua Guerra, hiriendonos la Gente, i los Caballos, en los lugares donde ibamos à tomar Agua, i efto defde las Lagunas, i tan à fu falvo, que no los podiamos ofender, porque metidos en ellas, nos flechaban, i mataron vn Señor de Tefcuco, que fe llamaba D. Pedro, que el Comifario llevaba configo, acordamos de partir de alli, i ir à bufcar la Mar, i aquel Pueblo de Aute, que nos havian dicho; i afi nos partimos, à cabo de veinte i cinco dias, que alli havianos llegado. El primero dia pafamos aquellas Lagunas, i palos, fin vèr Indio ninguno: mas al fegundo dia llegamos à vna Laguna de mui mal pafo, porque daba el Agua à los pechos, i havia en ella muchos Arboles caìdos. Yà que eftabamos en medio de ella, nos acometieron muchos Indios, que eftaban abfcondidos detràs de los Arboles, porque no los viefemos; otros eftaban fobre los caìdos, i començaron nos à flechar, de manera, que nos hirieron muchos Hombres, i Caballos, i nos tomaron la Guia que llevabamos antes, que de la Laguna faliefemos; i defpues de falidos de ella, nos tornaron à feguir, queriendonos eftorvar el pafo, de manera, que no nos aprovechaba falirnos à fuera, ni hacernos mas fuertes, i querer pelear con ellos, que fe metian luego en la Laguna, i defde alli nos herian la Gente, i Caballos. Vifto efto, el Governador mandò à los de Caballo, que fe apeafen, i les acometiefen à pie. El Contador fe apeò con ellos, i afi los acometieron, i todos entraron à bueltas en vna Laguna, i afi les ganamos el pafo. En efta rebuelta huvo algunos de los nueftros heridos, que no les valieron buenas Armas, que llevaban; i huvo hombres efte dia, que juraron que havian vifto dos Robles, cada vno de ellos tan gruefo como la pierna, por baxo, pafados de parte à parte de las Flechas de los Indios; i efto no es tanto de maravillar, vifta la fuerça, i maña con que las echan; porque Yo mifmo vì vna Flecha en vn pie de vn Alamo, que entraba por èl vn geme. Quantos Indios vimos defde la Florida aqui, todos fon Flecheros, i como fon tan crefcidos de cuerpo, i andan defnudos, defde lexos parefcen Gigantes. Es Gente à maravilla bien difpuefta, mui enjutos, i de mui grandes fuerças, i ligereça. Los Arcos que vfan fon gruefos como el braço, de once, ò doce palmos de largo, que flechan à docientos pafos, con tan gran tiento, que ninguna cofa ierran. Palados que fuimos de efte pafo, de aì à vna legua llegamos à otro de la mifma manera, falvo que por fer tan larga, que duraba media legua, era mui peor: efte pafamos libremente, i fin eftorvo de Indios, que como havian gaftado en el primero toda la municion, que de Flechas tenian, no quedò con que ofarnos acometer. Otro dia figuiente, pafando otro femejante pafo, Yo hallé raftro de Gente, que iba adelante, i dì avifo de ello al Governador, que venia en la Retaguarda; i anfi, aunque los Indios falieron à nofotros, como ibamos apercebidos, no nos pudieron ofender; i falidos à lo llano, fueronnos todavia figuiendo; bolvimos à ellos por dos partes, i matamosles dos Indios, i hirieronme à mi, i dos, ò tres Chriftianos; por acogerfenos al Monte, no les podimos hacer mas mal, ni daño. De efta fuerte caminamos ocho dias, i defde efte pafo, que he contado, no falieron mas Indios à nofotros, hafta vna legua adelante, que es Lugar donde he dicho que ibamos. Alli, iendo nofotros por nueftro camino, falieron Indios, i fin fer fentidos, dieron en la Retaguarda, i à los gritos que diò vn Muchacho de vn Hidalgo de los que alli iban, que fe llamaba Avellaneda, el Avellaneda bolvió, i fue à focorrerlos, i los Indios le acertaron con vna Flecha por el canto de las Coraças, i fue tal la herida, que pasò cafi toda la Flecha por el pefcueço, i luego alli muriò, i lo llevamos hafta Aute. En nueve dias de camino, defde Apalache, hafta alli, llegamos. Y quando fuimos llegados, hallamos toda la Gente de èl ida, i las Cafas quemadas, i mucho Maìz, i Calabaças, i Frifoles, que ià todo eftaba para empeçarfe à coger. Defcanfamos alli dos dias; i ellos pafados, el Governador me rogò que fuefe à defcubrir la Mar, pues los Indios decian, que eftaba tan cerca de alli: ià en efte camino la haviamos defcubierto por vn Rio mui grande, que en èl hallamos, à quien haviamos puefto por nombre el Rio de la Magdalena. Vifto efto, otro dia figuiente Yo me partì à defcubrirla, juntamente con el Comifario, i el Capitan Caftillo, i Andrès Dorantes, i otros fiete de Caballo, i cinquenta Peones, i caminamos hafta hora de Vifperas, que llegamos à vn Ancon, ò entrada de la Mar, donde hallamos muchos Hoftiones con que la Gente holgò: i dimos muchas gracias à Dios, por havernos traìdo alli. Otro dia de mañana embiè veinte Hombres à que conofciefen la Cofta, i mirafen la difpoficion de ella: los quales bolvieron otro dia en la noche, diciendo, que aquellos Ancones, i Baìas eran mui grandes, i entraban tanto por la Tierra adentro, que eftorvaban mucho para defcubrir lo que queriamos, i que la Cofta eftaba mui lexos de alli. Sabidas eftas nuevas, i vifta la mala difpoficion, i aparejo, que para defcubrir la Cofta por alli havia, Yo me bolvì al Governador: i quando llegamos, hallamosle enfermo con otros muchos; i la noche pafada los Indios havian dado en ellos, i pueftolos en grandifimo trabajo, por la raçon de la enfermedad que les havia fobrevenido, tambien les havian muerto vn Caballo. Yo dì cuenta de lo que havia hecho, i de la mala difpoficion de la Tierra. Aquel dia nos detuvimos alli.

