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Prefacio de la segunda edición
ОглавлениеTrasfondo histórico de los escritos de Elena de White acerca de la salud
La demanda continua que han tenido los libros de Elena de White ha hecho necesaria su frecuente reimpresión y ocasionalmente también ha requerido nuevas ediciones. Esta obra, publicada inicialmente en 1932, aparece ahora en una segunda edición. Aunque el tipo de letra y el tamaño de las páginas han sido alterados para colocarlos en conformidad con el tamaño popular de la Biblioteca del Hogar Cristiano, el texto no se ha cambiado y la paginación se mantiene como en la impresión anterior. Así la nueva edición permanece invariable con respecto a las referencias que se hacen de ella en el Índice general de los escritos de Elena G. de White.
El ministerio médico fue el primer libro de Elena de White, compilado mayormente de fuentes no publicadas, que vería la luz después de la muerte de la autora. Las instrucciones que la Sra. de White dio a su junta de fideicomisarios sirvieron de guía en la publicación de esta obra. En su autorización a la junta, hizo provisión “para la impresión de compilaciones de mis Manuscritos”. Ella reconoció que en las comunicaciones que dirigió a individuos y a instituciones a través de los años había consejos que serían de gran ayuda a la causa en general.
El ministerio médico ocupó su lugar junto a otros libros de la misma autora, después de lo cual se han publicado nuevas obras sobre el tema de la salud. Ya que este es sólo un eslabón de una cadena de libros dedicados a este importante asunto, parece apropiado hacer un recuento histórico de las varias producciones de Elena de White, tanto en el pasado como en el presente, que se relacionan con los principios de la salud y la obra médica. Esto ayudará al lector a identificar las publicaciones en circulación y las que ya no se imprimen, en este campo vital.
En 1848 Elena de White recibió instrucción referente a la naturaleza dañina del té y el café; y en 1854 se le impartió luz sobre la importancia de la limpieza y el uso de alimentos no altamente refinados ni demasiado grasosos. Sin embargo, no fue sino hasta 1863 que recibió la primera visión general con relación a la reforma pro salud. Acerca de ella escribió: “Fue en la casa del hermano A. Hilliard, en Otsego, Míchigan, el 6 de junio de 1863, donde el gran tema de la reforma pro salud se abrió ante mí en visión” (Review and Herald, 8 de octubre de 1867). En visiones subsiguientes se le presentaron muchos detalles concernientes a este tema, y estas visiones constituyeron la base para escritos más detallados en lo relativo a la salud y a la conducción de la obra de la salud en la iglesia.
Los primeros artículos de Elena de White sobre salud
La primera presentación general escrita por la Sra. de White sobre el tema de la salud apareció en un capítulo de treinta y dos páginas titulado “La salud”. Este se publicó en Spiritual Gifts [Dones espirituales], tomo 4, páginas 120 a la 151, en el verano de 1864. En este artículo expuso en forma condensada los grandes principios que se le dieron en la visión de 1863. Este material está disponible hoy en reimpresión en forma de facsímil de los volúmenes de Spiritual Gifts.
Reconociendo de alguna manera la magnitud de la obra de guiar a 3500 adventistas del séptimo día hasta una comprensión plena del mensaje de la reforma pro salud, en 1865 Jaime y Elena de White publicaron seis folletos titulados La salud, o cómo vivir. Cinco de ellos contenían 64 páginas, y uno, 80 páginas. En cada uno había un artículo de la pluma de Elena de White, titulado “La enfermedad y sus causas”. Junto con los artículos de la Sra. de White había materiales afines tomados de los escritos de médicos y ministros, y artículos especialmente preparados por Jaime White y otros, para estos tratados. Cada uno estaba dedicado a un tema de salud fundamental: el régimen alimentario, el matrimonio y la vida hogareña, el uso de las drogas, el cuidado de los enfermos y la higiene, el cuidado de los niños y la vestimenta apropiada para estos, como también la vestimenta saludable. En 1899 y en 1900, los seis mensajes de Elena de White fueron publicados como artículos en la Review and Herald. En 1958 fueron incluidos en un apéndice de 69 páginas en el tomo 2 del libro Mensajes selectos.
