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Prólogo del autor

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En memoria de las víctimas de esta tragedia que es la pandemia del Covid-19

Este libro es uno de los resultados de la pandemia y de la cuarentena. Es el producto de décadas de estudio y trabajo, de mi actividad como psicólogo, consultor y docente. Este trabajo ha sido acelerado por un tiempo en el cual el mundo se ha visto sacudido –en particular el trabajo– por la pandemia debida al Covid-19.

En este sentido, desde la psicología me propongo aportar sobre las particularidades de las personas en situación de trabajo, desde la perspectiva individual, en los diferentes grupos, equipos y organizaciones.

Particularmente, me interesan los modos de organización del trabajo que nos deja la pandemia y el impacto en la subjetividad, que no solamente comprenden el ámbito laboral, sino que pretendo abarcar al sujeto de modo holístico.

Procuro analizar, desde la perspectiva psicológica, lo que les pasa a las personas en los contextos laborales, es decir, qué sienten, qué piensan y qué hacen en la situación de trabajo. Propongo una mirada hacia un mundo que está atravesado por los fuertes cambios y transformaciones que impactan en la actividad laboral, en las relaciones interpersonales, en la de las organizaciones y en la de la sociedad toda, que ha sido alcanzada por la pandemia.

Los temas sobre los cuales trabajo pasaron a ser motivo de debate. Tanto en el ámbito público como en el privado, las consultas sobre el balance entre el trabajo y la vida personal fueron creciendo al ritmo de la diseminación del virus global. El impacto psicológico de la pandemia es el tema sobre el cual debatimos en grupos de WhatsApp de colegas, en encuentros por Zoom y en los medios de comunicación.

La pandemia 2020-2021 resultó ser un catalizador de prácticas y sucesos que ya estaban latentes y que en buena parte llegaron para quedarse. Algunas de estas modificaciones son positivas para los seres humanos, pero las hay profundamente dolorosas y otras incluyen una combinación de ambas situaciones.

Esta crisis provocó que el ámbito de las relaciones personales fuera atravesado durante 2020-2021 por una dependencia de lo tecnológico como nunca antes. En el mundo del trabajo, esto ocurrió de una manera meteórica y abrumadora. Me acuerdo de que cuando trabajaba con una gran empresa multinacional, uno de los comportamientos asociados a la efectividad era “hacerlo bien la primera vez”, es decir, saltar sin red y no fallar. Entre la espada y la pared y, como suele decir un intrépido paciente mío, siempre la espada.

Al mismo tiempo, se produjo en el mundo una grieta. Apareció una clara diferencia entre dos tipos de trabajadores: los “esenciales” y los “remotos”. Esto también fue desconcertante, los nombres marcan y nos dimos cuenta de que los esenciales podrían no pertenecer a las profesiones más “marketineras”, pero sí los enfermeros, los camilleros, los operarios, los médicos, el personal de limpieza, etcétera.

También están los que no pudieron seguir, como los actores, la industria del turismo, los restaurantes, los animadores de fiestas. Algunos se reinventaron fabricando barbijos, entregando frutas y verduras a domicilio... Podría hacer un libro solo con estos relatos que admiro, como dice el cantante argentino Andrés Ciro Martínez: “Me gusta tu historia de resurrección”.

La pandemia acrecentó la desigualdad entre los que más tienen y los que menos tienen. Entre los inmigrantes tecnológicos y los nativos tecnológicos. Entre las geografías con conexión y aquellas sin conexión a Internet.

A la vez, surgieron nuevas dificultades que comenzaron a experimentarse con la implementación de nuevas herramientas tecnológicas que posibilitan el trabajo a distancia, fundamentalmente para quienes no habían empezado su transformación tecnológica y tuvieron que hacerlo a ritmo acelerado.

Así, la intimidad de nuestro hogar pasa a ser un escenario visible que antes no mostrábamos. Se abrieron aún más las puertas del “panóptico digital”, término adoptado por Byung-Chul Han. Políticos que exponen su sexualidad, docentes que lamentablemente murieron frente a la cámara, robos observados en vivo y más, mucho más. Nuestra imagen está en exhibición, el contacto es lejano pero impactante. Sobre los efectos del nuevo mundo del trabajo virtual me ocuparé en la primera parte del libro.

En la segunda parte, veremos cómo esta nueva modalidad ha modificado el equilibrio entre la vida personal y la vida laboral, cómo ha impactado en padres, docentes e instituciones educativas; cómo la emocionalidad se ha puesto en juego en el período 2020-2021, dejando marcas que durarán por mucho tiempo y afectarán nuestra cotidianidad, aun cuando el virus haya sido derrotado por la ciencia. Quizás aparezca otro virus y, en ese caso, volveremos a bailar a su ritmo.

Existe, entonces, una consolidación de lo tecnológico en el mundo del trabajo, así como una conmoción en los límites entre el mundo íntimo, el familiar y el laboral. Todo esto luego de una pandemia, una crisis que modificó la noción de normalidad previa al coronavirus y que tendrá consecuencias posteriores. La denominada “nueva normalidad” es analizada en el tercer capítulo. Y eso incluye una nueva concepción sobre la vida, sobre el trabajo y hasta sobre las vacaciones, ese tiempo de descanso que tanto se anhela pero que también está siendo modificado.

En general, estos temas se mencionan en relación con las empresas. Pero hay miles de personas que trabajan para pequeñas y medianas empresas, para instituciones sociales y deportivas, para ONG y también para el Estado. En el cuarto capítulo se analizará cómo todos estos interrogantes se dan en el amplio –y muchas veces inexplorado– ámbito del Estado.

Los desafíos que estas nuevas modalidades presentan son abordados en el quinto capítulo, que se enfoca sobre la “motivación postraumática” de las organizaciones luego de atravesar la actual pandemia, así como en los nuevos “protocolos de liderazgo” recomendados para los líderes y sus equipos.

Finalmente, me inquietan las personas que se quedan sin trabajo. Ya los cambios tecnológicos, la automatización, generaban una conmoción en el mundo del empleo, que el Covid-19 ha radicalizado. Se examinará el impacto que esto genera y qué estrategias de reinserción laboral se pueden presentar. En ese último capítulo también se incluirá un análisis sobre la reconfiguración de la vida en las ciudades. Ambos temas están relacionados con estar o no dentro de una organización, de una empresa, de un centro urbano, o con trabajar más distanciado, más alejado. Quizás en forma intermitente, reinventando el lugar profesional propio y también el lugar físico en el cual esa actividad se desarrolla.

En mi caso, he podido “habitar” distintos lugares. En mi calidad de psicólogo fui considerado esencial, tuve sesiones caminando por los parques, en bares, di infinidad de clases por Zoom y Jitsi Meet, lideré cursos y realicé entrevistas por teléfono, WhatsApp y Skype. Pero fundamentalmente trabajando desde mi casa, navegando este mundo cada vez más híbrido, pudiendo moverme menos, parando la pelota –como decimos los futboleros–; pensando más algunas cosas, escribiendo. Así surgió este libro, a partir de algunas ideas. Espero que les sirva.

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