CAP. VIII. Como partimos de Aute.

Otro Dia figuiente partimos de Aute, i caminamos todo el dia, hafta llegar donde Yo havia eftado. Fue el camino en eftremo trabajofo, porque ni los Caballos baftaban à llevar los enfermos, ni fabiamos què remedio poner, porque cada dia adolefcian, que fue cofa de mui gran laftima, i dolor vèr la necefidad, i trabajo en que eftabamos. Llegados que fuimos, vifto el poco remedio, que para ir adelante havia, porque no havia donde, ni aunque lo huviera, la Gente pudiera pafar adelante, por eftàr los mas enfermos, i tales, que pocos havia de quien fe pudiefe haver algun provecho. Dexo aqui de contar efto mas largo, porque cada vno puede penfar lo que fe pafaria en Tierra tan eftraña, i tan mala, i tan fin ningun remedio de ninguna cofa, ni para eftar, ni para falir de ella: mas como el mas cierto remedio fea Dios Nueftro Señor, i de efte nunca defconfiamos, fufcediò otra cofa, que agravaba mas que todo efto, que entre la Gente de Caballo fe començò la maior parte de ellos à ir fecretamente, penfando hallar ellos por sì remedio, i defamparar al Governador, i à los enfermos, los quales eftaban fin algunas fuerças, i poder. Mas como entre ellos havia muchos Hijofdalgo, i Hombres de buena fuerte, no quifieron que efto pafafe, fin dàr parte al Governador, i à los Oficiales de V. Mag. i como les afeamos fu propofito, i les pufimos delante el tiempo en que defamparaban à fu Capitan, i los que eftaban enfermos, i fin poder, i apartarfe fobre todo del fervicio de V. Mag. acordaron de quedar, i que lo que fuefe de vno, fuefe de todos, fin que ninguno defamparafe à otro. Vifto efto por el Governador, los llamò à todos, i à cada vno por sì, pidiendo parefcer de tan mala Tierra, para poder falir de ella, i bufcar algun remedio, pues alli no lo havia, eftando la tercia parte de la Gente con gran enfermedad, i crefciendo efto cada hora, que teniamos por cierto todos lo eftariamos afi, de donde no fe podia feguir fino la muerte, que por fer en tal parte fe nos hacia mas grave; i viftos eftos, i otros muchos inconvenientes, i tentados muchos remedios, acordamos en vno (harto dificil) de poner en obra, que era hacer Navios, en que nos fuefemos. A todos parefcia impofible, porque nofotros no los fabiamos hacer, ni havia Herramientas, ni Hierro, ni Fragua, ni Eftopa, ni Pez, ni Xarcias, finalmente, ni cofa ninguna de tantas como fon menefter, ni quien fupiefe nada para dàr induftria en ello: i fobre todo no haver que comer, entretanto que fe hiciefen, i los que havian de trabajar del arte que haviamos dicho; i confiderando todo efto, acordamos de penfar en ello mas de efpacio, i cesò la platica aquel dia, i cada vno fe fue, encomendandolo à Dios Nueftro Señor, que lo encaminafe por donde èl fuefe mas fervido. Otro dia quifo Dios, que vno de la Compañia vino diciendo, que èl haria vnos Cañones de palo, i con vnos Cueros de Venado fe harian vnos Fuelles: i como eftabamos en tiempo, que qualquiera cofa que tuviefe alguna fobrehaz de remedio, nos parefcia bien, diximos, que fe pufiefe por obra: i acordamos de hacer de los Eftrivos, i Efpuelas, i Balleftas, i de las otras cofas de Hierro, que havia, los Clavos, i Sierras, i Hachas, i otras Herramientas, de que tanta necefidad havia para ello; i dimos por remedio, que para haver algun mantenimiento, en el tiempo que efto fe hiciefe, fe hiciefen quatro entradas en Aute, con todos los Caballos, i Gente, que pudiefen ir, i que à tercero dia fe matafe vn Caballo, el qual fe repartiefe entre los que trabajaban en la Obra de las Barcas, i los que eftaban enfermos: las entradas fe hicieron con la Gente, i Caballos que fue pofible, i en ellas fe traxeron hafta quatrocientas hanegas de Maìz, aunque no fin contiendas, i pendencias con los Indios. Hecimos coger muchos Palmitos, para aprovecharnos de la lana, i cobertura de ellos, torciendola, i aderesçandola, para vfar en lugar de Eftopa para las Barcas, las quales fe començaron à hacer con vn folo Carpintero, que en la Compañia havia; i tanta diligencia pufimos, que començandolas à quatro dias de Agofto, à veinte dias de el Mes de Septiembre eran acabadas cinco Barcas, de à veinte i dos codos cada vna, calafeteadas con las Eftopas de los Palmitos, i breamoslas con cierta Pez de Alquitràn, que hiço vn Griego, llamado Don Teodoro, de vnos Pinos: i de la mifma ropa de los Palmitos, i de las colas, i crines de los Caballos, hecimos cuerdas, i Xarcias: i de las nueftras Camifas, Velas; i de las Sabinas, que alli havia, hecimos los Remos, que nos parefciò que era menefter; i tal era la Tierra en que nueftros pecados nos havian puefto, que con mui gran trabajo podiamos hallar piedras para Laftre, i Ancles de las Barcas, ni en toda ella haviamos vifto ninguna. Defollamos tambien las piernas de los Caballos enteras, i curtimos los Cueros de ellas, para hacer Botas, en que llevafemos Agua. En efte tiempo algunos andaban cogiendo Marifco por los rincones, i entradas de la Mar, en que los Indios, en dos veces que dieron en ellos, nos mataron diez Hombres, à vifta del Real, fin que los pudiefemos focorrer, los quales hallamos, de parte à parte, pafados con Flechas, que aunque algunos tenian buenas Armas, no baftaron à refiftir, para que efto no fe hiciefe, por flechar con tanta deftreça, i fuerça (como arriba he dicho) i à dicho, i juramento de nueftros Pilotos, defde la Baìa, que pufimos Nombre de la Cruz, hafta aqui, anduvimos docientas i ochenta Leguas, poco mas, ò menos: en toda efta Tierra no vimos Sierra, ni tuvimos noticia de ella en ninguna manera: i antes que nos embarcafemos, fin los que los Indios nos mataron, fe murieron mas de quarenta Hombres de enfermedad, i hambre. A veinte i dos dias de el Mes de Septiembre fe acabaron de comer los Caballos, que folo vno quedò; i efte dia nos embarcamos por efta orden. Que en la Barca del Governador iban quarenta i nueve Hombres. En otra, que diò al Contador, i Comifario, iban otros tantos. La tercera diò al Capitan Alonfo del Caftillo, i Andrès Dorantes, con quarenta i ocho Hombres; i otra diò à dos Capitanes, que fe llamaban Tellez, i Peñalofa, con quarenta i fiete Hombres. La otra diò al Veedor, i à mi con quarenta i nueve Hombres; i defpues de embarcados los Baftimentos, i Ropa, no quedò à las Barcas mas de vn geme de bordo fuera del Agua: i allende de efto, ibamos tan apretados, que no nos podiamos menear; i tanto puede la necefidad, que nos hiço aventurar à ir de efta manera, i meternos en vna Mar tan trabajofa, i fin tener noticia de la Arte del marcar ninguno de los que alli iban.

