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El genio ¿nace o se hace?
ОглавлениеMuchas veces la genialidad y el genio se han estereotipado como un atributo de aquel que es capaz de realizar una idea sin planteamientos previos, es decir, el resultado cumple con los componentes necesarios desde el momento de su concepción: “Todo desde la primera intención”.
Un caso específico y particular representa el proyecto de la Casa de la Cascada, obra del arquitecto Frank Lloyd Wright. La anécdota cuenta que dicho proyecto se realizó en cuestión de horas, debido a que su cliente ya iba en camino.
Federico Zuccaro planteó el mito de genio como una habilidad dotada por Dios, conocida como la scintilla divinitatis o chispa divina, donde se concibe el diseño como una gracia sobrenatural que nos inspira a realizar las cosas, sin la cual no pudiera ser posible la genialidad (La Puerta, 1997).
Mihaly Csikszentmihalyi (1998: 20) considera el término genio como la capacidad de vincular la creatividad con el talento al mismo tiempo; describe el talento como la destreza innata para hacer algo bien; por lo que se pudiera entender que la genialidad es el resultado de una actividad hecha por una persona talentosa.
Csikszentmihalyi establece que el proceso creativo es, por naturaleza, polémico, ya que lo establece como una relación entre tres elementos: individuo (personas), ámbito (expertos) y el campo (teoría).
La creatividad se entiende como la capacidad de dar respuestas diferentes o innovadoras a problemas o planteamientos comunes. Mihaly propone que la creatividad y la genialidad resultan de una relación entre tres factores: campo, ámbito e individuo. Además, plantea el tema de la genialidad como el producto de un valor social, con lo que ser genio representaría un simple estatus social. Un resultado de lo anterior sería el componente de la manipulación, ya que depende directamente de factores comerciales que pueden cumplir o responder a intereses particulares.
Varios autores comentan que la creatividad es el resultado de un trabajo arduo y constante, por lo que esta condición es necesaria como requisito para conceptos nuevos que ayuden a generar opciones o alternativas de la aplicación del conocimiento. Se ha planteado que una persona debe trabajar cerca de 100 mil horas para poder generar un conocimiento propio, el cual le permitirá aportar referentes innovadores. Es decir, un cocinero, para considerarse un verdadero chef, necesita más de 10 años para proponer nuevos sabores, entendiendo que éstos son productos de una inédita forma de combinación de los mismos.
A Frank Lloyd Wright le fueron suficientes algunas horas para generar quizás el proyecto que ahora es considerado por los críticos como el más importante de su producción arquitectónica, la ya referida “Casa Kaufmann o la Casa de la Cascada”. ¿Cómo fue posible eso? La respuesta ha sido planteada por la arquitecta Alma Rosa Radillo (2001) en su investigación Frank Lloyd Wright. El proyecto de la casa Kaufmann ¿scintilla divinitatis?, donde concluye que el gran éxito del proyecto no es debido a la inspiración divina, como lo plantea Zuccari, ya que se origina porque durante el proceso él tiene como respaldo la creación de una infinidad de proyectos de casas habitación, lo que le permite tener un gran legajo de experiencia previa sobre el tema para realizar esta obra a partir de la selección y resumen de proyectos previos (ibíd.: 98). Un punto importante acerca de la genialidad, lo plantea Paúl Flory, Premio Nobel de Química, en una entrevista donde toca el tema de la suerte como punto o elemento importante para la promoción del conocimiento y el que se le catalogue a posteriori como genialidad.
La casualidad normalmente juega una parte importante, no es seguro, pero hay mucho más en la invención que la motivación popular de venir caído del cielo; el conocimiento en profundidad y extensión son prerrequisitos indispensables. A menos que la mente esté concienzudamente cargada de antemano, la proverbial chispa del genio si se llegara a manifestar, probablemente no encontraría nada que aprender (Romo, 1997: 44-45).
