Читать книгу De Tralca-Mawida a Santa Juana - Fernando Venegas Espinoza - Страница 5
ОглавлениеPrólogo
Pocos lugares reflejan mejor la complejidad de la sociedad fronteriza que la antigua localidad de Santa Juana. Su ubicación, a orillas del río Biobío representa una paradoja. Por un lado, mantuvo una condición periférica, semiaislada por su condición ribereña, sin cumplir realmente funciones urbanas hasta entrado el siglo XX. Su misma situación, por otra parte, en mitad de la ruta que se internaba hacia Arauco por las alturas de Patagual, como acceso principal del verdadero “muro” natural que representaba el gran río, le otorgaron una centralidad en varios momentos críticos de la llamada Conquista y los siglos coloniales. Algo similar ocurrió en tiempos republicanos. En los estertores de las guerras de independencia, sus capítulos más crueles se pelearon en un radio de cien kilómetros a la redonda de la localidad surgida junto al fuerte y el antiguo vado. Durante el resto del siglo XIX continuó la inestabilidad y la violencia en la zona, la que vive una segunda coyuntura crítica en los años de la ocupación definitiva del territorio de Arauco.
Hacía falta, por lo mismo, para una adecuada inteligencia de los procesos, una mirada moderna, apoyada en las herramientas combinadas de la antropología y de la historia. Es lo que nos ofrece, sobradamente, el trabajo de Fernando Venegas Espinoza. Pasa revista a las diversas visiones que se han planteado sobre la conformación y la distribución espacial de los rewes y aillarewes mapuche. Con ello, nos ofrece una perspectiva renovada sobre los habitantes de la región, antes de la ocupación hispana. El inicio de la guerra disloca profundamente la sociedad indígena y genera una lógica de mestizaje y confrontación, que irá evolucionando con el tiempo, hasta constituir un enclave fronterizo. Es lo que finalmente estudia el profesor Venegas, con un enfoque microhistórico.
Antes todavía de concentrarse en el desarrollo particular de Santa Juana, vuelve la mirada hacia el campo contrario. Analiza la línea de fuertes españoles y su función defensiva, en diversas épocas, con buen acopio de fuentes y materiales y una mirada crítica y personal. Concluye que no cabe estudiarlos en su individualidad, sino como un sistema, en que el colapso de algunos de ellos determinó, en varios momentos, la caída de la región en poder de los mapuches.
El desafío que planteaba el cruce del río, ya sea con fines bélicos, de comercio o aun espirituales, es también reseñado, recurriendo a interesantes testimonios. Cuando ya la guerra amaina, el libro vuelca la mirada a los procesos regionales en que la comarca de Catiray, con su valle y serranías, tuvo participación. La colonización espontánea de la frontera, el suministro agrícola a la población minera de Lota o el negocio maderero fueron moldeando el devenir económico y demográfico de Santa Juana. De esta forma, el libro va identificando los procesos y circuitos que dinamizaron la economía local y que explican su temprana, aunque breve capitalidad del departamento de Lautaro, entre 1841 y 1865. Posteriormente, la habilitación de la ruta costera por San Pedro y Coronel; la construcción del Puente Ferroviario (1889) y el Carretero (1943), frente a Concepción, fueron privando al río de sus funciones de transporte y apartaron al pueblo del camino. Entonces fue el ferrocarril, que pasaba por Talcamávida, el punto de conexión con la urbe penquista, que implicaba el azaroso cruce del Bío-Bío.
Para los años recientes, bien apoyado en entrevistas y en la memoria oral de los antiguos santajuaninos, el autor reconstruye el iter de la ciudad, desde su modesto pasado agrícola hasta su presente forestal. Son testimonios necesarios, pues humanizan y ponen rostro a procesos que pueden resultar áridos y casi mecanizados. Se aprecia como graves eventos han desaparecido de la memoria y se acumulan, en cambio, percepciones propias del semiaislamiento que los informantes experimentaron por largos años, hasta la construcción del actual camino.
El texto que prologamos se escribió como parte de un proyecto de puesta en valor del Fuerte de Santa Juana, a cargo del destacado arquitecto patrimonialista Carlos Inostroza. Celebramos ambas iniciativas, que bien se complementan y, como ocurre con los trabajos microhistóricos, puede iluminar e inspirar otros esfuerzos similares. De Tralca-mawida a Santa Juana… suma una obra más a la prolífica pluma de Fernando Venegas, doctor en Historia y actual Director del Departamento de Ciencias Históricas y Sociales de la Universidad de Concepción, donde se halla realizando una encomiable labor. Afincado en la zona de Concepción hace pocos años, se ha integrado positivamente al trabajo académico, pues el presente no es primer aporte historiográfico a la Región.
Valoramos, en consecuencia, el empeño de su autor, quien como parte de un equipo multidisciplinario, ha logrado concluir un trabajo riguroso y no exento de agudeza analítica. Ojalá que los trabajos del Fuerte queden tan bien logrados como esta investigación que los acompaña. Serán dos pasos muy notables para la comprensión, pero sobre todo para la revaloración, a partir de una localidad significativa, del legado mapuche y la sociedad fronteriza.
ARMANDO CARTES MONTORY