CAP. IX. Como partimos de Baìa de Caballos.

Aquella Baìa de donde partimos, ha por nombre la Baìa de Caballos, i anduvimos fiete dias por aquellos Ancones, entrados en el Agua hafta la cinta, fin feñal de vèr ninguna cofa de Cofta; i al cabo de ellos llegamos à una Isla, que eftaba cerca de la Tierra. Mi Barca iba delante, i de ella vimos venir cinco Canoas de Indios, los quales las defampararon, i nos las dexaron en las manos, viendo que ibamos à ellas: las otras Barcas pafaron adelante, i dieron en vnas Cafas de la mifma Isla, donde hallamos muchas Liças, i huevos de ellas, que eftaban fecas, que fue mui gran remedio para la necefidad que llevabamos. Defpues de tomadas, pafamos adelante, i dos Leguas de alli pafamos vn Eftrecho, que la Isla con la Tierra hacia, al qual llamamos de Sant Miguèl, por haver falido en fu Dia por èl; i falidos, llegamos à la Cofta, donde con las cinco Canoas, que Yo havia tomado à los Indios, remediamos algo de las Barcas, haciendo falcas de ellas, i añadiendolas, de manera que fubieron dos palmos de bordo fobre el Agua; i con efto tornamos à caminar por luengo de Cofta, la via del Rio de Palmas, crefciendo cada dia la fed, i la hambre, porque los Baftimentos eran mui pocos, i iban mui al cabo, i el Agua fe nos acabò, porque las Botas, que hecimos de las piernas de los Caballos, luego fueron podridas, i fin ningun provecho: algunas veces entramos por Ancones, i Baìas, que entraban mucho por la Tierra adentro, todas las hallamos baxas, i peligrofas: i anfi anduvimos por ellas treinta dias, donde algunas veces hallabamos Indios Pefcadores, Gente pobre, i miferable. Al cabo ià de eftos treinta dias, que la necefidad del Agua era en eftremo, iendo cerca de Cofta, vna noche fentimos venir vna Canoa, i como la vimos, efperamos que llegafe, i ella no quifo hacer cara: i aunque la llamamos, no quifo bolver, ni aguardarnos, i por fer de noche, no la feguimos, i fuimonos nueftra via; quando amanefciò, vimos vna Isla pequeña, i fuimos à ella, por vèr fi hallariamos Agua, mas nueftro trabajo fue en valde, porque no la havia. Eftando alli furtos, nos tomò vna Tormenta mui grande, porque nos detuvimos feis dias, fin que ofafemos falir à la Mar: i como havia cinco dias, que no bebiamos, la fed fue tanta, que nos pufo en necefidad de beber Agua falada; i algunos fe defatentaron tanto en ello, que fupitameete fe nos murieron cinco Hombres. Cuento efto afi brevemente, porque no creo que ai necefidad de particularmente contar las miferias, i trabajos en que nos vimos; pues confiderando el lugar donde eftabamos, i la poca efperança de remedio, que teniamos, cada vno puede penfar mucho de lo que alli pafaria; i como vimos que la fed crefcia, i el Agua nos mataba, aunque la Tormenta no era cefada, acordamos de encomendarnos à Dios Nueftro Señor, i aventurarnos antes al peligro de la Mar, que efperar la certinidad de la muerte, que la fed nos daba; i afi falimos la via, donde haviamos vifto la Canoa, la noche que por alli veniamos; i en efte dia nos vimos muchas veces anegados, i tan perdidos, que ninguno huvo, que no tuviefe por cierta la muerte. Plugò à Nueftro Señor, que en las maiores necefidades fuele moftrar fu favor, que à puefta del Sol bolvimos vna Punta, que la Tierra hace, adonde hallamos mucha bonança, i abrigo. Salieron à nofotros muchas Canoas, i los Indios, que en ellas venian, nos hablaron, i fin querernos aguardar, fe bolvieron. Era Gente grande, i bien difpuefta, i no traìan Flechas, ni Arcos. Nofotros les fuimos figuiendo hafta fus Cafas, que eftaban cerca de alli à la Lengua del Agua, i faltamos en Tierra: i delante de las Cafas hallamos muchos Cantaros de Agua, i mucha cantidad de Pefcado guifado, i el Señor de aquellas Tierras ofrefciò todo aquello al Governador, i tomandolo configo, lo llevò à fu Cafa. Las Cafas de eftos eran de Efteras, que à lo que parefciò eran eftantes; i defpues que entramos en Cafa del Cacique, nos diò mucho Pefcado, i nofotros le dimos del Maìz, que traìamos, i lo comieron en nueftra prefencia, i nos pidieron mas, i fe lo dimos, i el Governador le diò muchos Refcates; el qual, eftando