Читать книгу Cuentos, crisis y creatividad - Esther Varas Doval - Страница 7

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¿Quieres que te cuente

un cuento?

¿Lo recuerdas?

Quizás seas de las personas que habitualmente oían esta propuesta, antes de ir a la cama, o en algún momento, que tus progenitores señalaban como “delicado”. En mi caso mis mayores, ya fueran tíos, padres, profesores, hermanos o amigos, para que tuviera felices sueños o para entretenerme en un momento que yo denominaba blando, se brindaban a narrarme una historia.

Recuerdo, que en los años setenta, aunque hoy te resulte increíble, no teníamos redes sociales (facebook, twitter, tuenty), ni tantos avances tecnológicos como ahora, ni dispositivos electrónicos como el iPad, iPhone, e-book, notebook. ¡Esto era ciencia ficción! Si queríamos hablar con algún amigo que viviera en otra provincia o País, escribíamos esmerándonos en la caligrafía y en la ortografía, una carta con su sobre y sello… ¡Qué momento! Tenía algo de romántico… ¿y la alegría que sentíamos cuando recibíamos la correspondencia, en sobres de colores? En el mejor de los casos hablábamos por teléfono, dando gracias a los padres, antes de que nos llegara la temida factura telefónica. Por no tener, no teníamos ni cuenta cuentos, o yo no los conocí. Ahora los podemos disfrutar en muchos lugares ya sean librerías, sitios de espectáculos, teatros e incluso parques.

Pero no todo eran carencias. En mi opinión disfrutaba de algo mejor, de la compañía y del cariño de mi madre y de mi abuela. En las tardes de tormenta, con una melodía de fondo tronante, mi mamá nos reunía a mis hermanos y a mí, cual gallina con sus polluelos, y al calor de su amor, ponía a trabajar su creatividad y nos narraba algún cuento clásico o inventado por ella. Así nos distraíamos de esos momentos críticos. Ingenioso, ¿verdad? Incluso, algunas veces, para amortiguar el estrepitoso sonido de los truenos, nos entonaba una canción que recordaba de su niñez y que todavía hoy resuena dentro de mí. Decía así:

“Muñequita linda

De cabellos de oro

De dientes de perla

Labios de rubí.

Dime si me quieres

Como yo te adoro,

Dime si me quieres

Como yo a ti.”

Años más tarde, supe que ella también se entretenía con esas fábulas, y canciones, ocultando así, su pánico a los truenos y a los relámpagos, espantando al Señor Miedo. Hoy día amo las tormentas y más aún, el ruido fascinante que provocan los truenos y relámpagos. Para mi, es un espectáculo maravilloso que me hace consciente de la fuerza que tiene la Naturaleza, seguramente, debido a alguna asociación inconsciente. Ese rumor de los elementos de la naturaleza me traslada a mi infancia junto con mi familia, rodeada de amor, melodías, juegos, estudios y dulces disciplinas. Alejando los problemas y las acuciantes crisis.

¿Originalidad o supervivencia?

¿Por qué no lo pruebas ahora? Es tu oportunidad. En la época tan tecnológica, espídica y cambiante que nos ha tocado vivir, creo que a veces necesitamos que nos cuenten un cuento para recordar, podemos aprender a ver las situaciones desde otro punto de vista, y con esperanza y paciencia, encontrar la solución y superar las situaciones críticas que se nos presenten. Y créeme, amigo lector, los cuentos encierran en un pequeño cofre, una sabiduría ancestral y atemporal, que en cualquier momento puedes aplicar una vez que lo has reflexionado. Qué equivocados estamos si pensamos que sólo son para los niños!.

Dicen, que los sabios de la antigüedad recibieron su conocimiento por su profundo y continuo contacto con la espiritualidad de las cosas, de la vida, de la naturaleza. Así absorbieron esa inspiración, para dar forma a su conocimiento sobre la evolución del mundo y del hombre, de una forma sencilla. Utilizaron su imaginación para transmitir su sapiencia y superar con éxito situaciones “complicadas”. En definitiva, abrían su mente a las múltiples posibilidades que nos aporta la creatividad para superar situaciones críticas, buscando respuestas a preguntas y soluciones a problemas.

Cuando somos pequeños vivimos más unidos al mundo espiritual y al mundo de lo mágico. Quizás por ello no comprendemos ni entendemos de crisis ni de problemas, ni de las circunstancias y cosas terrenas. A medida que vamos creciendo y aprendemos se inicia la pérdida de la inocencia infantil. Esta ya no parará. Pero nadie ha dicho que se vea afectada nuestra imaginación!!

Quizás, por ello los cuentos han tenido la “misión” durante siglos, de mostrarnos cómo podemos “descender” hacia las tinieblas, con la misma facilidad que encontramos el camino de la luz. Cuando las atravesamos, abrimos el corazón a ese conocimiento ancestral y espiritual a través de la esperanza en que todo va a salir bien, recordando que también existen los finales felices. En mi opinión, el contenido de los cuentos está tan profundamente arraigado en cada uno de nosotros, que lo percibimos intuitivamente, ya sea una fábula para niños, adultos o ancianos. Conectamos con nuestra “sapiencia interna” que es nuestro fiel ayudante.

