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ОглавлениеEl Sufrimiento en el Trabajo
I -
Voy a empezar hablándoles del sufrimiento y vamos a comenzar por la dimensión individual del sufrimiento en el trabajo, o mejor dicho del destino individual del sufrimiento, porque vamos a tener que tomar en consideración para después el rol que juega lo colectivo en el destino del sufrimiento. Esta es una separación un poco arbitraria, pero es más fácil para hacer la presentación y poder separar ambas cosas. Fenomenológicamente en realidad no tiene mucho sentido separar el plano individual del colectivo porque ambos estructuran el vínculo subjetivo con el trabajo.
Es bastante habitual en la actualidad considerar el trabajo esencialmente como una desgracia, una desgracia que fue originada socialmente. De hecho, es necesario reconocer que es bastante preocupante la evolución del mundo del trabajo, al menos en el mundo occidental. También tiene un carácter preocupante en el mundo no occidental porque se posee hoy en día una cierta cantidad de conocimientos sobre los problemas de la salud mental en el trabajo en Asia, en China, en Japón, y el panorama no es más mejor en oriente que en occidente.
Sin embargo, al explorar los daños psíquicos que son originados por el trabajo contemporáneo, reconocemos que este mismo trabajo puede ser también un instrumento terapéutico esencial para personas que sufren perturbaciones psicopatológicas crónicas. Y entonces es necesario relativizar el sufrimiento que es resultado de las obligaciones en el trabajo. Una vez que nos detenemos a mirar el destino de esos hombres y mujeres cuando son despedidos por las empresas o cuando son privados de acceder a un trabajo. Entonces en el terreno hay diversas configuraciones de los vínculos entre sufrimiento y trabajo que están fuertemente comprobadas.
La pregunta que surge es saber si es posible explicar y comprender las contradicciones que agrupa la clínica tanto en psicodinámica como en psicopatología del trabajo. Esto es posible, efectivamente, si tomamos de manera responsable la hipótesis de la centralidad del trabajo que sostienen un cierto número de filósofos e investigadores del mundo, entre los cuales me incluyo.
Y esta tesis se desarrolla en cuatro ámbitos:
En el ámbito individual. En este plano el trabajo tiene un rol central en la formación de la identidad y para la salud mental.
El segundo ámbito es el de las relaciones entre los hombres y las mujeres. En la desigualdad entre ambos y en los vínculos de dominación que establecen, que organizan lo que se llama ahora género. El trabajo ocupa un rol central en la relación entre hombres y mujeres, más teniendo en cuenta que aquí en este caso cuando hablamos de trabajo no entendemos solamente el trabajo asalariado sino también el trabajo doméstico, que es un trabajo a parte y de tiempo completo.
El tercer ámbito es el político, donde podemos mostrar que el trabajo ocupa un plano central respecto de la evolución de la sociedad entera.
Finalmente podemos distinguir una cuarta dimensión de la centralidad del trabajo que tiene que ver en este caso con la teoría del conocimiento. El noble status que tiene el conocimiento desde la filosofía griega supone que está de alguna manera suspendido por encima de las contingencias de los mortales. Este concepto debe ser revisado enteramente desde el momento en que uno considera el proceso de producción del conocimiento y no solo ese conocimiento. Es lo que llamamos la centralidad epistemológica del trabajo.
El deterioro de la salud mental en el trabajo está específicamente vinculado a la evolución de lo que llamamos la organización del trabajo y en particular en la introducción de nuevas técnicas entre las que primero encontramos la evaluación individual de los rendimientos, segundo, la “calidad total”, y en tercer lugar, la precarización el empleo, que es una cosa menos novedosa en Argentina, pero que constituye una verdadera mutación en Europa, donde se habían hecho enormes progresos a favor del empleo estable durante los últimos 40 años.
El aumento de las patologías mentales vinculadas con el trabajo es el resultado casi esencialmente de la fragilización, que es generada por ciertos métodos de organización del trabajo que destruye los vínculos que se establecen entre las personas y que en lugar de la confianza, de la lealtad y de la solidaridad instalan en el mundo del trabajo el “salvase quien pueda”, la deslealtad, y finalmente una soledad implacable en el medio de la masa.
Y más allá de la patología hay que hacerle un lugar específico al análisis del sufrimiento. Y si podemos hoy en día estudiar las causas de la patología mental en el trabajo, inversamente podemos caracterizar las condiciones que serían favorables para la salud mental. Para poder responder esta pregunta es necesario entrar en la materialidad misma del trabajo. Ir hasta el gesto, el pensamiento, los afectos que conforman el corazón o la centralidad de lo que podríamos llamar el trabajo vivo.
El trabajo vivo es una expresión que ha sido introducida por Marx. En esta parte de la obra de Marx, donde todavía siendo joven él hacia un trabajo de filósofo, y en particular en lo que se llama Los manuscritos económico y filosóficos y en la Critica de los fundamentos de la economía política. El trabajo vivo es un concepto fundamentalmente filosófico. Y vamos a tratar de descifrar el contenido psicológico, más exactamente subjetivo de lo que Marx ya había de alguna manera percibido. El escribía que el trabajo está -o es- vivo, es individual y subjetivo. Son los mismos términos que utilizaba el joven Marx. Los ergónomos han procedido a lo que se llama el análisis ergonómico del trabajo y de la actividad: la tarea define ahora el objetivo a alcanzar así como el camino a recorrer para alcanzar ese objetivo. Es decir, el modus operandi está prescripto. La tarea es lo que está prescripto por la organización del trabajo. Pero los ergónomos han mostrado que los trabajadores o los operadores, como se los designa en la ergonomía, no respetan nunca las prescripciones en su integralidad. Y en toda circunstancia, incluso en tareas que son muy cortas, hasta las que duran menos de un minuto, los operarios hacen trampa. Y no solamente por el placer de hacer una transgresión o desobedecer sino también porque hay que enfrentarse a anomalías, incidentes, momentos de ruptura cuando todo se detiene, disfuncionamientos, imprevistos, que van inevitablemente a perturbar el bello ordenamiento que tiene la producción. El operario hace trampa para poder hacer lo mejor posible en el tiempo más corto posible a pesar de los incidentes e imprevistos.