con el Cacique en fu Cafa, à media hora de la noche, fupitamente los Indios dieron en nofotros, i en los que eftaban mui malos, echados en la Cofta, i acometieron tambien la Cafa del Cacique, donde el Governador eftaba, i lo hirieron de vna piedra en el roftro. Los que alli fe hallaron, prendieron al Cacique: mas como los Suios eftaban tan cerca, foltòfeles, i dexòles en las manos vna Manta de Martas Cebelinas, que fon las mejores, que creo Yo que en el Mundo fe podrian hallar, i tienen vn olor, que no parefce fino de Ambar, i Almizcle, i alcança tan lexos, que de mucha cantidad fe fiente: otras vimos alli, mas ningunas eran tales como eftas. Los que alli fe hallaron, viendo al Governador herido, lo metimos en la Barca, i hecimos que con èl fe recogiefe toda la mas Gente à fus Barcas, i quedamos hafta cinquenta en Tierra, para contra los Indios, que nos acometieron tres veces aquella noche, i con tanto impetu, que cada vez nos hacian retraer mas de vn tiro de piedra: ninguno huvo de nofotros, que no quedafe herido, i Yo lo fui en la cara; i fi como fe hallaron pocas Flechas, eftuvieran mas proveìdos de ellas, fin dubda nos hicieran mucho daño. La vltima vez fe pufieron en celada los Capitanes Dorantes, i Peñalofa, i Tellez, con quince Hombres, i dieron en ellos por las efpaldas, i de tal manera les hicieron huir, que nos dexaron. Otro dia de mañana Yo les rompì mas de treinta Canoas, que nos aprovecharon para vn Norte que hacia, que por todo el dia huvimos de eftàr alli con mucho frio, fin ofar entrar en la Mar, por la mucha Tormenta que en ella havia. Efto pafado, nos tornamos à embarcar, i navegamos tres dias: i como haviamos tomado poca Agua, i los Vafos que teniamos para llevar afimifmo eran mui pocos, tornamos à caer en la primera necefidad; i figuiendo nueftra via, entramos por vn Eftero, i eftando en èl, vimos venir vna Canoa de Indios: como los llamamos, vinieron à nofotros; i el Governador, à cuia Barca havian llegado, pidiòles Agua, i ellos la ofrefcieron, con que les diefen en que la traxefen; i vn Chriftiano Griego, llamado Doroteo Teodoro (de quien arriba fe hiço mencion) dixo, que queria ir con ellos: el Governador, i otros fe lo procuraron eftorvar mucho, i nunca lo pudieron, fino que en todo cafo queria ir con ellos: afi fe fue, i llevò configo vn Negro, i los Indios dexaron en rehenes dos de fu Compañia; i à la noche los Indios bolvieron, i traxeronnos nueftros Vafos fin Agua, i no traxeron los Chriftianos, que havian llevado: i los que havian dexado por rehenes, como los otros los hablaron, quifieronfe echar al Agua. Mas los que en la Barca eftaban los detuvieron, i anfi fe fueron huiendo los Indios de la Canoa, i nos dexaron mui confufos, i triftes, por haver perdido aquellos dos Chriftianos.

CAP. X. De la Refriega, que nos dieron los Indios.

Venida la mañana, vinieron à nofotros muchas Canoas de Indios, pidiendonos los dos Compañeros, que en la Barca havian quedado por rehenes. El Governador dixo, que fe los daria, con que traxefen los dos Chriftianos, que havian llevado. Con efta Gente venian cinco, ò feis Señores, i nos parefciò fer la Gente mas bien difpuefta, i de mas autoridad, i concierto, que hafta alli haviamos vifto, aunque no tan grandes como los otros, de quien havemos contado. Traìan los cabellos fueltos, i mui largos, i cubiertos con Mantas de Martas, de la fuerte de las que atràs haviamos tomado, i algunas de ellas hechas por mui eftraña manera, porque en ellas havia vnos laços de labores de vnas Pieles leonadas, que parefcian mui bien. Rogabannos, que nos fuefemos con ellos, i que nos darian los Chriftianos, i Agua, i otras muchas cofas: i contino acudian fobre nofotros muchas Canoas, procurando de tomar la boca de aquella entrada: i afi por efto, como porque la Tierra era mui peligrofa para eftàr en ella, nos falimos à la Mar, donde eftuvimos hafta medio dia con ellos. Y como no nos quifiefen dàr los Chriftianos, i por efte refpeto nofotros no les diefemos los Indios, començaronnos à tirar piedras con Hondas, i Varas, con mueftras de flecharnos, aunque en todos ellos no vimos fino tres, o quatro Arcos.