El artículo titulado “Una apelación a las madres” fue al comienzo un tratado de salud sobre un área más especializada, y se imprimió en 1864 en un folleto con ese título. En 1870 Jaime White lo incluyó, como una contribución, en una obra de 270 páginas titulada Una solemne apelación referente al vicio solitario. Amplias porciones de este artículo aparecen hoy en La conducción del niño en la sección titulada “La preservación de la integridad moral”. Los mismos consejos básicos se encuentran en Testimonios para la iglesia, tomos 2 y 5.
La temperancia cristiana y la higiene bíblica, 1890
Una obra titulada La temperancia cristiana y la higiene bíblica se publicó en 1890. La primera porción, La temperancia cristiana, fue escrita por Elena de White y la segunda, acerca de la Higiene bíblica, fue compilada de los escritos de Jaime White. En las primeras 162 páginas la Sra. de White presentaba principios básicos de salud en una forma más popular y abarcadora. Cincuenta años después este material formó la base para el libro El ministerio de curación.
Además, 9 de los 18 capítulos escritos por la Sra. de White en el libro de 1890 fueron reimpresos total o parcialmente en 1923, en Consejos sobre salud y en Fundamentos de la educación cristiana. Los otros capítulos fueron detalladamente utilizados en El ministerio de curación.
La vida saludable, 1897
En 1897, mientras la Sra. de White estaba en Australia, el Dr. David Paulson, entonces obrero del Sanatorio de Battle Creek, compiló un gran número de extractos y párrafos de los escritos de Elena de White referentes a la salud y los arregló en orden temático. Esta colección, titulada La vida saludable, apareció ocho años antes de la publicación de El ministerio de curación. El libro, de 284 páginas, se convirtió en una ayuda valiosa para la enseñanza, y se hicieron por lo menos tres impresiones de ese trabajo. No obstante, con la aparición de El ministerio de curación, en 1905, la compilación de Paulson dejó de publicarse. La Sra. de White apreció esta compilación, pero, por supuesto, carecía de la continuidad que caracteriza a sus libros.
El ministerio de curación, 1905
La Sra. de White hizo una presentación completa del tema de la salud en El ministerio de curación, un libro de 516 páginas que dirigió a lectores adventistas y no adventistas de Norteamérica y el extranjero. Al preparar sus 43 capítulos dependió ampliamente del material publicado en La temperancia cristiana y La higiene bíblica, aunque amplió y escribió de nuevo el material. Al tiempo de su fallecimiento en 1915, este era su único libro obtenible referido a la salud.
Consejos sobre la salud, 1923
Los amplios principios de la vida saludable se habían presentado en El ministerio de curación. Sin embargo, en los artículos de la Sra. de White que habían aparecido en los periódicos de la iglesia, en los Testimonios para la iglesia; y en ciertos libros que ya no se imprimían, había muchos mensajes adicionales. Estos contenían instrucción necesaria relativa a los principios de la salud, al manejo de las instituciones adventistas del séptimo día y en cuanto a la promulgación del mensaje de la salud. Los fideicomisarios del Patrimonio White reunieron dichos materiales en el libro Consejos sobre salud, publicado en 1923. Este tomo, de 634 páginas, reunía todo lo que había aparecido impreso en una u otra forma, transformándose en una obra de gran servicio para la iglesia y especialmente para el personal médico.
El ministerio médico, 1932
La promulgación del mensaje de la salud fue por 50 años un tema de la más alta preocupación para Elena de White. Ella escribió más sobre el campo de la salud que sobre cualquier otro tema de aconsejamiento. Muchos de sus documentos Manuscritos, dirigidos a médicos, administradores institucionales, enfermeras y personal de sanatorios contenían consejos de importancia vital. Las copias de estos escritos se guardaron en archivos. Muchos de los consejos dan dirección a la obra médica. Otros, escritos en tiempos cruciales durante el desarrollo de los diversos aspectos de nuestra obra médica, son importantes amonestaciones. Algunos fueron mensajes escritos para salvar a un obrero que enfrentaba un peligro especial. La instrucción en sí misma es siempre actualizada.
