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3. Bases de anatomía y fisiología de la voz

Los mecanismos mediante los cuales se produce la voz son muy complejos y van más allá del objetivo de esta obra; no obstante, el lector que se acerque a ella debe tener unos conocimientos mínimos que le faciliten su comprensión. Por ello hablaré tan sólo de aquellos elementos más directamente implicados que permitan una visión global del funcionamiento vocal.

Consciente de la dificultad que la terminología médica entraña para el profano en la materia, trataré de evitarla en lo posible y para los casos en que su uso sea inevitable, al final de la obra, el lector encontrará una tabla terminológica que le facilitará la comprensión.

Como adelanto éstas son las definiciones de anatomía y fisiología.

 Anatomía: estudia la estructura del cuerpo. Descubre cómo es el cuerpo.

 Fisiología: estudia el funcionamiento del organismo.

En cualquier estudio anatómico, se considera el cuerpo humano en “posición anatómica”, que sitúa al individuo de pie con los brazos a lo largo del cuerpo y las puntas de los pies ligeramente separadas.

Hay diversos planos o cortes utilizados para estudiar mejor los órganos corporales (fig. 1).

A. Plano medio: es un plano vertical que divide el cuerpo en dos mitades, izquierda y derecha.

b. Plano frontal: también vertical y perpendicular al anterior, divide el cuerpo en dos partes, anterior y posterior.

C. Plano horizontal: perpendicular a los dos anteriores, divide el cuerpo en dos partes, superior o craneal, e inferior o caudal.


Figura 1. Posición anatómica: A, plano medio; B, plano frontal; C, plano horizontal.

También se emplean los términos interno, que indica que está situado en el interior del cuerpo, y externo, que indica lo contrario, o sea, que está situado fuera del cuerpo.

EL SISTEMA NERVIOSO

El sistema nervioso es el principal sistema de control del organismo. Todas las acciones del cuerpo humano se encuentran bajo este control.

El estudio del sistema nervioso es de una gran complejidad y dificultad de comprensión. No aporta información de índole práctica para el cantante, de manera que no entraré en este tema.

LA VOZ Y LA VÍA RESPIRATORIA

El aparato fonador se compone básicamente de tres partes: un fuelle, que le suministra aire (los pulmones); un vibrador, que proporciona la frecuencia fundamental o primer sonido (la laringe), y las cavidades de resonancia (espacios vacíos de la vía respiratoria), que son las encargadas de modificar este sonido.

Si observamos estos tres elementos, veremos que la voz se comporta como un instrumento de viento (que lo es). Tiene aire circulante, tiene un vibrador y un tubo para amplificar.

Vamos a comparar, por ejemplo, la voz con un clarinete. El primer elemento es alguien que sopla, que proporciona el aire (en la voz, esta función la hacen los pulmones). El segundo elemento es un vibrador, que en el clarinete es la caña que se encuentra en la boquilla (en la voz, esta función la realizan las cuerdas vocales situadas dentro de la laringe), y, finalmente, el tubo que modifica y amplifica el sonido (en la voz, las cavidades de resonancia).

EL APARATO RESPIRATORIO

El aparato respiratorio se compone de dos partes esenciales: la vía respiratoria alta, formada por la nariz, las fosas nasales, la boca, la faringe y la laringe, y la vía respiratoria baja, que está formada por la tráquea, los bronquios y los pulmones. La mayor parte de la vía respiratoria baja se halla dentro de la cavidad torácica, la cual gracias, a su estructura, le sirve de protección.

LA NARIZ

En la nariz se hallan las fosas nasales, que son dos cavidades separadas por un tabique. En su parte superior se localiza el órgano olfatorio. La parte inferior forma la zona más elevada de la vía respiratoria. Se prolonga hacia delante en las cavidades o conductos nasales, y por detrás, se comunica con la nasofaringe a través de unos orificios denominados coanas. Las fosas nasales cumplen con la función resonadora de los sonidos de su naturaleza, /m/n/ñ/ (sonidos nasales). Están cubiertas por una mucosa y se comunican con un elevado número de celdillas o cavidades neumáticas que constituyen los senos paranasales; estos senos nos van a ayudar en las sensaciones propioceptivas de la resonancia.

