Читать книгу Ciudad y otros relatos - Édgar Velasco - Страница 7

Оглавление

camino a casa

______________ va camino a casa. Ya casi llega. Sólo tiene que estacionar la camioneta donde le dijeron que lo hiciera. Nada más. Una tarea fácil. Sólo tiene que hacer eso y podrá irse a casa.

Maneja a una velocidad moderada. No rebasa el límite. No puede: si llegara a cometer una infracción, una sola, todo podría irse al carajo. Y cuando piensa en todo, es todo: sabe que la muerte está ahí, a la vuelta de la esquina, donde también está la cárcel, que es otra manera de morir, pero más lenta. Por eso obedece las reglas: maneja a una velocidad prudente, se detiene en los altos. Respeta, incluso, los pasos de cebra. No importa que no haya peatones. La cosa es respetar.

Saca un cigarro —¿de qué marca? ¿rojo o blanco? ¿mentolado? ¿con o sin filtro?— y lo prende —¿con encendedor? ¿cerillos? ¿el encendedor de la camioneta?— y le da un par de caladas profundas. Mira por el espejo retrovisor y lo único que ve son bultos: cuerpos sin vida que se amontonan en la camioneta hasta llegar al techo. Cuerpos desnudos que no sienten el frío, porque ellos mismos están más fríos que el ambiente en esta hora temprana de noviembre. No sabe quiénes son. No sabe qué hicieron. No sabe por qué están muertos. Él sólo hace lo que le dijeron y para lo que le pagaron: «Lleva esta camioneta a los Arcos del Milenio». Y él va con esa idea fija: estacionarla ahí donde le dijeron que lo hiciera. Y después de hacerlo, _______________ podrá irse a casa.

Ahora enciende el estéreo de la camioneta. Piensa que ___________ y ________ lo tienen más fácil: su camioneta tiene una cabina aislada de la caja de carga. La suya no: va rodeado de muertos. De cuerpos desnudos y sin vida que no tienen nada qué contar. Y con lo que le gusta platicar. Le sube al volumen a la música —¿norteña? ¿rock? ¿banda? ¿vallenato? ¿cumbia villera? ¿jazz? ¿blues? ¿ranchera? ¿pop?— e incluso se da el lujo de cantar unas cuantas líneas. Luego se carcajea. Luego se calla de pronto. Recuerda que no puede darse el lujo de llamar la atención porque todo se puede joder en apenas un instante.

El sol sube lentamente en el horizonte. Dicen que Tonalá es el lugar por donde sale el Sol, y debe serlo: desde el puente Atirantado puede ver, allá lejos, cómo poco a poco va ganando altura el Astro Rey —«ah, qué cagado se oye eso», se dice—. El Sol vuelve a salir, al menos para él. No así para los cuerpos inertes que van amontonados en la camioneta. «Lástima por ellos, ya les tocaba», piensa. —¿Les tocaba? ¿Por qué? ¿Quién decidió? ¿Por qué ellos? ¿Sólo por estar en el lugar equivocado? ¿Quién decide quién vive y quién muere?— Lo bueno es que a él todavía no le toca. Y por eso, porque no le toca, lo único que __________ quiere es regresar a casa. —¿Lo esperan? ¿Es casado? ¿Tiene hijos? ¿Puede besarlos antes de que vayan a la escuela? ¿O cuando regresan? ¿Les dice «pórtense bien»? ¿Les compra regalos por Navidad?)

___________ llega a su destino. Apaga el estéreo, ve por el retrovisor. Un último vistazo al amasijo de cuerpos que pueblan la camioneta. Cuerpo sobre cuerpo sobre cuerpo. Ninguna vida. No hay pasado, mucho menos futuro. Sólo cuerpos muertos que llenan el ambiente. _________ no lo sabe, pero la muerte le viene llenando desde hace rato los pulmones. Se le metió en cada toque que le dio al cigarro. Se le quedó grabada en los ojos e impregnada en los labios y en el pelo y en las manos que sujetaban el volante. La muerte está en la camioneta, pero también en ___________, que la llevará a su casa y la sentará en su mesa y la acostará en su cama y cogerá a su esposa y besará a sus hijos y lo acompañará cada minuto de su vida, sea ésta larga o corta. Una vida muerta.

Pero eso a _________, francamente, le vale madre. Él lo que quiere es llegar a casa.

Y va camino a ella.

Ciudad y otros relatos

Подняться наверх