Eftando en efta contienda, el viento refrefcò, i ellos fe bolvieron, i nos dexaron: i afi navegamos aquel dia, hafta hora de Vifperas, que mi Barca, que iba delante, defcubriò vna Punta, que la Tierra hacia, i del otro cabo fe via vn Rio mui grande: i en vna Isleta que hacia la Punta, hice Yo furgir, por efperar las otras Barcas. El Governador no quifo llegar, antes fe metiò por vna Baìa mui cerca de alli, en que havia muchas Isletas, i alli nos juntamos, i defde la Mar tomamos Agua dulce, porque el Rio entraba en la Mar de avenida: i por toftar algun Maìz de lo que traìamos, porque ià havia dos dias que lo comiamos crudo, faltamos en aquella Isla, mas como no hallamos Leña, acordamos de ir al Rio, que eftaba detràs de la Punta, vna Legua de alli: i iendo, era tanta la corriente, que no nos dexaba en ninguna manera llegar, antes nos apartaba de la Tierra; i nofotros, trabajando, i porfiando por tomarla. El Norte, que venia de la Tierra, començò à crefcer tanto, que nos metiò en la Mar, fin que nofotros pudiefemos hacer otra cofa: i à media Legua que fuimos metidos en ella, fondamos, i hallamos, que con treinta braças no podimos tomar hondo, i no podiamos entender, fi la corriente era caufa que no lo pudiefemos tomar; i afi navegamos dos dias, todavia trabajando por tomar Tierra: i al cabo de ellos, vn poco antes que el Sol faliefe, vimos muchos humeros por la Cofta: i trabajando por llegar allà, nos hallamos en tres braças de Agua, i por fer de noche, no ofamos tomar Tierra; porque como haviamos vifto tantos humeros, creìamos que fe nos podria recrefcer algun peligro, fin nofotros poder vèr, por la mucha obfcuridad, lo que haviamos de hacer: i por efto determinamos de efperar à la mañana, i como amanefciò, cada Barca fe hallò por sì perdida de las otras: Yo me hallè en treinta braças; i figuiendo mi viage, à hora de Vifperas vì dos Barcas, i como fui à ellas, vì que la primera à que lleguè, era la del Governador, el qual me pregunto, què me parefcia que debiamos hacer? Yo le dixe, que debia recobrar aquella Barca, que iba delante, i que en ninguna manera la dexafe, i que juntas todas tres Barcas, figuiefemos nueftro camino, donde Dios nos quifiefe llevar. El me refpondiò, que aquello no fe podia hacer, porque la Barca iba mui metida en la Mar, i èl queria tomar la Tierra, i que fi la queria Yo feguir, que hiciefe que los de mi Barca tomafen los Remos, i trabajafen, porque con fuerça de braços fe havia de tomar la Tierra: i efto le aconfejaba vn Capitan, que configo llevaba, que fe llamaba Pantoja, diciendole, que fi aquel dia no tomaba la Tierra, que en otros feis no la tomaria, i en efte tiempo era necefario morir de hambre. Yo vifta fu voluntad, tomè mi Remo, i lo mifmo hicieron todos los que en mi Barca eftaban para ello, i bogamos hafta cafi puefto el Sol: mas como el Governador llevaba la mas fana, i recia Gente, que entre toda havia, en ninguna manera lo podimos feguir, ni tener con ella. Yo, como vì efto, pedile, que para poderle feguir, me diefe vn cabo de fu Barca: i èl me refpondiò, que no harian ellos poco, fi folos aquella noche pudiefen llegar à Tierra. Yo le dixe, que pues via la poca pofibilidad, que en nofotros havia para poder feguirle, i hacer lo que havia mandado, que me dixefe, què era lo que mandaba que Yo hiciefe? El me refpondiò, que ià no era tiempo de mandar vnos à otros, que cada vno hiciefe lo que mejor le pareciefe que era para falvar la vida, que èl anfi lo entendia de hacer; i diciendo efto, fe alargò con fu Barca: i como no le pude feguir, arribè fobre la otra Barca, que iba metida en la Mar, la qual me efperò; i llegado à ella hallè, que era la que llevaban los Capitanes Peñalofa, i Tellez: i anfi navegamos quatro dias en compañia, comiendo por tafa cada dia medio puño de Maìz crudo. A cabo de eftos quatro dias nos tomò vna Tormenta, que hiço perder la otra Barca: i por gran mifericordia, que Dios tuvo de nofotros, no nos hundimos del todo, fegun el tiempo hacia; i con fer Invierno, i el frio mui grande, i tantos dias, que padefciamos hambre, con los golpes, que de la Mar haviamos refcibido, otro dia la Gente començò mucho à defmaiar: de tal manera, que quando el Sol fe pufo, todos los que en mi Barca venian eftaban caìdos en ella, vnos fobre otros, tan cerca de la muerte, que pocos havia que tuviefen fentido, i entre todos ellos, à efta hora, no havia cinco Hombres en pie; i quando vino la noche, no quedamos fino el Maeftre, i Yo, que pudiefemos marear la Barca; i à dos horas de la noche, el Maeftre me dixo, que Yo tuviefe cargo de ella, porque èl eftaba tal, que creìa aquella noche morir: i afi Yo tomè el leme, i pafada media noche, Yo lleguè, por vèr fi era muerto el Maeftre: i èl me refpondiò, que èl antes eftaba mejor, i que èl governaria hafta el dia. Yo cierto aquella hora, de mui mejor voluntad tomara la muerte, que no vèr tanta Gente delante de mi de tal manera. Y defpues que el Maeftre tomò cargo de la Barca, Yo reposè vn poco mui fin repofo; ni havia cofa mas lexos de mi entonces, que el fueño. Y acerca del Alva, pareciòme que oìa el tumbo de la Mar, porque como la Cofta era baxa, fonaba mucho, i con efte fobrefalto, llamè al Maeftre, el qual me refpondiò, que creìa que eramos cerca de Tierra, i tentamos, i hallamonos en fiete braças, i parefciòle, que nos debiamos tener à la Mar, hafta que amanefciefe; Y afi Yo tomè vn Remo, i boguè de la vanda de la Tierra, que nos hallamos vna Legua de ella, i dimos la popa à la Mar; i cerca de Tierra nos tomò vna ola; que echò la Barca fuera del Agua vn juego de herradura: i con el gran golpe que diò, cafi toda la Gente que en ella eftaba como muerta, tornò en sì, i como fe vieron cerca de la Tierra, fe començaron à defcolgar, i con manos, i pies andando: i como falieron à Tierra à vnos barrancos, hecimos lumbre, i toftamos del Maìz que traìamos, i hallamos Agua de la que havia llovido, i con el calor del fuego la Gente tornò en sì, i començaron algo à esforçarfe. El dia que aqui llegamos era fexto del Mes de Noviembre.

