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I. CONMEMORACIÓN DE LA ENTRADA

DEL SEÑOR EN JERUSALÉN

Forma primera: Procesión

2. A la hora señalada se reúnen todos en una iglesia menor o en otro lugar apto fuera de la iglesia a la que se va a ir en procesión. Los fieles tienen en sus manos los ramos.

3. El sacerdote y el diácono, revestidos con las vestiduras rojas que se requieren para la celebración de la misa, se dirigen al lugar donde se ha congregado el pueblo. El sacerdote, en lugar de casulla, puede llevar capa pluvial, que se quitará una vez acabada la procesión.

4. Mientras los ministros llegan al lugar de la reunión, se canta la siguiente antífona u otro canto apropiado:

Antífona

Cf Mateo 21,9

Hosanna al Hijo de David, bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel. Hosanna en el cielo.

5. El sacerdote y el pueblo se signan, mientras el sacerdote dice: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Después saluda al pueblo como de costumbre, y hace una breve monición, en la que invita a los fieles a participar activa y conscientemente en la celebración de este día, con estas palabras u otras semejantes:

Queridos hermanos: Ya desde el principio de la Cuaresma nos venimos preparando con obras de penitencia y caridad. Hoy nos disponemos a inaugurar, en comunión con toda la Iglesia, la celebración anual del Misterio pascual de la pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo quien, para llevarlo a cabo, hizo la entrada en la ciudad santa de Jerusalén. Por este motivo, recordando con fe y devoción esta entrada salvadora, acompañemos al Señor para que, participando de su cruz por la gracia, merezcamos un día tener parte en su resurrección y vida.

6. Después de la monición, el sacerdote dice una de las siguientes oraciones, con las manos extendidas:

Dios todopoderoso y eterno, santifica con tu + bendición estos ramos, y, a cuantos vamos a acompañar a Cristo Rey aclamándolo con cantos, concédenos, por medio de él, entrar en la Jerusalén del cielo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

R. Amén.

O bien:

Aumenta, oh Dios, la fe de los que esperan en ti y escucha las plegarias de los que te invocan, para que, al levantar hoy los ramos en honor de Cristo vencedor, seamos portadores, apoyados en él, del fruto de las buenas obras. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.

A continuación, asperja con agua bendita los ramos sin decir nada.

7. Seguidamente el diácono, o en su defecto, el sacerdote proclama, en la forma habitual, el Evangelio de la entrada del Señor, según uno de los cuatro evangelios. Puede utilizarse incienso, si se juzga oportuno.

Año A

EVANGELIO

Mateo 21,1-11

Bendito el que viene en nombre del Señor.

V. El Señor esté con vosotros.

R. Y con tu espíritu.

V. Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

R. Gloria a ti, Señor.

Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, en el monte de los Olivos, Jesús envió a dos discípulos diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente, encontraréis enseguida una borrica atada con su pollino, los desatáis y me los traéis. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto». Esto ocurrió para que se cumpliese lo dicho por medio del profeta: «Decid a la hija de Sion: “Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en una borrica, en un pollino, hijo de acémila”». Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud alfombró el camino con sus mantos; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba: «¡“Hosanna” al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡“Hosanna” en las alturas!». Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad se sobresaltó preguntando: «¿Quién es este?». La multitud contestaba: «Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea».

Palabra del Señor.

R. Gloria a ti Señor Jesús.

Año B (opción 1)

EVANGELIO

Marcos 11,1-10

Bendito el que viene en nombre del Señor.

V. El Señor esté con vosotros.

R. Y con tu espíritu.

V. Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

R. Gloria a ti, Señor.

Cuando se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente y, en cuanto entréis, encontraréis un pollino atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: “El Señor lo necesita, y lo devolverá pronto”». Fueron y encontraron el pollino en la calle atado a una puerta; y lo soltaron. Algunos de los presentes les preguntaron: «¿Qué hacéis desatando el pollino?». Ellos les contestaron como había dicho Jesús; y se lo permitieron. Llevaron el pollino, le echaron encima los mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás, gritaban: «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!».

Palabra del Señor.

R. Gloria a ti Señor Jesús.

Año B (opción 2)

EVANGELIO

Juan 12,12-16

Bendito el que viene en nombre del Señor.

V. El Señor esté con vosotros.

R. Y con tu espíritu.

V. Lectura del santo Evangelio según san Juan.

R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, la gran multitud de gente que había venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramos de palmeras y salieron a su encuentro gritando: «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel». Encontrando Jesús un pollino montó sobre él, como está escrito: «No temas, hija de Sion; he aquí que viene tu Rey, sentado sobre un pollino de asna». Estas cosas no las comprendieron sus discípulos al principio, pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que esto estaba escrito acerca de él y que así lo habían hecho para con él.