Los senos paranasales son pequeños agujeros excavados en el interior de los huesos de la cara y más o menos cercanos a la nariz.

LA FARINGE

La faringe es un conducto irregular musculomembranoso, que se extiende verticalmente, por delante de la columna cervical y por detrás de las fosas nasales, de la cavidad bucal y de la laringe.

Se divide en tres niveles que son, de arriba abajo: nasofaringe, orofaringe y laringofaringe.

En la porción de la nasofaringe se abren los orificios de la trompa auditiva de Eustaquio; esta trompa se comunica con el oído medio y equilibra su presión aérea. El exceso de presión de una resonancia vocal a este nivel puede abrir la trompa y llegar al oído medio; esta anomalía provoca sensación de picor en los tímpanos.

En su parte inferior se encuentra el velo palatino, de donde “cuelga” la úvula o campanilla. El velo del paladar es el encargado de cerrar el conducto faríngeo; actúa pues, como una válvula; en el habla o en el canto cierra el conducto para producir los sonidos orales y lo abre para producir los sonidos nasales. También se cierra completamente para la deglución, evitando que accedan a la nariz partículas alimenticias.

La porción orofaríngea se comunica por delante con la cavidad bucal.

En la porción laringofaríngea encontramos, en su cara anterior, la epiglotis, que pertenece ya a la estructura de la laringe y se describirá con ella.

LA BOCA

En el techo de la boca distinguimos, en su porción anterior, el paladar óseo, y en su porción posterior, el paladar blando, el cual continúa con el velo palatino. Las paredes laterales están formadas por los dientes y las mejillas, y la parte más anterior, por los incisivos y los labios. En el suelo de la boca encontramos la lengua, órgano muscular, extraordinariamente móvil y que por su inserción en el hueso hioides está relacionada íntimamente con la movilidad de la laringe. En la boca se articulan los sonidos orales de la palabra y el canto.

La boca es el principal resonador de la voz hablada y cantada.

La faringolaringe continúa hacia abajo, compartiendo estructuras con la laringe.

La dimensión vertical de la faringe varía de forma voluntaria e involuntaria, para adaptarse a las demandas resonanciales del cantante. Así, ésta puede alargarse, estrecharse, elevarse y descender merced a la participación ordenada de los músculos constrictores de la faringe, la retropulsión de la lengua, los movimientos de inclinación de la cabeza (flexoextensión), movimientos de elevación y descenso de la laringe, movimiento de la mandíbula y con el grado de tensión de los músculos suprahioideos e infrahioideos.

Podemos comprender ahora la importancia de un buen equilibrio en las tensiones musculares ante la adaptabilidad de la faringe.

LA LARINGE

La laringe es el órgano esencial de la fonación. Es un órgano impar y simétrico, en forma de cono vacío tapizado interiormente por una mucosa y ubicado en la parte media y anterior del cuello. Está compuesto esencialmente por cartílagos unidos entre sí por ligamentos y músculos que le facilitan la movilidad.

En la parte superior de la laringe encontramos el hueso hioides. La movilidad de este hueso resulta esencial para el funcionamiento natural de la voz.

El hueso hioides es el aparato suspensor de la laringe. Podemos observar que al hablar o cantar, la nuez del cuello presenta movimientos verticales constantes; estos movimientos son necesarios para la articulación de las vocales; por ejemplo, cuando articulamos la /i/, la laringe asciende, y cuando articulamos la /u/, desciende. Tres grupos de músculos facilitan la ejecución de estos movimientos.

El hueso hioides tiene forma de semianillo cóncavo hacia atrás, situado exactamente por encima del cartílago tiroides, al cual está unido por diversos ligamentos.

Podemos entender que el aparato suspensorio de la laringe es de suma importancia a la hora de hablar o cantar, por ello haré una pequeña descripción de los músculos más implicados en la voz.

Estos músculos se dividen en dos grupos: músculos infrahioideos y músculos suprahioideos.