Este libro, El ministerio médico, es en esencia una selección de estos consejos dirigidos al personal médico y a otros vinculados con las instituciones médicas adventistas del séptimo día. Los consejos se han redactado y se han publicado para que otros puedan beneficiarse de ellos. El prefacio fue escrito por A. G. Daniells, presidente por muchos años de la Asociación General y uno de los fideicomisarios escogidos por la Sra. de White para cuidar de sus escritos. Cuando se publicó el libro por primera vez, el pastor Daniells era también presidente de la Junta del Colegio de Médicos Evangelistas.
Consejos sobre el régimen alimenticio, 1938
Para 1926 el doctor H. M. Walton, entonces maestro en el campo de la nutrición en el Colegio de Médicos Evangelistas, reunió los materiales de Elena de White, de fuentes publicadas y no publicadas, que tenían relación con el tema del régimen alimentario y de los alimentos en general. Este material, preparado en colaboración con los fideicomisarios del Patrimonio White, fue impreso en Loma Linda con fines didácticos, en una obra de 200 páginas, en rústica, a dos columnas, titulada Estudios basados en los testimonios sobre el régimen alimentario. Los materiales fueron ordenados por temas para una referencia más fácil. Finalmente se discernió el valor de una circulación más amplia de este material entre los adventistas del séptimo día. Los fideicomisarios del Patrimonio White tomaron estos materiales, omitieron algunas repeticiones, y los suplementaron con nuevos materiales de fuentes no publicadas; también añadieron algunas secciones; así salió a la luz lo que ha resultado ser la obra más popular, el libro de 600 páginas Consejos sobre el régimen alimenticio. Sus consejos, ordenados en forma de temas y con un índice cuidadoso, hacen que las declaraciones combinadas del Espíritu de Profecía sobre la dieta sean asequibles fácilmente para el estudio.
La temperancia, 1949
El libro de 300 páginas adecuadamente titulado La temperancia, coloca ante la iglesia toda la gama de consejos de la pluma de Elena de White, tomados de todas las fuentes, publicadas y no publicadas, que tienen relación con ese tema.
Aparecen allí como apéndice tres apelaciones que hace la autora acerca de la temperancia. Este libro se ha convertido en un verdadero manual para los obreros de la temperancia.
El ministerio de la bondad, 1952
La obra de bienestar social de la Iglesia Adventista del Séptimo Día combina la obra de la salud con las acciones de servicio cristiano en el vecindario. En sus 350 páginas, El ministerio de la bondad provee los consejos de Elena de White acerca de estos importantes aspectos del ministerio. Las experiencias de la Sra. de White en el terreno del bienestar social culminan esta obra. Este libro también es un manual en su campo.
Estos cinco volúmenes disponibles actualmente, junto con porciones del tomo 2 de Mensajes selectos, contienen toda la serie de consejos de Elena de White sobre el tema de la salud y del manejo de nuestra obra de la salud.
Consejos vitales para hoy
Es interesante observar que ha transcurrido un siglo desde que se llamó la atención de los adventistas del séptimo día al tema de la salud por medio de las visiones dadas a Elena de White. Estos consejos han resistido el escrutinio más estricto de científicos renombrados. Los hallazgos de investigadores serios añaden día a día evidencia confirmatoria a la exactitud científica de los consejos de Elena de White.
Cuando la Sra. de White, una iletrada en el campo de la ciencia médica, con una educación muy limitada, empezó en la década de 1860 a exponer sus puntos de vista sobre la salud, era natural que algunos buscaran asociar sus exposiciones con los escritos de ciertos médicos contemporáneos. A la sugerencia de parte de unos pocos de que las opiniones de los que la rodeaban habrían sido la inspiración real de sus escritos en el campo de la salud, ella respondió franca y simplemente, después de referirse a la visión del 6 de junio de 1863:
“Yo no leí ninguna obra sobre salud hasta después de escribir Spiritual Gifts [Dones espirituales], tomos III y IV, Una apelación a las madres, y hasta después de haber bosquejado la mayoría de mis seis artículos para los seis números de Cómo vivir...
