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Hace algún tiempo que vengo observando que, desde mis primeros años, he recibido por verdades muchas opiniones falsas, que pueden servir de fundamento a lo dudoso e incierto. Por ello he decidido deshacerme de los conocimientos adquiridos y comenzar de nuevo la labor, hasta establecer en las ciencias algo firme y seguro.

RENÉ DESCARTES

La caries dental es una enfermedad dinámica mediada por el biofilm o biopelícula modulada por la dieta, de origen multifactorial y no transmisible, cuyo resultado es la pérdida de minerales de los tejidos duros del diente, determinada por factores biológicos, psicosociales y ambientales. Su tratamiento, desde principios del siglo pasado y durante varias décadas, se realizaba mediante restauraciones o la extracción de las piezas afectadas por la lesión cariosa, sin importar el motivo por el que se había desarrollado. Se consideraba que, de este modo, el tratamiento había concluido. Luego, el paciente concurría, sin un programa de controles preestablecido, para efectuarse “una limpieza” o para “ver si había otra caries”. Recién a fines de la década de 1960 comenzaron las topicaciones con fluoruros, que solo eran realizadas en niños y en adolescentes. De esta manera, tiene su origen la odontología preventiva o de mínima intervención.

Hace muchos años, se hacían restauraciones siguiendo un conjunto de reglas para hacer bien esta tarea. Estas palabras constituyen una de las acepciones de la definición de arte. Por lo tanto, es válido afirmar que hace muchos años se actuaba como artesano y no como profesional de la ciencia odontológica. En el presente, no se puede concebir que quien ejerce esta hermosa profesión realice sus maniobras técnicas sin el aval que brindan los conocimientos científicos, ya que estos dan el respaldo en la realización de una labor correcta, con la seguridad de brindar lo mejor para cada caso clínico en particular, sustentados por la evidencia de la investigación científica. Fue Greene Vardiman Black quien, en 1908, afirmó: “Solo restaurar los dientes afectados no constituye la solución que plantea la caries dental”.

A través de los años, la odontología atravesó diversas etapas. En la primera, siguió un concepto racional, acorde a una mente iluminada como la de G. V. Black, sustentada solo por las observaciones clínicas, las que tienen valor solo cuando son avaladas por las investigaciones científicas. Esta primera etapa puede ser llamada “operatoria dental invasiva” u “operatoria dental con invasión”. Trataba la caries dental mediante cavidades con una importante e innecesaria eliminación de esmalte y dentina. Su concepto era restaurar las lesiones existentes y no tratar la caries como una enfermedad.

En los años sesenta, con las aplicaciones de fluoruros se inicia un cambio muy lento de concepto, al observase sus efectos benéficos al hacer al esmalte más resistente a los ácidos. En la década del setenta surgen las investigaciones sobre los efectos de la técnica de grabado ácido al esmalte, que permiten la adhesión del material de restauración, y surgen los composites o resinas reforzadas y, posteriormente, la adhesión a dentina. Esto permitió grandes avances, por la posibilidad de eliminar menor cantidad de esmalte y dentina sanos.

Es en la década del ochenta cuando algunos autores (Lanata, 1988, 2003; Maldonado et al., 2000; Simonsen, 2005) dan por obsoletas las cavidades diseñadas por Black o con las modificaciones sugeridas por otros autores como Irving, Travis, Ritacco, Barrancos, etc. Surge así el concepto de “preparaciones”, que significa no darle una forma definida acorde al criterio de un autor determinado, sino que el diseño está dado simplemente por el que tiene la lesión cariosa (Lanata, 1988). Se inicia de este modo la operatoria dental con mínima invasión o con invasión mínima. Surgen las minipreparaciones, las cavidades o preparaciones con mínima invasión y el concepto de reparar restauraciones. “Mínima invasión” no quiere decir “pequeña”, significa no eliminar tejido sano (Lanata, 2003).

Los estudios de cariología siguen profundizándose y en las puertas del nuevo siglo surge la operatoria dental de intervención sin invasión. Con ella se inicia una nueva etapa en nuestra profesión: durante un siglo, los odontólogos desgastaban tejidos duros del diente, invadiendo esmalte y dentina sanos de manera innecesaria. Actualmente, donde antes invadíamos, hacemos mínima invasión, y donde antes hacíamos mínima invasión, hoy realizamos intervención sin invasión (Lanata, 2020).

El concepto de odontología mínimamente invasiva, y de intervención sin invasión, debe prevalecer por encima de la motivación que generan los productos odontológicos que nos presentan los fabricantes y las técnicas “nuevas”, pues esto nos puede hacer cambiar un producto o una técnica por otra.

Los odontólogos ocupan entre un 50% a 70% de su tiempo reemplazando restauraciones fracasadas, o aparentemente fracasadas, para romper este círculo. La profesión debe comprender y aplicar otros conceptos. Si el 94% de los adultos tuvo o tiene caries y el 80% de los adolescentes ha tenido caries, y solo en los Estados Unidos se realizan ciento cincuenta millones de restauraciones por año (Petersen, 2003, 2004, 2007)... ¡Entonces, algo estamos haciendo mal! Mejor dicho: ¡muy mal! Los motivos son: falta de prevención y de educación para la salud, escaso compromiso de los gobiernos, de los sistemas de salud, de los odontólogos y de los pacientes (Lanata, 2008).

La odontología es una profesión dinámica, con cambios continuos producidos por nuevos conocimientos científicos, desarrollos, técnicas y materiales. Esto significa que los odontólogos deben reentrenarse constantemente (Beauchamp et al., 2008). Debemos comprender que la operatoria dental mínimamente invasiva y de intervención sin invasión está basada en los avances de la ciencia. Significa detectar, diagnosticar, interceptar y tratar la caries dental incluso a niveles microscópicos, incluyendo muchas modalidades no quirúrgicas. La caries debe ser tratada como una enfermedad infecciosa y la preservación de los tejidos sanos debe ser una norma para todos los odontólogos. La pérdida de tejidos de cualquier parte del cuerpo humano debe ser considerada una injuria muy seria. La operatoria dental mínimamente invasiva y de intervención sin invasión significa detectar, diagnosticar, interceptar y tratar las lesiones no cariosas en forma temprana (Lanata, 2008).

Recientemente, se ha introducido un término nuevo: “odontología con mínima intervención”, diferente de la odontología quirúrgica (Frencken, 2017). La odontología de mínima intervención considera la promoción de la salud oral y medidas de prevención de caries dental primaria y secundaria, el diagnóstico temprano y la cuantificación de la condición de riesgo, la remineralización de las lesiones cariosas en esmalte y dentina, métodos efectivos de remoción del biofilm, intervenciones operatorias mínimamente invasivas y la reparación y el pulido de las restauraciones defectuosas en vez de su reemplazo (véase el capítulo 2, “Mínima intervención: un cambio de paradigma”).

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