Los músculos infrahioideos vinculan el hueso hioides y el cartílago tiroides con la clavícula, el esternón, la escápula y el primer cartílago costal.

Los músculos infrahioideos son cuatro: esternotiroideo, tirohioideo, esternocleidohioideo y omohioideo.

Estos músculos descienden la laringe al atraer hacia abajo el cartílago tiroides y el hueso hioides. Además ayudan a descender la mandíbula en la abertura forzada de la boca.

Los músculos suprahioideos vinculan el hueso hioides con el cráneo. Nos interesa particularmente saber que estos músculos relacionan también el hioides con el suelo de la boca y la mandíbula.

Los músculos suprahioideos son cuatro: genihioideo, milohioideo, digástrico y estilohioideo. Estos músculos son elevadores de la laringe y colaboran en la apertura de la boca.

Nos conviene saber las relaciones de estos músculos con el aparato fonador al trabajar la postura corporal y las tensiones musculares.


Figura 2. Visión anterior de la laringe.

Los principales cartílagos de la laringe son: la epiglotis, el tiroides, el cridoides y los aritenoides.

La epiglotis es un cartílago elástico en forma de lengüeta prolongada que recuerda una raqueta de tenis. La lengüeta se sitúa por detrás de la base de la lengua y el mango se prolonga hasta fijarse en el cartílago tiroides (estuche de las cuerdas vocales). La epiglotis hace de tapadera de la vía respiratoria baja en la deglución; en el momento de deglutir, la laringe sube y la epiglotis baja, cerrando el conducto y dejando paso libre a los alimentos hacia el esófago. Cuando esta función no se cumple correctamente, una partícula alimenticia puede acceder a la vía respiratoria (es cuando decimos que “se ha equivocado de camino”); en tal caso, la tos será la encargada de expulsar el cuerpo extraño.

El cartílago tiroides es el más grande y tiene forma de libro abierto hacia atrás. Está constituido por dos láminas cuadriláteras que se unen en la línea media originando en esta zona una prominencia llamada nuez o bocado de Adán, más visible en el varón. Las dos láminas son más o menos planas y presentan prolongaciones o astas que corresponden a sus ángulos posteriores. Las astas inferiores se articulan con el cartílago cricoides.

El cartílago cricoides tiene forma de anillo de sello; es el más inferior de los cartílagos de la laringe. En la parte superoposterior, y a cada lado, se sitúa la articulación correspondiente a los cartílagos aritenoides. La parte inferior del cricoides indica el final de la laringe y se halla unida al primer anillo traqueal.

Los cartílagos aritenoides son pares y simétricos. Tienen forma de pirámide triangular y en su base se articula el cartílago cricoides. Lateralmente se prolonga hasta el músculo vocal, que constituye el esqueleto de la cuerda vocal o pliegue vocal.

La superficie interna de la laringe está recubierta por una mucosa que continúa hacia arriba con la de la faringe y hacia abajo con la de la tráquea.

A ambos lados de la superficie interna de la laringe encontramos dos pares de pliegues superpuestos: las bandas ventriculares, o falsas cuerdas, y las cuerdas vocales. Las bandas ventriculares tienen función protectora de la vía respiratoria baja y no se relacionan con la voz, salvo en determinadas patologías.


Figura 3. Visión de la laringe seccionada en sentido craneocaudal.

Las cuerdas vocales son en realidad unos pliegues situados por debajo de las bandas ventriculares, los cuales en su espesor contienen el músculo vocal y el ligamento vocal; este ligamento es de color blanquecino y la mucosa que lo cubre le da un aspecto brillante. El ligamento vocal se encuentra en el borde de cada pliegue y semeja una cuerda; de ahí su nombre: cuerdas vocales.

Las cuerdas vocales se insertan, en su parte anterior, en el cartílago tiroides, y su porción posterior, en los aritenoides, donde se articulan. Se abren o se cierran en función de los movimientos que realizan los aritenoides, y se alargan o se acortan en función de los movimientos basculares del cartílago tiroides.

La longitud de las cuerdas vocales es aproximadamente de 10 a 25 mm (según diferentes autores); son más largas en el hombre que en la mujer.

