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Introducción

Les voy a contar: “pero ya lo saben en su corazón”, varios grupos entraron en este sistema solar por el portal de Venus. Diferentes grupos a diferentes partes del planeta. El propósito era colaborar en un primer momento con los habitantes originales, con los “patal”. Pero algunos de los primeros que llegaron comenzaron a dejarse tentar por las entidades interdimensionales y abrieron portales. Tocados en su avaricia, en su deseo de poder, todos quedaron sorprendidos y no se explicaban como habían llegado, no solamente a la tierra, sino a la vía láctea, estos seres oscuros, fríos, metálicos, sin emociones ni sentimientos.

Fue muy duro, tremendamente doloroso, reconocer la traición de nuestros hermanos. Hubo guerras en los cielos, hubo guerras en los mares, en la tierra, en las ciudades intraterrenas, en las costas. En las costas del Japón (recuerdos de Adriana), porque ellas creían en sus hermanos, en un calabozo de líneas eléctricas, la aislaron para borrarle las memorias, para tratar de convertirla al bando de la oscuridad. Pero los delfines escucharon y llevaron la información a otras ciudades y se desató la guerra. Se partió la gran isla en dos. La quisieron llevar pero no quiso volver. No quiso irse de la tierra. Por eso está aquí hoy. Por eso están aquí.

—¿Porque estamos haciendo esto juntas? Tú eres uno de los que la rescato. Juraron no olvidarse y cumplieron su promesa.

¿Por qué esta tarea conjunta? Es una mezcla de amistad, de compañeras de búsqueda, de guerreras infinitas.

—LEALTAD. Porque es un propósito en común. Ser libres para liberar a otros. Hay un propósito personal, y un propósito que va más allá de la individualidad. No es un propósito que se hace en secreto, no es un propósito que se hace alejado de los demás, se hace individual, pero también tiene un servicio, no desde la necesidad, si desde la alegría, desde el respeto a la libertad. Y lealtad no es la misma acepción que le da el ser humano. Lealtad no es pertenecer a una ideología, es el compromiso total y absoluto con lo que sentimos y damos hacia el otro. Reconocerte a ti como ella se reconoce a sí misma. El mismo nivel de respeto, el mismo nivel de valoración. Pero están aquí. Están de pie. Han permanecido juntas en el camino a pesar de muchas cosas que han podido ver, y otras que no han podido ver, y han intentado separarlas.

Y ya hay otras personas conectadas que van a reconocer, sin siquiera haberlas buscado. Porque ya no necesitan a nadie, pueden vincularse en libertad.

La voz de la esencia

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