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CAPÍTULO 2: ¿QUÉ TIPO DE EMPRENDEDOR ERES?

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La segunda gran pregunta que necesitarás formularte es: ¿qué tipo de emprendedor eres?

Al finalizar la universidad, yo realicé un máster en emprendimiento e innovación. Era una formación muy curiosa porque nos juntábamos estudiantes de tres universidades distintas: la mía, ubicada en Barcelona, otra localizada en Taipei y la tercera, con sede en San Francisco.

Éramos 15 alumnos de cada país, en total 45. Esto provocaba una mezcla cultural realmente enriquecedora, fomentando el intercambio de ideas y formas de pensar, propias de las diferentes regiones del mundo. Empezamos en Barcelona y aquí acudieron los alumnos de Taipei y San Francisco. Después viajamos todos a Taiwán y finalizamos nuestro máster en San Francisco.

Por supuesto, mi mayor impacto fue San Francisco. Yo ya había visitado esa ciudad, pero no es lo mismo hacer turismo en familia que pasarte allí cuatro meses estudiando y tres más haciendo prácticas.

Me empapé de su cultura, de Silicon Valley y del boom de las Startups.

En esta formación tuve la suerte de toparme con uno de los profesores que más me han impactado y ayudado. Este hombre gestionaba un fondo de inversión de más de 20 millones de euros para invertir en Startups, una cantidad insignificante si la comparas con los grandes fondos de Silicon Valley, pero gigante a ojos de un estudiante como yo.

Por supuesto, yo me quedaba embobado escuchándolo, absorbía todo lo que explicaba. Fue él quien nos empezó a hablar de los tipos de emprendedores que existían. Comentaba que, cuando analizas las diferentes empresas de éxito, observas que la mayoría de ellas cuentan con dos figuras muy marcadas:

- Un visionario.

- Un técnico o especialista.

Con el tiempo fui descubriendo muchos más arquetipos de emprendedores, pero para simplificarlo vamos a quedarnos con estos dos.


El visionario es la persona que ve algo en el futuro que el resto no está viendo. Es creativa, persuasiva, imaginativa y suele encargarse de vender la idea al mundo. Por otro lado, el técnico o especialista es la persona encargada de hacer realidad ese futuro que ve el visionario. Es pragmática, realista y capaz de ejecutar de forma eficiente.

Llegados a este punto me gustaría formularte la gran pregunta que encabeza este capítulo: ¿Qué tipo de emprendedor eres tú?

¿Eres alguien que se pierde en la creatividad y siempre está pensando en el futuro?

¿Te gusta vender tu visión al mundo?

¿Eres un líder nato y la gente te escucha cuando transmites tus ideas?

Si la respuesta a esas preguntas es afirmativa, seguramente tengas un perfil visionario. Esta figura es muy importante para la empresa. Es quien se encargará de explicar al mundo y a su propio equipo de trabajo las siguientes cuestiones:

• Por qué estáis trabajando en ese proyecto.

• Qué problema estáis solucionado.

• Por qué es tan importante para el mercado.

Si por el contrario, respondes afirmativamente a preguntas como:

¿Eres una persona introvertida?

¿Te gusta centrarte en un único problema y resolverlo?

¿Te gusta tocar con los pies en el suelo y ser una persona realista?

Entonces tu perfil se alinea más al técnico o especialista. No te gusta divagar en ideas de futuro, te gusta adaptar todo a un mundo real.

No importa con qué tipo de emprendedor te sientas identificado. Quiero que entiendas que ambas partes son cruciales en una empresa y han de colaborar en perfecta sintonía.

Fíjate en una de las parejas más famosas del emprendimiento: Steve Jobs y Steve Wozniak.

Jobs fue quien vendió la idea de Apple al mundo y Wozniak era el técnico que desarrollaba los ordenadores. Ambas partes fueron vitales para crear una de las marcas más importantes de la historia.

Aun así, quiero que estés tranquilo si no cuentas con un socio a la hora de empezar tu proyecto, siempre puedes contratar a tu primer trabajador para complementar tus capacidades.

