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2.1. Periodo sensoriomotor (0 a 2 años)

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Los estudios de Piaget sobre esta etapa han dado como fruto tres libros que se consideran una trilogía sobre el periodo sensoriomotor:

1 El nacimiento de la inteligencia del niño (1936): en él se expone la inteligencia sensoriomotora, desde los reflejos hasta la aparición de la inteligencia representativa, cerca de los dos años de edad.

2 La construcción de lo real en el niño (1937): en él se trata la construcción de las categorías básicas del pensamiento: espacio, tiempo, causalidad, permanencia de los objetos, etc.

3 La formación del símbolo en el niño (1946): en él se estudia la génesis de la capacidad de representación, donde se da el paso de la inteligencia sensoriomotora a la representativa y conceptual.

El periodo sensoriomotor está, a su vez, dividido en seis subestadios. Todos llevan un orden cronológico y se suceden en el tiempo. Para que el niño pase de un subestadio sensoriomotor a otro es necesario que haya superado y completado el primero. Hay, por lo tanto, una secuencia evolutiva de un subestadio a otro.

A continuación, se describen las principales características de cada uno de estos subestadios.

Subestadio 1: el ejercicio de los reflejos (0-1 mes)

Cuando el niño nace, tiene incorporada de forma innata una serie de reflejos que van a mediatizar sus primeras relaciones con el mundo que le rodea. A lo largo del tiempo, algunos de estos reflejos van desapareciendo, otros se perpetuarán para el resto de su vida (como el estornudo, por ejemplo) y otros se irán convirtiendo con el desarrollo en actos voluntarios.

La aparición de un acto reflejo es la respuesta de algún esquema motor a una estimulación externa, que le viene de fuera. El niño no controla la aparición de esta respuesta y no siempre aparece exactamente igual, ya que variará en función de los matices del estímulo y del ambiente en el que esta se produzca.


Los reflejos en el recién nacido son muy importantes y aportan mucha información. Cuando un reflejo no surge en el momento determinado o periodo crítico, o sigue persistiendo durante mucho más tiempo de lo establecido, puede ser un aviso de la existencia de una lesión neurológica.

En los reflejos que permanecen pueden determinarse tres momentos fundamentales en su desarrollo:

1 En un primer momento, el reflejo es totalmente instintivo y una mera respuesta a la estimulación externa. A veces, las respuestas motoras que conforman un reflejo se van perfeccionando y generalizando.

2 En un segundo momento, los reflejos pasan a convertirse en hábitos. El niño discrimina los estímulos y las respuestas que él mismo da.

3 En una tercera fase, aparece la inteligencia sensoriomotora, que se aplica a la manipulación de objetos. Los esquemas motores ya comienzan a tener una causalidad.


Ejemplo

Según la teoría epistemológica genetica de Piaget, el periodo que va desde el nacimiento a la adquisición del lenguaje está marcado por un desarrollo mental extraordinario, que se conseguirá a través de las percepciones y los movimientos.

Los principales reflejos son:

1 Reflejo de moro: suele desaparecer a los 3 o 4 meses. Es una reacción motora que aparece cuando el bebé está asustado porque siente en peligro su estabilidad corporal. Levanta los brazos hacia arriba y flexiona los pulgares. La ausencia de este esquema motor denota problemas en el niño, pero su presencia en niños más mayores también es indicativa de problemas. También es conocido como respuesta de sobresalto.

2 Reflejo de succión: consiste en una búsqueda, mediante succión, cuando se estimula la zona alrededor de la boca. Este reflejo aparece en la semana 32 del embarazo y no termina de formarse hasta la 36, aproximadamente. Por esta razón, es frecuente en los bebés prematuros que el reflejo de succión sea débil o, incluso, inexistente en bebés nacidos antes de la semana 32 de gestación.

3 Reflejo de sobresalto: surge cuando el bebé se asusta por la acción de cualquier estímulo externo. El patrón motriz es el de retraer rápidamente y con fuerza todas las extremidades, brazos y piernas.

4 Reflejo de paso: también conocido como reflejo de marcha automática. Consiste en el reflejo de simular el paso de andar cuando el bebé toca una superficie dura con las plantas de los pies. Es muy parecido y está relacionado con el anteriormente comentado reflejo de moro.