Y todos estos incidentes que vienen a perturbar las previsiones, es lo que llamamos lo real. Lo real es lo que le aparece o se hace visible a aquel que trabaja por la resistencia de la materia, de las herramientas, o de los objetos técnicos, las máquinas: es la resistencia al dominio, al control. Hay una paradoja en lo real. Cuando estoy utilizando una técnica que yo conozco bien, de repente sucede que eso ya no funciona más. Por ejemplo, una pieza que se rompe debajo de una prensa, o la máquina o la herramienta que tiene una sobrecarga y recalienta, o el cuerpo de un enfermo que tiene una reacción alérgica cuando le estoy inyectando un medicamento. Todo trabajo está así salpicado por las irrupciones de la resistencia de lo real. Y lo real entonces se manifiesta primero como un fracaso. Podríamos dar numerosos ejemplos de ello.
Esto tiene que ver con el encuentro de lo real en el trabajo del psicoanalista y la manera penosa o difícil en la que ocurre la experiencia del fracaso. Muchas veces es una experiencia muy penosa, de manera tal que podemos decir que lo real se manifiesta a aquel que está trabajando en primer lugar y ante todo, bajo la forma de una experiencia afectiva, subjetiva. Lo real del mundo se va a conocer en primer lugar solo subjetivamente. Y en la experiencia del fracaso, en el momento mismo donde lo que yo tenía dado por cierto, en el momento en que toda la confianza que yo tenía en mi técnica, en el momento en el que mi creencia en la verdad científica, en algún momento y de manera brutal, son puestas en fracaso por lo real. Hay que retener este descubrimiento del trabajo. Lo real es en primer lugar una experiencia afectiva y subjetiva. De tal manera, el trabajo vivo es el trabajo que consiste en primer lugar en hacer la experiencia y la prueba de lo real. Genera en primer lugar un sentimiento de sorpresa, luego sobreviene fácilmente la irritación, el malestar, a veces también la rabia, la decepción, y también puede ser un sentimiento de cansancio, de duda, y rápidamente un sentimiento de impotencia. Entonces lo real del mundo se manifiesta al que está trabajando en un modo pático. Es decir, en el modo pasivo de sufrimiento. Trabajar es siempre, en primer lugar, fracasar. Y luego, en segundo lugar, trabajar siempre es sufrir. No hay trabajo sin sufrimiento.
La dificultad con lo real es que a menudo no sabemos cómo enfrentarlo, no conocemos la solución. Pero si no conozco la solución hace falta que la descubra por mí mismo, a veces hace falta que invente soluciones. ¿En qué consiste entonces la inteligencia, de la cual hay que hacer uso para poder sobreponerse de lo real? La inteligencia es entonces, antes que nada, la capacidad de reconocer lo real, después asumir la impotencia, la pérdida de habilidad, y sobre todo lo más difícil es que hay que mostrar “aguante”. El “aguante” ante el fracaso. No voy a tener éxito pero tampoco abandono. Persisto, me obstino, busco. Y a veces esto dura muchos días, vuelvo a pensar fuera de mi horario de trabajo, pienso a la noche y no me puedo dormir, tengo insomnio a raíz de mi trabajo, y sueño. La inteligencia en el trabajo es todo esto, porque para inventar y encontrar una solución hace falta comprometerse completamente, con toda la persona, con toda la subjetividad. Y a fuerza de aguantar ante el fracaso, terminaré por tener la intuición de la solución. Pero hay que subrayar que la intuición nace de la intimidad con la tarea, con la materia. La intimidad con el objeto técnico que resiste. Hay que fracasar, aguantar, recomenzar, fracasar de nuevo, persistir, volver a la obra, y en un momento surgirá la idea, la solución, que es el “hijo bobo” del fracaso, y la familiarización con el fracaso. La solución viene del fracaso. Es porque fracasaron diez veces que viene la idea que la diferencia de las anteriores. La solución entonces es un hijo del fracaso, la solución proviene de la capacidad de resistir al fracaso y fundamentalmente de la capacidad de sufrir.
Entonces, trabajar es en primer lugar fracasar y trabajar es en segundo lugar sufrir. Y la solución es una producción directa del sufrimiento.
La transformación del sufrimiento en placer pasa por el reconocimiento. Para ello agregaré un elemento a mi presentación que tiene un vínculo con la teoría de la sublimación. Específicamente con lo que la clínica del trabajo puede aportar también a la teoría de la sublimación de Freud.
Aunque existen otros dos niveles que están implicados en la sublimación, primero hay un placer que está antes que dicho reconocimiento. Es un placer que uno extrae del trabajo y que no depende del otro ni de su reconocimiento y que nos remite más precisamente a un vínculo de uno mismo con uno mismo, en el registro estricto de la intrasubjetividad. Cuando uno tiene la resistencia a la confrontación con lo real tenemos la posibilidad de poner el cuerpo en movimiento de una manera que es puramente intrasubjetiva.
Les voy a dar un ejemplo, el del carpintero. Aquel que trabaja la madera durante años, y termina teniendo una inteligencia de la madera, y termina por amar la madera. Y hay que tomar este término de manera seria, ama a las maderas, ama más ciertas maderas que otras. La acaricia y cuando ve un mueble se detiene frente a ese mueble y siente una emoción, acaricia la madera, y dice este es un lindo mueble. Y nosotros no entendemos nada. Puedo dar el mismo ejemplo con el cemento, hay gente que trabajo tanto con cemento o concreto en su vida que se para frente a un edificio, en Brasilia, por ejemplo, y acaricia el edificio y dice este es un lindo cemento, y se emociona. Nosotros no entendemos como un cemento puede ser lindo. Y es un punto importante.
La confrontación con lo real, lo palpable de lo real a través del cuerpo se obtiene por un movimiento en el cual yo estoy ejerciendo un esfuerzo sobre el mundo, y en ese mismo momento donde yo descubro y aprendo a conocer el mundo, aprendo a conocer la madera, el cemento, a sentir una piedra, descubro en mí nuevos registros de sensibilidad que no estaba allí antes del trabajo. Y cuando hayan trabajado su piano y hayan sufrido de tanto ejercicio sobre ese piano que no quiere obedecerles, y cuando hayan trabajado el tiempo que hace falta para adquirir esa velocidad, ese “perlado” -es un término musical, un cierto tocar el piano- entonces sólo en ese momento van a empezar a escuchar en el otro pianista la perfección de un juego que aquel que no toca el piano no escucha. En otros términos, en el vínculo con la resistencia de lo real, yo estoy ejerciendo un esfuerzo sobre el mundo y descubro el mundo, pero al mismo tiempo nacen dentro de mi nuevos registros de sensibilidad y en realidad es la vida la que se está despertando dentro de mí, es la vida subjetiva la que crece. Es el mayor placer que uno puede obtener del vínculo con el trabajo, y es un vínculo entre uno mismo y el mundo, pero no con el otro, es verdaderamente la intimidad la que está implicada aquí. Y ustedes pueden creer que esto es válido para las actividades artesanales o manuales, pero no es verdad.