Palabra del Señor.

R. Gloria a ti Señor Jesús.

Año C

EVANGELIO

Lucas 19,28-40

Bendito el que viene en nombre del Señor.

V. El Señor esté con vosotros.

R. Y con tu espíritu.

V. Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús caminaba delante de sus discípulos, subiendo hacia Jerusalén. Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos discípulos, diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente; al entrar en ella, encontraréis un pollino atado, que nadie ha montado nunca. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: “¿Por qué lo desatáis?”, le diréis así: “El Señor lo necesita”». Fueron, pues, los enviados y lo encontraron como les había dicho. Mientras desataban el pollino, los dueños les dijeron: «¿Por qué desatáis el pollino?». Ellos dijeron: «El Señor lo necesita». Se lo llevaron a Jesús y, después de poner sus mantos sobre el pollino, ayudaron a Jesús a montar sobre él. Mientras él iba avanzando, extendían sus mantos por el camino. Y, cuando se acercaba ya a la bajada del monte de los Olivos, la multitud de los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios a grandes voces por todos los milagros que habían visto, diciendo: «¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en las alturas». Algunos fariseos de entre la gente le dijeron: «Maestro, reprende a tus discípulos». Y respondiendo, dijo: «Os digo que, si estos callan, gritarán las piedras».

Palabra del Señor.

R. Gloria a ti Señor Jesús.

8. Después del Evangelio, se puede hacer una breve homilía. Antes de comenzar la procesión, el sacerdote, el diácono o un ministro laico dice con estas u otras palabras:

Queridos hermanos, imitemos a la muchedumbre que aclamaba a Jesús, y vayamos en paz.

O bien:

Vayamos en paz.

En este caso todos responden:

En el nombre de Cristo. Amén.

9. Y comienza la procesión hacia la iglesia donde se va a celebrar la misa. Si se emplea el incienso, va delante el turiferario con el incensario humeante, seguidamente el acólito u otro ministro que porta la cruz adornada con ramos o palmas según las costumbres del lugar, en medio de dos ministros con velas encendidas. A continuación, el diácono llevando el libro de los Evangelios, el sacerdote con los ministros y, detrás de ellos, los fieles, que llevan los ramos en las manos. Durante la procesión, los cantores, junto con el pueblo, cantan los siguientes cantos u otros apropiados en honor de Cristo Rey:

Antífona 1

R. Los niños hebreos, llevando ramos de olivo, salieron al encuentro del Señor, aclamando: «Hosanna en el cielo».

Esta antífona se puede repetir entre los versículos de este salmo:

Salmo 23

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,

el orbe y todos sus habitantes:

él la fundó sobre los mares,

él la afianzó sobre los ríos. R.

¿Quién puede subir al monte del Señor?

¿Quién puede estar en el recinto sacro?

El hombre de manos inocentes

y puro corazón,

que no confía en los ídolos

ni jura contra el prójimo en falso. R.

Ese recibirá la bendición del Señor,

le hará justicia el Dios de salvación.

Esta es la generación que busca al Señor,

que busca tu rostro, Dios de Jacob. R.

¡Portones!, alzad los dinteles,

que se alcen las puertas eternales:

va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?

El Señor, héroe valeroso,

el Señor valeroso en la batalla. R.

¡Portones!, alzad los dinteles,

que se alcen las puertas eternales:

va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?

El Señor, Dios del universo:

él es el Rey de la gloria. R.

Antífona 2

R. Los niños hebreos extendían mantos por el camino y aclamaban: «Hosanna al Hijo de David, bendito el que viene en nombre del Señor».

Esta antífona se puede repetir entre los versículos de este salmo:

Salmo 46

Pueblos todos, batid palmas,

aclamad a Dios con gritos de júbilo;

porque el Señor altísimo es terrible,

emperador de toda la tierra. R.

Él nos somete los pueblos

y nos sojuzga las naciones;

él nos escogió por heredad suya:

gloria de Jacob, su amado.

Dios asciende entre aclamaciones;

el Señor, al son de trompetas. R.

Tocad para Dios, tocad;

tocad para nuestro Rey, tocad.

Porque Dios es el Rey del mundo:

tocad con maestría. R.

Dios reina sobre las naciones,

Dios se sienta en su trono sagrado.