5 Reflejo de Babinski: consiste en que cuando se acaricia firmemente la planta del pie, el bebé tiende a doblar el dedo gordo hacia la parte superior del pie, mientras que los demás dedos se abre en forma de abanico. Este reflejo permanece durante toda la etapa sensoriomotora, hasta aproximadamente los 2 años.

6 Reflejo tónico del cuello: cuando el bebé, tumbado de cuerpo supino, rota la cabeza hacia un lado, el brazo del lado al que se gira se extiende con la mano abierta, y el otro se flexiona y aprieta fuertemente el puño. Se asocia a una postura de defensa.

7 Reflejo de presión: cuando se pone algo en la palma abierta de la mano del bebé, este la cierra fuertemente para capturar el objeto que hace presión. Este reflejo se realiza con una gran fuerza motora.

8 Reflejo de búsqueda: también conocido como reflejo de hociqueo. Consiste en que al tocar la mejilla del bebé, este girará la cabeza hacia ese lado y comenzará a succionar.

9 Reflejo de paracaídas: aparece más tardío que todos los anteriores, pero antes de que el niño comience a caminar. Cuando nota que el cuerpo cae hacia delante desde una posición erguida, los brazos se extienden rápidamente para evitar la caída.


Ejemplo

Cuando el niño nace, tiene incorporada de forma innata una serie de reflejos. Algunos irán desapareciendo con el tiempo. Otros le durarán toda la vida.

Algunos reflejos que permanecen a lo largo de toda la vida son los siguientes:

1 Reflejo de bostezo: se produce cuando se siente una necesidad de oxígeno extra.

2 Reflejo de la tos: se sucede cuando se recibe la estimulación de las vías respiratorias.

3 Reflejo de nauseas: aparece cuando se estimula fuertemente la garganta o la parte posterior de la boca, produciéndole a la persona nauseas.

4 Reflejo de parpadeo: se produce cuando sentimos un contacto directo en los ojos o cuando estos son sometidos a luces muy fuertes o brillantes.

5 Reflejo de estornudo: lo produce el sujeto cuando nota una estimulación externa en las vías nasales.

Como podemos observar, todos los reflejos que se mantienen a lo largo de la vida adulta tienen como finalidad la de proteger al cuerpo de posibles agresiones externas.

La repetición de todos los reflejos innatos va conformando la creación de esquemas de respuesta aprendidos, de forma que el niño los va interiorizando en sus esquemas mentales, y, por lo tanto, va conformando sus primeras estructuras cognitivas.

Subestadio 2: el desarrollo de los esquemas (1-4 meses)

Durante este periodo, los esquemas cognitivos siguen evolucionando, fruto de la asimilación y acomodación motriz. Aparece por primera vez la coordinación de esquemas. El niño comienza a asociar esquemas entre ellos, sobre todo de audición y visión. Por ejemplo, el niño comienza a volverse a mirar cuando escucha un ruido tras él.

También comienza a aparecer la coordinación de reflejos, por ejemplo, en los de succión-presión y en los de visión-presión. El bebé comienza a llevarse a la boca todo lo que coge, igualmente comienza a querer apretar y coger todo aquello que le rodea. Pero, toda esta creación de coordinación de esquemas está muy limitada, ya que al bebé le cuesta mucho descentrarse de su propio cuerpo.

En este subestadio es de especial importancia la aparición de las reacciones circulares primarias. Una reacción circular hace referencia a la adquisición de un ciclo de conductas. El niño reproduce al azar un esquema sensoriomotor y trata de conservarlo en su conducta, a través de la repetición una y otra vez de ese movimiento. Se crean así estructuras adquiridas, que se pueden llamar hábitos. El hablar de hábitos implica que hay una voluntariedad de la acción del bebé.

Las reacciones circulares permiten al niño ensayar otros esquemas y coordinarlos con otros distintos. El niño hace esto por el puro placer de experimentar, pero, en ocasiones, sucede que los resultados de su experimentación le son gratos y procura perpetuarlos. Todas las reacciones circulares primarias están centradas en el propio cuerpo del bebé.