“Al presentar el tema de la salud a amigos donde yo trabajaba en Míchigan, en New England y en el Estado de Nueva York, y al hablar en contra de las drogas y la alimentación a base de carne, y en favor del agua, el aire puro y una dieta apropiada, a menudo la respuesta era: ‘Usted habla muy parecido a las opiniones que se enseñan en Las leyes de la vida y otras publicaciones de los doctores Trali, Jackson y otros. ¿Ha leído usted esa publicación y esas obras?’ Mi respuesta fue que no lo había hecho, ni las había leído hasta después de escribir completamente mis puntos de vista, no fuera que se llegara a decir que había recibido mi luz sobre el tema de la salud de parte de los médicos, y no del Señor” (Review and Herald, 8 de octubre de 1867).
De nuevo ese año al referirse a sus escritos sobre el tema de la salud, ella declaró:
“Mis puntos de vista fueron escritos independientemente de los libros o de las opiniones de otros” (Manuscrito 7, 1867).
Ciertos hombres líderes en nuestras filas en 1864 comentaron acerca de este punto en conexión con la publicación del artículo de Elena de White en Una apelación a las madres. Después de la presentación de 29 páginas que ella hace, se introdujo cierto testimonio médico allí. Entre el artículo de Elena de White y estas declaraciones de otros escritores, los fideicomisarios de la Asociación Publicadora de los Adventistas del Séptimo Día insertaron la siguiente nota significativa:
“Hemos creído pertinente añadir a lo anterior los siguientes testimonios de hombres de alta posición y autoridad en el mundo médico, que corroboran los puntos de vista presentados en las páginas precedentes. Y en justicia a la escritora de aquellas páginas, diríamos que no había leído nada de los autores aquí citados, ni había leído otros trabajos sobre este tema, en forma previa a colocar en nuestras manos lo que ella ha escrito. Ella no es, por lo tanto, una plagiaria, a pesar de haber declarado verdades importantes a favor de las cuales han dado testimonio hombres que merecen nuestra más alta confianza.
Los Fideicomisarios”.
Para aquellos que sugerían que los escritos de la Sra. de White reflejaban las conclusiones de los innovadores médicos contemporáneos, uno sólo necesita observar los pronunciamientos conflictivos de esos tiempos y preguntar: “¿Cómo podía una ignorante sin información de aquellos días conocer qué seleccionar y qué rechazar?” Pocos de los conceptos populares de aquellos días sobreviven, sin embargo los consejos de la Sra. de White no sólo permanecen hoy sino que son reforzados por los últimos descubrimientos en clínica y laboratorio.
Objetivos y condiciones de prosperidad constantes
Se han hecho grandes avances en el mundo médico desde la muerte de Elena de White en 1915. Aunque estos avances han traído ajustes en los detalles de la práctica de la medicina, no han hecho pasar de moda el valor terapéutico del “aire puro, el ejercicio, la dieta apropiada, el uso del agua”, y “la confianza en el poder divino”, los cuales Elena de White enumeró como “los remedios verdaderos”. Mientras los métodos modernos de diagnóstico rápido y de tratamiento de las enfermedades han acortado el tiempo en que los pacientes deben permanecer en una institución médica, y si bien es cierto que esto tiene su consecuencia sobre la operación de las instituciones adventistas del séptimo día, los principios básicos establecidos en los consejos de Elena de White constituyen una guía segura y realizable hoy. Escribiendo reflexivamente, la Sra. de White declaró:
“A medida que nuestra obra se ha extendido y se han multiplicado las instituciones, el propósito que Dios tuvo al establecerlas ha sido el mismo. No han cambiado las condiciones para que prosperasen” (Testimonios para la iglesia 6:227).
