Читать книгу Electra - Benito Pérez Galdós - Страница 15

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Electra. ¡Usted... errores graves, usted tan bueno!

Cuesta. Sí, sí: bueno, bueno... y pecador... En fin, dejemos los errores y vamos a sus consecuencias. Yo no quiero, no, que usted viva desamparada. Usted no posee bienes de fortuna. Es dudoso que la protección de Urbano y Evarista sea constante. ¿Cómo he de consentir yo que se encuentre usted pobre y desvalida el día[30] de mañana?

Electra (con penosa lucha entre su conocimiento y su inocencia). No sé si lo entiendo... no sé si debo entenderlo.

Cuesta. Lo más delicado será que lo entienda sin decírmelo, y que acepte mi protección sin darme las gracias. Juntos van el deber mío y el derecho de usted. Gracias a mí, Electra, no se verá roto el hilo que une a cada criatura con las criaturas que fueron, y con las que aún viven... Y si hoy me determino a plantear esta cuestión, es porque... porque hace tiempo que me asedia el temor de las muertes repentinas. Mi padre y mi hermano murieron como heridos del rayo. La lesión cardiaca, destructora de la familia, ya la tengo aquí (Señalando al corazón): es un triste reloj que me cuenta las horas, los días... No puedo aplazar esto. No me sorprenda la muerte dejando a esta preciosa existencia sin amparo. No puedo, no debo esperar... Concluyo, hija mía, manifestando a usted que tenga por asegurado un bienestar modesto...

Electra. ¡Un bienestar modesto... yo...!

Cuesta. Lo suficiente para vivir con independencia decorosa...

Electra (confusa). ¿Y yo... qué méritos tengo para...? Perdone usted... No acabo de convencerme... de...

Cuesta. Ya vendrá, ya vendrá el convencimiento...

Electra. ¿Y por qué no habla usted de ese asunto a mis tíos...?

Cuesta (preocupado). Porque... A su tiempo se les dirá. Por de pronto, sólo usted debe saber mi resolución.

Electra. Pero...

Cuesta (con emoción, levantándose). Y ahora, Electra, ¿querrá usted a este pobre enfermo, que tiene los días contados?

Electra. Sí... ¡Es tan fácil para mí querer! Pero no hable usted de morirse, Don Leonardo.

Cuesta. Me consuela mucho saber que usted me llorará.

Electra. No me haga usted llorar desde ahora...

Cuesta (apresurando su partida para vencer su emoción). Adiós, hija mía.

Electra. Adiós... (Reteniéndole.) ¿Y qué nombre debo darle?

Cuesta. El de amigo no más. Adiós. (Arrancándose a partir. Sale por el foro. Electra le sigue con la mirada hasta que desaparece.)

Electra

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