El cuerpo siempre está al principio de la inteligencia del trabajo, incluso en las tareas más intelectuales. El profesor por ejemplo. Para poder hacer que todos estén atentos y en silencio en el anfiteatro tiene que saber sentir la escucha del público, y si pierde la atención del público tiene que aceptar desviarse, cambiar el contenido de su conferencia incluso para poder volver a atraparlos y obtener la escucha. ¿Pero cómo sabe que lo están escuchando? Con su cuerpo, no con la cabeza.
La inteligencia en el trabajo es la inteligencia del cuerpo entero. Tanto para el trabajador manual como para el profesor y el investigador. Es el primer nivel fundamental de la sublimación.
El segundo nivel de la sublimación es el de los reconocimientos y el tercero es el colectivo, del cual hablaré mañana.
En todo trabajo de calidad la cuestión de la sublimación está puesta en manifiesto, por lo tanto la clínica del trabajo apoya la idea de que todos los trabajadores están concernidos por la cuestión de la sublimación La sublimación no es un asunto solo de grandes hombres. Freud hablaba de Leonardo, de Miguel Ángel, de Goethe, de Beethoven, y cita un cierto número de genios. Para Freud la sublimación estaba reservada a los seres excepcionales.
La clínica del trabajo nos lleva por el contrario a pensar que sobre éste punto Freud subestimaba la importancia del trabajo para cada uno de nosotros. Voy a ir un poquito más allá. En cada trabajador que busca hacer un trabajo de calidad hay algo que pone de manifiesto esta búsqueda. Para hacer un trabajo de calidad hay que querer y hay que buscar. El que busca no es solo el sabio, es todo trabajador. Incluso en el trabajo en cadena de montaje. Es una paradoja, estamos de acuerdo, pero no se puede aguantar en una cadena de montaje de un automóvil si uno no es capaz de desarrollar formas de inteligencia -y si las explicara estarían realmente muy sorprendidos-, es muy complicado realizar un trabajo en una cadena de montaje. Es por eso que digo que hay alguien que hace búsqueda en cada trabajador. Es importante tomar en consideración, porque de repente la sublimación si ya no es solamente un ideal sino que se encuentra junto con el trabajador común, entonces la sublimación tiene un rol mayor en la salud mental. La sublimación no es un suplemento del alma. Si la organización del trabajo está de acuerdo en implementar la sublimación, hay una posibilidad de construir sobre la identidad de uno mismo, hay una posibilidad de crecimiento de la subjetividad que es seguramente el mayor placer que uno puede experimentar, el sentimiento de que la vida crece dentro de uno mismo -la vida entendida en el sentido de la vida subjetiva y no la biológica- la vida que nosotros vivimos y experimentamos en un cuerpo, que no es un cuerpo biológico pero que es el cuerpo que yo habito, lo que en psicoanálisis llamamos el cuerpo erógeno. Esta es otra paradoja del trabajo. Este cuerpo de la inteligencia en el trabajo no es otro que el cuerpo erógeno, este mismo cuerpo que está comprometido en el encuentro amoroso.
Existen dos esferas en las cuales uno puede consolidar su identidad, donde podemos incrementar el sentimiento de la vida dentro de uno mismo, y lo que podemos llamar la realización personal. Existen dos esferas de la realización personal. La primera esfera se refiere al desarrollo personal en el campo erótico, y pasa por el amor. Es el centro de la preocupación del psicoanálisis. Pero lo que aprendemos de la clínica del trabajo es que existe una segunda esfera de realización personal que es la que se vincula al campo social, y esto pasa por el trabajo y siempre va a pasar por el trabajo. Entonces aquellos que están privados del trabajo están en una situación psicológica mucho más precaria que aquellos que tienen la suerte de poder ponerse a prueba de la sublimación. Hay enormes injusticias que no pueden reducirse a tener un trabajo o no tenerlo. Es de qué tipo de trabajo estamos hablando, y fundamentalmente el espacio abierto a la sublimación no depende únicamente de mi genio individual; depende también de los vínculos que se establecen dentro del espacio del trabajo, depende de los demás, del reconocimiento a través de los demás, y depende fundamentalmente de la manera en la que aquellos que piensan el trabajo son capaces o no de pensar la vida. No hay ninguna fatalidad en el mundo actual del trabajo. La evolución actual es trágica, el espacio que está reservado para la sublimación tiene tendencia en todos los ámbitos del trabajo a reducirse, incluso en el ámbito de la cultura, donde las obras de la cultura son transformadas en lo que se llaman productos culturales, es decir, productos puestos en el mercado. Esa es otra historia de la que voy a hablarles mañana.
Quisiera insistir sobre un último punto. La realización personal en el campo social por el trabajo implica un desvío con respecto a lo que dice Freud, tiene un rol fundamental en el destino de la subjetividad, y probablemente también en la salud mental. Y estoy obligado a admitir después de 40 años de estudios en la clínica del trabajo, que muchas personas mantienen esencialmente su salud mental y apoyan su salud mental e identidad en la posibilidad que les está ofreciendo el trabajo. Porque en el campo del amor no funciona esto muy bien. Y para cierto número de nosotros, seguramente ustedes no, pero para los neuróticos como yo, la vida amorosa es muy difícil. Y menos mal que tenemos al trabajo para ponernos a prueba. Y no soy una excepción.
El trabajo y el vínculo con el trabajo es una segunda oportunidad para construir la identidad, para realizarse personalmente y poder corregir los defectos que nos vienen desde nuestra infancia y adolescencia. Porque como ustedes saben, dejamos la adolescencia muchas veces un poco lastimados, destruidos, porque nuestros padres no fueron capaces de permitirnos tener un desarrollo satisfactorio de nuestra identidad. Entonces, no desesperen, podemos volver a intentar, tenemos una segunda chance, incluso cuando uno es muy neurótico en la adolescencia, gracias a un vínculo feliz con el trabajo.
