Читать книгу El arte y la ciencia de la formulación aromática - Ana Requejo - Страница 11
ОглавлениеProceso de elaboración de una fórmula
1.Datos básicos del receptor:
•Sexo, edad.
•Ocupación.
•Estado actual; vive solo o en compañía.
2.Datos básicos del estado de salud:
•Problemas crónicos: en qué sistema se dan.
•Tratamiento en curso: medicamentos, suplementación, terapias suplementarias. Tiempo del tratamiento.
3.Conocer perfectamente qué desea obtener el usuario:
•¿Beneficios físicos?
•¿Beneficios emocionales?
•¿Ambos?
Esto nos indicará cuántas fórmulas hemos de elaborar, a través de qué interfaces aplicarlas y si las combinamos o las pautamos una tras otra.
4.Preguntas generales para determinar lo que realmente necesita según nuestro criterio como terapeutas:
•Cómo se relaciona con la sociedad: determinar si además necesita tratamiento mental/emocional, aunque no se haya solicitado.
•El problema que esté llevando en ese momento: ¿le impide realizar alguna otra actividad?, ¿le limita?
En este caso, los preparados deben ser cómodos y fáciles de aplicar.
•¿Duerme bien?
•¿Realiza alguna actividad fuera de casa?
•Algún tratamiento complementario que realice, ¿puede ser compatible con la aromaterapia?
5.Evaluar las disfunciones que presenta:
•Inflamación.
•Dolor.
•Picor.
•Congestión: respiratoria, linfática, circulatoria, mental…
Esto nos irá dirigiendo a los aceites esenciales y aceites vegetales más adecuados.
6.Determinar, teniendo en cuenta todo lo anterior, la/s vía/as de uso más adecuada/s: tópica, olfativa u oral.
7.Escoger los aceites esenciales más eficaces para tratar todas sus disfunciones.
8.Según la interfaz de uso, evaluar los riesgos personales y determinar el tiempo seguro del tratamiento.
9.Decidido lo anterior, revisar los aceites esenciales:
•Comprobar sus posibles riesgos como sustancia en sí.
•Comprobar los factores de riesgo y personales del salutante y eliminar los aceites esenciales no adecuados.
•Sustituir los aceites esenciales no adecuados por otros que sean más seguros y que cumplan con lo necesario para el tratamiento. A veces es necesario sacrificar la «potencia terapéutica» por la seguridad.
10.Crear la fórmula:
•Según la vía de uso y el envase o herramienta, decidir la concentración de aceites esenciales.
•Su edad, el problema a tratar, el tiempo de tratamiento y las características de los aceites esenciales —sobre todo sus riesgos— nos indican la concentración.
•Fijarse en la disfunción primaria a tratar. Nos dará respuesta al aceite esencial principal y sus «ayudantes».
•Formular sobre papel.
•Elaborar la fórmula.
11.Tratamiento:
Pautar el uso de las fórmulas por escrito: cuántos días, cuántas veces al día, intervalos de descanso.
12.Seguir la evolución del tratamiento:
Cuando trabajamos con la aromaterapia y la aconsejamos, el seguimiento de la evolución del receptor es básica, ya que dependiendo de muchas variables se puede dar la necesidad de ir modificando la dosis y la regularidad de uso. Daos cuenta de que no estamos trabajando con un medicamento que viene estrictamente dosificado en una píldora o en un vial. Estamos ofreciendo una sustancia volátil.
Si trabajamos a través de la vía aérea y la zona de difusión es mayor o menor, la concentración molecular en el aire también varía —y su resultado final en el individuo—.
Si en cambio hemos preparado una fórmula vía tópica, hemos de saber dónde echarla y las zonas corporales no tienen la misma composición a nivel celular. El grosor de las diversas capas influye en la velocidad de absorción, así como en el peso molecular de las sustancias que estamos mezclando.
Y si hablamos de la vía oral —no contemplada en este libro— la metabolización de cada molécula y su recorrido por nuestro organismo es diferente.
Por tanto, hemos de ir ajustando el tratamiento y para ello es imprescindible conocer la evolución de la salud del sujeto.