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ОглавлениеGÉNERO: EL POR QUÉ
Antes de profundizar el tema, es importante comenzar primero con el «por qué».
¿Por qué nos debe importar el género?
¿Es de verdad tan relevante lo que creemos sobre el género?
¿Es este un problema que debería importarle a todos?
Si no entendemos el «por qué», nos veremos tentados a quedarnos en silencio respecto al tema, o incluso peor, alejarnos de lo que dice la Palabra de Dios. Si no nos tomamos en serio el establecer fundamentos, nuestros hijos pueden ser víctimas de dos peligros enormes.
DOS PELIGROS ENORMES
1. El peligro de la identidad extraviada
¿Te has dado cuenta de que nuestra cultura discute los temas de actualidad de manera diferente a como lo hacía hace diez años? Parece que las personas son mucho más rápidas para calificar el desacuerdo como «odio» o «fanatismo», pues no apoyar lo que alguien cree o hace a menudo se puede considerar como no amar a esa persona en absoluto.
Si bien hay muchas razones para esto, la razón principal es que la sociedad ha aceptado la mentira de que las personas son lo que creen y lo que hacen.
Piénselo: si esto es cierto y alguien critica sus creencias, es mucho más probable que usted considere un mero rechazo de ideas como un rechazo a usted personalmente.
Por ejemplo, alguien que es gay puede interpretar fácilmente la censura de la actividad homosexual como un rechazo a sí mismo. Esto sucede cuando nuestra identidad se basa en cualquier cosa diferente a lo que dice la Palabra de Dios, como: nuestros deseos, atracciones, color de piel o acciones.
No son solo los niños los que quieren agradar a sus compañeros; todos lo queremos. Todos tenemos un anhelo de que nos amen y nos acepten. A menudo, nuestro estado caído nos lleva a querer ser aceptados por nuestro pecado y no a pesar de él; y nuestra identidad puede llegar a basarse en cosas directamente opuestas al diseño de Dios.
El antídoto para este problema es el evangelio, donde encontramos la aceptación de Dios en medio de nuestro pecado, no a causa de él; encontramos una satisfacción que no alcanzábamos cuando intentábamos hallar nuestra identidad y nuestra autoestima internamente.
Cuando nuestra identidad se basa en algo más que en ser un hijo de Dios adoptado y rescatado, nos espera una inevitable caída. Necesitamos entender lo que significa haber sido diseñado y salvado intencionalmente por Dios, o podemos dejar que nuestro esfuerzo por encontrar nuestra autoestima en otro lugar nos aleje de nuestro Creador.
El evangelio, la buena noticia sobre la obra de Jesús en la cruz, no solo nos da una nueva identidad sino también una nueva comunidad. Dentro de la comunidad de la iglesia, podemos encontrar claridad sobre algunos de los temas más importantes de la vida, así como también apoyo, mientras buscamos honrar a Dios en un mundo plagado de pecado y confusión. Sin importar lo que ocurra en el mundo, podemos encontrar consuelo al saber que, como personas que han sido compradas por la obra de Cristo, siempre tenemos un hogar en Su iglesia.
2. El peligro de la autoridad no reconocida
La Palabra de Dios debe ser el lente a través del cual observemos el mundo que nos rodea, y debe ser la máxima autoridad de nuestra vida. Nuestras creencias, pensamientos y acciones deben estar moldeados por lo que la Biblia enseña.
Todos los días nos sentimos tentados a permitir que el mundo determine la forma en que vemos la Palabra de Dios, en lugar de permitir que la Palabra de Dios determine la manera en que vemos el mundo. Es crucial que los puntos de vista cambiantes del mundo no afecten la manera en que entendemos la verdad eterna de la Palabra de Dios. El riesgo es demasiado grande.
El peligro no es solo que podamos «equivocarnos de género», o que alguien que amamos pueda confundirse respecto al género, sino que se pueda abrir una brecha entre nuestra vida y la Palabra de Dios. Si decidimos no creer lo que afirma la Palabra de Dios sobre el género, no debemos sorprendernos demasiado cuando decidamos no creer la Palabra de Dios en absoluto.
En el momento en que comenzamos a escoger cuándo aceptar la autoridad de la Palabra de Dios, nos colocamos en un terreno peligroso; ya que, si rechazamos una parte de esta, nos resultará sumamente difícil respetar el resto. La forma en que pensamos y hablamos sobre el género está relacionada con nuestra visión de la Palabra de Dios en su conjunto.
Todos vivimos en un mundo que está compitiendo no solo por nuestra atención sino también por nuestra lealtad. Esto hace que los cristianos, especialmente los niños, se enfrenten a una colisión inevitable. Cuando dos objetos chocan, el más fuerte prevalece sobre el más débil.
De una manera muy real, nuestros niños necesitan estar preparados para enfrentar el ataque más fuerte que el mundo pueda llevar a cabo y, aun así, seguir comprometidos con la Palabra de Dios. Usted y sus hijos necesitan este libro porque, si bien desde el punto de vista estadístico es poco probable que sus hijos se vuelvan transgénero, es seguro que tendrán que decidir de qué lado están en las cuestiones de género y autoridad. Solo hay dos opciones: estar con Dios o estar contra Él.