FLAQUEZAS DE CADA PERFÍL Y CÓMO CONTRARRESTARLAS

Os he de confesar que yo me siento identificado con el perfil de visionario. Si tú también crees que encajas en este perfil, tengo que advertirte que tenemos un talón de Aquiles.

Somos por naturaleza un poco narcisistas.

Si lo pensamos fríamente, el enfoque de un visionario en sí ya lo es: encontramos problemas y creemos que somos las personas adecuadas para solucionarlos. Esta premisa de por sí, es un poco egocéntrica.

¿Cómo contrarrestamos esa dosis de narcisismo?

Enseguida contestaré a esa pregunta, pero primero quiero que comprendas que es muy fácil caer en las trampas del ego:

• Yo soy el único que puedo solucionar este problema.

• No quiero escuchar a nadie.

• Yo soy el elegido.

• Voy a triunfar porque me lo merezco.

Esta mentalidad funciona en algunos momentos, sobre todo al principio, porque nos ayuda a tener la valentía suficiente para empezar, pero también puede tener consecuencias negativas, entre ellas:

• Dejar de aprender al creer que ya dispones de todo el conocimiento que necesitas.

• No escuchar a los demás, ya que piensas que sabes más que ellos.

• No analizar a la competencia. Siempre crees que tu proyecto es mejor.

• No tener en cuenta al mercado y su constante evolución.

Todos estos errores, pueden hacer que cualquier proyecto termine en fracaso.

La solución para compensar esta flaqueza es estirar mucho del polo opuesto. Es decir, de la humildad.

Por humildad me refiero a estos dos factores:

• No dejar de aprender jamás. La formación de un emprendedor ha de ser continua.

• Reconocer que hay gente que sabe muchísimo más que tú. Escucharlas te puede aportar muchísimo conocimiento.

En mis inicios fracasé en varios proyectos. Con el tiempo entendí que una de las razones era, por ese afán de pensar que el proyecto que tenía en mente iba a funcionar seguro. Me obcecaba con una idea y nadie me la sacaba de la cabeza.

Ante esta postura, el mercado me colocaba en mi sitio y castigaba mi egocentrismo con rotundos fracasos. Por mucho que intentemos vender nuestras ideas al mundo, si el mercado no las acepta o no las entiende, ya nos podemos estampar una y otra vez contra el mismo muro, que no conseguiremos moverlo.

Aquí es donde muchos emprendedores iniciados, levantan la mano y citan la famosa frase de Henry Ford para contrarrestar mi argumento.

“Si le hubiera pedido a la gente lo que necesitaban, me hubieran pedido un caballo más rápido.”

Sí, Henry tiene razón, la mayoría de clientes no saben cuál es la solución a su problema, pero sí que son capaces de reconocerla cuando la encuentran, y lo hacen pagando por ella.

Tu trabajo como emprendedor no consiste únicamente en preguntar lo que quieren tus potenciales clientes, sino en averiguar la dimensión del problema que has descubierto e integrar de forma ágil tu solución con ellos.

Si te fijas, cuando hablo de aprendizaje, no solo me refiero a leer libros, visualizar vídeos y realizar cursos, sino también a estudiar el mercado.

Estudiándolo podrás extraer información y hábitos tan valiosos como:

• Aprender de tus clientes. Quizás no te dirán lo que quieren, pero sí que puedes aprender lo que no quieren. La ausencia de ventas o interacción con tu producto te da un feedback incalculable.

• Aprender de tu competencia. Observa las decisiones que toman. Sácate el sombrero cuando consigan el éxito. El ego, puede nublar a los emprendedores, les impide aceptar los logros ajenos. Has de conseguir tener la suficiente humildad como para aplaudir los buenos resultados de tus competidores y extraer de ellos inspiración para ti.

Si te sientes identificado con el perfil de visionario, es crucial que la humildad se convierta en nuestro mayor aliado.

