Читать книгу La Guerra de la Independencia (1808-1814) - Enrique Martinez Ruíz - Страница 6

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Introducción

La Guerra de la Independencia es uno de los episodios de la historia de España que constituye un referente generalizado por su dimensión popular, por su trascendencia política y por sus novedades militares, significativas tanto en el plano estrictamente peninsular como en el internacional. Tales circunstancias han hecho de este conflicto armado un suceso especialmente recordado a lo largo del siglo xix, pese a su dramatismo y violencia, pues todos los partidos políticos buscan en ella sus orígenes tratando de basarlos en el ideario y la conducta de unos u otros de los diputados de las Cortes de Cádiz, de la misma forma que la recuerdan con complacencia las clases populares por su heroica y abnegada participación, al tiempo que en lo militar se acentúa la flexibilización de la estructura del Ejército, anunciando la llegada de unas escalas más abiertas. Todo ello hace de esta guerra algo muy presente en la vida española decimonónica y explica el proceso de mitificación que ha ido experimentando con el paso de los años.

Sin embargo, es muy frecuente considerar esta guerra fuera de su contexto internacional, lo que constituye una gran limitación en su percepción, ya que se tiende a verla como una especie de antesala del siglo xix con una gran carga potencial en todos los sentidos, carga que se malogra por la incompetencia de nuestra clase política. Pero la Guerra de la Independencia no es un mero preludio decimonónico, es mucho más. En efecto, España en los años precedentes al conflicto era la tercera potencia mundial, temible por su Imperio y codiciada por Francia como aliada por su potente flota, que le permitiría enfrentarse con algunas posibilidades de éxito a Inglaterra en el mar. En consecuencia, nuestra Guerra de la Independencia hay que insertarla en la dinámica internacional de fines del siglo xviii y comienzos del xix, que es desde nuestro punto de vista la manera correcta de plantearla y abordarla.

Lo sucedido entre 1808 y 1814 aquí en la Península Ibérica y los hechos coetáneos que se inician en las colonias españolas de Ultramar van a marcar un gran giro en la situación internacional de España, de manera que si en 1808 todavía tiene rango de gran potencia –aunque no sea de primera fila–, después de 1814 encontramos una monarquía que ha conseguido un gran prestigio en Europa por el comportamiento heroico de su pueblo, pero hay evidencias de que posiblemente al coloso se le hayan convertido los pies en barro, pues no es capaz de controlar la sublevación de sus colonias americanas. En los años siguientes, la situación internacional española se deteriora: pierde el prestigio en nuestro continente al dar una nota disonante en la Europa de la Restauración (los súbditos se sublevan contra Fernando VII, que sólo podrá mantener el absolutismo de su Corona con ayuda extranjera) al tiempo que se consuma la independencia de las colonias españolas en América, dejando a España reducida a su mera extensión metropolitana con algunos enclaves isleños en el Atlántico y en el Pacífico.

¿Cómo es posible que, prácticamente, en una década –de 1814 a 1824– se produzca semejante mutación? Ése es el gran interrogante y esa mutación es la que va a darle a la Guerra de la Independencia la significación que posee en el recuerdo del pueblo español y en el tratamiento historiográfico predominante recibido hasta el momento, pues la variedad de su desarrollo, la cantidad de elementos implicados y las múltiples facetas que ofrece le dan una enorme proyección de futuro, además de generar valores, recuerdos y mitos.

Nuestro objetivo va a ser situar la Guerra de la Independencia en su contexto internacional, desentrañar aquellas dimensiones que resultan especialmente significativas y mostrar cuáles son las facetas que van a mantenerse “activas” en el siglo xix.

La Guerra de la Independencia (1808-1814)

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