Читать книгу La Guerra de Guerrillas - Ernesto Che Guevara - Страница 8
ОглавлениеLa solicitud del Centro de Estudios Che Guevara de escribir unas breves notas para un Prólogo a la nueva edición del manual La guerra de guerrillas del Che, actualizado por éste durante su estancia en Praga, después de culminar la campaña en el Congo, sin dudas constituye para mí un inmenso compromiso.
La creatividad teórica del Che, caracterizada por su concepción multidisciplinaria y avalada por su práctica coherente con el conjunto de esas ideas, posee para las masas progresistas del mundo —sobre todo para los jóvenes—, valores incuestionables como guía y paradigma, por lo que el deseo de los pioneros cubanos, expresado en su lema “Seremos como el Che”, continúa siendo válido para la casi totalidad de la humanidad, ansiosa de conquistar toda la justicia.
Del carácter versátil de su actividad creadora, La guerra de guerrillas recoge en sí la experiencia teórico-práctica de la guerra popular de Cuba, en la que se sintetiza la estrategia y la táctica de la Revolución cubana en su lucha por la toma del poder. Reúne, además, el pensamiento militar de ese proceso en su etapa insurreccional, y por tanto, el quehacer combativo de Fidel Castro como su líder indiscutible y de su vanguardia, Raúl Castro, Juan Almeida, Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara, quien se encarga de analizarlo y generalizarlo de forma objetiva, con el propósito de conferirle el sentido teórico, tan necesario e imprescindible, para los que en un futuro pudieran adoptar esa modalidad de lucha.
Para muchos analistas de la guerra revolucionaria, en diversas partes del mundo, La guerra de guerrillas representa uno de los textos que trata de forma más sistemática el tema.
Desde su primera edición, esas cualidades no escapan a los analistas militares de Estados Unidos, quienes lo incorporan como texto de estudio y de preparación de las tropas contrainsurgentes (Boinas verdes), las que surgen y se forman como respuesta militar al auge de los movimientos revolucionarios, especialmente las guerrillas, que se gestaron en América Latina, con posterioridad al triunfo de la Revolución cubana.
Como es obvio, la validez de sus postulados no fueron desconocidos por los tanques pensantes del imperio, al analizar las causas que generaron ese fenómeno en Cuba, al igual que lo han hecho siempre con las líneas estratégicas propuestas por los líderes de la Revolución en torno a los cambios que debían operarse en los nuevos procesos de transformación social.
Todos esos pronunciamientos han tenido por parte del enemigo imperialista un intento de respuestas y de posibles soluciones, como ocurrió con la denominada Alianza para el Progreso, surgida en 1961, con el objetivo de frenar primero, e impedir después, el que se repitiera en la región un fenómeno como el cubano y presentarlo como un caso aislado o excepcional. Esos mecanismos establecidos desde el propio triunfo de la Revolución, en 1959, permanecen en la actualidad con nuevos tratados como el ALCA, pero con idénticos propósitos de sujeción y explotación.
Lo expuesto explica el porqué para el Che constituía un reto ineludible elaborar una respuesta que analizara la experiencia cubana a la luz de la práctica y la teoría revolucionaria y que ésta pudiera aplicarse en otros pueblos. De ahí, la necesidad de que en La guerra de guerrillas apareciera elaborado un método, una guía y una forma para la toma del poder político en América Latina, por medio de la lucha armada.
El sustrato del contenido del manual toma como base las condiciones de explotación imperante en la región y sus consecuencias sociales, generadoras de analfabetismo e insalubridad, de desempleo y depauperación reinantes, en casi la totalidad de los pueblos del continente, como consecuencia de la situación de dominación impuesta por las oligarquías gobernantes aliadas incondicionales al poder hegemónico de Estados Unidos y encargadas de frenar las vías adecuadas para la solución de esos flagelos e impedir, a su vez, una sociedad más justa.
Del lastre de acciones tan negativas y lacerantes era evidente, que no dejaban espacio a otras alternativas para los pueblos, que recurrir a la violencia frente a la intimidación impuesta. De ahí, que para el Che el empleo de la lucha guerrillera fuera la vía más adecuada y segura, aunque también la que más sacrificio requería.
Dentro del análisis, debe considerarse también, que la respuesta conceptualizada por el Che no es sólo el resultado concreto de una teoría y práctica revolucionaria, sino que por su importancia trata de incorporarle a esta modalidad de lucha una metodología y didáctica específicas, para su aplicación y dejar bien definidas las ventajas para alcanzar el éxito de las llamadas “7 reglas de oro” de la guerrilla y los riesgos y peligros que podrían llevarla al fracaso.