Pero como ustedes saben, el trabajo puede engendrar lo mejor, pero si impide o arruina la sublimación, entonces lo van a pagar muy caro y ustedes pueden perder su identidad. Hoy hay gente incluso que se mata a causa de eso. Esta es la nueva clínica del trabajo en estos tiempos.
Preguntas
P: En esta cuestión de la confrontación con lo real y el sufrimiento y esto de la nueva clínica, ¿qué dinámica operó como cuestión de fracaso o solución fallida, en el caso que tomó estado público de la ola de suicidios en empresas como Telecom o Renault -en tanto no eran todos por problemas de despidos?
Dejours: Voy a tratar de decir cómo se pueden comprender los suicidios en el caso de la empresa France Telecom, pero la dinámica es prácticamente la misma en las otras empresas donde se registran también suicidios en el ámbito laboral.
En el caso de France Telecom el principal elemento es que es una actividad de servicio, de servicio hacia el cliente donde hasta ese momento había una ética de servicio público que era muy importante. Y la ética del servicio público, si la retomamos del lado de la clínica del trabajo, no es únicamente ética y moral, es una ética que se concretiza en ética de trabajo. Había reglas en el servicio público del teléfono, como en el servicio público de la salud, de la educación nacional. El principio era el siguiente: hay que esforzarse por y para los asalariados, los asalariados se tienen que esforzar por ofrecer un servicio de la misma calidad sin importar la calidad del cliente; joven, viejo, rico o pobre, viva en el centro de la ciudad o perdido en la montaña, hombre o mujer, negro, árabe o francés, el servicio tiene que ser el mismo. Y en la nueva organización de France Telecom, la única cosa que cuenta es la facturación de la empresa. Entonces se les da como prescripción a los asalariados ofrecer cosas con prioridad a los ricos, porque eso aumenta la facturación de la empresa, y de dejar de lado a aquellas personas que no tienen dinero. Y en France Telecom hay que vender en la actualidad contratos para los celulares y hay que obtener más contratos. La nueva prescripción es engañar al cliente para que pueda tomar ese contrato y el target más fácil son los viejos, porque no entienden bien la utilización que ellos le pueden dar a esos contratos que les ofrecen. Entonces, hay que disfrazar de alguna manera el contrato, sabiendo que no les va a servir para nada. También se pueden vender contratos a personas que sabemos que están sobre endeudadas, no importa porque eso aumenta la facturación. Y antes eso era impensable y ahora es peor que esto. Hoy en France Telecom cuando el cliente entra en vínculo con el operador, en su computadora aparece una leyenda que dice cómo hay que hacer para engañar al cliente, que hay que decir, cuáles son las fórmulas, que es lo que no se tiene que decir para que el cliente no sospeche. Eso aparece con frases escritas en rojo y se le está imponiendo al operador que haga lo contrario de aquello por lo cual entró en ese trabajo, que era la ética del servicio público. Y finalmente los operarios de France Telecom aprenden a consentir prácticas que en realidad su sentido moral desaprueba. La mentira está prescripta, y si quiere permanecer en esa empresa hay que aceptar volverse un mentiroso. Y esta nueva forma de organización del trabajo hace que comience el aprendizaje para muchos y numerosos operarios no solamente de traicionar al cliente, sino finalmente traicionarse ellos mismos. Es lo que se llama sufrimiento ético, un sufrimiento en vínculo con el conflicto ético; realizar actos que en realidad yo desapruebo.
En realidad estamos arruinando las bases éticas de la identidad. Esta experiencia de la traición de uno mismo lleva a numerosos operarios a un estado psíquico particular que es el desprecio de uno mismo. Y finalmente un día llega también la rabia y el odio hacia uno mismo. Y después de un día de labor donde tuvo que engañar a una decena de personas mayores, y piensa que esas personas podrían ser sus padres, llega un momento en que para algunos esa situación se vuelve insoportable. El sufrimiento ético es el gran flagelo que está cayendo sobre el mundo del trabajo, y una de las causas es esta mentira prescripta que les acabo de describir. Y esto existe en numerosas actividades de servicio hoy en día. Patricio (Nusshold) trabaja sobre los call centers en un estudio comparativo de esta prescripción de mentir en diferentes países: en Francia, Argentina, Brasil, Túnez, y es impresionante. Porque esos call centers pueden ser hoy “deslocalizados” y estar por ejemplo en Túnez. Son tunecinos los que están aprendiendo a engañar a los viejos franceses. Esto es muy complicado, y plantea, en Túnez particularmente, problemas con los valores religiosos y esto se pasa de muy mala manera para los trabajadores. El mundo del trabajo hoy está estructurado por formas de organización del trabajo que nos llevan a participar, a consentir prácticas que en realidad desaprobamos. Y no solamente en el modo de la mentira; si tuviéramos más tiempo les comentaría también como se aprende a poner en obra traiciones cotidianas de la ética en la forma particular de la ética de la solidaridad. No es únicamente la mentira hacia el cliente sino también la deshonestidad frente al colega. Es una transformación muy profunda del mundo del trabajo. Si no conocemos la organización del trabajo pensamos que es la del individualismo, pero es falso. El individualismo no cae del cielo, es el resultado de una destrucción reglamentada, pensada, decidida y organizada de todas las formas de la ayuda, del respeto por el otro, de la prevención y de la solidaridad. Y la soledad en el mundo del trabajo es terrible. Estamos en un lugar abierto, de reunión, y la gente no se habla: no se dice buen día a la mañana ni se habla para preguntarse información. Si yo necesito una información que tiene mi colega no se lo voy a preguntar, le mando un mail. Es terrible.
En el caso de los ingenieros de la empresa Renault donde hubo también una serie de suicidios, era y es aun así la relación en los boxes de trabajo.
