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La enseñanza-aprendizaje de los fundamentos básicos del fútbol representa una gran responsabilidad para los entrenadores y jugadores de etapas formativas. Cada entrenador o coach aporta, de la mejor manera posible, su experiencia y conocimiento para que los jugadores aprendan y desarrollen sus habilidades desde edades iniciales en todos los entrenamientos.

Si nos detenemos a considerar todas las estructuras, formas y metodologías de enseñanza, podríamos encontrar miles de estructuras, una mejor que otra, con resultados diferentes.

Desde mi punto de vista, el uso de términos unificados en la enseñanza del fútbol nos da como resultado una ventaja comparativa y competitiva frente a una instrucción sin estructura ni términos claros hacia el alumno.

Cuando un jugador de fútbol aprende tecnicismos y conceptos unificados desde temprana edad y durante toda su formación, comprende de mejor manera las instrucciones de entrenadores y directores técnicos, tanto en las tareas de entrenamiento como en los partidos.

En el diseño de sesiones de entrenamiento, los entrenadores intentamos lucirnos para que el jugador aprenda la mayor cantidad de factores en una tarea, sin darnos cuenta de que lo confundimos y extraviamos el objetivo principal de la actividad.

Como entrenadores, nos gusta ver cómo los jugadores desarrollan su técnica y realizan con habilidad las tareas o los ejercicios, especialmente en lo referente al gesto técnico en definición. Pero, ¿qué pasa con esos jugadores que, a pesar de la continuidad, no alcanzan un gesto técnico de definición tan efectivo como lo requiere el juego? Cuando esto sucede, ¿nos hemos preguntado si el jugador carece de aptitudes técnicas para ser goleador o si le faltan fundamentos?

Para que el jugador alcance un gesto técnico de definición efectiva, debería conocer, reconocer, practicar, y en el mejor de los casos dominar, otros gestos técnicos y físicos primordiales, como desplazamiento, pase, recepción, cabeceo, precisión, conducción, control orientado, remate, dribling, regate, orientación, perfil, equilibrio, ritmo, reacción, visión periférica y sincronización temporal balón-rival.

Si el jugador no ha practicado o no ha desarrollado los fundamentos futbolísticos, ¿estamos enseñando correctamente este deporte a los jugadores en todas sus etapas de formación y perfeccionamiento? ¿Estamos asumiendo que tienen todo ese conocimiento al momento de enseñar y practicar fútbol? ¿Suponemos que los jugadores desde niños tienen un chip integrado con todo el conocimiento acerca del fútbol? ¿Es más simple entrenar jugadores por su habilidad innata para garantizar la inversión de nuestro tiempo, porque simplemente aprenden más rápido y tienen mejor futuro deportivo?

Con su metodología, este libro nos permite revisar y aprender términos esenciales para organizar ideas, y propone tareas básicas que nos permiten enseñar a partir de los términos o conceptos más sencillos para que el jugador o estudiante de fútbol sepa comprender y practicar todos los fundamentos de este deporte.

Francisco Rodríguez Re