El pensamiento militar, en su acepción teórica, se define revolucionariamente como el conjunto de conceptos, ideas y principios sobre la conducción de la guerra que un hombre o grupos de personas tienen sobre la misma. Por lo general esas experiencias se legan por escrito, tal es el caso del Che, quien se encarga de reproducirlas en textos, devenidos clásicos, como son los libros Pasajes de la guerra revolucionaria (Cuba y Congo), el artículo “Guerra de guerrillas, un método” y el manual, La guerra de guerrillas, objeto del presente comentario.
Otras modalidades se trasmiten a partir de las experiencias derivadas de actividades prácticas, combates, operaciones y la conducción de la guerra. En el caso concreto de Cuba, su principal ejemplo y exponente máximo es Fidel.
Muchos se preguntarán, después de transcurridos 45 años de su primera publicación, si tienen vigencia los postulados propuestos por el Che, como vía para la toma del poder político en las condiciones actuales.
Para dar una respuesta a ello, se requiere retomar las principales líneas de su pensamiento, toda vez que como marxista, su objetividad en el análisis y su coherencia con la realidad en tiempo, forma y espacio, resultan imprescindibles como guías para el análisis y la elaboración de sus tesis político-militares.
Las posibilidades de aplicación y el éxito de éstas sobre la guerra irregular en su forma de guerrilla se apoyaban en las escasas probabilidades de aplicación de otras vías que dieran alternativas a las masas para materializar sus sueños y sus ideales. No obstante, para el Che el papel de la guerrilla era de un catalizador, que aceleraría las condiciones de lucha en el pueblo, siendo consecuente con el principio de que el papel del revolucionario no es sentarse a esperar para ver pasar el cadáver del imperialismo, sino contribuir a acelerar las condiciones que propicien su colapso.
Para los cubanos, la exigencia de la guerra revolucionaria y su acerbo combativo, mantienen su vigencia como única vía para poder derrotar a nuestro enemigo potencial, el imperialismo yanqui, y preservar la Revolución y toda la justicia alcanzada, lo que se encuentra implícito en nuestra doctrina militar de la Guerra de todo el pueblo. Estrategia diseñada para dotar a cada ciudadano de una vía y un medio, y donde la guerra de guerrilla continua siendo una auténtica lucha de masas.
Para el Che, la guerrilla es para el pueblo como el agua para el pez, es decir su medio de existencia; y en el plano táctico continúan vigentes las “7 reglas de oro”, con la convicción de que si se aplican con creatividad garantizarían la victoria:
• No dar un combate que no se gane.
• El continuo movimiento, muerde y huye.
• El principal abastecedor de armas es el enemigo.
• El movimiento oculto.
• La sorpresa de las acciones.
• La formación de nuevas columnas, una vez alcanzado un poderío respetable.
• Debe tener, en general, tres momentos: defensiva estratégica, equilibrio entre las posibilidades de acción del enemigo y de la guerrilla y por último el aniquilamiento total del adversario.
En resumen, todo esto se logra con el empleo de la táctica guerrillera, la movilidad, la nocturnidad, la flexibilidad, la sorpresa, la rapidez del ataque y el cuidado y ahorro del parque, la concentración y desconcentración de esfuerzos y los medios.
En la actualidad, como consecuencia de la desintegración del campo socialista, la desactivación de la mayoría de las fuerzas de la izquierda y la consolidación de un régimen hegemónico mundial, el enemigo se ha visto obligado, en el caso particular de América Latina, a propiciar aparentes cambios en sus métodos de opresión y coloniaje. Se han sustituido las dictaduras militares por gobiernos seudo democráticos, subordinados, como siempre, a sus mandatos y encargados, con falsas promesas, de tratar de dar soluciones a los graves problemas que sufren nuestros pueblos producto del neoliberalismo y las secuelas del subdesarrollo que las oligarquías y las trasnacionales nunca les ha interesado solucionar.
En el caso de los gobiernos progresistas que han llegado al poder por la vía electoral, aprovechando la llamada apertura democrática, han proyectado programas sociales, con el objetivo de mejorar la situación de sus pueblos, sin embargo, la reacción inmediata es de acusarlos de terroristas, de rincón oscuro del mal, y otros calificativos de igual índole. Ello ha acarreado agresiones de diversas formas y vías con la intención de abortar los planes de beneficio popular, lo que por lógica conlleva al enfrentamiento, sin excluir que, en condiciones específicas, después de agotar las vías democráticas, haya que recurrir a la violencia y retomar la esencia de los principios fundamentales de la guerra de guerrillas, como la única alternativa para construir un mundo mejor.
Con la lectura o relectura de La guerra de guerrillas ustedes tendrán la posibilidad de sacar sus propias conclusiones, retomando el precepto martiano de conquistar toda la justicia posible, con el que el Che fue coherente a lo largo de toda su trayectoria revolucionaria.
Los invito.
Gral. de Brigada Harry Villegas, “Pombo”