Читать книгу Escultura Barroca Española. Entre el Barroco y el siglo XXI - Antonio Rafael Fernández Paradas - Страница 27
1.3.Fuentes romanas
ОглавлениеTras su independencia de los etruscos, Roma se expandió al sur, ocupando las colonias de la Magna Grecia y en especial Siracusa, que fue saqueada. De este modo tomó contacto con la escultura griega, que fue tan estimada que paulatinamente sustituyó al estilo de arte etrusco. El arte y la cultura de la Grecia Clásica impresionaban a los romanos, y cuando el país pasó a formar parte de su imperio, asumieron su influjo y conservaron sus tradiciones a modo de herencia.
Roma apreciaba el concepto de belleza clásica y se siguieron sus cánones. Los nobles pagaban grandes sumas por adquirir obras griegas para adornar sus villas y se ofrecía trabajo a los artífices griegos para efectuar copias de las estatuas más célebres. Algunos escultores como Pasíteles adquirieron tal prestigio que se les concedió la ciudadanía romana.
Vitrubio, arquitecto del siglo I, legó el mayor testimonio de la validez del canon griego en su obra De Architectura libri decem. Otras fuentes son la Historia Natural, de Plinio el Viejo, y De Lingua Latina, de Varrón. Vitrubio refiere una serie de ideas sobre proporción, aduciendo que la simetría de los templos proviene de las medidas del cuerpo humano. Aporta una medida de ocho cabezas para la altura del cuerpo que concordaría con el canon de Lisipo.
A partir del modelo griego se gestó también un estilo particular de escultura romana clásica, destacando el género del busto y el retrato. Se trataba en muchos casos de escultura pública y monumental. La sociedad romana era mayoritariamente analfabeta, y el arte era considerado un medio de educación visual e ideológica para el pueblo. El retrato facilitaba la identificación de mandatarios y personajes públicos, ayudando a difundir su imagen. En ocasiones, la efigie era tan importante respecto al resto de la apariencia física que se modelaban cuerpos genéricos a los que luego se les incorporaba la cabeza.
La escultura también tuvo una función religiosa, representando deidades del panteón romano que estaban presentes en el lar de las viviendas privadas. Otra fue la función conmemorativa en monumentos, columnas y arcos del triunfo. En el caso paradigmático de la Columna de Trajano, se aprecia el característico estilo narrativo romano. En los relieves del friso en espiral se muestran diferentes escenas de la campaña de Trajano en Dacia.
Por último, hay que señalar que, así como sucedía en el arte mesopotámico, en toda la escultura griega y romana era usado el color. Hoy nos parece sorprendente porque estamos acostumbrados a la impronta material, pero lo cierto es que siempre a cada obra se aplicaba a modo de complemento una policromía con pigmentos, y a veces se ornaban también con detalles metálicos.