Читать книгу Kibo y el dragón morado (Kibo and the Purple Dragon) - Carmen Gil - Страница 8

Оглавление

Aquella mañana, a Kibo se le había ocurrido una nueva mueca:

despegarse las orejas con la punta de los dedos y sacar la lengua

hasta tocarse la nariz. En cuanto terminó de desayunar, corrió

escaleras arriba y se puso sonriente delante del espejo.

Kibo y el dragón morado (Kibo and the Purple Dragon)

Подняться наверх