¡No te dejes influir por las personas que dicen que los cuentos carecen de sentido! O por los que dicen que sólo son para los niños, o por los que quieren analizarlos y diseccionarlos desde un punto de vista científico! Déjate “abordar” por aquellos que permiten que su significado, les hable a su corazón.

Creo que hemos querido vivir la vida demasiado deprisa, deslumbrados por los diferentes avances tecnológicos y sociales, por la fiebre del consumo desmedido, por la ansiedad de tener más, de poseer, de querer vivir más y mejor sin pensar en las consecuencias, nos hemos visto inmersos en la cultura de la inmediatez, lo queremos todo o casi todo ahora mismo. Quizás esas actitudes, pensamientos y acciones, nos han conducido de forma vertiginosa a esta crisis… Parece que se nos ha olvidado priorizar, pensar, ser generosos, compasivos, solidarios, disfrutar de los logros sin vivir anhelando aquello que no tenemos. Se nos olvidó ser agradecidos, sonreír, reír, practicar el sentido del humor, practicar el amor. ¿Dónde están nuestros valores?

Amigo lector, ahora nos toca pagar, como en Hacienda. Pero ¿cómo superarlo? ¿Desesperándonos?, ¿quejándonos?, ¿permitiendo que la negatividad y la tristeza nos ahoguen?… o ¿recuperando lo que aprendimos en nuestra niñez de la creatividad y sabiduría que ocultaban esos inocentes cuentos? Recuerda: Siempre hay esperanza.

Si queremos avanzar hacia una nueva situación, deberíamos dejar atrás las soluciones y los modelos tradicionales.” No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo” señalaba Albert Einstein. ¿Cuándo vamos a asumir de una vez, que estamos ante una oportunidad?, ¿Por qué no te conviertes en tu propio líder buscando técnicas creativas, utilizando tu maravillosa y potente imaginación, ensayando nuevas ideas, metodologías o estrategias para salir de esa situación? ¿Cómo hacerlo? Debemos reconquistar la tradición de transmitir, no permitir que desaparezca todo aquello que activa y desarrolla la imaginación y la creatividad, como por ejemplo los cuentos. Son una de nuestras joyas creativas, a pesar de “la fiebre del aprendizaje intelectual y tecnológico” que invade nuestro siglo…. Y nuestra vida.

Yo tengo una idea…

En este libro quiero mostrarte el resultado de mi Resi-lución. Consiste en aplicar la capacidad para adaptarnos y buscar soluciones para progresar en situaciones adversas o de crisis, como ésta que estamos “disfrutando”. Se llama resiliencia. En los siguientes capítulos te voy a mostrar una selección de cuentos que he denominado 5.7.5. Con ellos, he crecido, fruto de la creatividad de mis mayores, y me han ayudado a salir de situaciones tristes, desasosegantes, de desamparo o críticas, reflexionando y permitiendo que la semilla de la esperanza arraigara en mi corazón y en mi mente, para aprender a pensar, a imaginar una solución, y a actuar de una forma diferente.

Con el tiempo y fruto de la “desesperación” por una situación personal, empecé a utilizar la imaginación, para inventar cuentos, y así distraerme, también la utilicé para ayudar a algún pequeño, que estaba pasando por un momento de angustia o miedo. Esta práctica, me hacía retroceder hasta mi infancia, reviviendo alguna situación en la que los cuentos y las fábulas, se convirtieron en mi espada para espantar al Señor Miedo y a su Señora, la Angustia.

Viendo el extraordinario resultado que, de forma lúdica, obtenía con los pequeños, decidí aplicar esta “novedosa solución” en la consulta. Quizás seria una buena forma de superar las situaciones críticas que me planteaban mis pacientes invitándoles a buscar de forma creativa la respuesta a su pregunta, o solución a su problema.

La selección de cuentos que he realizado para ti, son un ejemplo para que veas cómo se puede buscar a través de ellos una solución a un problema, un aprendizaje en situación que seguro has vivido o vas a vivir. Junto a ellos, vas a encontrar diversos ejercicios de auto-reflexión para que su aplicación en tu día a día te sea más sencilla. He dividido los cuentos en tres grupos:

  Cuentos de mi niñez.”5”

  Cuentos para mi crecimiento.”7”

  Cuentos para mis “niñ@s.”5”El filósofo y escritor Rudolf Steiner decía: “los cuentos y las leyendas son como un ángel bueno que se le asigna al hombre desde su nacimiento, para que lo acompañe en su peregrinar por este mundo, y siempre fiel compañero, transforme su vida, gracias a su amistad, en un verdadero cuento poético que sature la intimidad de su alma.”Ahora sí…. ¿tienes los oídos abiertos y tu imaginación a punto?¿Estás preparado para practicar mi resilución?“Ésta es mi propuesta para salir de la crisis...”

Cuentos, crisis y creatividad

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