II -
Voy a hablarles de las dimensiones colectivas del trabajo, lo que tal vez nos va a alejar un poco de las referencias habituales del psicoanálisis. Tal vez tengan ustedes la impresión de una ruptura entre el psicoanálisis y la clínica del trabajo. Sin embargo, este es un punto importante, la clínica y la psicodinámica del trabajo nacieron del encuentro entre dos disciplinas en los años ‘70, entre específicamente el psicoanálisis y la ergonomía. Y la ergonomía en aquella época era también una ciencia del individuo en el trabajo. Eso cambió desde entonces un poco, no era una ciencia del trabajo colectivo en aquella época, sino que el análisis estaba centrado en el vínculo entre el ser humano y el puesto del trabajo. Por ende, en sus comienzos era un enfoque principalmente individual.
Los principios de la psicodinámica del trabajo se realizaron en este encuentro de estas dos disciplinas en los años ‘70 en un establecimiento de enseñanza superior en Paris, en un laboratorio de ergonomía, dirigido por Alain Wisner, conocido aquí también por todos los investigadores que estaban implicados en la ciencia del trabajo. Luego de esto la psicodinámica del trabajo continuó construyéndose mediante debates interdisciplinarios. Desde sus inicios hasta el día de hoy la psicodinámica del trabajo se construye por una confrontación crítica de la concepción del trabajo y de la concepción del hombre que es sostenida por la psicodinámica del trabajo. Y la tesis o hipótesis de la centralidad del trabajo de la que les hablé ayer es en realidad el resultado de esta discusión interdisciplinaria.
La toma de conciencia que hay hoy respecto de la importancia del trabajo y de lo que les hable ayer, es que el trabajo no es un adorno, no es un ambiente: esa es una concepción de la psicología del estrés. El trabajo no está al exterior, no hay producción de valor si el trabajo no penetra en la subjetividad, en lo más profundo incluso dentro de nuestras relaciones amorosas, dentro de las relaciones con nuestros hijos, el vínculo psíquico que uno tiene con el trabajo penetra.Y sus hijos están tomados, el desarrollo psicológico y afectivo de sus hijos depende en buena medida del vínculo psíquico que ustedes establecen con el trabajo. Y si ese vínculo se desestabiliza para el adulto, si uno ya no cree más en el trabajo, si ya no cree que su trabajo contiene una promesa de emancipación, sino que fundamentalmente está en el origen de su propia desgracia, esto se traslada a los hijos. Y vemos mucho esto ahora en Francia, incluso a la gran burguesía donde los empresarios, que hasta ahora estaban muy protegidos, les toca ser maltratados por las direcciones de las empresas. Algunos son expulsados de la empresa con una brutalidad increíble, y esto no afecta solamente a la empresa privada, también se vuelve un modo de funcionamiento incluso en el aparato del estado. Hay un ministro francés por ejemplo, que era el primer ministro Michel Rocard, al que le sucedió lo que sucede dentro de las empresas: fue despedido del gobierno de un día para el otro, y él lo supo cuando estaba mirando la televisión. Es la misma situación que dentro de una empresa. Los directivos de la empresa se conducen como François Mitterrand, el ex presidente, al que ustedes pueden querer mucho, pero que en realidad era una persona bastante rara como dirigente, tenía un gran cinismo, y fue quien organizó el giro neoliberal del socialismo francés. Estos ejecutivos superiores están sometidos a esa brutalidad de manera tal que caen en una crisis depresiva donde todas las bases de su identidad son puestas en cuestión. Muchas veces tratan de ocultarlo dentro de su familia, pero ustedes saben que el inconsciente circula. Y en los días siguientes, pueden ser los hijos quienes tengan perturbaciones. En la escuela comienzan a ser groseros, maleducados, indisciplinados, incluso a veces violentos con los otros chicos. Entonces se habla de desadaptación escolar, pero no es eso. Es algo que ya está roto en la confianza que se le puede dar a la promesa que está contenida dentro del trabajo. Y si no se considera esto, si no creen en esto, verán que sus hijos no van a querer ir a la escuela y tienen fobias escolares y se vuelven intratables. Este es un ejemplo, pero si no se conocen los problemas que pueden acarrear el trabajo no se tiene nunca esta idea.
Por eso ahora me concentraré en la organización de lo que llamamos un colectivo de trabajo. Los psicoanalistas tienen la costumbre de interesarse por el individuo en el trabajo. Sin embargo, el psicoanálisis tiene una tradición de interés por el grupo. Y hay diferencias en referencia al trabajo entre las teorías psicoanalíticas del grupo y la teoría psicodinámica del colectivo. Un grupo y un colectivo no son lo mismo, no sólo en el plano teórico sino también en el plano práctico.
Ahora, ¿qué es un colectivo? Desde el abordaje clínico en psicodinámica del trabajo el colectivo designa un conjunto estable de relaciones entre varios trabajadores fundados sobre las reglas con las cuales ellos se constituyeron como colectivo, en vistas de tratar las dificultades que encuentran en la ejecución de su trabajo. Es una definición un poco larga pero no podemos reducirla.
Voy a intentar explicarles los diferentes términos de esta definición.
Un colectivo de trabajo también existe cuando los trabajadores no están reunidos en el aquí y ahora de una obra para producirla. Por ejemplo, las enfermeras que trabajan juntas en un servicio hospitalario pueden formar un colectivo, y este colectivo lleva el nombre de equipo de cuidado. Pero los médicos generalistas que trabajan solos en consultorios privados, pueden de todas maneras conformar un colectivo que toma el nombre de comunidad de pertenencia a un oficio, cuyos miembros sólo se encuentra eventualmente en la ocasión de formaciones post universitarias o en coloquios u otras manifestaciones del colegio centradas sobre las prácticas del oficio de la profesión.
Y en lo que respecta al propósito de hoy, el colectivo de referencia será aquel del equipo que está reunido en un mismo lugar y en un mismo tiempo alrededor de una producción o una obra en común. Y cuando un colectivo no puede llegar a producir reglas comunes, para el clínico del trabajo no es un colectivo, es un grupo. Y si sucede que un colectivo no alcanza ya a respetar sus propias reglas de trabajo por los mismos miembros que lo componen y pierden la calificación de colectivo se vuelve nuevamente un grupo.
Entonces ustedes comprendieron que el elemento determinante para caracterizar a un grupo es la referencia a las reglas. De reglas que el colectivo construyó, y si no hay reglas no hay colectivo. Si es un pequeño número de personas sin reglas es un grupo. Y si es un gran número sin reglas es una masa, no un colectivo.