Estas palabras favorecen la postura del azar, como en el descubrimiento de la penicilina. Romo enfatiza que es fundamental, para el hallazgo de algo, una mente preparada; la curiosidad y el conocimiento previo son una condición previa, los cuales se forman con un contacto prolongado y profundo con una temática durante unos cuantos años. Es decir, “azar con juicio es igual a creación; azar con nada es igual a nada”. Asimismo, comenta que la mayoría de las personas que han tenido éxito en la vida es porque estuvieron en el lugar y momento con los conceptos adecuados.
Desde este planteamiento es posible concluir que los productos creativos se basan en cuatro grandes tópicos en el estudio de la psicología de la creatividad “persona-proceso-producto-situación”. Este planteamiento es con el fin de desmitificar la palabra genio como ente inalcanzable o accesible, para sólo unos cuantos designados por Dios. En la antigüedad se creía que Dios era el único ser con la capacidad de creación, por lo que el artista sólo era el medio por el cual se producía la creación. Entonces, a partir de la psicología moderna se reconoce al hombre como un ser que cuenta con la capacidad de creación, por lo que el genio es aquel que tiene la capacidad de tener el conocimiento y la habilidad para aplicarlo de manera diferente.
Si bien la creatividad es el resultado de un pensamiento libre y sin restricciones, entonces este tipo de pensamiento es capaz de plantear nuevas formas de ideas con base en un vasto conocimiento que permite renovar en la forma de plantear o ver las cosas, y cuyo resultado genera un valor.
La innovación es la implementación de nuevas ideas con el propósito de alcanzar los objetivos para hacerlos tangibles; sus fuentes de evocación son elementos creativos, para lo cual tiene que haber una selección de ideas y desarrollarlas.
Newell, Shae y Simon plantean estos criterios para que se constate la creatividad:
Un producto que tiene novedad y valor tanto para el pensador como para la cultura.
Producto que no es convencional en el sentido de que requiere modificación o rechazo de ideas previamente aceptadas.
Un producto resultante de una elevada motivación y persistencia, ambas de elevada intensidad o bajo un considerable gasto de tiempo.
Un producto resultante de la formulación de un problema que estaba inicialmente mal o vagamente definido (Romo, 1997: 80).
Esta relación conlleva diferentes estados mentales, a los cuales se les puede llamar “mente creativa, o estado mental creativo” (Csikszentmihalyi: 1998: 43). Howard Gardner, en su planteamiento hecho en 1993, establece que la creatividad se puede entender bajo los siguientes tres factores:
El subpersonal: todavía hay muchas cosas por hacer (impulsa al proyecto).
El personal: los motivos que nos hacen trabajar (emociones).
Impersonal: rebasa los límites de grupos de expertos, se basa en estudios sociológicos que pueden ayudar a juzgar el proyecto o obra (contextualizar el proyecto).
Se observan como componentes básicos de la creatividad: la destreza propia del campo de la creatividad y la motivación de la tarea, “aceptando como tarea lo referente a lo creativo”; a su vez, como recursos cognitivos para afrontarla, consideremos: 1) conocimiento teórico, 2) familiaridad con el tema, 3) habilidades técnicas del oficio y 4) talento innato, lo que para nuestro tema sería “inteligencia visual”.
Entonces, ¿cómo se hace un producto genuinamente creativo? El juicio para determinarlo es si existe la originalidad, aunque ésta es una atribución que se le otorga a cualquier producto. Sin embargo, se distingue como una idea valiosa con base en parámetros establecidos por los expertos; a su vez, éstos deben tener una cierta cultura en el ámbito, aunque intuitivamente se puede reconocer la creatividad del producto siempre y cuando se cuente con un criterio básico. El proceso creativo es una forma de pensamiento que tiene como objetivo acumular la información, para reestructurarla desde su perspectiva y crear otros modelos, por lo que pudiéramos presentar este proceso en las siguientes etapas:
Exploración: recolección de la información (se generan y se producen las ideas).
Ruptura: recolección de ideas diferentes (se buscan ideas no convencionales, se rompen esquemas).