CAP. XI. De lo que acaefciò à Lope de Oviedo con vnos Indios.

Defque la Gente huvo comido, mandè à Lope de Oviedo, que tenia mas fuerça, i eftaba mas recio que todos, fe llegafe à vnos Arboles, que cerca de alli eftaban, i fubido en vno de ellos, defcubriefe la Tierra en que eftabamos, i procurafe de haver alguna noticia de ella. El lo hiço afi, i entendiò que eftabamos en Isla, i viò que la Tierra eftaba cabada, à la manera que fuele eftàr Tierra donde anda Ganado, i parefciòle por efto, que debia fer Tierra de Chriftianos, i anfi nos lo dixo. Yo le mandè, que la tornafe à mirar mui mas particularmente, i viefe fi en ella havia algunos Caminos, que fuefen feguidos, i efto fin alargarfe mucho, por el peligro que podia haver. El fue, i topando con vna vereda, fe fue por ella adelante, hafta efpacio de media Legua, i hallò vnas Choças de unos Indios, que eftaban folas, porque los Indios eran idos al Campo, i tomò vna Olla de ellos, i vn Perrillo pequeño, i vnas pocas de Liças, i afi fe bolviò à nofotros; i parefciendonos que fe tardaba, embiè otros dos Chriftianos, para que le bufcafen, i viefen què le havia fufcedido, i ellos le toparon cerca de alli, i vieron, que tres Indios, con Arcos, i Flechas, venian tras de èl, llamandole, i èl afimifmo llamaba à ellos por feñas: i afi llegò donde eftabamos, i los Indios fe quedaron vn poco atràs, afentados en la mifma Ribera; i dende à media hora acudieron otros cien Indios Flecheros, que agora ellos fuefen grandes, ò no, nueftro miedo les hacia parefcer Gigantes, i pararon cerca de nofotros, donde los tres primeros eftaban. Entre nofotros efcufado era penfar que havria quien fe defendiefe, porque dificilmente fe hallaron feis, que del fuelo fe pudiefen levantar. El Veedor, i Yo falimos à ellos; i llamamosles, i ellos fe llegaron à nofotros: i lo mejor que podimos, procuramos de afegurarlos, i afegurarnos, i dimosles Cuentas, i Cafcaveles, i cada vno de ellos me diò vna Flecha, que es feñal de amiftad: i por feñas nos dixeron, que à la mañana bolverian, i nos traerian de comer, porque entonces no lo tenian.

CAP. XII. Como los Indios nos truxeron de comer.