Las reglas de las que hablamos están destinadas a armonizar entre los trabajadores y las maneras de tratar las dificultades en la ejecución del trabajo. Luego de lo que les dije ayer, estas son las dificultades frente a lo real del trabajo. Les recuerdo que este real está fundamentalmente vinculado al desfasaje en todas las actividades de producción humana, entre el trabajo prescripto y el trabajo efectivo. Para poder sobrellevar las dificultades ocasionadas por lo real, para prevenir los inconvenientes de la irrupción de lo real en el transcurso de la actividad. Este es un punto importante a comprender: la inteligencia de los trabajadores no está solamente dirigida a la búsqueda de la solución que permite sobrellevar ese real. Eso es lo que hablábamos ayer, pero es un poco falso. Porque en realidad, los trabajadores, cuando están realizando la experiencia de lo real, generalmente tienen una experiencia que es penosa. Por ejemplo, en el momento en que le están inyectando un producto a un paciente y tiene una reacción alérgica, un edema de quincke, una asfixia, esto se convierte en algo muy angustiante para el médico. Cuando están construyendo una central nuclear y empieza a fallar, y uno está haciendo acciones en la instalación, y esto continúa, es muy angustiante. Yo les dije ayer que lo real se revela de una manera afectiva, en un modo patico. Pero es necesario entender que en casi todos los casos es una experiencia afectiva que es desagradable, es un sufrimiento. Cuando están en una cadena de montaje automovilístico y uno toma una tuerca como lo hace cada treinta y cinco segundos, y que hay que enroscar esa tuerca y la tuerca no quiere enroscarse porque está mal calibrada y uno no llega, y la cadena continúa, uno está obligado a desplazarse; y como no puedo enroscar esa tuerca, eso lleva un nombre muy preciso: caerse dentro de la cadena. Entonces voy a molestar a mi colega y al final ya nadie puede trabajar. Y como yo insisto me destrozo los dedos. Una simple tuerca puede ser muy penosa psíquicamente. Por eso la inteligencia de la que les hablo apunta a evitar la sobrevenida de lo real para evitar el sufrimiento. La inteligencia de la que les hablé ayer es una inteligencia que busca anticiparse, estar por adelantado sobre lo que va a suceder.
¿Y qué hace el obrero en la cadena de montaje? Encuentra una astucia, un truco. Escuchen los términos que utilizamos: astucia, truco, engaño, trampa; gracias a lo cual uno se esfuerza por estar por adelantado sobre lo real. Todas esas palabras que utilicé -tendría que hacer un paréntesis: son palabras que no son muy dignas-: truco, astucia, son las trampas de lo que llamamos la dominación simbólica y lo que llamamos en la sociología del lenguaje las formaciones lingüísticas propias del trabajo. El trabajo era dominado por los ingenieros, entonces ellos piensan que el trabajo es fundamentalmente lo que describe la concepción de la ingeniería basada en el conocimiento científico. Entonces los pequeños arreglos son despreciables, hay una jerarquización que volvemos a encontrar incluso en el lenguaje. Desde el punto de vista del clínico es a la inversa; es el truco que es genial, y que hay que arrancarlo del secreto, sacarlo de la clandestinidad para que pase a ser parte de la tarea prescripta. ¿Qué es lo que hace el obrero en la cadena? En lugar de obedecer a las órdenes y seguir el modo operatorio prescripto, con la mano izquierda atrapa varias tuercas y las mete entre sus dedos. No necesita mirar, con la sensibilidad de los dedos siente cuales son las tuercas que están mal calibradas, y en lugar de quedarse enganchado en la cadena sabe reconocer las tuercas malas, las atrapa y las tira al fondo del taller diciendo ¡mierda! Eso es parte del trabajo. Eso es el trabajo y la inteligencia en el trabajo. Podría contarles infinidad de estas situaciones.
Entonces la inteligencia de la que intento hablarles es una inteligencia que busca anticiparse. Como los modos operatorios que son inventados por los obreros, también por los ejecutivos. E incluso modos operatorios inteligentes de los policías; los policías también desobedecen las órdenes. Un policía que obedece a las órdenes es un mal policía.
No les gusta lo que les digo, es complicado pero todos hacemos trampa. Hay que interpretar las órdenes. Pero si yo busco ser inteligente con ese conocimiento a través del cuerpo, que está fundamentalmente ligado a mi propio cuerpo, y que entonces no es la misma inteligencia que la de otros. La inteligencia es una infracción a las órdenes, que hay que esconder. En el ejército hay que hacer trampa con las órdenes, pero tampoco hay que mostrarlo. El inspector de los impuestos también hace trampa con las reglas, para poder hacer entrar el dinero, porque si aplica a ciencia cierta el reglamento, la empresa tiene los medios de no pagar los impuestos. Un inspector impositivo eficaz es un inspector que tiene astucia, que tiene que encontrar la manera para de alguna forma agarrar a la empresa in fraganti. Y entonces de alguna manera hace trampa con el reglamento.
La infracción vuelve la inteligencia y los descubrimientos no visibles, y lo peor es que muchas veces los descubrimientos de la inteligencia que provienen del cuerpo, los ponemos en obra sin tener conciencia. Porque es el cuerpo que palpa el mundo, es el cuerpo quien memoriza la experiencia de lo real, que tiene la intuición de las soluciones y que pone en obra esta inteligencia. Y esto hace que yo despliegue capacidades y habilidades en el trabajo de las cuales no tengo conciencia porque el conocimiento está en el cuerpo y no en la “cabeza”. Hay un desfasaje entre ambos de manera tal que la inteligencia se anticipa a la conciencia. En la mayoría de los casos ustedes son más inteligentes en su trabajo que lo que ustedes mismo saben. Si yo hiciera con ustedes la experiencia de pedirles que describan su trabajo ustedes descubrirían, luego de haber charlado conmigo, cuanto la manera en la que son capaces de hablar de su trabajo es pobre y deficiente, y ustedes no se dan cuenta de la inteligencia que pueden tener en el trabajo. Podría agregar más razones. Otras razones que son también otros obstáculos a la visibilidad de descubrimiento de la inteligencia. Es uno de los maleficios que está pesando sobre el trabajo. Los descubrimientos de la inteligencia no se ven. Y si cada uno se pone a ser inteligente, ustedes se imaginan lo que sucedería. Hay un poder de las órdenes, del hecho de que cada uno se pone a ser inteligente en su rincón. Si yo mismo soy capaz de hablarlo, los otros no se van a dar cuenta. Y sin un equipo de enfermeras cada enfermera se vuelve inteligente y trabaja con dedicación pero a su manera, una de las más antiguas o viejas, tiene más experiencia y con un enfermo mental tiene su manera de trabajar. Y la joven enfermera es joven, no tiene esa experiencia y se ve obligada a utilizar otras maneras para poder llevar la experiencia de lo real de la enfermedad mental, y sus elecciones no son las mismas. Y si es un hombre enfermero tampoco tiene el mismo vínculo con el enfermo mental, sobre todo en la cuestión de la violencia. Para los hombres y para las mujeres el vínculo con la violencia no es forzosamente el mismo. Si cada uno se pone a hacer las cosas a su manera, esto va a terminar mal, con el enfermo sobre todo. Incluso si cada uno trató de hacer lo mejor posible.
