Читать книгу Visitar a los enfermos - Brian Croft - Страница 7

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SOMOS VÍCTIMAS DE nuestra propia cultura. El siglo XXI ha traído consigo una serie de demandas, presiones, y momentos que nos hacen sentir como si nuestras vidas estuvieran constantemente girando fuera de control. Todos hemos sentido esa clase de tensión en nuestros tiempos con Dios, en el trabajo, en la familia, en la iglesia, en la escuela, en las reuniones sociales, en las reparaciones de la casa, en los encargos personales y aún en nuestros sueños cuando estamos dormidos, y todas esas cosas necesitan de nuestra atención diaria. Desafortunadamente, a menudo llegamos al final de un día, y terminamos exhaustos, preguntándonos a dónde se fue todo nuestro tiempo. Nuestras vidas diarias se parecen a un hámster que vive corriendo en su rueda, siempre ocupado, pero sin llegar a ninguna parte. Y esa tensión de la vida es la que nos lleva a descuidar ciertas responsabilidades esenciales de la vida cristiana. Una de esas tareas esenciales es la de visitar y cuidar a los enfermos de nuestra propia iglesia.

Mi objetivo con este libro es instruir y motivarnos para recuperar esta práctica que honra a Dios, y hacerlo alcanzando un estándar que, francamente, es extraño para nosotros hoy en día. Eso significa que necesitamos ser enseñados por personas que vivieron en un tiempo diferente y en una cultura diferente. Necesitamos aprender de aquellos que ejemplificaron una asombrosa dedicación en lo que respecta a este llamado. Debemos aprender a partir de sus experiencias y sus convicciones. Necesitamos ser instruidos por los héroes de la historia de la iglesia.

Probablemente, el mejor ejemplo histórico de alguien que visitaba a los afligidos es el ejemplo del pastor puritano del siglo XVII, Richard Baxter. Baxter tenía una impresionante estrategia para visitar de manera constante y fiel, no sólo a los enfermos, sino a todos los de su congregación, en la ciudad inglesa de Kidderminster. Gracias a su rutina altamente disciplinada, Baxter desarrolló una cierta sensibilidad hacia aquellos de su congregación que estaban enfermos y confinados a su casa. Él escribe en su libro The Reformed Pastor [El Pastor Reformado]: “Debemos ser diligentes en visitar a los enfermos, y ayudarlos a estar preparados, ya sea para tener una vida fructífera, o para tener una muerte feliz.”1

Muchos otros, en los tiempos de Baxter, y aún después de esa época, dieron testimonio de ser diligentes en esta tarea; sin embargo, a medida que América comenzó a introducirse en los cambios del siglo XX, la iglesia local y sus prioridades comenzaron a cambiar. Debido a que los Estados Unidos se convirtieron en una nación industrializada, eso produjo ciertos cambios en la iglesia, y tristemente, el cuidado pastoral de los enfermos se convirtió en una tarea secundaria para muchas iglesias. Hoy en día tenemos muy pocos pastores que sean conocidos por ejemplificar con sus vidas este cuidado por los enfermos. Si queremos encontrar ayuda para recuperar esta práctica olvidada, necesitamos retroceder más allá del siglo XX, y debemos observar a los modelos históricos que nos pueden ayudar en lo concerniente al cuidado de los enfermos que glorifica a Dios en nuestros días.

Evidentemente, si decidimos adoptar es enfoque nos vamos a enfrentar a bastantes dificultades. Ya que nuestra cultura ha cambiado, y nuestras vidas son completamente diferentes a las vidas de los Puritanos a los que Baxter pastoreaba. Pero en lugar de simplemente imitar su ejemplo, nosotros vamos a ver algunos de los principios fundamentales de su práctica personal, y trataremos de plasmar una imagen de la manera en la que esos principios pueden aplicarse en nuestros días. Los pastores como Baxter y Spurgeon no tuvieron la necesidad de interactuar con personas del tipo hipersensible y con una mentalidad tan centrada en la privacidad, tal como lo vemos en nuestra desenfrenada cultura del siglo XXI. Por esa razón es necesario hacer algunos ajustes con respecto a las visitas a los hospitales, asilos, centros de rehabilitación, y hogares en general.

Antes de considerar los detalles prácticos de visitar a los enfermos, necesitas estar convencido de que esta tarea es importante para los pastores, y también para los miembros de la iglesia local. Comenzaremos por tomar un momento para considerar por qué el cuidado de los enfermos debe ser una prioridad en nuestras vidas.

En primer lugar, es bíblico. Santiago exhorta a aquellos que están enfermos a que llamen a los ancianos de la iglesia para que oren por ellos (Santiago 5:14). Incluso los que no eran ancianos fueron animados a orar de manera similar (Santiago 5:16). Y Jesús mismo enseñó y ejemplificó esta práctica de cuidar a los enfermos. Él indicó que esa era la principal manera de mostrarle amor tanto a Él como a nuestro prójimo (Mateo 25:36, 40). Jesús predicó con el ejemplo (Marcos 1:31). Los apóstoles también siguieron este patrón de cuidar a los enfermos (Hechos 3:7; 28:8). Las viudas, especialmente, debían ser atendidas (1 Timoteo 5:3-10). Cuidar de los enfermos es un aspecto del cuidado de las almas, algo por lo que los líderes darán cuenta (Hebreos 13:17). Aunque aquí solo estoy enlistando de manera rápida algunos pasajes, es evidente que Jesús y los apóstoles cuidaban de los enfermos y los afligidos, y ellos exhortaban a otros para que hicieran lo mismo.

Visitar a los enfermos también es una excelente oportunidad para ministrar y amara a nuestros hermanos cristianos. Charles Spurgeon dijo sabiamente: “Me atrevería a decir que la mayor bendición que Dios nos puede dar aquí en la tierra es la salud, con la excepción de la enfermedad. La enfermedad, en muchas ocasiones, ha sido de más utilidad que la salud para los santos de Dios.”2 La atención espiritual que acompaña a la enfermedad a menudo se desvanece cuando tenemos buena salud. A medida que nos cuidamos los unos a los otros, debemos aprender a aprovechar los momentos que Dios, en su bondad, provee para nuestro crecimiento espiritual y nuestra edificación, incluso los momentos de sufrimiento en medio de la enfermedad. También debemos reconocer que el ministerio de cuidar y visitar a los enfermos no se limita a los pastores y líderes de la iglesia, sino que es el llamado de todos: solteros y casados, hombres y mujeres. Incluso es posible practicar este ministerio en familia. De manera similar a la forma en la que la iglesia primitiva estaba ocupada en proveer las necesidades de la iglesia (Hechos 2; 4), nosotros debemos ver esto como el llamado y la responsabilidad de todos los miembros de una iglesia local para servirnos unos a otros. Visitar a aquellos que están enfermos y afligidos puede tener un poderoso impacto en las vidas de los que practican este ministerio. El pastor escocés del siglo XIX David Dickson escribe: “En el lecho de enfermedad el Señor madura a Su pueblo para la gloria, y para el anciano es a menudo un escenario para la instrucción y el avivamiento”.3 Dios no sólo santificará a los enfermos a través de la enfermedad, sino que también enseñará y animará a los sanos que ofrecen cuidado, oración y aliento. Mi esperanza y oración para ti es que madures en tu amor por Dios y por los demás miembros del cuerpo de Cristo, a medida que respondes al llamado de Dios para cuidar a los enfermos.

Visitar a los enfermos

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