Toda la mecánica vocal es posible gracias a la acción coordinada de una serie de músculos y de los nervios que los inervan. Insisto en aclarar que su descripción detallada no es el objeto de esta obra.

El espacio que se encuentra entre ambas cuerdas vocales se llama glotis. A este nivel, la laringe se divide en tres parte: glotis, supraglotis si está por encima, y subglotis si está por debajo.

Entre las bandas ventriculares y las cuerdas vocales encontramos un espacio llamado ventrículo de Morgagni.


Figura 4. División de las zonas de la laringe.

En posición respiratoria, las cuerdas vocales permanecen abiertas dejando libre la vía respiratoria. En la fonación o el canto, se cierran.

La voz se produce a partir del aire espirado al pasar por las cuerdas vocales en actitud cerrada. Ante la voluntad de hablar o cantar, las cuerdas se cierran de manera que el aire procedente de los pulmones no puede salir; se crea entonces una presión subglótica que debe vencer la resistencia que le ofrecen las cuerdas vocales. La mucosa que tapiza las cuerdas vocales es móvil y cede ante la presión, formando unas pequeñas ondulaciones verticales que transportan el aire a diferentes velocidades. Cada apertura es un ciclo (ciclos por segundo); la suma de estos ciclos determinará la frecuencia fundamental o tono. A mayor velocidad de apertura y cierre, mayor altura tonal. La frecuencia se mide en hercios. Se puede ver la relación que corresponde a cada tono en ciclos por segundo en la figura 12.


Figura 5. Visión de laringe. A. En la inspiración. B. En la fonación.

Las ondas formadas a nivel de las cuerdas vocales producen un sonido prácticamente inaudible y carente de sentido lingüístico (frecuencia fundamental); este sonido se modificará en las estructuras de la resonancia.

Se cree que las diferencias tonales dependen, además de las aperturas glóticas, del grado de tensión o longitud de las cuerdas vocales, y ésta se relaciona con la facultad que tiene la laringe de bascular. Por ejemplo, cuando el cartílago tiroides bascula hacia delante y abajo, las cuerdas vocales ganan en longitud y su masa relativa disminuye, aumentando así el tono o frecuencia.

La intensidad o volumen de la voz dependerá de la presión del aire espirado y del buen uso de las estructuras de resonancia. La intensidad se mide en decibelios.

El conjunto de la laringe, al ser un espacio vacío dentro de la vía respiratoria, puede actuar como resonador (y de hecho lo es en muchas voces patológicas).

LA TRÁQUEA

Descendiendo por la vía respiratoria baja encontramos la tráquea.

La tráquea es la continuación de la laringe. Se encuentra inmediatamente por debajo del cartílago cricoides y está formada por unos cartílagos en forma de anillos semicirculares, en número de 16 a 20 y una longitud de 10 a 12 cm. Al tragar y también durante la inspiración aumenta su longitud por elevación de su extremo superior al hiperextenderse el cuello, con un movimiento de descenso.

La tráquea, en su parte inferior, se divide en dos bronquios. Su función es conducir el aire en el acto respiratorio. Puede actuar, asimismo, como resonador (algunas técnicas vocales lo potencian).

LOS BRONQUIOS

Los bronquios son unos canales membranosos, cilíndricos y semirrígidos, cuya misión es conducir el aire de los pulmones.


Figura 6. Esquema respiratorio.

En su extremo superior surgen los dos árboles bronquiales, y éstos, a la vez, darán origen a las ramas bronquiales. Cada bronquio penetra en el pulmón correspondiente, dividiéndose entonces en numerosas ramificaciones.

LOS PULMONES

Es el órgano de la respiración donde se efectúan los intercambios gaseosos entre el organismo y el ambiente exterior. A nivel pulmonar, la sangre toma oxígeno del aire y cede dióxido de carbono. El pulmón tiene una consistencia esponjosa y una gran elasticidad.

Cada uno de estos órganos tiene forma de medio cono. Su base es cóncava y está relacionada con el diafragma.