Por eso existe la necesidad de poner en conjunto, de armonizar estos pequeños trucos que encontramos y las inteligencias. Y es lo que se llama coordinación. Es decir, dar órdenes desde arriba, la jerarquía más alta, que están destinadas a prescribir el hecho de trabajar en conjunto. Pero a su vez la coordinación hace nacer nuevas dificultades. Si los trabajadores solamente ejecutan las órdenes esto no funciona. Entonces volvemos a encontrar en el nivel colectivo el desfasaje del que les hablé ayer entre tarea y actividad. La tarea es lo que hay que hacer, lo prescripto, y lo que hace la gente es la actividad. Pero ahora, en el plano colectivo, lo que está prescripto es la coordinación, son las órdenes y lo que hacen contrariamente las personas en conjunto no es coordinación, es otra cosa que se llama cooperación. ¿Y qué es la cooperación? Se basa fundamentalmente en la confrontación de los modos de operar de los trucos de todos los miembros del colectivo. Y es sobre la base de esta confrontación que se puede tomar decisiones entre lo que es eficaz y lo que es menos eficaz; lo que se debe guardar y lo que debe dejarse de lado. Cuando esta confrontación se desarrolla en buenas condiciones, los miembros del colectivo llegan a un acuerdo sobre la manera de trabajar, sobre los trucos posibles y aquellos que hay que dejar de lado. Entonces este acuerdo, en el mejor de los casos, será obtenido con un consenso en el equipo y hará transferencia a partir de ahora para el colectivo. Entonces, en el mejor de los casos, la discusión, la confrontación y deliberación sobre las maneras de trabajar van a culminar en un acuerdo normativo; es decir un acuerdo que se vuelve referencia para todos y tiene un valor prescriptivo. Pero es una auto prescripción, ya no es más de la coordinación, sino que es aquello sobre lo cual nos pusimos de acuerdo, con este enfermo en particular, en el transcurso de una reunión de equipo, sobre la forma de trabajar con él en particular.
Y cuando hay varios acuerdos normativos que se articulan entre ellos, llegamos a la conformación de lo que llamamos una regla de trabajo. Y cuando se dan varias reglas de trabajo, que también tienen la propiedad de ser estables en el tiempo, más que un acuerdo normativo (la regla es mucho más estable, el acuerdo es el tiempo primero de la regla pero es también el segundo tiempo de su transformación y de su adaptación). En cambio la regla de trabajo es algo más estable. Y cuando varias reglas de trabajo están articuladas entre ellas, se llaman reglas de oficio, y eso es lo que constituye al oficio. Y en nuestra profesión, lo que la caracteriza como profesión son las reglas que construimos en conjunto para definir qué es el oficio o la profesión del psicoanálisis. Así, de acuerdo normativo en acuerdo normativo, los equipos tienen distintas evoluciones entre ellos, de manera tal que luego de cierto tiempo los colectivos se diferencian unos de otros. Los equipos de enfermeras, por ejemplo, no trabajan de la misma manera. Es así y está bien que así sea porque cada una tiene su estilo. Las diferencias entre los colectivos son el resultado de la historia, de la construcción de las reglas que cada uno se ha podido producir.
Esta actividad de producción de reglas que está en el inicio de la formación, -no solamente de la cooperación pero también de un colectivo-, ésta actividad lleva el nombre de actividad deóntica. Es una actividad que está antes de la deontología, porque la deontología es cuando esta producción deóntica entra en la ley, como la deontología médica. Pero en todas las profesiones hay actividades deónticas que están por fuera de la ley y que siguen siendo internas a la profesión. Entonces esta actividad de producción de reglas, esta actividad deóntica, es probablemente lo que es más conmovedor. Es el descubrimiento por la clínica de la riqueza que contiene el trabajo. Esta actividad deóntica se basa esencialmente en la posibilidad para cada trabajador de poder dar cuenta y hacer visible lo que no se ve (es el problema de la visibilidad; poder volver visible lo invisible). No es la transparencia: la transparencia es la palabra de orden político que utilizan los políticos para engañar al pueblo.No hay ningún riesgo con la transparencia, no se ve nada. Ustedes pueden dejar transparentes las cosas porque no tienen importancia en realidad. Lo que necesitamos para crear la cooperación es volver visible lo que no lo es. Hay que volver visible lo que toma muchas veces la forma de una exigencia de testificar estos pequeños trucos, habilidades, preferencias, delante de los demás, delante de los otros miembros del colectivo. Es necesario de alguna manera hablar de la práctica de cada uno. Pero testimoniar la manera de trabajar de cada uno no es algo fácil. Porque si les cuento como estoy haciendo trampa, me tengo que preparar para responder las objeciones y críticas que me van a hacer. Entonces si hablo de lo que hago me tengo que preparar para justificarme, lo que es muy complicado.