Incubación: se dan nuevos significados a los esquemas (se imagina, se fantasea, se rompen las normas y se aplican a diferentes contextos usos y aplicaciones).
Aplicación: se verifica que todos los esquemas planteados en la incubación sean factibles.
Entonces: ¿cómo lograr un proceso creativo? A nuestro juicio, se debe contar con:
Cambios de percepción de las cosas (inteligencia visual espacial).
Conocimiento previo (tema a trabajar).
Disposición a lo inesperado (capacidad de observación).
Para Csikszentmihalyi, el proceso creativo es un estado mental, una intuición, ya que no es posible saber si un pensamiento es nuevo. También puede ser por referencia a algunos criterios, por eso no hay forma de decir si es valioso hasta que pasa por una evolución social; por lo que la creatividad no se produce dentro de la cabeza de los individuos, sino por la interacción entre los pensamientos de una persona y un contexto sociocultural. Así, concluye que es más un fenómeno sistemático que individual.
El problema del término creatividad, tal como se utiliza comúnmente, abarca un gran campo, por lo que Csikszentmihalyi lo clasifica en tres dimensiones, según las situaciones en las que se presenta (1998: 45).
El primero se refiere a la conversación ordinaria cuando las personas expresan sus pensamientos inusitados; se aplica a las personas que parecen ser brillantes “un conversador brillante, una persona con aficiones diversas y una mente ágil,” puede considerarse creativa en este sentido.
El segundo alude a las personas que experimentan el mundo de maneras novedosas y originales, se trata de quienes, con ideas nuevas y juicios penetrantes, “pueden hacer descubrimientos importantes, pero sólo ellos lo saben” son personas personalmente creativas.
El tercero trata de las personas que han cambiado nuestra cultura en algún aspecto importante, “son sólo creativos, sin más”.
La diferencia entre ellas no es sólo cuestión de grado, el tercer término:
[…] no es simplemente una forma más desarrollada de las dos primeras, son modos diferentes de ser creativo, cada uno ellos desconectado en gran medida de los otros […] Algunas personas que desbordan brillantez, de quienes todo el mundo piensa que son excepcionalmente creativas, no dejan ninguna realización, ninguna huella de su experiencia (excepto, quizás, en memoria de los que los conocieron. En cambio, algunas personas que han tenido enorme influencia en la historia no mostraron ninguna originalidad ni brillantez en su conducta, salvo las realizaciones que dejaron tras de sí.
Más importante y valioso es constatar que el conocimiento de la aportación creativa radica en donde el individuo se encuentra desarrollando su actividad. Mihaly añade al concepto de creatividad todo aquello que puede dejar huella en un entorno cultural y de conocimiento.
Talento: la destreza innata para hacer algo bien.
Genio: la persona que es brillante y creativa al mismo tiempo.
Sin embargo, la creatividad sólo se puede observar en las interacciones de un sistema compuesto por tres partes principales: “el campo, el ámbito y la persona como individuo”, por lo que se pudiera decir que una persona es creativa cuando sus pensamientos o actos cambian un campo y establecen uno nuevo.
Si bien una persona no puede ser creativa en un campo donde no ha sido iniciada y necesita contar con el conocimiento previo del tema, también depende de la disposición que tenga el ámbito para reconocerlo y difundirlo como idea novedosa, por lo que es imposible entender la creatividad sin identificar cómo funcionan ámbitos y cómo deciden si algo nuevo debe de ser agregado al campo o no. Siendo así, la creatividad quizás no debe verse o considerarse como algo que acontece sólo dentro de una persona, sino en las relaciones producidas por un sistema, por lo que se pudieran identificar tres elementos que favorecen u obstaculizan la creatividad: la claridad de la estructura, su centralidad dentro de un sistema y su accesibilidad.
