Читать книгу Cuando Dios habla no solo en masculino - Carmen Soto - Страница 3
Prólogo
ОглавлениеEn las últimas jornadas presenciales de la Asociación de Teólogas Españolas, dos jóvenes fueron invitadas a presentar su trabajo de fin de grado que versaba sobre la pregunta, que creo que era también admiración, de si se puede ser teóloga y feminista. Su análisis, más que un valor de contenido, tenía un valor testimonial.
De pronto, unas y otras, teólogas y jóvenes, nos encontrábamos y nos reconocíamos mutuamente. Ellas veían en nosotras una versión del feminismo que no imaginaban que se pudiera dar en esa Iglesia católica de la que se sentían muy alejadas. Nosotras mirábamos con incredulidad a una generación que ya no sabía lo que era pertenecer a la Iglesia, y hasta lo sentían incompatible con su propia existencia.
No pretendo alargarme en la anécdota. Baste decir que hoy soy más consciente, desde que la presencié, de lo importante que es hacer visible a ese raro espécimen que estas jóvenes descubrieron, las mujeres teólogas de la Iglesia española. Somos mujeres que hemos hecho de la teología, probablemente, la única razón por la que seguimos en la Iglesia. No porque nos hayamos agarrado a ella en la desesperación del sinsentido, sino porque ella, la teología, ha salido a nuestro encuentro para rescatarnos de la ira y la frustración que ha supuesto para muchas de nosotras sabernos llamadas y no poder ejercer nuestra llamada en la Iglesia.
Podrías preguntarme qué relación guarda este episodio que hoy recuerdo con este libro que acabas de abrir, y te diría que todo y nada. Esa relación puedo ser yo misma, que intuí la necesidad de la que antes hablaba, y desde entonces me muestro menos tímida para expresarme sobre estos asuntos. Y la relación también es, sin duda, que este ensayo que vas a empezar a leer quiere ser respuesta a la misma pregunta que aquellas dos jóvenes se hacían: ¿es compatible ser feminista con ser cristiana?
La respuesta saldrá a tu encuentro como un suave aroma que se hace patente cuando acaricias el prado en primavera. Surgirá poco a poco, aumentando su intensidad según profundices en sus páginas. Su autora, Carme Soto, amiga y colega, te ofrece la posibilidad de entender desde dónde la teología recibe el apellido de feminista. Y comprobarás que ese aroma se va colando en tu olfato para evocar experiencias que quizá compartas o quizá entiendas.
Pero no todo son experiencias; la reflexión y la probidad académica con que las mujeres teólogas cuestionan la expresión que recibimos de la experiencia religiosa dan matices al perfume, matices intensos de cuestionamiento, de audacia, de honestidad con la propia experiencia, de llamada a construir un espacio eclesial en el que ellas perciban matices que le aportan valor.
Como las flores, que entre sí no se excluyen unas a otras en el prado y cuyo perfume carga de frescura una mañana de primavera, así la teología feminista quiere ser una parte más de la reflexión teológica. Una reflexión capaz de extraer del texto una palabra de salvación para las mujeres, porque no las enfrenta con la institución, más bien enfrenta a la institución consigo misma para alcanzar un camino de mayor perfección.
Además, no sé si te ha pasado alguna vez, pero, cuando reconoces un aroma, comprendes que siempre estuvo ahí, solo hacía falta identificarlo y ponerle nombre. Pues cuando avances en la lectura comprenderás que la experiencia de Dios de las mujeres siempre ha estado ahí, impulsándolas a alcanzar un mayor grado de plenitud. El feminismo, que ha sido posible en la modernidad, solo ha identificado esta experiencia y sus matices para darle nombre y ponerla en camino hacia la construcción de una Iglesia y una humanidad más justa con las mujeres.
Espero que disfrutes de esta suave brisa preñada de experiencia de una mujer, mi amiga Carme, que ha ido haciendo su camino de mujer cristiana en la Iglesia como religiosa con valentía y decisión. Su experiencia y su conocimiento te ayudarán a iniciarte en la identificación de esos matices de brisa perfumada que la teología feminista quiere ser en el prado de la humanidad.
CARMEN PICÓ GUZMÁN
Madrid, 13 de enero de 2021