Si por el contrario eres de un perfil más técnico, es decir, un especialista. Te recomiendo que busques a alguien con un perfil visionario con el que asociarte. Esa persona con visión de futuro. Pero ten cuidado, ahora ya sabes cómo buscarla. No te conformes con alguien que tenga aptitudes visionarias y un exceso de narcisismo, es recomendable encontrar a alguien que, a parte de esas características también esté casado con la humildad y nunca pierda las ganas de aprender y seguir mejorando.

Ahora le toca el turno al perfil técnico o especialista. (Pensabas que te ibas a librar ¿no?)

La flaqueza de un técnico es el perfeccionismo. Hasta que no consiguen esa perfección no quieren que su producto o servicio vea la luz. A priori puede parecer una cualidad muy positiva, pero pueden caer en el punto de enamorarse de su creación y de ese estado de gestación previo a la salida del proyecto. Nunca tendrán un producto lo suficientemente bueno, siempre querrán mejorarlo. Si tu perfil es de emprendedor técnico te estarás preguntando: ¿Cómo puedo contrarrestar mi perfeccionismo?

La respuesta es exactamente la misma que se le ofrece a los visionarios: la humildad.

Por supuesto, no enfocada al ámbito del aprendizaje, ya que los perfiles técnicos son máquinas de estudiar y devorar información. Sino con la humildad de entender que tus creaciones no son tan importantes. Para ti sí, por supuesto, pero para el resto del mundo no. El emprendimiento está al servicio del mercado, de los clientes. Cuanto antes lances esa versión imperfecta, antes obtendrás la respuesta de los compradores. Esa información te ayudará a seguir mejorando tu propuesta de valor. Por lo tanto, vas a tener que saltarte algunas de tus normas y entregar productos y servicios inacabados para obtener resultados e información, aunque eso te cueste alguna que otra crítica del mercado.

Como podréis entender, estos dos perfiles tan opuestos: el visionario y el técnico, chocan en numerosas ocasiones. La humildad de ambos será la que consiga que el visionario no tenga tanta prisa por lanzar el producto y el técnico acceda a entregarlo al mundo, aunque no esté lo perfecto que él desearía.

En mi empresa, el perfil más técnico lo posee Gera, mi socio. Él es la parte más realista, el que toca con los pies en el suelo. Ambos hemos tenido que trabajar muchísimo para compenetrar nuestras dos formas de emprender. Pero creo que hemos formado un buen tándem. Te aseguro que hubiese sido imposible alcanzar ninguno de nuestros objetivos si no hubiésemos conseguido combinar nuestras dos formas de vivir el emprendimiento.

Esta sección no solo te ayudará a definir el tipo de emprendedor que eres, sino que también te ayudará a elegir a posibles compañeros de viaje, personas que sean un complemento para ti y te ayuden a alcanzar metas.

Llegados al final de este capítulo solo me queda preguntarte:

¿Con quién te sientes más identificado? ¿Con el visionario o el especialista?

Repaso y acción:

● Conocer los dos tipos de emprendedores te ayudará a compensar tus debilidades y potenciar tus fortalezas.

● Lo primero es descubrir hacia qué perfil tiendes más, para ello utiliza las preguntas clave. (Recuerda que no hay blancos y negros, pero siempre nos acercamos a uno de ellos.)

o Para identificar si eres visionario:

■ ¿Eres alguien que se pierde en la creatividad y siempre está pensando en el futuro?

■ ¿Te gusta vender tu visión al mundo?

■ ¿Eres un líder nato y la gente te escucha cuando transmites tus ideas?

○ Para identificar si eres técnico o especialista:

■ ¿Eres una persona introvertida?

■ ¿Te gusta centrarte en un único problema y resolverlo?

■ ¿Te gusta tocar con los pies en el suelo y ser una persona realista?

● Una vez sepas qué perfil es el tuyo, céntrate en trabajar tus posibles debilidades.

○ Para los visionarios: humildad a la hora de escuchar y aprender de todos los implicados en el proyecto; el mercado, los socios, los trabajadores y los mentores.

○ El técnico especialista: humildad para lanzar productos o estrategias inacabadas y estar abierto a recibir críticas y feedback.

Emprendedor quien lo lea

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