Otro dia, faliendo el Sol, que era la hora que los Indios nos havian dicho, vinieron à nofotros, como lo havian prometido, i nos traxeron mucho Pefcado, i de vnas Raìces, que ellos comen, i fon como Nueces, algunas maiores, ò menores, la maior parte de ellas fe facan debaxo del Agua, i con mucho trabajo. A la tarde bolvieron, i nos traxeron mas Pefcado, i de las mifmas Raìces, i hicieron venir fus Mugeres, i Hijos, para que nos viefen; i anfi fe bolvieron ricos de Cafcaveles, i Cuentas, que les dimos, i otros dias nos tornaron à vifitar, con lo mifmo que eftotras veces. Como nofotros viamos, que eftabamos proveìdos de Pefcado, i de Raìces, i de Agua, i de las otras cofas que pedimos, acordamos de tornarnos à embarcar, i feguir nueftro camino, i defenterramos la Barca de la Arena, en que eftaba metida, i fue menefter, que nos defnudafemos todos, i pafafemos gran trabajo para echarla al Agua, porque nofotros eftabamos tales, que otras cofas mui mas livianas baftaban para ponernos en èl; i afi embarcados, à dos tiros de Ballefta dentro en la Mar, nos diò tal golpe de Agua, que nos mojò à todos: i como ibamos defnudos, i el frio que hacia era mui grande, foltamos los Remos de las manos: i à otro golpe que la Mar nos diò, traftornò la Barca: el Veedor, i otros dos fe afieron de ella para efcaparfe, mas fufcediò mui al revès, que la Barca los tomò debaxo, i fe ahogaron. Como la Cofta es mui braba, el Mar de vn tumbo echò à todos los otros embueltos en las olas, i medio ahogados en la Cofta de la mifma Isla, fin que faltafen mas de los tres, que la Barca havia tomado debaxo. Los que quedamos efcapados, defnudos como nafcimos, i perdido todo lo que traìamos: i aunque todo valia poco, para entonces valia mucho. Y como entonces era por Noviembre, i el frio mui grande, i nofotros tales, que con poca dificultad nos podian contar los huefos, eftabamos hechos propria figura de la Muerte. De mì sè decir, que defde el mes de Maio pafado, Yo no havia comido otra cofa fino Maìz toftado, i algunas veces me vì en necefidad de comerlo crudo; porque aunque fe mataron los Caballos, entretanto que las Barcas fe hacian, Yo nunca pude comer de ellos, i no fueron diez veces las que comì pefcado. Efto digo, por efcufar raçones, porque pueda cada vno vèr, què tales eftariamos. Y fobre todo lo dicho, havia fobrevenido viento Norte, de fuerte, que mas eftabamos cerca de la muerte, que de la vida: plugo à Nueftro Señor, que bufcando los tiçones del fuego, que alli haviamos hecho, hallamos lumbre con que hicimos grandes fuegos: i anfi eftuvimos pidiendo à Nueftro Señor mifericordia, i perdon de nueftros pecados, derramando muchas lagrimas, haviendo cada vno laftima, no folo de sì, mas de todos los otros, que en el mifmo eftado vian. Y à hora de puefto el Sol, los Indios, creiendo que no nos haviamos ido, nos bolvieron à bufcar, i à traernos de comer: mas quando ellos nos vieron anfi en tan diferente habito del primero, i en manera tan eftraña, efpantaronfe tanto, que fe bolvieron atràs. Yo falì à ellos, i llamèlos, i vinieron mui efpantados, hicelos entender por feñas, como fe nos havia hundido vna Barca, i fe havian ahogado tres de nofotros: i alli en fu prefencia, ellos mifmos, vieron dos muertos, i los que quedabamos, ibamos aquel camino. Los Indios de vèr el defaftre que nos havia venido, y el defaftre en que eftabamos, con tanta defventura, i miferia fe fentaron entre nofotros: i con el gran dolor, i laftima que ovieron de vernos en tanta fortuna, començaron todos à llorar recio, i tan de verdad, que lexos de alli fe podia oìr, i efto les durò mas de media hora: i cierto, vèr que eftos Hombres, tan fin raçon, i tan crudos, à manera de Brutos, fe dolian tanto de nofotros, hiço que en mì, i en otros de la compañia crefciefe mas la pafion, i la confideracion de nueftra defdicha. Sofegado ià efte llanto, Yo preguntè à los Chriftianos, i dixe, que fi à ellos parefcia, rogaria à aquellos Indios, que nos llevafen à fus Cafas: i algunos de ellos, que havian eftado en la Nueva-Efpaña, refpondieron, que no fe debia hablar en ello, porque fi à fus Cafas nos llevaban, nos facrificarian à fus Idolos: mas vifto que otro remedio no havia, i que por qualquier otro camino eftaba mas cerca, i mas cierta la muerte, no curè de lo que decian, antes roguè à los Indios, que nos llevafen à fus Cafas, i ellos moftraron que havian gran placer de ello, i que efperafemos vn poco, que ellos harian lo que queriamos; i luego treinta de ellos fe cargaron de leña, i fe fueron à fus Cafas, que eftaban lexos de alli, i quedamos con los otros hafta cerca de la noche, que nos tomaron; i llevandonos afidos, i con mucha priefa, fuimos à fus Cafas, i por el gran frio que hacia; i temiendo que en el camino alguno no muriefe, ò defmaiafe, proveieron, que oviefe quatro, ò cinco fuegos mui grandes, pueftos à trechos, i en cada vno de ellos nos efcalentaban: i defque vian que haviamos tomado alguna fuerça, i calor, nos llevaban hafta el otro, tan apriefa, que cafi los pies no nos dexaban poner en el fuelo: i de efta manera fuimos hafta fus Cafas, donde hallamos que tenian hecha vna Cafa para nofotros, i muchos fuegos en ella: i defde à vn hora que haviamos llegado, començaron à bailar, i hacer grande fiefta (que durò toda la noche) aunque para nofotros no havia placer, fiefta, ni fueño, efperando quando nos havian de facrificar, i la mañana nos tornaron á dàr Pefcado, i Raìces, i hacer tan buen tratamiento, que nos afeguramos algo, i perdimos algo el miedo del facrificio.

CAP. XIII. Como fupimos de otros Chriftianos.

Efte mifmo dia Yo vi à vn Indio de aquellos vn Refcate, i conofcì que no era de los que nofotros les haviamos dado: i preguntando donde le havian havido, ellos por feñas me refpondieron, que fe lo havian dado otros Hombres como nofotros, que eftaban atràs. Yo viendo efto, embiè dos Chriftianos, i dos Indios, que les moftrafen aquella Gente, i mui cerca de alli toparon con ellos, que tambien venian à bufcarnos, porque los Indios que allà quedaban, los havian dicha de nofotros, i eftos eran los Capitanes Andrès Dorantes, y Alonfo del Caftillo, con toda la Gente de fu Barca. Y llegados à nofotros, fe efpantaron mucho de vernos de la manera que eftabamos, i refcibieron mui gran pena por no tener que darnos, que ninguna otra cofa traìan, fino la que tenian veftida. Y eftuvieron alli con nofotros, i nos contaron, como à cinco de aquel mifmo Mes, fu Barca havia dado al travès legua, i media de alli, i ellos havian efcapado, fin perderfe ninguna cofa: i todos juntos acordamos de adobar fu Barca, i irnos en ella los que tuviefen fuerça, i difpoficion para ello; los otros quedarfe alli hafta que convaleciefen, para irfe, como pudiefen, por luengo de Cofta, i que efperafen alli, hafta que Dios los llevafe con nofotros à Tierra de Chriftianos; i como lo penfamos, afi nos pufimos en ello; i antes que echafemos la Barca al Agua, Tavera, vn Caballero de nueftra Compañia, muriò; i la Barca que nofotros penfabamos llevar, hiço fu fin, i no fe pudo foftener à fi mifma, que luego fue hundida; i como quedamos del arte que he dicho, i los mas defnudos, i el tiempo tan recio para caminar, i pafar Rios, i Ancones à nado, ni tener baftimento alguno, ni manera para llevarlo, determinamos de hacer lo que la necefidad pedia, que era invernar alli; i acordamos tambien, que quatro Hombres, que mas recios eftaban, fuefen à Panuco, creiendo que eftabamos cerca de alli; i que fi Dios Nueftro Señor fuefe fervido de llevarnos allà, diefen avifo de como quedabamos en aquella Isla, i de nueftra necefidad, i trabajo. Eftos eran mui grandes nadadores, i al vno llamaban Alvaro Fernandez, Portuguès, Carpintero, i Marinero: el fegundo fe llamaba Mendez; i al tercero Figueroa, que era natural de Toledo: el quarto, Aftudillo, natural de Çafra, llevaban configo vn Indio, que era de la Isla.