Las reacciones circulares primarias están a medio camino entre los reflejos y la inteligencia. Se puede afirmar esto, porque el niño ya reacciona ante algo nuevo, hay una asimilación cognoscitiva, el niño ya diferencia, por lo que comienza a prepararse el camino para el proceso de acomodación, aunque aún no se puede hablar de acomodación como tal.


Cuando el niño y niña nace trae de forma innata una serie de reflejos, algunos irán desapareciendo con el tiempo, otros le durarán toda la vida, y su finalidad es la de proteger el cuerpo.


Nota

Todos los reflejos que se mantienen a lo largo de la vida adulta tienen como finalidad la de proteger al cuerpo de posibles agresiones externas.

Subestadio 3: el descubrimiento de procedimientos (4-8 meses)

Los nuevos esquemas adquiridos en el subestadio anterior van a permitir la aparición de esquemas motores cada vez más complejos.

La principal característica de este periodo es que el niño comienza a ser capaz de descentrarse de su propio cuerpo y comienza a interesarse por el entorno que existe más allá de él. El bebé comienza a buscar el esquema motor que le posibilite manipular objetos externos, pero aún no hay causalidad o intención en sus movimientos.

Esta necesidad de experimentación con objetos externos no tiene por motivo único la satisfacción del deseo, sino que pretende la obtención de resultados que se escapan al campo reducido de su propio cuerpo. Es, por tanto, en este subestadio cuando por primera vez el individuo muestra la necesidad de relacionarse con el mundo externo. Se establece, así, una triada bebé-objeto-sujeto.

Cuando el niño interacciona con una persona mayor, hace gala de todo su repertorio conductual, y si el adulto responde (aunque sea casualmente) a alguna de estas conductas, con una respuesta que resulte satisfactoria para el niño, este no parará de repetirla. Entenderá que su acción es la causa directa de la respuesta del adulto, aunque no haya una correspondencia real. A esta estructura de efecto-causa que establece el niño la podemos considerar como la primera comprensión del fenómeno de causalidad. Hay que tener claro que esta causalidad no es real, ya que el niño cree que realmente su acción crea de manera irrevocable la respuesta del adulto, aunque en ocasiones no sea así.

También el bebé asocia a determinados objetos determinadas conductas motoras, es el llamado reconocimiento motor. De tal forma que, cada vez que el niño esté ante ese objeto realizará el mismo movimiento.

Por último, es importante señalar también como logro cognitivo de esta etapa, la aparición de la anticipación en la trayectoria de un objeto en movimiento, siempre que este no desaparezca del campo perceptivo del niño. En este estadio, lo que no se ve o deja de verse, no existe o deja de existir para él.

Subestadio 4: la conducta intencional (8-12 meses)

Como indica el nombre de este estadio, el logro que lo define es la aparición de las conductas intencionales. Otras dos grandes características asociadas a ésta son que el niño aumenta de forma exponencial su atención e interés por el mundo que le rodea y que aparecen las primeras coordinaciones instrumentales en la relación fin-medio.

Los esquemas motores que el niño va a reproducir ya no son solo ensayos al azar, sino que van a disponer de los medios necesarios para conseguir un fin propuesto. Aunque los esquemas de acción ya estaban presentes en las estructuras cognoscitivas del niño, lo que aparece ahora son esquemas de coordinación intencional.

También se produce una verdadera revolución en el campo del aprendizaje por imitación. Comienza en el niño, por ejemplo, la imitación de sonidos y gestos, aunque disten mucho del modelo real, pudiendo imitar en ausencia del modelo. Esto indica la existencia ya de una primitiva representación mental.


Ejemplo

Según los expertos nacemos sin saber imitar y, durante los primeros meses, a la vez que aprendemos nuevos comportamientos también aprendemos a imitar. A medida que crecemos, seguimos perfeccionando esta capacidad; imitamos más y mejor.

Subestadio 5: la exploración de nuevos medios (12-18 meses)

Se puede decir que es el último estadio puramente sensoriomotor, lo que no quiere decir que la experiencia motora y sensorial deje de servir al desarrollo cognitivo del niño, pero sí que deja de ser su única fuente de desarrollo.