La forma de la justificación es compleja. Porque tiene en cuenta no solamente ciertos argumentos relativos a la eficacia sino también respecto de criterios relativos a mis preferencias personales, a mis características psíquicas y físicas; porque cuando uno tiene un cuerpo joven o viejo no puede hacer trampa de la misma manera con los enfermos, no tiene el mismo vínculo el policía con un cuerpo joven o viejo, no es solamente en función de preferencias psíquicas sino también en función del estado del cuerpo. Y esta justificación también depende de cuestiones relativas a mis posturas éticas o políticas. Y según mis posiciones éticas pienso que hay algunas cosas que no son posibles de hacer, con los enfermos o los sospechosos o con los clientes de los que hablábamos ayer. Mis posiciones éticas y políticas forman parte de mis argumentos de justificación y también dependen de mi experiencia. Y podemos así seguir alargando la lista. Los argumentos de los que tendré que dar cuenta delante de los otros para justificar mi manera de hacer trampa, y entonces mi manera de ser inteligente. No basta con ser inteligente, hay que defender nuestra propia inteligencia y eso es muy difícil. Los argumentos de esta justificación son de hecho mixtos en la estructura, que en una dimensión instrumental hace referencia a la eficacia -funciona o no, es verdad o falso, es rentable o no- de la acción en relación al estado de las cosas en el mundo objetivo. Es lo que llamamos la racionalidad instrumental de la acción.
Pero mis argumentos no son solo del orden de la racionalidad instrumental, está todo el resto de lo que vengo hablándoles, que deja en evidencia otras racionalidades, particularmente la moral práctica o la axiológica, hay otros elementos en la racionalidad y toda esta lectura de la argumentación y la justificación se la debo a los filósofos de la Escuela de Frankfurt cuyo capítulo de la filosofía social que Jürgen Habermas llama la crítica de la racionalidad de la acción, la crítica de la razón funcionalista.
Cuando un argumento está mezclado, es mixto, y tiene por una parte una dimensión instrumental, relativa a lo que es verdadero o falso, a lo que es eficaz o ineficaz, y que tiene otra parte que no es instrumental, éste argumento se llama en teoría, una opinión. Esto quiere decir que la actividad deóntica de la que hablamos exige un espacio en el cual los hombres y las mujeres están listos para confrontar opiniones unos respecto de otros. Sin embargo, un espacio abierto a la confrontación de las opiniones, es lo que llamamos en la teoría, desde los griegos, un espacio público, el espacio de la confrontación de las opiniones sobre la manera de dirigir los asuntos de la ciudad. Y el espacio abierto de la confrontación de las opiniones - en los griegos el ágora, en Aristóteles en particular y el foro para los romanos- y nosotros que nos encontramos preocupados por la colaboración, ante el hallazgo de que la actividad deóntica exige dentro de la empresa la formación del espacio estructurado igual que el espacio público, como la democracia. Esto es muy interesante y bastante inesperado. Pero no podemos hablar particularmente de espacio público dentro de una empresa privada. Una discusión con Jürgen Habermas nos llevó a aceptar, a pesar de la proximidad y la analogía entre el espacio público y el espacio de deliberación de la organización del trabajo, a adoptar otro término que el del espacio público. Finalmente se eligió el término espacio de deliberación. Hay otro término que circula entre los alemanes que es el espacio de discusión. Ambos espacios están por anticipado a la formación del espacio público propiamente dicho, y son probablemente los lugares en los que se genera la democracia. La deliberación colectiva en esos espacios es racional solamente si aquellos que hablan y toman riesgos de tener la obligación de justificarse frente a las críticas de los demás; solamente bajo la condición de que aquellos que toman el riesgo de hablar tomen tanto el riesgo como aquellos que están escuchando. Es necesario establecer una equidad entre la palabra y la escucha y esto es posible si se honra la cláusula de la escucha arriesgada. La escucha arriesgada es una escucha en la que aquel que está escuchando toma el riesgo a su vez de entender. Porque si yo entiendo el punto de vista del otro, tomo yo también el riesgo de ser desestabilizado en mis propias opiniones por la palabra del otro que está hablando y que yo entiendo.
La descripción exhaustiva de la cooperación necesitaría que yo siguiera hablando de varias cadenas o eslabones intermediarios, y en particular de la cuestión de la confianza sin la cual no se puede dar una cooperación.
También tendríamos que hablar de renunciamiento, que es probablemente uno de los problemas más difíciles porque no es posible una cooperación sin que seamos a veces capaces de renunciar al placer o a una parte de ese placer que es obtenido por nuestra propia inteligencia. Y esta es una paradoja, pero para que funcione un colectivo es necesario que cada uno pueda encontrar en él su lugar; esto supone que a menudo los más inteligentes o los más experimentados sean capaces de retener su inteligencia para poder dejar a los más jóvenes y menos experimentados, o a los que tienen una discapacidad física, para que ellos puedan también encontrar su lugar en el colectivo. Es muy difícil este asunto del renunciamiento, les voy a dar un ejemplo. Yo tenía una paciente que era una cantante soprano, y tenía una caja de resonancia extraordinaria, una potencia en su voz excepcional. Ella se comprometió a cantar en un réquiem de Verdi donde hay cuatro voces; un bajo, un tenor, una soprano, ella, y una mezzosoprano. Sin embargo, la mezzosoprano tenía una voz menos poderosa que la soprano. Y el director de orquesta le pide a ella que contenga un poco su voz. Para que pueda existir un colectivo no es solo una suma de solistas; si quieren agregar color a la sonoridad de una orquesta no debería suceder que todos los violinistas muestren el máximo de su talento, sino que deben saber contenerse para lograr ese color sonoro. Entonces es necesario contener el talento y esto es muy difícil. Es un problema que aborda Freud bajo el nombre de la renuncia a la satisfacción sexual de la pulsión. Freud también habla de sacrificio de la pulsión, y esto está en el camino de la cooperación, es probablemente la prueba psíquica más complicada. El pensamiento de Freud es muy elaborado en esta cuestión de la renuncia de la pulsión, y él duda entre la posibilidad de una renuncia y en otros momentos, la imposibilidad fundamental de la renuncia. Dice que la renuncia solo es posible de una manera travestida, es decir a condición de que exista alguna compensación de esa renuncia, y es esta cuestión de la compensación que es muy importante en la cooperación. Yo estoy renunciando a dar toda mi voz y la retribución que obtengo de eso solo puede provenir del placer que obtengo por esa participación en la producción de una obra común, una obra común que no puedo hacer yo solo. Para poder alcanzar esa obra en común yo necesito de los demás, del lugar que ocupa cada uno. Y entonces esa compensación por esta renuncia es la implicación en la obra común. Y para Freud el punto de partida de la sublimación es la renuncia.