Los príncipes de los gentiles se reúnen

con el pueblo del Dios de Abrahán;

porque de Dios son los grandes de la tierra,

y él es excelso. R.

Himno a Cristo Rey

Pueblo:

R. ¡Gloria, alabanza y honor!

¡Gritad Hosanna,

y haceos como los niños hebreos

al paso del Redentor!

¡Gloria y honor al que viene

en el nombre del Señor!

Cantores:

1. Como Jerusalén con su traje festivo,

vestida de palmeras, coronada de olivos,

viene la cristiandad en son de romería

a inaugurar tu Pascua con himnos de alegría. R.

2. Ibas como va el sol a un ocaso de gloria;

cantaban ya tu muerte al cantar tu victoria;

Pero tú eres el Rey, el Señor, el Dios Fuerte,

la Vida que renace del fondo de la Muerte. R.

3. Tú, que amas a Israel y bendices sus cantos,

complácete en nosotros, el pueblo de los santos;

Dios de toda bondad que acoges en tu seno

cuanto hay entre los hombres sencillamente

bueno. R.

10. Al entrar la procesión en la iglesia se canta el siguiente responsorio u otro canto que haga alusión a la entrada del Señor:

V. Al entrar el Señor en la ciudad santa, los niños hebreos profetizaban la resurrección de Cristo, proclamando, con ramos de palmas: «Hosanna en el cielo».

R. Hosanna en el cielo.

V. Como el pueblo oyese que Jesús llegaba a Jerusalén, salió a su encuentro, proclamando, con ramos de palmas: «Hosanna en el cielo».

R. Hosanna en el cielo.

11. El sacerdote, al llegar al altar, lo venera y, si lo juzga oportuno, lo inciensa. Después va a la sede, se quita la capa pluvial si la ha usado, y se pone la casulla y, omitidos los demás ritos iniciales de la misa y, según la oportunidad, el Señor ten piedad, dice la oración colecta de la misa y continúa como de costumbre.

Forma segunda: Entrada solemne

12. Cuando no es posible hacer la procesión fuera de la iglesia, la entrada del Señor se celebra dentro de la iglesia, por medio de una entrada solemne antes de la misa principal.

13. Los fieles se reúnen o en la puerta de la iglesia o en la misma iglesia, teniendo los ramos en las manos. El sacerdote, los ministros y una representación de fieles se dirigen a un lugar apto de la iglesia, fuera del presbiterio, donde la mayor parte de los fieles pueda ver el rito.

14. Mientras el sacerdote se dirige al lugar indicado, se canta la antífona: Hosanna u otro canto adecuado. En este lugar se bendicen los ramos y se proclama el Evangelio de la entrada del Señor en Jerusalén, como se ha indicado más arriba (nn. 5-7). Después del Evangelio, el sacerdote con los ministros y algunos fieles se dirigen al presbiterio por la iglesia; mientras tanto se canta el responsorio: Al entrar el Señor (n. 10) u otro canto apto.

15. Cuando ha llegado al altar el sacerdote lo venera, después va a la sede, y, omitiendo los ritos iniciales de la misa y, según la oportunidad, el Señor ten piedad, dice la oración colecta. Después la misa continúa como de costumbre.

Forma tercera: Entrada simple

16. En las restantes misas de este domingo en las que no se hace la entrada solemne, se hace memoria de la entrada del Señor en Jerusalén como entrada simple.

17. Mientras el sacerdote se dirige al altar, se canta la antífona de entrada con el salmo (n. 18) u otro canto que haga alusión a la entrada del Señor. El sacerdote, llegado al altar, lo venera y se dirige a la sede. Después de hacer la señal de la cruz, saluda al pueblo y la misa prosigue como de costumbre. En otras misas, en las que no es posible cantar una antífona de entrada, el sacerdote, inmediatamente después de llegar al altar y venerarlo, saluda al pueblo, lee la antífona de entrada y prosigue la misa como de costumbre.

18. Antífona de entrada

Cf Juan 12,1.12-13; Salmo 23,9-10

Seis días antes de la solemnidad de la Pascua, cuando Jesús iba a la ciudad de Jerusalén, salieron a su encuentro los niños: en las manos tomaron ramos y aclamaban gritando: «Hosanna en las alturas: Bendito tú que viniste con abundante misericordia. Portones, alzad los dinteles, que se alcen las puertas eternales: va a entrar el Rey de la gloria. ¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor, Dios del universo, él es el Rey de la gloria. Hosanna en las alturas: Bendito tú que viniste con abundante misericordia».

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