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El discurso equivocado

El discurso equivocado

se me ocurre una vez al mes

cuando me dice: Pero tú! Andas por ahí con tu pelo largo y tu barba!

Qué los vecinos no sé qué te dicen “Robin Hood Perezoso“

Por qué tu no sé qué sigues soñando todos los días con la revolución

Por qué tu no sé qué no tienes las bolas para realmente irte a la selva para mejorar el mundo jaja

Por qué tu no sé qué te quedabas con la mente en el primer semestre de la uni

Por qué tu no sé qué no estás viviendo en el paraíso de la revolución sino trabajas en un supermercado

Pregúntate a tí mismo cuánto tiempo hasta que te saquen de ahí por tu aparencia que no hay que tener

etcetera

El discurso equivocado

termina así

todos los meses:

Está bien! Entonces me voy! A la selva! Para que tú veas! Para que los vecinos no sé qué vean!

Dónde está mi machete?

-Está en la gaveta donde guardamos las medias...

Bien! Y mis botas?

-Cuáles? Las nuevecitas o las que heredaste de tu abuelo? Están en el balcón...

Bien! Chao!

-Amor, recógeme dos aguacates y gengibre y tampoco hay...

Me voy!

El discurso equivocado

se nos ocurre una vez al mes

se nos demora como un par de horas

y con el salir y el regresar

pasamos bien agitados el domingo

día de rezar y descansar

El discurso equivocado

se termina cuando ella me dice:

-Ay, dónde estabas? Me preocupaba! Cuatro aguacates?! Y una bolsa llena de gengibre?!

Ven! Te quitare las botas! Dáme tu machete! Lo pondré donde siempre!

Etcetera.

La revolución empieza en la casa.

La primera frente de la revolución se dedica a los que amas,

a los que están en tu alrededor, a la gente más cerca

El discurso equivocado

tiene por consecuencia

que nadie y nada puede parar a la revolución

dentro de tus propias cuatro paredes

dentro de los corazones

de todos

El discurso equivocado

se dedica a la gente que todavía tiene suenos

La lucha contra sí mismo es la más fuerte de todas...

EL LIBRO EQUIVOCADO

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