Читать книгу Si Ella Viera - Блейк Пирс - Страница 13
CAPÍTULO SIETE
ОглавлениеDe manera inquietante, el trayecto al almacén Biltmore Threads llevó a Kate y DeMarco por el mismo camino que habían tomado para entrar a Whip Springs a las cuatro de la mañana. La fábrica y almacén estaban localizados en un camino de dos canales que arrancaba de la autopista principal. Estaba enclavado a lo lejos, junto con una franja de pasto marchito que servía como zona verde, en los mismos bosques que ocultaban el hogar de los Nash del camino principal.
Mirando el estacionamiento, Biltmore Threads no lo estaba haciendo tan mal como Will Reed había sugerido. El sitio parecía emplear al menos cincuenta y tantas personas, y eso estaba basado simplemente en este momento del día. Con una fábrica como esta, Kate supuso que había turnos de trabajo, lo que significaba que otros cincuenta y tantos probablemente vendrían más tarde para el turno de la noche.
Se dirigieron al interior, pasando a un lobby deslucido. Una mujer sentada detrás de un mostrador levantó la vista hacia ellas con una expresión peculiar. Era evidente que no recibían a muchos visitantes.
—¿En qué puedo ayudarles? —preguntó.
DeMarco hizo las presentaciones de rigor y luego de mostrar sus identificaciones, la mujer en el mostrador las hizo pasar por una puerta que abrió con un zumbido, situada en el extremo opuesto del lobby. Esa misma mujer se encontró con ellas allí y las llevó por un pequeño corredor. Al final del pasillo, abrió otro conjunto de puertas dobles que llevaba al área de producción de Biltmore Threads. Varios conjuntos de telares y otro equipo que Kate nunca había visto repiqueteaban vivamente. En el extremo opuesto del enorme espacio de trabajo, un montacargas compacto estaba transportando una paleta de ropa apilada a otro lugar del almacén.
Luego de conducirlas cuidadosamente por el borde del piso, la mujer se detuvo ante otra puerta y las hizo entrar. Allí, había un estrecho pasillo que daba a cinco habitaciones. La mujer las llevó a la primera y tocó la puerta.
—¿Sí? —la voz de un hombre tronó desde el interior.
—Tenemos visitas —voceó la mujer antes de abrir la puerta—. Dos damas del FBI.
Hubo una pausa de varios segundos y entonces abrieron la puerta desde el otro lado. Un hombre de cabello oscuro y gafas de gruesos cristales las saludó. Las miró de arriba a abajo, no con nerviosismo sino con aguda curiosidad.
—¿FBI? —preguntó— ¿Qué puedo hacer por ustedes?
—¿Puede darnos un minuto de su tiempo? —preguntó Kate.
—Seguro —dijo, haciéndose a un lado y permitiendo que entraran a su oficina.
Había solo un asiento en la oficina aparte del que estaba detrás de su escritorio. Ni Kate ni DeMarco lo tomaron. El hombre de cabello oscuro no tomó asiento tampoco, eligiendo permanecer de pie junto con ellas.
—¿Es usted el supervisor? —preguntó Kate.
—Soy el gerente regional y supervisor del turno diurno, sí —dijo. Extendió su mano con rapidez, como si le avergonzara haber olvidado hacerlo antes—. Ray Garraty.
Kate le dio un apretón y entonces le mostró su identificación. Luego metió la mano en su bolsillo y sacó el retazo de tela de la escena Nash.
—Esto es un retazo de tela de una reciente escena de crimen —dijo—, y creemos que sería clave para atrapar al asesino. El laboratorio forense encontró algodón de bambú en él, y tengo entendido que Biltmore Threads usa algodón de bambú con cierta regularidad.
—Lo usamos —dijo Garraty. Estiró la mano hacia la bolsa y luego vaciló antes de preguntar: —¿Le importa?
Kate hizo un gesto con la.cabeza y se la entregó. Garraty la miró atentamente y asintió. —Sin desmenuzarla, no puedo garantizarlo, pero sí, parece que tiene un poco. ¿Sabe de dónde viene la tela?
—Presumo que es una frazada —dijo Kate.