En esta etapa, ya se dan las condiciones motoras necesarias para que el niño se convierta en un gran explorador del medio. El niño comienza a interesarse por las propiedades de los objetos, por lo que experimenta continuamente con ellos mediante procedimientos de ensayo y error. Aparece la búsqueda de nuevas experiencias, ya no se trata solo de repetir un patrón adquirido.

El niño pasa, pues, de un interés plenamente egocéntrico, que no va más allá de su cuerpo, a un interés por la realidad, a la que desea conocer.

Las relaciones causa-efecto que crea con los adultos cada vez están más ajustadas a la realidad y van perdiendo la dimensión mágica.

La permanencia del objeto aún está limitada a su ubicación en el campo perceptivo.

Las conductas de imitación se multiplican, cada vez las ajusta más al modelo real, aumentando, así, la evidencia de la aparición de la representación mental.

Subestadio 6: la representación mental (18-24 meses)

La representación mental es la adquisición más importante de este periodo y la que provoca su fin. El niño posee ya sus esquemas de acción interiorizados. Esto quiere decir que ya no tiene la necesidad de estar delante de los objetos para ensayar actuaciones sobre ellos. En estos momentos, a nivel de representación mental, el niño puede actuar sobre los objetos con distintos esquemas de acción y prever sus consecuencias.

Esto le permite minimizar su conducta de tanteo y ensayo-error, pudiendo progresivamente elegir de antemano el esquema de acción correcto para obtener la respuesta que espera.

Al acceder a la capacidad de representación mental, las posibilidades de experimentación con el medio se amplifican enormemente.

Al adquirir la representación, el niño logra también la permanencia del objeto, por lo que también es capaz de seguir su trayectoria, aunque éste se pierda del campo perceptivo.

Por último, la capacidad de representación ofrece al bebé el acceso a la función simbólica, que supone el punto más alto del desarrollo cognitivo en la etapa de desarrollo sensoriomotor del niño.

Queda patente que en los dos primeros años de vida del niño, cuando aún no existe de una forma desarrollada la capacidad simbólica de representación mental, todo el desarrollo de las estructuras cognitivas se produce en función de su evolución sensoriomotriz.

El hecho de que aparezca la representación mental no quiere decir que desaparezca la acción directa sobre la realidad. Esta no desaparece nunca. A lo largo de toda la vida, el individuo sigue construyendo esquemas mentales a partir de la percepción sensoriomotora que de la realidad tiene, aunque se vaya desarrollando paulatinamente la capacidad de construir estos esquemas sin un contacto directo con la realidad.

De hecho, la forma en la que se conceptualice a nivel mental la realidad va a depender en gran parte de cada individuo, de la percepción que sobre esta realidad tenga. Percepción que le vendrá dada por los sentidos.

El educador ha de conocer esta realidad y debe otorgarle la importancia que merece, teniendo siempre en cuenta en la planificación de su práctica educativa el gran potencial de la experimentación en el desarrollo cognitivo del niño y la consecuente adquisición de aprendizajes.


Aplicación práctica

Localice y justifique estas conductas en los distintos subestadios que para el periodo sensoriomotor estableció Jean Piaget:

1 El bebé sigue la trayectoria de una pelota que pasa por detrás del sofá hasta que vuelve a aparecer.

2 Cuando se le tocan los mofletes, el bebé gira la cabeza hacia un lado y hociquea.

3 El bebé parpadea cuando se le acerca un objeto a gran velocidad a muy poca distancia de los ojos.

4 El bebé establece la causalidad no real de que cuando llora se enciende la luz de su dormitorio.

SOLUCIÓN

Subestadio 6: adquiere la representación mental, y con ella la permanencia de los objetos, aunque estén fuera de su campo perceptivo.

Subestadio 1: esta conducta corresponde al reflejo de succión, que aparece durante el primer mes de vida.

Esta conducta puede aparecer en cualquier momento del desarrollo, porque, aunque corresponde al reflejo de parpadeo, este es uno de los reflejos que se automatiza y permanece en el individuo.

Subestadio 3: en él aparece la llamada causalidad mágica, ya que esta no se ajusta a la realidad.

Desarrollo cognitivo, sensorial, motor y psicomotor en la infancia. SSC322_3

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