Читать книгу POEMAS 13 - Daniel Karl Göhler - Страница 6

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Érase una vez la hipocresía...

Se ubicaba en cada una de las cuatro esquinas redondas del mundo

Se ubicaba en cada gobierno títere del mundo

instalado hace ya muchos años de parte de los que se coronaron a los reyes a si mismos

Se ubicaba en cada arenga para la paz

Se ubicaba en cada sacudir manos con los aliados

hasta que llegaba el día en el que no les servía más

y los mataron a sus aliados, entre ellos los de toda la vida, otros de nomás un par días

y uno de ellos les advertía a los demás aliados en una arenga poco antes de su asesinato

"¡No crean que estén a salvos! ¡Justo cuando ustedes no les sirvan más, les tocará la última hora!"

y se reían de él y de lo que les había dicho – ¡pucha! Ya nadie de ellos se reirá nunca jamás...

Se ubicaba en los contratos de alimentos que al fin y al cabo solamente servían a saciar el hambre del oro de los reyes

Se ubicaba en las guerras que soltaron, predicando ser miembros de una religión que rechaza y por ende no conoce a la violencia

y nunca respetaban a los mandamientos por los que juraron miles y una vez en frente de la vista de todo el mundo

con impudicia

trataron de gobernar al mundo entero

dividiéndolo en dos estratos

y por muchos años se les fue maravilloso

hasta que un día la gente decidía de acabar con esta pendejada tan absurda

y había una última confrontación entre los reyes coronados por si mismos y la gente hecha sirviente

que simplemente dejaba de participar en este juego malvado

y con armas trataban de reganar el control sobre el rebaño suyo

pero las ovejas se habían dado cuenta

que ningún palo, ningún perro, ningún pastor malvado

pueda con ellos

todos

unidos

quietos

no colaboraron más y con este pasito tan chiquito

cambiaron el mundo y enterraron a la hipocresía

en un lugar público a la vista de todos

para que nunca jamás se olvidaran del mundo loco que dejaron atrás

dicen que no sea una señal de buena salud, estar adaptado muy bien a una sociedad profundamente enferma

pero ¿cómo sabemos de que la sociedad que nos forma tenga esa deficiencia?

Al corazón hay que escuchar nomás y a la intuición además

y cada uno se dará cuenta que precisamos de una última declaración a la

hipocresía y sus hinchas – ¡qué descansen en paz para siempre!

POEMAS 13

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