La creatividad en la concepción del espacio arquitectónico y su desarrollo de diseño es un proceso mental racional, “conocimiento y dominio del tema”, que se convierte a un proceso intuitivo, “inteligencia visual-espacial”, en donde el estado creativo es la interacción de estos dos conceptos. Lo que nos permite ser creativos es la capacidad y dominio de estos estados mentales, por lo que la creatividad se define como:
Tener una gran cantidad de información.
Seleccionar los criterios adecuados, “capacidad de análisis del problema”.
Motivación.
Ese conocimiento previo o dominio del tema, y la capacidad de análisis del problema, es lo que nos permite entender las cosas desde puntos de vista diferentes, ya que la creatividad comúnmente se relaciona con imaginación, y una persona creativa es aquella que tiene la capacidad de realizar cosas diferentes y novedosas. En la concepción del espacio arquitectónico, la mente trabaja de dos formas: por medio de la memoria y de la imaginación. Entiendo la memoria como la recapitulación o evocación de imágenes, así como la referencia a hechos e información teórica, “esto es, el conocimiento previo adquirido” donde la capacidad imaginativa es proporcional a la capacidad de creación, selección y aplicación del conocimiento.
Alfonso Durán clasifica la imaginación en dos categorías (Morán, 2000: 385): Imaginación interna: es la facultad del intelecto, “se basa en todo el conocimiento previo adquirido;” la imaginación externa: es el diálogo que producen el dibujo con el conocimiento; es decir, cuando el dibujo adquiere significado mediante “el análisis de la idea”.
Cuando se conceptualiza un espacio arquitectónico, se generan croquis y bocetos que van conformando un diálogo entre el diseñador y las ideas, “lo que lo convierte en el gestor de la imaginación”, por lo que la creatividad depende también directamente de los estados perceptivos e intuitivos. Dicho de otra forma, la “inteligencia visual espacial” tiene como base el dominio teórico-práctico del tema, así como la capacidad de análisis de los objetivos a cumplir y el análisis de las propuestas.
La expresión arquitectónica “graficación” es la vía de comunicación y entendimiento visual de una idea, “interpretación de objetos” que tiene como característica un diálogo simbólico, esto es, por medio de los signos, donde esta interpretación se logra sólo con un respaldo de conocimiento previo, lo que hace a la imaginación e idealización el medio que permitirá consolidar un concepto o la idea que generará el proyecto arquitectónico.
Podemos considerar la inteligencia creadora o inteligencia visual como la capacidad de recibir la información; es saber pensar, o bien, saber dirigir nuestro pensamiento.
Crear = inventar nuevas posibilidades
La inteligencia permite producir, controlar y digerir la formación de un significado, y éste a su vez hace posible reconocer o conceptuar una idea. Asimismo, la inteligencia construye esquemas que estimulan o motivan nuevos significados; éstos, a su vez, se detonan directamente por medio de la percepción y adquieren sentido según sea la forma en que se vean las cosas; de lo abstracto hacia lo concreto, de la percepción al concepto o viceversa.
El pensamiento creativo tiene como objetivo la acumulación de información de manera adecuada, para desarrollar la idea lo más favorable posible; la creación de modelos o conceptos tiene como fin la reestructuración perceptiva y el crear otros nuevos (creatividad). Para entender este proceso es importante acotar las diferentes formas de pensamiento. El pensamiento lógico o tradicional nos permite refinar las ideas y comprobar su validez; es el inicio y desarrollo de modelos de concepto con base en un funcionamiento cerebral, el cual está dividido por dos hemisferios y cada uno de ellos realiza funciones diferentes (Csikszentmihalyi, 1998: 113).
Hemisferio izquierdo | Hemisferio derecho |
La lógica | El ritmo |
El lenguaje | Los colores |
La numeración | Las imágenes |
El análisis | La música |
La información lineal | La información no lineal |
El pensamiento abstracto | Las formas |
El racionamiento | La creatividad |
La memoria secuencial | Las ensoñaciones |
El tiempo lineal | La imaginación |
Las diferencias entre el pensamiento vertical o lógico y el pensamiento lateral o creativo son (ibíd.: 114):