CAP. XIV. Como fe partieron los quatro Chriftianos.

Partidos eftos quatro Chriftianos, dende à pocos dias fufcediò tal tiempo de frios, i tempeftades, que los Indios no podian arrancar las Raìces: i de los Cañales en que pefcaban ià no havia provecho ninguno; i como las Cafas eran tan defabrigadas, començòfe à morir la Gente; i cinco Chriftianos, que eftaban en rancho en la Cofta, llegaron à tal eftremo, que fe comieron los vnos à los otros, hafta que quedò vno folo, que por fer folo no huvo quien lo comiefe. Los nombres de ellos fon eftos: Sierra, Diego Lopez, Corral, Palacios, Gonçalo Ruiz. De efte cafo fe alteraron tanto los Indios, i hovo entre ellos tan gran efcandalo, que fin duda, fi al principio ellos lo vieran, los matàran, i todos nos vieramos en grande trabajo. Finalmente, en mui poco tiempo, de ochenta Hombres, que de ambas partes alli llegamos, quedaron vivos folos quince: i defpues de muertos eftos; diò à los Indios de la Tierra vna enfermedad de eftomago, de que muriò la mitad de la Gente de ellos: i creieron, que nofotros eramos los que los matabamos; i teniendolo por mui cierto, concertaron entre sì de matar à los que haviamos quedado. Yà que lo venian à poner en efecto, vn Indio, que à mi me tenia, les dixo, que no creiefen, que nofotros eramos los que los matabamos, porque fi nofotros tal poder tuvieramos, efcusàramos que no murieran tantos de nofotros, como ellos vian que havian muerto, fin que les pudieramos poner remedio, i que ià no quedabamos fino mui pocos, i que ninguno hacia daño, ni perjuicio, que lo mejor era, que nos dexafen. Y quifo Nueftro Señor, que los otros figuieron efte confejo, i pareicer, i anfi fe eftorvò fu propofito. A efta Isla pufimos por nombre, Isla de Malhado. La Gente que alli hallamos fon grandes, i bien difpueftos: no tienen otras Armas fino Flechas, i Arcos, en que fon por eftremo dieftros. Tienen los Hombres la vna Teta horadada de vna parte à otra, i algunos ai que las tienen ambas; i por el agujero que hacen, traen vna Caña atravefada, tan larga, como dos palmos i medio, i tan gruefa, como dos dedos: traen tambien horadado el Labio de abaxo, i puefto en èl vn pedaço de la Caña, delgada como medio dedo. Las Mugeres fon para mucho trabajo. La habitacion que en efta Isla hacen, es defde Octubre, hafta en fin de Hebrero. El fu mantenimiento es las Raìces que he dicho, facadas debaxo el Agua por Noviembre, i Diciembre. Tienen Cañales, i no tienen mas Peces de para efte tiempo: de aì adelante comen las Raìces. En fin de Hebrero vàn à otras partes à bufcar con que mantenerfe, porque entonces las Raìces comiençan à nafcer, i no fon buenas. Es la Gente del Mundo, que mas aman à fus Hijos, i mejor tratamiento les hacen: i quando acaefce que à alguno fe le muere el Hijo, lloranle los Padres, i los Parientes, i todo el Pueblo, i el llanto dura vn Año cumplido, que cada dia por la mañana, antes que amanezca, comiençan primero à llorar los Padres, i tras efto todo el Pueblo: i efto mifmo hacen al medio dia, i quando amanefce: i pafado un Año que los han llorado, hacenle las Honras del muerto, i lavanfe, i limpianfe del tizne que traen. A todos los Defuntos lloran de efta manera, falvo à los viejos, de quien no hacen cafo, porque dicen, que ià han pafado fu tiempo, i de ellos ningun provecho ai, antes ocupan la Tierra, i quitan el mantenimiento à los niños. Tienen por coftumbre de enterrar los Muertos, fino fon los que entre ellos fon Fificos, que à eftos quemanlos; i mientras el fuego arde, todos eftàn bailando, i haciendo mui gran fiefta, i hacen polvos los huefos: i pafado vn Año, quando fe hacen fus Honras, todos fe jafan en ellas, i à los Parientes dàn aquellos polvos à beber de los huefos en Agua. Cada vna tiene vna Muger conofcida. Los Fificos fon los Hombres mas libertados; pueden tener dos, i tres, i entre eftas ai mui gran amiftad, i conformidad. Quando viene que alguno cafa fu Hija, el que la toma por Muger, dende el dia que con ella fe cafa, todo lo que matare caçando, ò pefcando, todo lo trae la Muger à la cafa de fu Padre, fin ofar tomar, ni comer alguna cofa de ello, i de cafa de el Suegro le llevan à èl de comer: i en todo efte tiempo el Suegro, ni la Suegra no entran en fu cafa, ni èl ha de entrar en cafa de los Suegros, ni Cuñados: i fi acafo fe toparen por alguna parte, fe defvian vn tiro de Ballefta el vno del otro; i entretanto que afi vàn apartandofe, llevan la cabeça baxa, i los ojos en tierra pueftos; porque tienen por cofa mala verfe, ni hablarfe. Las Mugeres tienen libertad para comunicar, i converfar con los Suegros, i Parientes; i efta coftumbre fe tiene defde la Isla, hafta mas de cinquenta leguas por la Tierra adentro.

Naufragios de Alvar Núñez Cabeza de Vaca

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