EL TÓRAX

Los pulmones están protegidos, entre otros elementos, por el tórax.

El tórax es la parte superior del tronco, comprendida entre el diafragma y la base del cuello.

La estructura esquelética del tórax está compuesta, posteriormente, por la columna vertebral, por las costillas (que circunscriben en gran parte la cavidad torácica) y por el esternón, situado en la parte anterior del tórax.

La unión de los diferentes elementos se realiza mediante articulaciones que dan movilidad y elasticidad a todo el conjunto, lo que permite que durante la respiración el diámetro de la caja torácica varíe, permitiendo a los pulmones su dinámica de entrada y salida de aire.

Los músculos de la respiración se clasifican en dos grupos: músculos de la inspiración (elevan las costillas) y músculos de la espiración (descienden las costillas). Asimismo, encontramos músculos de la respiración en la región del cuello, en la cintura escapular, en la espalda y en el abdomen.

El número y complejidad del estudio de estos músculos hacen que no se describan en esta obra. Sí hablaré del diafragma, por ser el músculo principal de la respiración y por la importancia que muchos profesores de canto le confieren.

EL DIAFRAGMA

El diafragma es un músculo ancho, aplanado y delgado que divide el tronco en dos partes: la cavidad torácica y la cavidad abdominal. Su misión es ejercer la mecánica respiratoria, siendo su músculo más importante.

El diafragma tiene forma de cúpula; en su cara superior es algo cóncava, y en su cara inferior, convexa. Inmediatamente por encima encontramos los pulmones, y por debajo, las vísceras abdominales.


Figura 7. Pulmones y diafragma.

El diafragma presenta una serie de orificios por los que pasan diferentes estructuras de una cavidad a otra: arterias, venas, nervios, esófago, etc. Es un potente músculo inspirador; su contracción determina un aumento de volumen de la cavidad torácica en sentido vertical, y en consecuencia la expansión de los pulmones. La contracción del diafragma, al comprimir las vísceras abdominales y crear una presión abdominal, participa activamente en la defecación, en la micción (orinar), en el parto, en el vómito, en la tos, etc. Para estas funciones se requiere la participación de la laringe, que se encuentra cerrada, en situación de esfínter.

En la inspiración, la cúpula diafragmática se aplana, permitiendo la entrada de aire a los pulmones. En la espiración sube (se recupera), facilitando la salida del aire.

En la respiración pasiva o en reposo, las cuerdas vocales se encuentran abiertas permitiendo la libre circulación del aire. En el habla o en el canto, la espiración es activa. Las cuerdas vocales se hallan cerradas y los músculos respiratorios, sobre todo el diafragma, controlan el nivel de presión que se requiere para que el aire pase a través de las cuerdas vocales y las haga ondular (o vibrar).

LA RESPIRACIÓN

La respiración pulmonar se halla controlada por el centro respiratorio que está localizado en el bulbo raquídeo.

El centro respiratorio hace la lectura de la necesidad de aportar oxígeno o de liberar dióxido de carbono, para mantener el nivel necesario para la respiración celular.

El acto respiratorio consta de dos tiempos: inspiración y espiración. La inspiración es el mecanismo mediante el cual nutrimos de oxígeno nuestro organismo, y con la espiración expulsamos aire con alta proporción de dióxido de carbono procedente de la oxidación de la materia orgánica. La respiración es pues un mecanismo autorregulador.

Tanto la inspiración como la espiración se pueden realizar de manera forzada. La inspiración forzada se produce cuando los músculos inspiratorios se contraen con mas fuerza que en condiciones normales. La espiración forzada es debida a una mayor acción de los músculos de la espiración.

Voluntariamente se puede modificar, pues, la frecuencia y profundidad de los movimientos respiratorios, e incluso suspenderlos durante un período corto de tiempo.

Entendemos, no obstante, que al efectuar respiraciones voluntarias intervenimos en los mecanismos de regulación del centro respiratorio. En mi opinión, se deben respetar estos mecanismos tanto como sea posible.

En la técnica vocal que propongo no utilizamos el aire espirado como soporte vocal.

Cantar y Hablar

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