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PRÓLOGO

Mujer, este libro es para ti.

A ti, que eres hija, y por eso soñada, amada, parte de un proyecto, heredera de una promesa.

Mujer, que conoces el dolor, la soledad, la impotencia.

Mujer, que encuentras coraje para luchar hasta el fin, hasta el martirio,

La humanidad necesita tu genio que impulse la audacia de las grandes empresas, al mismo tiempo que los humildes comienzos.

Mujer del espíritu, a ti te toca restaurar el ser, encarnar la armonía, honrar la vida, salvar la paz.

Estamos ante un recodo en el camino de la historia. Un modelo de humanidad se hace a un lado, dejando paso a contornos desconocidos. ¿Dejaremos que ideologías desgarren lo más sagrado de nuestra esencia? ¿Dejaremos que se tronche la vida sin abrirle la puerta para que exista?

En una época de decisivos cambios y, por ende, de turbulencias, se alza la voz del ser y del alma como respuesta al clamor de un tiempo que reclama claridad y verdad.

Depende de nosotras soñar un mundo más humano.

Depende de nosotras proclamar nuestra verdad y enseñarla a otros.

Por eso, en este libro presentamos el ideal de mujer que nos ha convencido.

Sentimos la necesidad de compartir lo que hemos atesorado, ha iluminado gozosamente nuestra realidad.

Al clausurar el Concilio Vaticano II, San Pablo VI dirigió una alocución a las mujeres en la que dijo: “Ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás alcanzado hasta ahora” (1).En el camino hacia la realización de esta afirmación hay, todavía, trechos por andar. Pero es mucho lo que se ha avanzado. Y en este caminar nos orienta un gran astro luminoso: el ideal de la grandeza y dignidad femenina que resplandece en la Santísima Virgen María.

El Padre José Kentenich, Fundador de la Obra internacional de Schoenstatt, contempló en cada mujer el rostro de María; en su frente, la corona de María; en su corazón, la espada de María; en su alma, la fuerza arrolladora de María. En medio de tiempos en los que se ponía en duda esta realidad expresó: “Tengo una fe imperturbable en lo bueno de la mujer”, más tarde confesó: “Veo como una parte de la misión de mi vida ayudar a salvar la naturaleza femenina” (2). Al recuperar su libertad, luego del difícil período de su separación de la Obra pudo constatar que su intuición no había sido errada. En ese momento pudo decir: “Ha sido una obra maestra de la conducción divina que nos ha guiado y conducido, el que fueran nobles almas femeninas, en cuyas almas puras fueron llevadas las grandes ideas de Schoenstatt” (3).

En estas páginas hemos querido volcar algo de la inagotable riqueza que hemos recibido, valiéndonos del arte, la poesía y de textos escogidos. Con estas pinceladas deseamos, de algún modo, despertar el interés por conocer mejor ese mundo maravilloso del que somos parte.

Este libro nos invita a explorar las distintas dimensiones de la mujer. Detrás de todas estas facetas nos sonríe el arquetipo hacia el cual miramos con confianza: María. Cada una de nosotras es original y diferente, sin embargo, todas estamos llamadas a ser, como ella: raíz, custodia, trasluz…

Desde la persona de María y en su compañía, deseamos desplegar todo lo que significa ser mujer, así como el pequeño vástago se desarrolla dando como resultado un árbol frondoso. Su trayectoria comienza en la oscuridad de la madre tierra, pero tras un tiempo considerable de crecimiento en el que afrontará tormentas y ventiscas, se alzará victorioso ofreciendo sombra y cobijo a todos los que lo necesiten.

Creemos en la mujer, valoramos su rol imprescindible en la familia y en la vida pública; la vemos con agrado en su donación a toda vida que la requiera. Tanto en la esfera privada como a escala social, ella está capacitada para crear y contagiar la experiencia de hogar, fomentando vínculos interpersonales y combinando el pensamiento racional con un saber más profundo y vital, afectivo e intuitivo.

Oímos el llamado a ser fuente de vida, faro y alma de la cultura. Por eso ¡nos sabemos promesa!

1- San Pablo VI. Mensaje a las mujeres, 8 de diciembre de 1965.

2- 01.12.1938

3- 24.12.1965

Mujer, eres promesa

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