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Prólogo


La idea de esta obra se basa en un planteamiento filosófico que siempre ha preocupado al autor, una controversia que ha acompañado la historia del hombre y de la cultura desde que los seres humanos se organizaron en sociedades. ¿Somos seres libres y por lo tanto dueños de nuestro destino, o bien éste viene establecido por la posición de los astros cuando nacemos, o un ser superior nos tiene un camino predestinado del cual no nos podemos separar por mucho que así lo deseemos, o como creían los antiguos hay un oráculo donde está escrito nuestro destino, feliz o trágico y no nos podemos subvertir a él, puesto que siempre nos acabará alcanzando? Si creemos que somos libres y que podemos decidir nuestras acciones según nuestro libre albedrío, a pesar de que puede existir un Dios creador, entonces tendremos que estar de acuerdo de que hemos de ser capaces de escribir nuestro destino. Si es así, entonces también somos nosotros los que decidimos cómo ha de ser nuestra vida y el mundo que habitamos y no podemos eludir la responsabilidad de actuar, escudándonos en la idea de que todo aquello que pasa en nuestra vida y en nuestra sociedad, es lo que había de pasar y nada se puede hacer para evitarlo. Hemos de aceptar que han de ser nuestros principios éticos los que dicten nuestras acciones y los conceptos de libertad, justicia y equidad han de ser la guía en el camino por el que transitamos en esta vida. Sin embargo, y esto no debería servir nunca como excusa, hay un hecho incuestionable y es que la vida de cualquiera es algo casual y que cualquier circunstancia, por pequeña que pueda parecer, la puede cambiar. En este ensayo quiero hacer énfasis justo en este hecho, en la casualidad como fuente de mutaciones en nuestra vida, e incluso en el poder del azar en la misma existencia de nosotros como personas, ya que es razonable pensar lo que significan en la historia de cualquier individuo los hechos históricos por los que cabalgaron sus antepasados (guerras, epidemias, migraciones, crisis económicas, luchas de clases...), que hacen que sólo el azar (otros querrán ver en ello la mano del destino) haya jugado un papel único y fundamental en su existencia. Pero quiero ir todavía más allá y mostrar, siguiendo estrictamente los conocimientos científicos actuales, que la misma historia del hombre como tal, siguiendo la evolución desde que era un simio arborícola, es también fruto de un cúmulo de casualidades y que bien hubiera podido ser otra totalmente diferente.

La obra que ahora leeréis no es propiamente un relato, sino la descripción de un conjunto de hechos puntuales en la vida de un hombre cualquiera, que pueden cambiar radicalmente su existencia. También, las supuestas historias de mi familia que, si bien son imaginarias, forman parte de la historia y de la memoria colectiva de nuestro país y, por lo tanto, no sólo son posibles, sino que incluso, en algunos casos, se han extraído de la realidad. Finalmente, navegaremos por la historia de la humanidad y de la vida en nuestro planeta, basándonos en los conocimientos científicos actuales, que ponen en cuestión quiénes somos y si hay alguna cosa que justifique que seamos individuos con una vida concreta o simplemente seres humanos. También se trata de una llamada a la humildad, en contra de los que creen en la superioridad de la raza humana sobre el resto de los seres que habitan el planeta Tierra, ya que se mostrará como la misma historia de la humanidad se ve como una chispa en la inmensidad del universo, que nos sitúa, como a seres únicos, maravillosos y quizás irrepetibles, en el contexto global, para mostrar cuan pequeños somos y cuan dependientes somos del resto de seres vivos para poder seguir viviendo.

El autor de este ensayo, sin ánimo de pontificar, pero sí intentando ser un poco pedagógico, se ha tomado la libertad de ligar estos relatos y estas historias con una serie de reflexiones sobre si el azar, la suerte, o la casualidad, y todo lo que ello comporta en nuestras vidas, en nuestra propia existencia y en la de la humanidad entera, puede justificar que no tomemos una actitud proactiva para conducir nuestro destino que, podemos estar bien seguros, sigue estando en nuestras manos, y para modificar las condiciones progresivamente más deterioradas y los comportamientos, en ocasiones ciegamente interesados y en otras simplemente irreflexivos, que pueden llevar y, si no nos ponemos bien pronto manos a la obra, llevarán irremisiblemente a nuestra extinción como habitantes de este planeta.

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