Se nos puede dar certeza una y otra vez de la permanencia continua de estos consejos en las líneas médicas. Al estar de pie frente al Congreso de la Asociación General en 1909, ella dijo:
“Se me ha mostrado que los principios que nos fueron dados en los primeros días de este mensaje no han perdido su importancia y debemos tenerlos en cuenta tan concienzudamente como entonces” (Testimonios para la iglesia 9:127).
Los principios se mantienen, aunque las circunstancias cambiantes pueden hacer necesarios ajustes en la aplicación de algunos principios. En efecto, Elena de White escribió con relación a la obra de la recién establecida facultad en Loma Linda:
“No podemos establecer una línea precisa para seguir incondicionalmente. Las circunstancias y las emergencias se presentarán y el Señor debe dar instrucción especial; pero si empezamos a trabajar dependiendo completamente del Señor, velando, orando y andando en armonía con la luz que él nos envía, no seremos dejados para avanzar en tinieblas” (Carta 192, 1906).
Los testimonios y el significado de las palabras
El significado de ciertos términos también puede cambiar notablemente en un período de años. Sin embargo, un estudio cuidadoso de los principios básicos que se revelan mediante una acumulación de consejos, aclara la intención de la autora y con ello el debido curso de acción.
El estudiante de los consejos sobre salud de Elena de White es consciente de la condenación frecuente del uso de drogas y la apelación para el empleo de remedios sencillos. Hace cien años, y por muchos años subsiguientes, los remedios que emplearon los médicos fueron normalmente los que hoy reconocemos como venenos potentes. La causa de la enfermedad era desconocida a menudo. La teoría del germen todavía no estaba bien establecida y los tratamientos usualmente atacaban los síntomas. Cualquiera que esté familiarizado con la literatura médica de aquel tiempo reconoce la alta tasa de mortalidad y la corta expectativa de vida; es consciente de la naturaleza de muchos de los medicamentos que utilizaban los médicos. Muchos murieron como resultado del uso de las drogas prescritas.1 La voz de Elena de White clamando contra este menosprecio de la vida no era una voz aislada, ella hablaba con un corazón que podía sentir y una mente iluminada e inspirada.
El estudiante cuidadoso evitará aplicar mal las referencias a las drogas. No aplicará en forma general la condenación de las drogas a los remedios probados, obtenidos por medio de la investigación científica. Hallará al revisar las declaraciones de Elena de White, colocando línea sobre línea y precepto tras precepto, que sus referencias a “las drogas fuertes”, a “las drogas venenosas” y al uso de “medicinas que dejan tras sí efectos dañinos en el sistema”, son factores calificativos que deben tomarse en cuenta. Ver las declaraciones compiladas sobre el uso de drogas en Mensajes selectos, tomo 2, páginas 319 a la 327.
Descubrirá que la Sra. de White empleó los medios curativos y aprovechó las ventajas de los verdaderos avances de la ciencia médica durante los últimos años de su vida. Observará que su posición no fue ni extrema ni fanática, sino racional y al día con los verdaderos avances científicos, con una estimación conservadora de aquellos hallazgos. Observará que en los consejos del Espíritu de Profecía en cuanto a la salud, el énfasis está sobre la medicina preventiva. Hay un llamamiento a cuidar el cuerpo, a cultivar hábitos sencillos de vida y a aprovechar los agentes restauradores disponibles para todos.
El personal médico, al buscar entender la prevención, la causa y el tratamiento de la enfermedad, y al tratar de emplear la obra médica como el “brazo derecho” del mensaje del tercer ángel, hallará que estos consejos, advertencias y palabras de aliento, son de origen divino, y constituyen una ayuda adecuada.
Junta de Fideicomisarios
de los Escritos de Elena G. de White,
Washington, D.C.,
1º de noviembre de 1962
1 Para un cuadro documentado que ilustra esto, ver La historia de nuestro mensaje de la salud, cap. I, titulado: “Los tiempos de esta ignorancia”.